viernes, 30 de marzo de 2018

¿Qué es el Antinomismo?

En estos tiempos modernos hay un grupo de teólogos liberales y sus (libros) e Iglesias con sus líderes rechazando el mandato de obedecer la Ley de Dios. Estos con conocidos como los antinominianos manifiestan su rechazo a la ley de varias maneras. Algunos acreditan que no tenemos obligación de obedecer la ley moral de Dios por que Jesús nos liberó de la Ley. Insisten en que la Gracia no solo liberta de la maldición de la Ley, sino también, nos liberta de la obligación de obedecerla. La Gracia en este caso se torna una licencia a la desobediencia.

La palabra antinomismo proviene de dos palabras griegas, anti, que significa “contra”; y nomos, que significa “ley.” Antinomismo significa “contra la ley.” Teológicamente, el antinomismo es la creencia de que no hay leyes morales que Dios espere que obedezcan los cristianos.

Esta  palabra se refiere a la práctica no bíblica de vivir sin la debida consideración de la rectitud de Dios, emplear la gracia de Dios como si fuera una licencia para pecar y confiar en la gracia para ser limpio del pecado. En otras palabras, ya que la gracia es infinita y somos salvos por gracia, entonces para el antinomianismo podemos pecar cuanto queramos y aún ser salvos.

El antinomismo lleva la enseñanza bíblica a una conclusión antibíblica. La enseñanza bíblica es que los cristianos no requieren la observancia de la ley del Antiguo Testamento como un medio de salvación. Cuando Jesucristo murió en la cruz, Él cumplió la ley del Antiguo Testamento (Romanos 10:4; Gálatas 3:23-25; Efesios 2:15). La conclusión antibíblica es que no hay ley moral que Dios espere que obedezcan los cristianos.

El apóstol Pablo trató con este problema del antinomismo en Romanos 6:1-2, “Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”

Esta idea es errónea porque, aunque como cristianos no estemos bajo la Ley (Ro. 6:14), todavía somos llamados a cumplir la ley como la Ley del amor (Ro. 13:8,10; Gál. 5:14; 6:2). Debemos amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, fuerza y mente, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Lc. 10:27) y, de este modo, evitar la ofensa del pecado que le costó a Dios su unigénito Hijo. Pablo habla contra la noción del antinomianismo en Romanos 6:1-2: No hemos de usar la gracia de Dios como una excusa para pecar; en lugar de esto, hemos de ser controlados por el amor de Dios y de esta forma traer el fruto del Espíritu Santo (Gál. 5:22-25).

El ataque más frecuente sobre la doctrina de la salvación solo por gracia, es que ésta alienta el pecado. La gente puede preguntarse,  ‘Si soy salvado por gracia y todos mis pecados son perdonados, ¿por qué no pecar todo lo que quiera?’ Esa lógica no es el resultado de una conversión verdadera, porque la verdadera conversión produce un mayor deseo de obedecer, y no lo contrario. El deseo de Dios  y nuestro deseo cuando somos regenerados por Su Espíritu es que nos esforcemos por no pecar. En gratitud por su gracia y perdón, deseamos agradarle. Dios nos ha dado su infinitamente grandioso regalo de la salvación a través de Jesucristo (Juan 3:16; Romanos 5:8). Nuestra respuesta es consagrar nuestras vidas a Él mediante el amor, la adoración y gratitud por lo que Él ha hecho por nosotros (Romanos 12:1-2). El antinomismo es antibíblico porque aplica equivocadamente el significado de la gracia y el favor de Dios.

Una segunda razón por la que el antinomismo es antibíblico, es que hay una ley moral que Dios espera que obedezcamos. 1 Juan 5:3 nos dice: “Pues este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.” ¿Cuál es esta ley que Dios espera que obedezcamos? Es la ley de Cristo  “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” (Mateo 22:37-40). No, no estamos bajo la ley de Antiguo Testamento. Sí, sí estamos bajo la ley de Cristo. La ley de Cristo no es una extensa lista de códigos legales. Es una ley de amor. Si amamos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con toda nuestra fuerza, no haremos nada que lo ofenda. Si amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, no haremos nada que los dañe. Obedecer la ley de Cristo no es un requerimiento para ganar o mantener la salvación. La ley de Cristo es lo que Dios espera de un cristiano.

El antinomismo es contrario a todo lo que la Biblia enseña. Dios espera que vivamos una vida de moralidad, integridad y amor. Jesucristo no liberó de los onerosos mandamientos de la ley del Antiguo Testamento, pero eso no es una licencia para el pecado, sino más bien un pacto de gracia. Debemos luchar para vencer el pecado y cultivar la justicia, dependiendo de la ayuda del Espíritu Santo. El hecho de que somos liberados por gracia de las demandas de la ley del Antiguo Testamento, debe tener como consecuencia el vivir nuestras vidas en obediencia a la ley de Cristo. 1 Juan 2:3-6 dice, “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.”

Huellas de tal pensamiento son evidentes en el Nuevo Testamento. La espiritualización de la ley en el único precepto del amor a Dios, enseñado y ejemplificado por Jesús, estimuló a algunos entusiastas devotos a creer que habían sido exaltados hasta tal altura de espiritualidad y a tal dominio del amor a Dios que no necesitaban tener en cuenta los preceptos morales o la conducta externa. El duro conflicto de Pablo con los judaizantes respecto a las ceremonias judaicas, podía hacer creer a sus partidarios más anti-judaicos que el esfuerzo para mantener la ley no sólo era inútil sino que vaciaba el evangelio de la gracia en Cristo Jesús. Es probable que alguna de tales perversiones de la enseñanza de Pablo se contemple en 2 Pedro 3:16. Los miembros de la iglesia de Corinto que estaban enorgullecidos y no se afligieron por la persona incestuosa, así como las facciones culpables de unión abominable (1 Corintios 5:1-6) eran probablemente antinomianos y de semejante tendencia eran sin duda los nicolaítas (Apocalipsis 2:2,15), los que sostenían la enseñanza de Balaam (Apocalipsis 2:14) y los que toleraban a Jezabel (Apocalipsis 2:20).

La enseñanza de Pablo de que los cristianos son libres de la ley es en ocasiones mal interpretada como antinomiana. Pero Pablo venera la ley de Dios, y enseña a los creyentes, quienes son libres de la ley como sistema para salvación, a que la guarden como muestra de agradecimiento por la salvación que se les ha brindado libremente, y porque la santidad según definida por la ley es un llamado a los cristianos.

Una característica central de las iglesias y de la predicación y enseñanza bíblica modernas es el antinomianismo, una posición contraria a la ley. El antinomiano piensa que la fe libra de la ley al creyente, y este no está fuera de la ley sino más bien muerto a la ley.

No hay absolutamente ninguna garantía en las Escrituras para el antinomianismo. La expresión «muerto a la ley», en verdad está en las Escrituras (Gál. 2:9; Ro 7:4), pero se refiere al creyente en relación a la obra expiatoria de Cristo como el representante y sustituto del creyente; el creyente está muerto a la ley como acusación, como sentencia de muerte en contra suya, pues Cristo murió por él, pero el creyente está vivo a la ley en cuanto a la justicia de Dios. El propósito de la obra expiatoria de Cristo fue restaurar al hombre a una posición de guardar el pacto en lugar de romperlo, capacitar al hombre para guardar la ley al libertarlo «de la ley del pecado y de la muerte» (Ro 8:2), «para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros» (Ro 8:4). El hombre es restaurado a su posición de cumplidor de la ley. La ley, pues, tiene una posición de centralidad en la formulación de cargos contra el hombre (sentencia de muerte contra el hombre pecador); en la redención del hombre (el hecho de que Cristo, aunque fue perfecto cumplidor de la ley como el nuevo Adán, murió como sustituto del hombre), y en la santificación del hombre (proceso en que el hombre crece en la gracia conforme crece en su observancia de la ley, porque la ley es el camino a la santificación).

Entonces en conclusión el antinomianismo es una designación comparativamente moderna para varios tipos de pensamiento ético en los cuales la hostilidad hacia la ley de Moisés (incluyendo el Decálogo) y a los principios incorporados ha desembocado en una enseñanza y práctica inmoral.
Si me amáis, guardad mis mandamientos. Jn. 14:15
Textos a leer: Ro. 3.27-31; 6.1, 2; 1 Jn. 2.3-6; 5.1-3 
Más recursos para su información en el siguiente enlace de Richard Baxter, Benjamín Cox, William Mason,  Charles Spurgeon Antinomianism ZIP
Soli Deo Gloria


miércoles, 28 de marzo de 2018

¿Es Bíblico el Dispensacionalismo?

El dispensacionalismo es un sistema de teología que tiene dos características principales. (1) Una consistente interpretación literal de la Escritura, especialmente de la profecía bíblica. (2) Una distinción entre Israel y la iglesia dentro del programa de Dios.

(1) Los dispensacionalistas sostienen que su principio de hermenéutica es el de la interpretación literal. “Interpretación Literal” significa dar a cada palabra el significado que comúnmente tendría en el uso cotidiano. Los símbolos, figuras del lenguaje y tipos son todos interpretados sencillamente bajo este método, y no son en manera alguna contrarios a la interpretación literal. Aún los simbolismos y figuras del lenguaje tienen interpretaciones literales contenidas en ellas.

Hay por lo menos tres razones por las que esta es la mejor manera de ver la Escritura. Primero, filosóficamente, el propósito del lenguaje en sí parece requerir que lo interpretemos literalmente. El lenguaje fue dado por Dios con el propósito de poder comunicarse con el hombre. La segunda razón es bíblica. Cada profecía acerca de Jesucristo en el Antiguo Testamento, fue cumplida literalmente. El nacimiento de Jesús, Su ministerio, Su muerte y Su resurrección, todas ocurrieron exacta y literalmente como fueron predichas en el Antiguo Testamento. No hay ningún cumplimiento no literal de estas profecías en el Nuevo Testamento. Este es un fuerte argumento a favor del método literal. Si no se utiliza la interpretación literal en el estudio de las Escrituras, entonces no hay un denominador común por el cual se pueda entender la Biblia. Cada y toda persona podría interpretar la Biblia como le acomodara. La interpretación bíblica denigraría en “lo que este pasaje me dice a mí....” en vez de “la Biblia dice...” Tristemente, este es ya el caso en lo que actualmente se conoce como interpretación bíblica.

(2) La dispensación Teológica cree que hay dos clases del pueblo de Dios: Israel y la Iglesia. Los dispensacionalistas creen que la salvación siempre ha sido por fe (En Dios en el Antiguo Testamento, y específicamente en Dios Hijo en el Nuevo Testamento). Los dispensacionalistas sostienen que la Iglesia no ha reemplazado a Israel en el programa de Dios y las promesas a Israel en el Antiguo Testamento no han sido transferidas a la Iglesia. Ellos creen que las promesas que Dios hizo a Israel (de la tierra, muchos descendientes y bendiciones) en el Antiguo Testamento serán finalmente cumplidas en el período del milenio del que se habla en Apocalipsis 20. Creen que así como Dios en la época actual enfoca Su atención en la Iglesia, Él nuevamente en el futuro, enfocará Su atención en Israel (Romanos 9:11).

Usando este sistema como base, los dispensacionalistas entienden que la Biblia está organizada en siete dispensaciones; Inocencia (Génesis 1:1 – 3:7), Conciencia (Génesis 3:8 – 8:22), Gobierno Humano (Génesis 9:11 – 11:32), Promesa (Génesis 12:1 – Éxodo 19:25), Ley (Éxodo 20:1 – Hechos 2:4), Gracia ( Hechos 2:4 –Apocalipsis 20:3), y el Reino Milenial (Apocalipsis 20:4 – 20:6). Nuevamente, estas dispensaciones no son medios para la salvación, sino maneras en las que Dios se relaciona con el hombre. El dispensacionalismo como un sistema, resulta en una interpretación premilenial de la Segunda Venida de Cristo, y usualmente una interpretación pretribulacional del Arrebatamiento.
LAS PROMESAS DE DIOS 
Primera parte
Segunda parte
EL PROPÓSITO DE DIOS
Primera Parte
Segunda Parte
Tercera Parte
Cuarta Parte
LA IGLESIA DE DIOS
Primera Parte
Segunda Parte
EL ISRAEL DE DIOS
Primera Parte
Segunda Parte
EL SION DE DIOS
LA GRACIA DE DIOS
LA LEY DE DIOS
Primera Parte
Segunda Parte
Tercera Parte
Cuarta Parte
LA PALABRA DE DIOS
Primera Parte
Soli Deo Gloria


Imitando la devoción y fe de los santos del pasado

En verdad que sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría. (Job 12:2)

Pregunta, te ruego, a las generaciones pasadas, y considera las cosas escudriñadas por sus padres. (Job 8:8) 

En nuestros días, deberíamos prestar "más atención" a las cosas que fueron dichas por nuestros hermanos en el pasado y consideras sus caminos de devoción y sabiduría.

La generación actual haría bien en prestar atención a lo que las Escrituras y las generaciones piadosas anteriores han dicho. Muchos hoy podrían encontrar su beneficio en estas voces del pasado que tienen una verdad importante para impartir sabiduría en estos días.

Por muchas generaciones voces se han levantado para lamentar la condición espiritual de la Iglesia. La mundanalidad en todas sus variadas formas y expresiones ha ahogado el testimonio de los cristianos profesos, y el mundo mira una mezcla de deleite y desprecio mientras se burlan: "usted no es diferente de nosotros". Lamentablemente, tienen razón.

Mil remedios hoy están siendo propuestos y probados: Programas, estilos de vida, retiros, conferencias, alianzas, camisetas, calcomanías, sitios web, podcasts, blogs, grupos pequeños, grupos grandes, sesiones de capacitación e incontables más que terminan siendo poco más que débiles intentos de hacer que la "iglesia" sea más atractiva para los perdidos con la esperanza de que la simpatía será un sustituto suficiente para llegarles con el evangelio el cual es falso, según sus proponentes es para mantener sus miembros  en sus Iglesias.

En el día de hoy, un buen lector cuidadoso del Nuevo Testamento puede observar el estado actual de la iglesia, y puede estar convencido de lo que le falta ahora es una gran espiritualidad.

La línea de separación entre la iglesia y el mundo se vuelven cada vez menos perceptibles, del carácter del cristianismo genuino, tal como se expone desde los púlpitos en el día de hoy.

¿Cómo se puede remediar esto, y de qué manera se debe revivir el espíritu de piedad? ¿Cómo surgió este sueño sobre la iglesia? ¿No fue desde el púlpito? Y si un avivamiento ha de tener lugar en la iglesia, ¿no debe comenzar en el púlpito? Y así revivir la tibieza del rebaño del Buen Pastor?

"Entonces comencemos, donde en verdad debemos comenzar, con nuestra devoción misma, ¿cuál debería ser la piedad de ese hombre, sobre el estado de cuyo corazón depende en un pequeño grado la condición espiritual de toda una comunidad cristiana? Si buscamos las fuentes de poder, descubriremos que están en el ardor de su devoción. Y los hombres en el pasado eran hombres de oración y de fe. Pasaron horas, días en comunión con Dios, de donde descendieron como Moisés a la gente en radiante de la gloria en la que ellos mismos habían estado mirando fijamente. Estaban donde podían mirar las cosas invisibles y eternas.

Si hoy viéramos un renacimiento del poder desde el púlpito, debe ver en primer lugar un renacimiento de piedad de quienes lo ocupan. Lamentamos la falta de piedad que es real y evidente en el día hoy.

La mundanalidad impregna a la Iglesia de nuestros días, y su resultado se hace notar en que dejaron de ser sal y luz.

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”  (Mat 5:13-16

Hoy debiéramos tomar el ejemplo de Cristo y de los santos hombres que nos dejaron un legado.

Sed imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo. 1 Corintios 11:1
Acordaos de vuestros guías que os hablaron la palabra de Dios, y considerando el resultado de su conducta, imitad su fe. Hebreos 13: 7
Demostrando ser ejemplos del rebaño. 1 Pedro 5: 3

TEXTOS DE REFERENCIAS: 

Job 6:24-25, Job 8:8-10, Job 11:2, Job 11:6, Job 11:12, Job 15:2, Job 17:4, Job 20:3, Job 32:7-13; Prov. 28:11; Is. 5:21; 1 Cor. 4:10, 1 Cor. 6:5
Soli Deo Gloria



lunes, 12 de marzo de 2018

Un Dios de la Verdad

Dios es un Dios de verdad (Deuteronomio 32: 4

Cristo es llamado Dios verdadero en 1 Juan 5:20  Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el Verdadero Dios, y la vida eterna.

Es llamado Dios verdadero así en oposición a  las deidades ficticias, y aquellos que solo lo son por su nombre u oficio, pero no por naturaleza; mientras que él es verdadero y propiamente Dios, como aparece por sus nombres y naturaleza, por sus perfecciones, obras y adoración, atribuidas a Él; la verdad de todos los tipos, promesas y profecías, que todos tienen su realización en él; la suma y el contenido de todas las verdades y doctrinas, de quienes todos proceden, y en quienes todos se centran como el objeto de la fe, y el autor y consumador de ella; y quien es fiel, como el Dios - hombre y Mediador, al que lo nombró y confio a  todos los elegidos de Dios, con todas las promesas y bendiciones de gracia para ellos, con la plenitud de la gracia para comunicarles, con la gloria de Dios en su salvación, y en un futuro la felicidad final; y es fiel en el cumplimiento de sus funciones de profeta, sacerdote y Rey.

Y todos los que lo adoran deben adorarlo en "Espíritu y en verdad" (Juan 4:23). Se podría haber dicho que Cristo mismo es "la Verdad". (Juan 14: 6)" La gracia y la verdad" vinieron por el Señor Jesús y se lo describe como "lleno de gracia y de verdad" (Juan 1:14 y 17) Pero el que es Él mismo "la Verdad" no puede separarse o creída aparte de la "palabra de verdad". Pablo les dijo a los Efesios, "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación".  (Efesios 1:13). No podemos creer en Aquel de quien no hemos escuchado. (Romanos 10:14) Además, si lo nota, la "palabra de verdad" es "el evangelio de su salvación." ¡Se trata de pecadores y las "noticias"!  Muy ¡Buenas noticias! A los pecadores en la esclavitud del pecado, Satanás y la justicia propia y nos declara: "¡Dios te ha salvado! " La verdad tiene que ver con algo que Dios ha hecho. Son las buenas nuevas de tu salvación a través de los sufrimientos y la muerte sustitutiva de Cristo el Salvador. Cuando Dios nos trae esta noticia y nos da fe para creerla, ¡es una buena noticia de nuestra liberación total y eterna de todos nuestros pecados, de todas nuestras asociaciones con Adán y de todos nuestros esfuerzos para establecer nuestra propia justicia! La verdad no es solo acerca de Cristo mismo en su persona gloriosa como el Hombre Dios, sino también de lo que hizo en esa humanidad perfecta. Él nos salvó, salvó a su pueblo de sus pecados, nos salvó y ahora nos llama a él para disfrutar plenamente de su don, y nos lo revela por "el Espíritu de verdad". Él declara esto diciendo: "conoceréis la verdad" y la verdad os hará libres "(Juan 8: 32) Todo su pueblo es separado y distinguido del mundo por este evangelio que lo glorifica a Él, y les proclama las cosas que les fueron dadas gratuitamente en Cristo. "Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad." (Juan 17:17) Muchos dicen algunas cosas verdaderas, pero la verdad tiene que ver con el Salvador y su exitosa tarea de salvar todo lo que el Padre le dio en ese pacto eterno. Se trata de la verdad redentora, la verdad de su dignidad y el trabajo como mediador entre Dios y los hombres. La característica peculiar de la verdad es que lo glorifica y abduce al hombre. Todos los que predican la verdad lo hacen  "con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad" (2 Timoteo 2:25).


El SEÑOR está cerca de todos los que le invocan, de todos los que le invocan en verdad. (Salmo 145:18)
Soli Deo Gloria



sábado, 10 de marzo de 2018

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El Principio Regulador de la Iglesia (CBL 1689)

Prefacio

El tema  anunciado  para  la  conferencia  de hoy  es: Las Implicaciones de la Fe Reformada para  la Vida  de la Iglesia. ¡Obviamente este tema  es muy amplio!  Sin embargo, ha  sido necesario seleccionar el tema  de  una manera mucho más específica,  para  presentárselo ahora. No obstante, al seleccionar el tema en forma más específica,  no fue necesario  llegar a ser simplista o desequilibrado en mi tratamiento del asunto, porque este es un punto en el cual la Fe Reformada ha hecho  una contribución única a la eclesiología.  Esta perspectiva distinta de la Fe Reformada es conocida como  "El Principio Regulador de la Adoración".

Entonces, mi propósito es hablarle acerca del principio regulador, pero me estoy tomando la libertad de ampliar el tema  de estas lecturas,  a lo  que yo he  llamado  "el principio regulador de  la adoración",  Pero  he  ampliado mi tema  de esta manera, debido a que creo que el principio regulador de la adoración, es tan solo una importante dimensión de lo que puede ser más apropiadamente, comprensiblernente, y bíblicamente entendido como  "El Principio Regulador de la  Iglesia".

La justificación  de este  título deberá  esperar hasta su  exposición  bíblica. Pero, espero que sea obvio  para  usted,  aún ahora  que,  bíblicamente hablando, la adoración y la iglesia están relacionadas inseparablemente. Espero  mostrarle que  la iglesia es el templo de Dios;  y que  es este hecho  el que  trae ambos,  su adoración y su organización,  bajo la especial regulación de la Palabra  de Dios. Si no somos  capaces  de ver esta conexión, perderemos mucho de las grandes implicaciones   del principio  regulador de la iglesia hoy en día.

Es mi intención exponer El Principio Regulador de la Iglesia bajo los siguientes cinco  encabezados principales:

1.  Su Significado  Histórico

2. Su Marco Teológico

3. Su Soporte Bíblico

4. Su Necesaria Clarificación

5. Su Aplicación Práctica

1.  Su Significado Histórico

Este principio emergió primero en las controversias entre los Reformados  y los Luteranos en Europa, pero  le fue dado  un  agudo  enfoque en los debates entre los Puritanos y los Anglicanos a finales del siglo XVI  y XVII en Inglaterra.

Por lo  tanto, el principio regulador tomó  su forma clásica y definitiva en las confesiones Reformadas formuladas en el siglo XVII.  Este principio es declarado con idéntico lenguaje el capítulo 21, párrafo  1   de la Confesión de Westminster y en el capítulo 22,  párrafo  1   en la Confesión  Bautista  de Londres de  1689.

"La luz de la naturaleza muestra que hay un Dios que tiene señorío y soberanía sobre todo, es justo, bueno y hace bien a todos, y que, por tanto, debe ser temido, amado, alabado, invocado, creído, y servido con toda el  alma, con todo el  corazón y con todas las fuerzas. Pero el modo aceptable de adorar al verdadero Dios es instituido por él mismo, y está  tan limitado  por su  propia voluntad  revelada, que no se debe adorar a Dios conforme a las imaginaciones e  invenciones de los hombres  o a las sugerencias de Satanás,  bajo  ninguna  representación visible o en ningún  otro modo no prescrito en las Santas Escrituras".

Esta declaración puritana puede ser mejor encendida, a través de contrastarla con la declaración  de la Iglesia de Inglaterra,  que se encuentra en los 39 Artículos. El artículo 20 de la declaración  de los 39 Artículos de la Iglesia de Inglaterra dice: "La Iglesia tiene el poder para decretar ritos y ceremonias  y autoridad en las controversias de fe. No  obstante, no es legal para la Iglesia ordenar  ninguna  cosa contraria a la Palabra escrita de Dios".

G.I. Williamson utilizó y popularizó el principio puritano ejemplificado en las siguientes palabras: “Lo que es mandado es correcto, y lo que no es mandado es incorrecto". James Bannerman  proveyó el siguiente contraste entre la doctrina  Puritana sobre este asunto (contenida en nuestra confesión) y la doctrina  anglicana.

"En el caso de la Iglesia de Inglaterra, su doctrina con respecto al poder de la Iglesia en la adoración  de Dios es, que ella tiene el derecho de decretar todo, excepto aquello que es prohibido por la Palabra de Dios. En el caso de nuestra propia iglesia, su doctrina con referencia al poder de la Iglesia en la adoración de Dios es que, ella no tiene el derecho de decretar nada,  excepto aquello que expresamente o que implícitamente es mandado por la Palabra de Dios".
G.I. Williamson ayudó  ilustrando  la diferencia entre la comprensión Puritana y Anglicana del principio  regulador,  a través del siguiente diagrama:

EL PRINCIPIO  REGULADOR



La diferencia entre Puritanos y Anglicanos puede ser completamente ilustrada por medio de  dos  constructores intentando  edificar  el  templo de Dios.  El Sr. Anglicano debe  usar los materiales de la Palabra de Dios,  pero  no tiene  un anteproyecto y puede  usar otros materiales. El Sr. Puritano debe  usar solo  los  materiales de la Palabra de Dios  y tiene  un anteproyecto.  No  se necesita un genio especial para discernir que, los dos edificios terminados  diferirán drásticamente,  o para discernir cuál de los dos será más agradable a Dios.

2. Su Marco Teológico

Introducción
Me parece que  uno  de los mayores obstáculos intelectuales con  los cuales los  hombres  son  impedidos  de abrazar  el principio  regulador,  es que éste involucra la idea de que la iglesia y su adoración  son ordenadas y reguladas en una manera  diferente del resto de la vida. Para el resto de la vida Dios da grandes preceptos y principios generales de Su Palabra, y dentro de ciertos límites de estas direcciones, les permite ordenar sus vidas como mejor les parece a ellos. El no les da direcciones a cada instante acerca de cómo ellos edificarán sus casas o cómo seguirán sus vocaciones seculares.

Por otro lado, el principio  regulador implica una limitación a  la iniciativa humana  y la libertad que no caracteriza el resto de la vida. El principio regulador claramente asume que hay una distinción entre la iglesia, la adoración que le ha sido  ordenada,  y el resto  de la sociedad humana  y la  conducta que le caracteriza. De este modo, el principio  regulador está sujeto a ser rechazado por los hombres,  como  si fuera opresivo, extraño y por lo tanto, sospechoso de estar en desacuerdo  con los tratos de Dios con la raza humana en el resto de la vida.

Esta característica del principio regulador, hace que sea absolutamente necesario comenzar  nuestro estudio de su fundamento  bíblico, mostrando su marco teológico. En otras palabras, debemos  comenzar  por afirmar  terminantemente que hay una realidad única para la iglesia y su adoración,  la cual demanda  que ésta sea especialmente ordenada, en la manera como el principio regulador asume. Esta realidad única de la iglesia, es que la iglesia es el lugar de la presencia especial de Dios y ella es, por lo tanto, la casa o el templo de Dios. Una vez que hemos  comprendido la peculiar  cercanía de la iglesia a Dios,  su santidad especial comparada con el resto de la sociedad humana;  entonces no estaremos sorprendidos por el hecho que ella sea regulada especialmente por Dios. Antes bien, parecerá  eminentemente apropiado  que la iglesia corno la propia casa de Dios, debería ser regulada por la inmediata dirección de Dios. Parecerá más adecuado  que la iglesia como  el templo  santo  de Dios, debería ser objeto de una especial y detallada regulación por Su Palabra.
Mi intención  bajo este segundo  encabezado es mostrar  el marco  teológico del principio regulador de la iglesia,  bajo dos puntos específicos:

A.  El carácter  especial de la Iglesia de Dios como el lugar de su presencia especial. (Mat.18:20)
B.  La regulación distintiva de la Iglesia de Dios como  el lugar de su presencia especial. (lTim.3:15).

A. El carácter especial de la Iglesia de Dios como  el lugar de su presencia especial

Mateo  18:20  "Porque donde están  dos o  tres  congregados  en mi  nombre,  allí estoy en medio de ellos".

Mateo  18:15-20 es uno  de los primeros pasajes en el Nuevo  Testamento donde  el término   iglesia es usado;  y este pasaje contiene  la primera mención  explícita de la  iglesia local en el Nuevo Testamento.  Culmina en la gran promesa del versículo 20. Es muy evidente que ésta es una promesa de la presencia especial de Cristo.  Por favor,  note tres cosas acerca de esta promesa.

l. Su Limitación Específica

La promesa del versículo 20 viene unida a una clara condición o limitación,  "Porque  donde  están dos o tres congregados  en mi nombre,  allí estoy en medio  de ellos." La limitación  establecida  que se encuentra  en estas  palabras es la asamblea de la iglesia local, la reunión  formal o pública del pueblo  de Dios. ¿Sobre qué  bases afirmo  que estas  palabras especifican  la  asamblea  de una iglesia local?  Permítame  señalarle tres razones de esta afirmación.

La primera es el contexto asumido  en el versículo 20. El pasaje desde el versículo 17 está tratando con la iglesia local. Mateo 18: 17-19 "Y si no oyere a ellos,  dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia,  tenle por étnico y publicano.  De cierto os digo que todo lo que ligareis en la tierra, será ligado en el cielo; y todo Lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo.  Otra vez os digo,  que si dos de vosotros se convinieren en la tierra, de toda cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos".

El "dos o tres" mencionado en el versículo  20, es una manera  gráfica de enfatizar que,  aún  la más  pequeña  iglesia local que  pudiera  concebirse, posee esta gran promesa  de Cristo.

La segunda es el verbo usado en el versículo 20. Las palabras  "están congregados"  (reunidos en asamblea),  son una traducción de la raíz verbal de donde  se deriva,  en  el  inglés y en el  griego,  la palabra  sinagoga.  La iglesia cristiana es, en efecto,  llamada sinagoga en Stg.  2:2, donde  la misma  raíz verbal es usada: “Porque si en vuestra congregación  (o sinagoga) entra... ''.

La tercera razón por la cual afirmo que las palabras del versículo 20 señalan la asamblea formal de una iglesia local, es la calificación que se le da en el versículo  20.  Me estoy  refiriendo  a las palabras  "en  mi nombre".   Mateo 10:41  nos provee un uso paralelo de esta frase: “El que recibe profeta en nombre de profeta,  merced de profeta  recibirá; y el que recibe justo  en nombre  de justo, merced de justo  recibirá".

Recibir a un profeta en el nombre  de profeta, significa recibirle en su carácter oficial de profeta, recibirle a causa de que es un profeta. No es por lo tanto, cualquier asamblea de personas, o cualquier reunión  de creyentes la que cumple la condición  específica de esta promesa, sino la reunión  en el nombre de Cristo. Entonces, esta frase tiene referencia a la reunión  del pueblo de Dios en su carácter oficial, como Su iglesia y bajo Su autoridad. Esta frase designa la asamblea como una que es oficialmente,  formalmente e intencionalmente reunida como pueblo de Cristo y bajo Su autoridad. Un comentarista tuvo claramente visto el significado de esta frase cuando  dijo que reunirse en el nombre de Cristo "es un sinónimo para la nueva sociedad.  La iglesia es un cuerpo de hombres  reunidos  por una común  relación hacia el nombre  de Cristo;  es una sinagoga cristiana''  (A.B.  Bruce, Los Evangelios Sinópticos,  pág.  241).

Permítame  ilustrar el significado de esta frase. Hace varios años trabajaba en un gran almacén, junto con otros creyentes.  El almacén era propiedad y operado por la empresa Amway. A menudo  nos reuníamos y comíamos juntos  a la hora del lonche,  comenzábamos este tiempo  con oración, y ocupábamos el resto del tiempo hablando acerca de asuntos bíblicos. Había  más de dos o tres entre nosotros.  Sin embargo,  aquella reunión a la hora del lonche, no era en el nombre de Cristo, en el significado del texto que estamos viendo. Ciertamente, aquella era una verdadera  reunión  de creyentes,  pero era una reunión de creyentes en el nombre de la empresa Amway y con motivo de estar hambrientos, pero no era una reunión  en el nombre  de Cristo. Nosotros nos habíamos reunido  como empleados  de la empresa Amway y no como el pueblo oficial de Cristo. No podríamos  por ningún  derecho bíblico reclamar la promesa de Mat.18:20.  La limitación especificada de esta promesa, es la reunión de una iglesia  local oficialmente  en el nombre  de Cristo, debido  a que ellos son una iglesia,  y en su carácter como  una iglesia.  Esto, y solo esto, es la condición la cual debe ser encontrada para reclamar esta promesa.

II. Su Clara  Implicación

La clara implicación  de esta promesa es que el Señor Jesucristo en su identidad como el eterno Hijo de Dios, está prometiendo la presencia especial de Dios a la iglesia. Esta es la implicación  de la promesa misma.  ¿Quién sino Dios mismo podría guardar una promesa corno ésta? ¿Quién sino Dios podría decir, "Donde quiera, a través de todo el ancho mundo,  mis discípulos podrán reunirse hasta el fin del siglo, y allí estaré Yo presente"?

Esta es la implicación a que aluden  los tipos y promesas del Antiguo Testamento. Recordemos  pasajes como el Salmo 46:4-5: “Del río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios,  el santuario de las tiendas del Altísimo.  Dios está en medio de ella... "Recordemos también  Isa.12:6  "Regocíjate y canta, oh moradora de Sión; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel". Pensemos en Jer.14:9 "Tú empero estas entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu nombre, no nos desampares". Veamos Os.11:9  "No ejecutaré el furor de mi ira, no volveré para destruir Efraím; porque Dios soy y no hombre; el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad''.  Consideremos Sof.3:5  'Jehová justo en medio de ella,  no hará iniquidad;  de mañana sacará a luz su juicio,  nunca falta... "y  también Zac.2:10  "Canta y alégrate,  hija de Sión; porque he aquí vengo, y  moraré en medio de tí, ha dicho Jehová". Cuando Cristo da la promesa contenida en Mateo 18:20, hay una clara alusión  a los tipos y profecías del Antiguo Testamento.

Pero nosotros también  sabemos que esta es una promesa de la presencia especial de Dios con su pueblo,  debido a la identidad de El que habla.  Juan 1:1 y 14 afirman claramente la identidad de Jesús.

Juan 1: 1  "En  el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios".
Juan  1: 14  "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó  entre nosotros  (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad".

Dos cosas son afirmadas en estos textos. Primero, estos textos afirman que Jesús es Dios. Segundo, estos textos afirman  que Jesús es el cumplimiento de los Tipos y sombras del Antiguo Testamento. Cuando  nosotros leemos de la Palabra,  habitó  (la palabra  griega es 'tabernáculo'  en la forma  de un verbo) entre nosotros, somos informados que en Jesús tenemos el nuevo y más grande tabernáculo,  y el nuevo y más grande templo  por medio del cual Dios mora entre su pueblo.

En Mateo 18:20 Jesús promete que su propia presencia, es la presencia de Dios  con su  iglesia.  Ahora,  permítame aclarar el claro significado  de esto. Aunque Dios está presente en todas partes del mundo  y en la sociedad humana,  no obstante, esta promesa  significa que El está presente en una manera especial con  su iglesia.  La iglesia reunida  es un  lugar  santo.  Esta es la posesión especial de Dios, con una   relación peculiar hacia Dios. De todas las altas y solemnes y ennoblecedoras realidades que rodean la adoración  evangélica, la más grande y por lo tanto, la realidad  controladora es que Dios está presente en forma especial en su santidad y gracia.  Esto nos conduce al tercer punto  acerca de la promesa de Mateo  18:20.

III. Sus Consecuencias Escriturales

Si Cristo está presente en medio de la reunión  de cada iglesia local, la necesaria consecuencia  escritural de esto es que,  El debe  ser adorado  en la iglesia local que se reúne.  De este modo,  en la promesa de su presencia, existe la institución divina de la adoración  del Nuevo Pacto. Esta  promesa contiene la institución divina  de la adoración  del Nuevo  Pacto por  tres razones.  Por medio de estas tres razones, también  comprenderemos algo de la profundidad y riqueza de esta promesa.

Primero,  donde  Dios  se manifiesta a sí  mismo  a su  pueblo  en una manera  especial, El  debería  ser  adorado.  Génesis  12:7  registra,   "Y apareció Jehová a Abram y le dijo: A tu simiente daré esta tierra.  Y edificó allí un altar a Jehová,  que le había aparecido". Josué 5: 13-15  registra la aparición  del  capitán de las huestes del Señor a Josué.  En respuesta nosotros leemos,  "Entonces Josué postrándose sobre su rostro en tierra le adoró; y díjole: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita tus zapatos de tus pies; porque el lugar donde estás es santo.  Y Josué lo  hizo  así".  En  muchos pasajes (Éxodo 25:8-9,21-22; 29:42-43; 30:6,36; 40:34-38; Lev.16:2; Núin.17:4)  el Tabernáculo es descrito por Dios como el lugar donde  "me declararé a ti", el lugar  "donde Yo te testificaré de mi". Obviamente, por lo tanto, el tabernáculo  era por estas razones el lugar de la adoración  formal. Una parte principal de la dedicación  del templo de Salomón como un lugar de adoración en l Rey.8, es para decirnos  como  "la nube llenó la casa de Jehová", y como  "la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová':

El  mismo principio puede ser ilustrado en el Nuevo  testamento.  Recuerde usted cuando en Luc. 5: 1-11  el Señor Jesús manifestó su gloria a Pedro en la pesca milagrosa, a lo cual Pedro respondió  con adoración.  El versículo 8 registra:   "lo  cual viendo Simón Pedro,  se derribó  de  rodillas  a Jesús,  diciendo: Apártate de mi, Señor, porque soy hombre pecador". Recuerde usted la visión del Señor ascendido  dada al apóstol Juan  en Apo. 1: 11-17.  Aquí Jesús es visto  en su gloria con su atavío de Sumo  Sacerdote,  caminando en medio de los siete candeleros de oro (vers.12-13).  Para Juan,  estos  siete  candeleros  son las siete iglesias locales, a quienes se ha enviado sus mensajeros (o ángeles) (Apo. 1:20). Estas imágenes aseguran  a cada iglesia local, la presencia de Cristo  resucitado en medio de ellas.  Sin embargo,  no debe perderse de vista que la escena completa de esta visión,  es derivada de las imágenes de la adoración del templo,  en el Antiguo Testamento. Jesús está vestido  como  Sumo  Sacerdote;  sus  iglesias son presentadas como candeleros; y así el marco es claramente, el marco de la adoración.

La segunda razón de porque  esta promesa contiene la institución divina de la adoración  del Nuevo Pacto es que, donde Dios causa que su nombre sea recordado, allí hay un lugar de adoración  (Vea Ex.20:24-26; Deut.12:5-8; 16:5-6;  26:2,10; 1 Rey.8:16-20,29; Mal.1:6-14 con  lTim.2:8).

La tercera  razón  de porque  nosotros conocemos  que  esta promesa constituye la institución divina  de la adoración del Nuevo  Pacto es que,  la presencia  de  Cristo  constituye  la  iglesia  como  un  templo   de  Dios  (Vea l Cor.3:16; Ef. 2:19-22;  l Pe.2:5;  2 Cor.6:16;  l Cor.14:25).

  Frecuentemente  se dice que en el Nuevo  Pacto Dios ya no tiene un templo literal, un lugar geográfico donde  haya puesto su nombre  y mandado que El debería ser adorado.  Esto es, por supuesto, verdad en un sentido muy importante, pero no debería  pensarse que esto signifique que toda adoración formal o pública  de Dios ha sido abolida.  Aún  hay un lugar espiritual y un templo  espiritual donde  Dios ha puesto su nombre.  Donde  dos o tres estén reunidos  en el nombre  de Cristo, allí hay un lugar de adoración,  allí hay un templo de Dios, allí hay un lugar espiritual donde  Dios debe ser adorado.

No debemos  perder de vista el impacto práctico de esta realidad. Antes bien,  tendríamos que decir con Jacob,"  Ciertamente el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía...  jCuán  terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo".  (Gén.28: 16-19).

Las asambleas de la iglesia nunca  deben ser vistas en una manera común o profana.  La presencia prometida de Dios nos enseña la santidad de las reuniones  formales  de la iglesia.  Las asambleas de la  iglesia  son  santas.  Ellas son  puestas  aparte para ser diferentes que las asambleas o reuniones  de cualquier otra sociedad. Por lo tanto,  estas reuniones deben ser vistas en una forma muy  diferente. Además,  nuestra conducta en ellas debe ser regulada  en una forma distinta. Si la tierra sobre la cual pisamos en las asambleas de la iglesia, es una tierra santa, entonces nosotros debemos  quitar  nuestro calzado (debemos estar con gran temor y reverencia).

Esto me conduce  al segundo punto específico del marco teológico del principio regulador:

B. La regulación distintiva de la Iglesia de Dios como el  lugar de su presencia especial.  (1 Tim.3: 15)

1Tim. 3: 15  “ … para que si tardo,  sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios,  que es la iglesia del Dios viviente,  columna y baluarte de la verdad",

Por supuesto,  1 Tim. 3: 15  es un  texto clave para la doctrina de la iglesia,  pero nunca  me  había  dado  cuenta de  sus  plenas  implicaciones para  el principio regulador, hasta que estaba preparando esta conferencia. Notará que en este texto el carácter o identidad única  de la iglesia es enfatizado a través del significado de tres descripciones. Ella es "la casa de Dios, la columna y el baluarte de la verdad''.  Nuestro  interés  particular  está  en  la  primera  de las  tres descripciones.

La iglesia es la casa o la familia de Dios.  Este término, casa, usado  en este  texto puede referirse  a la iglesia  como  la  familia  de Dios,  o a la iglesia como  el templo de Dios.  En  cualquiera de los dos  casos es enfatizada  la  relación cercana  y especial  de la iglesia con Dios.

La casa de Dios  es identificada en este texto como:   "la iglesia del Dios viviente''.  El  término iglesia,  identifica al pueblo de  Dios  del  Nuevo   Pacto como  una  reunión organizada y con un  gobierno.  En  la cultura griega  esta palabra era usada  para  hablar de una asamblea  oficial  griega de una ciudad o estado. En la traducción griega del Antiguo Testamento, esta palabra  fue usada para  describir la QAHAL de Israel,  la asamblea oficial  civil y religiosa  de la nación de  Israel.  Estos dos  antecedentes sirven  para  enfatizar la  naturaleza formal, oficial y organizada de la asamblea a la cual estamos haciendo referencia.

Pero  esta iglesia es descrita como: “la iglesia del  Dios  viviente".  "El Dios viviente" es descrito en el Salmo  115: 1-8.  La importancia del  uso de esta descripción aquí,  es la de enfatizar la idea de que esta iglesia es dominada por la Palabra, la Presencia y el Poder de Dios.  Esta es la iglesia en donde El mora, en donde El está activo,  en donde El gobierna.

Ahora, ¿Cuál  es la razón para  este  tremendo énfasis  en la identidad única  de  la iglesia,  en  este versículo? Yo  creo  que  la preocupación principal declarada en este versículo nos provee la respuesta. Pablo dice que él está escribiendo a Timoteo: “para que sí tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente,  columna y baluarte de la verdad". ¿Cuál es el punto de Pablo?  El punto es que se demanda un conducta especial,  debido  al carácter especial  de  la  iglesia en  la cual  Timoteo se movía,  como   un delegado  o representante apostólico de Pablo.  La identidad única  de la iglesia requiere  de una  regulación única  de la conducta de Timoteo en ella. Timoteo no era un ignorante de las leyes de Dios.  Ni  tampoco era un  ignorante de las regulaciones que gobernaban la adoración del Antiguo Testamento. Desde la niñez él había conocido las Sagradas  Escrituras  (2Tim.3: 15).  ¿Por qué,  entonces, tuvo Pablo que escribirle a Timoteo  instrucciones cuidadosas acerca de la conducta  que él debía  tener en la casa de Dios?  Claramente, la razón  es que, con la llegada de un nuevo  templo, tendría que haber  nuevas regulaciones para su orden y adoración.  Hebreos  9: 1  afirma que: “aún el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal''.  La clara implicación  de este texto es que, el Nuevo Pacto con su tabernáculo verdadero, también  tenía tales regulaciones apropiadas para la conducta de la adoración  divina en la iglesia.  (Nota: De Hebreos 9: 1  podemos  concluir  también  que  las reglas para el culto bajo el Nuevo Pacto se encuentran en el Nuevo Testamento y no en el Antiguo.) Cuando  nosotros comprendemos la identidad única de la iglesia como el nuevo tabernáculo y templo  de Dios, no nos parecerá extraño ver una aplicación de la iglesia en Éxodo  26:30,  donde  le fue estrictamente encargado  a Moisés:   "alzaras  el tabernáculo  conforme  al modelo  que  te fue  mostrado en el monte". La sustancia de este mandato es repetida  a menudo en la Biblia (Vea Ex. 25:9,40;  Heb. 8:5). Éxodo 39 registra la cuidadosa obediencia  de Moisés al detallado mandamiento divino respecto a la construcción de la casa del Señor. Todo fue completado "como Jehová había dicho a Moisés" (Ex. 39: 1).  Esta afirmación  es repetida en los versículos 5,7,21,26,29,31,32,42 y 43.

¿Cuál es la aplicación  para nosotros de este énfasis del Antiguo Testamento? Dios reguló especialmente la construcción y la adoración  de su casa - templo. Nada debe faltar de la precisa y completa obediencia  a estas regulaciones especiales, que fueron ejemplificadas  en lo requerido  a Moisés. Dios nunca le dijo a Moisés precisamente, cómo construir su propia  tienda.  Dios tampoco le dijo precisamente a Moisés, como regular su familia.  Dios dejó  estas tareas a la discreción  de Moisés (dentro del contexto de las normas divinas ya reveladas), debido  a que se trataba  de la tienda  de Moisés y de la familia de Moisés. Pero es precisamente por esta razón, que Dios ejercita este penetrante control sobre el tabernáculo y su adoración.  Porque el tabernáculo era la tienda de Dios; y sus ministros su familia.  De este modo,  El gobierna  su adoración con un especial y detallado señalamiento de regulaciones, a las cuales El espera una obediencia  precisa.

Ahora, por favor no piense que he puesto todo esto por delante, como si fuera el argumento principal  a favor del principio  regulador de la iglesia. No obstante, todo  esto nos provee el marco bíblico en el cual, la fuerza de estos argumentos puede ser mejor apreciada.

Entonces, habiendo visto el marco teológico del principio  regulador, a continuación veremos aquellos argumentos que forman su principal  soporte bíblico.

3. Su Soporte Bíblico

Ahora debemos  presentar cuatro argumentos bíblicos para el principio regulador Puritano de la iglesia y su adoración:

A. Es solamente la prerrogativa de Dios, determinar los términos  en los cuales los pecadores pueden acercarse a El en adoración:
Bannerman declaró elocuentemente este primer  argumento:

"El principio fundamental en el que descansa toda la base del argumento es éste, que al considerar la ordenanza  de la adoración pública,  es a la prerrogativa  de Dios y no la prerrogativa de los  hombres,  a quien corresponde determinar los términos  y la manera de tal adoración ...  El camino   para acercarse a Dios fue cerrado y obstruido como consecuencia del pecado humano: Era imposible  para el hombre  por sí mismo,  renovar las relaciones que habían sido tan solemnemente cerradas por la sentencia judicial que le excluía del favor y la presencia de su Dios. ¿Podría este camino nunca ser abierto otra vez, y la  comunión de Dios con  el hombre y del hombre  con  Dios  nunca  ser renovada otra vez? Esta era una cuestión que solamente Dios podía determinar. Si este camino  se abriría  otra  vez, ¿En qué  términos tomaría  lugar la reanudación de estas relaciones, y en qué manera  sería mantenido otra vez el compañerismo de la criatura con su  Creador? Esta también  era una cuestión,  no menos  que la anterior, que solamente  Dios podía  resolver".

Pero la Biblia nos enseña que, Dios no solamente posee esta prerrogativa, sino que también  la ejercita (Vea Gén. 4:1-5; Ex. 20:4-6). Si Dios fuera a declarar que El será adorado  solamente por aquellos que vistan de camisa anaranjada y corbata verde, El tendría  el derecho de hacerlo así. ¡Qué arrogancia del hombre  al pensar, que él tuvo un poco que ver en determinar cómo  Dios debe ser adorado!

B. La introducción de prácticas extra bíblicas en la adoración,  inevitablemente tenderá a anular y desplazar la adoración ordenada por Dios (Mat. 15:3,8-9; 2 Rey.16: 10-18).

El libro de 2 Rey.16: 10-18 es una buena ilustración de la manera en la cual, las prácticas extra bíblicas inevitablemente, pero frecuentemente con gran sutileza desplazan la adoración  ordenada por Dios. El Rey Acaz en su apostasía de Dios (2 Rey.16:1-2) y en su alianza con el rey de Asiria (2 Rey.16:7-9) puso en su corazón el tener  un altar como  aquel que había visto en Damasco.  El ordenó  la construcción de tal altar, y que éste fuera puesto en el lugar central que ocupaba  el viejo altar de bronce.  Este altar desplazó el viejo altar como el lugar sobre el cual deberían  ser ofrecidos los holocaustos de la mañana  y las ofrendas de la tarde.  Sin embargo,  el viejo altar ordenado por Dios,  no fue destruido. ¡Por supuesto que no! Sino simplemente colocado en una esquina (Vea vers.14). En una pequeña nota a su decreto sobre este asunto, el Rey Acaz aseguró  que  "su nueva  tradición",  no  intentaba  ser un  insulto  al viejo  altar ordenado  por Dios. Su decreto concluye diciendo: “El altar de bronce será mío para consultar en él" (Vers.15).  Los innovadores  humanos  dan servicio  de labios a los elementos de adoración  ordenados por Dios, en el mismo  acto de anularlos. ¡Cuán llamativamente queda ilustrada la sutileza con la cual las prácticas extra bíblicas, tienen  la tendencia  a desplazar los altares divinamente ordenados  de la adoración bíblica!

Esta tendencia  puede observarse en las iglesias evangélicas de hoy en día, donde  la mundanalidad, avisos triviales, la música especial, el tiempo  de testimonios, la mímica, las danzas litúrgicas y las películas cristianas desplazan o restringen severamente las partes divinamente ordenadas  de la adoración. Estas u otras tradiciones  de los hombres por ejemplo, a menudo  dejan tan solo 20 minutos para la predicación.

C. La sabiduría  de Cristo y la suficiencia de las Escrituras son cuestionadas, por la adición  de elementos no ordenados  en la adoración.

El razonamiento detrás de la adición  de elementos no ordenados  en la adoración  ilustra cómo esto ocurre. John  Owen  comenta:

"Tres cosas son generalmente alegadas para justificar la observancia  de tales ritos y ceremonias  en la adoración  de Dios: Primero,  que ellas tienden  a fomentar  la  devoción de los adoradores;  segundo, que ellas hacen  que la adoración  misma sea gentil y hermosa;  tercero,  que  ellas son  las preservadoras  del orden  en la  celebración  de la adoración. Y por lo tanto,  en base a esto, ellas pueden ser instituidas y señaladas  por algunos y observadas por todos".

Razonar  tal como  Owen  describe,  impugna la sabiduría de Cristo. Con toda nuestra debilidad,  pecado y locura, ¿Acaso nos dejará Cristo sin una guía adecuada  en el muy importante asunto de la adoración? ¿Acaso nos ha dejado a nosotros quienes estamos en tal condición  espiritual, sin  una adoración suficientemente, hermosa y ordenada para Dios?

Tal forma de razonar no solo está en desacuerdo  con la necesidad  de nuestra condición espiritual, no solo esto, sino que demuestra  un gran orgullo espiritual e impugna  también  la suficiencia de las Escrituras.  El Dr. Tulloch, un opositor del principio  regulador, intenta evadir este cargo, de que su punto de vista niega la suficiencia de las escrituras, diciendo  que la Biblia nunca tuvo la intención de ser una  norma  de gobierno  de la iglesia.  El comenta: “Las Escrituras  cristianas son  una revelación de la verdad divina, y no una revelación de la constitución de la iglesia. Ellas no solo no nos dan el entorno de tal constitución o gobierno,  sino que ellas nunca  nos proporcionan un apropiado y conclusivo consejo acerca de ello".

El texto bíblico clave sobre la suficiencia de las Escrituras, nos provee el material necesario para destruir el punto de vista del Dr. Tulloch sobre ellas. 2 Timoteo  3: 16-1 7 es este texto:

"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para  instruir en justicia,  a fin  de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra':

El hombre  de Dios referido en este texto, no es una referencia a todo creyente individual.  Hay varias razones que nos compelen  a identificar como el "hombre  de Dios", más bien a aquel que como Timoteo, estaba encargado de proveer orden y liderar en la iglesia de Dios.

Tres líneas de evidencia convergen para justificar esta conclusión.

(1) Hay el uso de esta frase en Antiguo Testamento. Es claro que en el Antiguo Testamento  esta  designación  no  se  usaba para  todos  los  israelitas  piadosos, sino que  estaba reservada  para  todos  aquellos  quienes  les lideraban  (Vea Deut. 33:1; 2 Crón.8:14; 2 Rey.l:9; 1 Sam. 2:27). (2) Existe este uso en 1 Tim.6:11.  Es claro que  en el contexto completo, Pablo  está pensando  de Timoteo  en  su  carácter  oficial   de  ministro  (Vea   1 Tim.1: 18;  5: 17-25; 6:2, 14, 17,20).  (3) El contexto de 2 Tim.3: 17.  En el versículo anterior a éste, Pablo está pensando  definitivamente en el ministerio.  Las Escrituras son provechosas para enseñar, redargüir, corregir e instruir; las cuales son diferentes facetas del ministerio de Timoteo y de todo verdadero Pastor. En los siguientes versículos el énfasis continúa siendo sobre el ministerio (2 Tim. 4:1-5). Todo esto no niega, antes bien confirma, la suficiencia de las Escrituras para todo creyente individual. Sin embargo, la suficiencia de las Escrituras que se enseña en este texto,  es su suficiencia precisamente para el hombre de Dios, quien está a cargo de ordenar la vida y la adoración de la iglesia de Dios.

2Tim.3: 16-17  nos requiere plantear esta  cuestión a todos aquellos que piensen como el Dr. Tulloch.  ¿Es el ordenar a la iglesia para la gloria de Dios una buena obra la cual  el hombre de Dios es llamado peculiarmente a realizarla? Entonces, las Escrituras son capaces de equipar completamente al hombre de Dios para esta tarea. Ellas enseñan al hombre de Dios una forma adecuada del orden bíblico de la iglesia y los elementos esenciales de la adoración de la Iglesia.

D. La Biblia condena explícitamente toda adoración que no es  mandada por Dios. (Lev. 10:1-3; Deut. 17:3; 4:2;  12:29-32;    Jos. 1:7; 23:6-8; Mat. 15:13; Col. 2:20-23)

Tres de estos pasajes merecen  un comentario especial. Note primero  Deut. 12:29-32.

"Cuando hubiere devastado delante de ti Jehová tu Dios las naciones a donde tú vas para poseerlas, y las heredares, y habitares en su tierra, guárdate que no tropieces en pos de ellas,  después que fueren destruidas delante de ti, no preguntes acerca de sus dioses,  diciendo: De la manera que servían aquellas gentes a sus dioses,  así haré yo también. No harás así a Jehová tu Dios; porque todo lo que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aún a sus hijos e hijas quemaban en el fuego a sus dioses.  Cuidaréis de hacer todo lo que yo os mando: no añadirás a ello,  ni quitarás de ello".

En su contexto original, Deut. 12:29-32 es dirigido precisamente  a la cuestión de cómo Dios debería ser adorado  (vers.30). La norma  dada aquí en respuesta a este tema, es muy clara.  "Cuidaréis de hacer todo lo que yo os mando: No  añadirás a ello,  ni  quitarás  de  ello".  (vers.32).  Está claramente  implícito que, es una gran tentación para el pueblo de Dios el ver cómo el mundo  adora, y permitir que esto tenga un impacto formativo sobre nuestras actitudes acerca de la adoración. Una actitud así, es explícitamente prohibida  para el pueblo de Dios.

También Col.2:23  reprende  toda adoración  no señalada por Dios.

"Tales cosas a la verdad tienen cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, y  humildad, y en duro  trato del cuerpo; pero  no Tienen valor alguno contra los apetitos de la carne".

Estos pasajes condenan lo que puede ser literalmente traducido como "adoración voluntaria". Herbert Carson  declaró la inevitable implicación de esta frase: “Estas palabras...  implican una forma de adoración  la cual un hombre inventa de sí mismo".

Lev.10:1-3  es la  descripción  espantosa de lo  que ocurrió  a Nadab  y Abiú, cuando  ellos desagradaron a Dios en su manera  de adorarle.

"Y los hijos de Aarón, Nadab y Abiú,  tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego,  sobre el cual pusieron  incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego  extraño,  que él nunca les  mandó.  Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová. Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado.  Y Aarón calló".

¿Qué fue lo que trajo sobre ellos tan horrible juicio? El versículo 1   es explícito. Ellos "ofrecieron delante de Jehová fuego extraño". El significado de esta frase "fuego extraño", es explicado en la siguiente cláusula. Este no era un fuego  Dios  había  prohibido.  En  el hebreo  literalmente se lee,  que  éste era fuego  "que él nunca les mando". El mero hecho de que ellos desafiaron a Dios al traer fuego no autorizado, trajo una muerte ardiente sobre ellos.

 4. Su Necesaria Clarificación

El  capítulo  1,  sección VI,  párrafo  9  de  la  Confesión  de  Fe de Westminster, nos provee una importante clarificación sobre el principio  regulador:

" ... Hay algunas  circunstancias  tocante al culto  de Dios y al gobierno  de la iglesia, comunes  a las acciones y sociedades humanas, que deben  arreglarse conforme a la luz de la naturaleza  y de la prudencia cristianas, pero guardándose siempre las reglas generales de la Palabra".

Por lo tanto, cuando la Confesión dice que, lo que no es mandado  en la adoración  pública,  es prohibido;   estamos hablando de la substancia y las partes principales de la adoración,  no de sus circunstancias. Note las secciones 2 a 6 del capítulo 21 de la Confesión.

"2. La adoración  religiosa ha de darse a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y a él solamente; no  a los ángeles, ni a los santos, ni a ninguna  otra criatura; y desde la caída, no sin algún mediador;   ni por la mediación  de ningún  otro, sino solamente Cristo.

3. La oración con acción de gracias siendo una parte natural de la adoración,  la exige Dios de todos los hombres; y para que pueda ser aceptada debe hacerse en el nombre  del Hijo, con la    ayuda del Espíritu, conforme a la voluntad,  con  entendimiento,  reverencia, humildad, fervor, fe, amor y perseverancia. Cuando  se ofrece oración unida debe ser siempre en un idioma conocido.

4. La oración ha de hacerse por cosas lícitas, y a favor de toda clase de hombres  que ahora viven, o que vivirán después,  pero no de los muertos ni de aquellos de quienes se pueda saber que hayan cometido pecado  de muerte.

5. La lectura de las Escrituras, la predicación,  y el escuchar la palabra de Dios, la instrucción y la amonestación los unos a los otros por medio  de salmos, himnos  y canciones espirituales, el  cantar con gracia en el corazón al Señor, y también  la observación  del bautismo y la  santa  cena:  todas estas  cosas son parte  de la adoración  religiosa a Dios  que ha de ser hecha en obediencia  a Dios,  con entendimiento, fe,  reverencia y temor  de Dios. También,  en ocasiones especiales, se ha de observar humillación solemne,  con ayunos, y acciones de gracias en una forma santa y reverente.

6. Ahora,  bajo el evangelio,  ni la oración  ni  ninguna  otra parte de la adoración  religiosa están limitadas a un lugar, ni son más aceptables  por el lugar  en que se realizan, o hacia el cual  se dirigen; sino que Dios ha de ser adorado  en todas partes en espíritu y en ver- dad; tanto en lo  privado en las familias diariamente, y en secreto cada uno por sí mismo;  así como  de una manera  más solemne en las reuniones  públicas,  las cuales no  han  de descuidarse  ni abandonarse voluntariamente o por negligencia, cuando Dios por su palabra y providencia nos llama a ellas."

Mientras la substancia y las partes de la adoración  pública están limitadas divinamente, Dios ha dejado las circunstancias de la adoración,  para que sean determinadas a la luz de la naturaleza, la prudencia  cristiana y las normas generales de la Escritura.  Naturalmente, esta distinción sugiere una pregunta:

¿Cómo  podemos  distinguir entre las partes de la adoración  y sus circunstancias?  Para esta importante pregunta tengo tres respuestas.

Primero,  el Pastor Bob Fisher en su enseñanza sobre este asunto, señala que el Capítulo 1, sección 6 de la Confesión limita estas "circunstancias tocante al   culto de Dios y al gobierno  de la iglesia'', a las cosas "comunes  a las acciones y sociedades humanas".  Hemos  visto que es la identidad única de la iglesia, la cual requiere su especial regulación.  Entonces, tiene sentido que, las cosas que la  iglesia tienen común  con otras sociedades, deberían  ser reguladas en la misma  manera  en que  aquellas sociedades son gobernadas.  En su comentario, el Pastor Fisher mencionó como  ilustración de tales circunstancias: Los tiempos  de reunión, el lugar de la reunión,  la postura en la cual las personas deben atender a las reuniones, si deben permanecer  de pie o sentados en el piso o .en sillas, el orden de la reunión,  si la reunión  involucra  cantos, si estos cantos han de ser acompañados por la guitarra,  el piano,  etc ..

Segundo,  1  Cor.14 contiene dos ejemplos de tales reglas generales, las cuales Dios  demanda que  apliquemos  a nuestras circunstancias  específicas. Estas son las  reglas de la edificación  y el orden  (vers.26 al 40). Dios demanda que estas dos reglas sean seguidas, sin embargo, El no nos ha dado una detallada lista de lo que éstas significan en cada situación.

Tercero,  las  iglesias  pueden  diferir hasta el punto donde  está trazada la línea divisoria entre las circunstancias y las partes de la adoración,  sin dejar por ello de ser iglesias verdaderas. Tal como algunas iglesias pueden  diferir de nosotros sobre ciertos asuntos doctrinales  sin llegar a convertirse en herejes; así también  las diferencias en este asunto del principio  regulador, no deberían ser causa de división entre las iglesias.  Las diferencias  razonables no deberían  ser hechas  la  fuente  de una  división.  Dejemos  que  los  pastores  de cada  iglesia estén completamente seguros en su propia mente. Las diferencias en la aplicación  del principio regulador  pueden  ser toleradas,  hasta el punto que  cada iglesia reconozca su identidad única  como  la casa de Dios,  y sostenga seria- mente el principio  regulador.  Nosotros debemos ser caritativos en tales cosas, a condición  de que la substancia del principio  regulador sea sinceramente abrazada.

5. Su Aplicación Práctica

Introducción

Estoy convencido  de que, una clara compresión  de esta verdad y un compromiso  con el principio  regulador de la iglesia, es absolutamente crucial si queremos  que la reforma bíblica llegue a ser  una realidad  en nuestras  iglesias. Permítame  trazar su significado en cinco áreas específicas de la vida de la iglesia.

A. Para el gobierno de la iglesia

Los Puritanos quienes sostuvieron el principio  regulador  han estado históricamente comprometidos con...  jus  divinum.  En otras  palabras,  ellos han estado comprometidos con el concepto de que hay una forma divinamente ordenada para el gobierno  de la iglesia,  que nos es dado en la Biblia. Históricamente,  los Anglicanos  (comenzando con el tratado de Hooker sobre el gobierno de la Iglesia de Inglaterra) y muchos otros desde entonces, han argumentado que Dios ha dejado a la iglesia libre dentro de principios  muy generales, para construir su  propio  gobierno.  Richard  Hooker  en su obra: “Sobre las Leyes de la Política Eclesiástica", niega expresamente el principio  regulador de los Puritanos.  Un escritor comento de ello que, "Su propósito era afirmar el derecho a una libertad general en base a la Escritura y a la razón".

El  punto  de vista de Hooker  simplemente ha anticipado  la opinión de muchos evangélicos de hoy en día.  Pero tal  opinión  solo puede  ser aceptada, mientras  uno  permanezca en la ignorancia  de la  identidad  de la  iglesia como  la Casa  de Dios,  y del principio  regulador  especial  requerido  para la Casa de Dios. Una vez que estas cosas son entendidas, el carácter superficial y aún profano del punto  de vista de Hooker,  resulta evidente.

Ahora,  estoy consciente de que me estoy dirigiendo a hombres  con antecedentes y convicciones  eclesiásticas diversas.  Por lo tanto, mi  primera exhortación  es simplemente esta: En toda su labor sobre el orden y gobierno de la iglesia, sobre la cual el Espíritu le ha puesto como sobreveedor para vigilar tales cosas, usted debe recordar  que su iglesia es la casa de Dios. No es su casa para que sea ordenada  de acuerdo  a sus propias tradiciones,  imaginaciones o caprichos. Es la casa de Dios y debe ser ordenada  como El expresamente ha revelado en las Escrituras. Sus reuniones  de ancianos,  sus reuniones  de la iglesia, o sus directrices ministeriales no tienen derecho de alterar o añadir a lo que ha revelado la Biblia, respecto al gobierno  de la iglesia. Usted debe imprimir sobre sí mismo,  sobre sus compañeros de liderazgo y sobre  su iglesia,  la gran realidad de que solo Dios tiene el derecho de regular los procedimientos de su propia Casa.

Mi segunda exhortación nace de la primera.  Si usted recuerda que la iglesia es la   casa de Dios, y conscientemente se esfuerza por ordenarla de acuerdo a la mente de    Cristo; usted debe creer que la Palabra de Dios es una revelación suficiente,  de la  manera  como  la iglesia debe ser ordenada.  Solamente una profunda y arraigada  confianza  en las Escrituras, hará  que usted busque  en Ellas corno debe, a fin de que su ministerio ordene adecuadamente la iglesia de Cristo.

Mi tercera exhortación irá más allá de estas generalidades y será más específica. Ahora,  nos  moveremos  del  principio  regulador  mismo,  a lo que creo que   son algunas  de sus más obvias enseñanzas  e implicaciones para  la iglesia.  Aunque  esta conferencia es patrocinada por una iglesia la cual sostiene una Confesión  específica que contiene  una eclesiología específica, me siento en libertad  de ser más específico. Si  usted está  honestamente  en desacuerdo con mi  comprensión de las enseñanzas  de la Biblia sobre algunos  de los siguientes puntos, déjeme asegurarle que  no es mi propósito condenarle.   Mi único  propósito es hacer implicaciones concretas y específicas del  principio regulador de la iglesia. Estas implicaciones podrían  haberse multiplicado mucho, pero estoy siendo muy selectivo.

La primera de tales implicaciones es que no debería haber más oficios en la  iglesia  de Cristo,  sino  aquellos dos oficios señalados y regulados  en las Escrituras. Si usted no es un anciano o diácono bíblicamente calificado, usted no tiene un oficio verdadero  en la  iglesia de Cristo.  En las  iglesias  donde  yo crecí, teníamos  tres oficiales. Ellos eran los oficios de anciano,  diácono  y 'administrador'. Lo que estoy  afirmando  es que,  no hay un mandato bíblico  o precedente para el oficio de 'administrador',  como algo distinto de los oficios de anciano  y diácono  en la iglesia.  Por lo  canto,  la  clarísima  aplicación  del principio  regulador es que, un oficio como  tal no debería existir y por derecho, debería ser abolido.

La segunda  implicación es semejante a la primera. Los dos oficios de anciano y diácono deben ser ordenados  en la manera como Dios lo ha mandado en las Escrituras. Aquellos que los sustentan deben estar bíblicamente calificados. Las relaciones entre los ancianos  y los diáconos deben ser ordenadas bíblicamente. Los diáconos  deben  entender sus peculiares tareas, y que ellos están subordinados a los ancianos  en la ejecución  de su oficio. Donde quiera que sea  bíblicamente posible,  debería  existir  una  pluralidad  de ancianos  en una iglesia local. La relación de los oficiales y los miembros  de la iglesia debe estar ordenada  bíblicamente, para que la iglesia comprenda que es su deber someterse  a sus  oficiales;  y que  es su  deber  tomar  parte  en  las  acciones congregacionales  de asuntos como  la disciplina  de la iglesia o la elección  de oficiales de la iglesia.

El liderazgo no debería ser subdividido  en dos o más oficios. Ahora, hermanos,  estoy bien consciente que 1 Tim. 5: 17 enseña que hay diversidad de dones y funciones y soporte financiero  en un solo oficio de anciano.  Sin embargo, esta diversidad nunca debe ser hecha una excusa para que aumentemos una subdivisión antibiblíca de este oficio, y que este texto venga a ser "el texto prueba", para sostener el punto de vista de tres oficio en la iglesia. La terminología semejante a ministro, obispo y aún pastor, no tiene autorización bíblica, si es usada para distinguir entre el ministro y los ancianos. En la Biblia los términos  anciano o presbítero,  obispo  o sobreveedor y pastor, todos ellos designan  el mismo  e idéntico  oficio  (Vea  Hech. 20: 17,  28;  1 Pe.5:2;  1 Tim.3:2 con  Ef. 4: 11).  Históricamente,  el uso de estos  términos  en  una  manera  no autorizada por las Escrituras,  fue el primer  paso en la temprana iglesia, en el largo camino  que le condujo a Roma. Terminología como Pastor Senior, Pastor Asistente, Pastor Joven es subversiva al gobierno bíblico de la iglesia.  (Nota del traductor: Históricamente, las iglesias que se alejaron del patrón neotestamentario terminaron desviadas, tal como  la Iglesia de Roma. En la Reforma Protestante del siglo XVI, algunos grupos salieron de Roma y trataron de volver al modelo  neotestamentario, aunque  algunos lograron  solamente   una re forma parcial, pues conservaron  el modelo organizacional  del Catolicismo y algo de su sacramentalismo; por ejemplo: La Iglesia Anglicana  en Inglaterra. Esta triste realidad dio lugar al conflicto  entre  los  puritanos y los anglicanos que por lo menos  al comienzo,  estaba centrado en la doctrina del principio regulador.)
Pero, el principio  regulador  de la  iglesia tiene una implicación  muy importante...

B. Para las tareas de la iglesia

Le recuerdo que algo fundamental del principio regulador de la iglesia, era su identidad peculiar como  la casa o templo  de Dios. La iglesia es el sujeto de la regulación especial de la Palabra de Dios, precisamente debido a su identidad única  en la sociedad humana.  Ni la familia, ni aún el Estado son sujetos de algo parecido  al principio  regulador.  La identidad única de la iglesia, nos conduce directamente a la identidad única de sus funciones o tareas en el mundo.

Ahora, no es mi propósito exponer  con detalle todo  el objeto de las tareas de la iglesia. De manera  similar, tampoco  es mi propósito tratar en forma minuciosa  con la esfera de la soberanía de la iglesia, la familia, y el Estado, como  las tres instituciones mayores que por ordenación divina componen y regulan la  sociedad humana.  Pienso que, es obvio para cualquiera  que tenga una apreciación del desarrollo de la doctrina de la 'soberanía de la esferas' en la tradición  Reformada, que Dios ha dado distintas tareas a la familia, al Estado y a la iglesia. Esta es la clara enseñanza  de la Biblia y la clara implicación del principio  regulador mismo. Esto me sugiere tres deberes de la iglesia que están clara y estrechamente relacionados:

Primero, Se requiere  que la iglesia cumpla  cuidadosamente sus distintas tareas. La iglesia debe definir y comprender claramente, la función peculiar  que  Dios  le ha dado.  La iglesia debe  poner  a trabajar sus recursos  y esfuerzos, para lograr el cumplimiento de estas  tareas.

Segundo,  la  iglesia  debe evitar cuidadosamente  usurpar  o entrometerse  en aquellas  funciones  que son  propiamente  del Estado  o de la  familia. Precisamente, el peligro es el mismo como hemos señalado en uno de los argumentos para el principio regulador. La introducción de prácticas extra bíblicas dentro de la adoración,  inevitablemente tenderá  a anular y disminuir la adoración mandada por Dios.  De la  misma manera,  la introducción  de funciones extra bíblicas en la  iglesia,  inevitablemente  tenderá  a anular  y disminuir las tareas que Dios le ha encomendado.  Si la iglesia de Dios siente una necesidad de funcionar como  un partido político o como  una institución de educación general, habrá  una  tendencia  inevitable  a olvidar su  única y exaltada  identidad, como el templo  o la iglesia de Dios.

Tercero, la iglesia debe abstenerse cuidadosamente dé renunciar a sus propias  tareas y permitir que otras  esferas  de la  sociedad  realicen su  función única y peculiar. Esta es la gran  razón del porque han  proliferado las organizaciones  Para-iglesia.   Pero,  mis  amigos,  en  última instancia,  ciertamente que ninguna otra institución puede realizar  y realizar  bien  las tareas  de la iglesia, como  la iglesia  misma.  En  la  actualidad, continuamente escuchamos  o estamos  diciendo, que  la iglesia no  puede  realizar  las  funciones que Dios  le ha encomendado, que  ella  debería hacer. Yo no  creo  esto.  De  hecho, creo  que solamente la iglesia puede realizar  adecuadamente las tareas  que  le han  sido divinamente ordenadas.  Solamente la  iglesia puede   mantener la  adoración pública de Dios.  Solamente la iglesia puede  cumplir con  la gran  comisión: Solamente la iglesia puede discipular, bautizar, y enseñar a los discípulos a que guarden todos los mandamientos de Cristo.  Solamente la  iglesia puede entrenar adecuadamente a sus propios líderes.  ¿Qué sentido  tiene  que permitamos a las  universidades o los  colegios,  que  no  están  bajo  el cuidado de la iglesia local,  entrenar a los  futuros  líderes  de nuestras iglesias?  Es obvio,  que  si algo cae dentro de la esfera de acción  de la  iglesia,  es el entrenamiento de sus propios futuros predicadores y maestros.

Hermano, es crucial  que  usted aprecie las implicaciones del principio regulador para  las  tareas  de  la iglesia.  Estoy convencido de  que,  solamente cuando usted comience a apreciarlas,  comenzará a tener  una  visión de lo que la iglesia  de  Cristo debería de  ser.  Es solo  entonces  que  usted comenzará  a entender en forma práctica lo Pablo dijo en Ef. 3:21,  'A él sea gloría en la iglesia por Cristo Jesús, por todas edades del siglo de los siglos·

C. Para la adoración de la iglesia

Frecuentemente, el principio regulador de la adoración es visto como algo  represivo  y negativo.  En  realidad es algo  muy positivo y liberador.  Se requiere que los grandes elementos de la adoración evangélica  ordenada en la Palabra de Dios,  tengan el lugar  central  en la adoración  de la iglesia.  Es frecuente que,  cuando las  iglesias sienten que  su adoración  es fría, sin vida,  y tradicional, comiencen a buscar  por  alguna  nueva ceremonia, programa o innovación que  haga  que  se  animen los  feligreses.  ¡Qué  terrible  testimonio  es este de la carnalidad e ignorancia  de tales iglesias!

Hermanos, la manera para que la adoración de Dios sea viva, poderosa y real, no es el camino de la innovación y la novedad. Sino el regreso  a los grandiosos requerimientos de la adoración evangélica.  Si el pueblo languidece y muere bajo tales ordenanzas, entonces ellos deberían morir; y ninguna otra cosa más será suficiente para  resucitarles a la vida espiritual.

Entonces, hermanos, permítanme encargarles mantener la centralidad de la lectura y proclamación de la Palabra en la adoración de Dios.  Si algo fue central  en  las  iglesias  del  Nuevo  Testamento,  fue  ésto  (Vea  1 Tim.4: 13; Hech. 2:42; 20:7-9;  1 Cor.14). Esto significa que el lugar predominante en la adoración  de Dios debería ser dado a la proclamación y la lectura de su Palabra. Esto puede  significar largos servicios y sermones.  Pues que sea así.

Además,  permítanme encargarles  mantener la centralidad  de la alabanza congregacional  de Dios,  en la adoración.   Esta también  es una  parte prominente de la adoración del Nuevo  Testamento (Vea Mat. 26:30; 1 Cor. 14:15,26; Ef. 5:19;  Col. 3:16).

También, permítanme animarles a mantener la centralidad de la oración en su adoración  (Vea Hech. 2:42;  1 Cor.14: 13-17). Es la costumbre de mi propia iglesia realizar una  reunión  a media  semana,  dedicada  a la  oración. Mientras que yo tenga algo que decir al respecto, ésta será nuestra costumbre.

¿Cómo podemos  decir que nosotros creemos en la absoluta soberanía de Dios en la salvación y en la edificación  de la iglesia, y no tener reuniones  fijas de la iglesia para orar por su bendición  y ayuda?

Permítanme finalmente animarles  a mantener la centralidad de las grandes ordenanzas de la iglesia,  en su adoración.  Ciertamente que el bautismo, las reuniones  de la membresía  de la iglesia, el día del Señor, la Cena  del Señor, la elección de oficiales y la disciplina  de la iglesia son aspectos prominentes de la vida de la iglesia.  Predicamos  sobre el deber  del bautismo y la membresía  de la iglesia, porque  nosotros creemos que son ordenanzas  importantes del  evangelio.

Pero hay una implicación  final del principio regulador a la cual no debemos  pasar por alto.  Esta se refiere a la instrucción  de este principio...

D. Para la mujer en la iglesia

Recientemente, en Grand Rapids, Michigan  donde yo vivo, (que es la sede de la Iglesia Cristiana Reformada de Norteamérica y en África del Sur) algunas denominaciones Reformadas han votado para aprobar y permitir que la mujer ocupe  el oficio de anciano  o pastor en la iglesia. Estas circunstancias hacen que la instrucción que usted ha recibido hoy respecto al principio  regulador,  tenga un gran significado.  Porque estoy convencido  de que el objeto de la mujer en  la iglesia, es uno de los más claros ejemplos, de la operación  del principio  regulador  en el Nuevo Testamento. Déjeme explicar que es lo que quiero  decir.

En los dos pasajes mayores del Nuevo Testamento que regulan la conducta de la mujer en la iglesia,  es muy claro que las direcciones  dadas, tienen una aplicación  inmediata solo en las reuniones  formales de la iglesia. En otras palabras, el ámbito de las órdenes dadas en ambos 1 Cor. 14:33b-35 y 1 Tim. 2:8-14, es la iglesia local.  (Lea ambos pasajes. La referencia de las palabras "en todo lugar",  en  1 Tim. 2:8 es a todo  lugar  donde  la iglesia se reúne  para adorar). Además, la instrucción dada en estos pasajes no debe y no puede ser aplicada fuera de las reuniones  de la iglesia.  Esto significa que, sin una clara distinción entre lo que es la iglesia, y lo que no es la iglesia, esta instrucción no puede ser obedecida. Por supuesto, hay una distinción  entre la iglesia como el templo de Dios y otras instituciones o reuniones  de la sociedad humana, la cual es demandada  aquí por el principio  regulador.

Todo esto no quiere decir, que no hay instrucciones en este pasaje que no puedan  ser recogidas, acerca de cómo la mujer debe conducirse  fuera de la iglesia.  Sin  embargo,  esto  me  conduce  a otro aspecto  de estos pasajes, que considero que debe ser muy claramente comprendido. Las instrucciones que encontramos en este pasaje, son aplicaciones inspiradas de más principios  generales a la vida de la iglesia.  En  1 Cor.14:34 la mención  que hace Pablo de la ley ilustra esto.  "Vuestras  mujeres  callen  en las congregaciones; porque  no les  es permitido hablar,  sino que estén sujetas,  como también la  ley dice".  En ninguna parte la ley prohíbe hablar a la mujer en la iglesia.  Sin embargo,  la ley enseña el principio  del liderazgo del varón, el cual Pablo con su autoridad apostólica, aplica a la iglesia en la  manera  que él  cuidadosamente delinea  en  1 Cor. 14 y 1 Tim.2.

¿Qué tiene que ver todo esto con el principio  regulador? Solo esto, el punto principal de la mayoría de las feministas cristianas se reduce a exigir que las direcciones de 1 Cor. 14 y 1 Tim. 2, no deben ser autoritativas para la iglesia de Cristo en la actualidad.  Pero, hermanos,  esto  no es ni más ni menos  que una negación del principio  regulador.  Porque el principio  regulador consiste en esto, que Cristo de una vez por todas ha ordenado  la vida de su iglesia, su templo,  a través de sus inspirados apóstoles representativos.  Negar la relevancia de estas direcciones a la iglesia, es negar la relevancia de uno de los aspectos del principio  regulador. Es separar a la iglesia de su principio regulador apostólico. Es poner  a la iglesia en una posición  donde  el principio  regulador es transgredido  dos veces. Primero  se echa a un lado la ley de Cristo, y segundo, se le añade a través de la insistencia de que la mujer  puede  tomar  lugares de liderazgo en la vida de la iglesia. Por lo  tanto, el principio regulador  simplemente afirma los derechos regios de Jesús como Rey de Su iglesia. La sentencia de la cabeza de la iglesia contra todos  aquellos  que  se  entrometen con  los derechos reales del Rey Jesús, se encuentra en 1  Cor. 14:  "Si alguno a su parecer, es profeta,  o  espiritual,  reconozca lo que os escribo, porque son mandamientos del Señor,  Pero si alguno no reconoce esto,  él no es reconocido" (1 Cor. 14:37-38 YKJ). La versión actualizada  en Español  traduce  al versículo 38 en la siguiente manera: “Pero si alguien  lo ignora,  él será ignorado." (1  Corintios 14:38,  RVA).

Samuel E. Waldron,  Pastor de la Iglesia Bautista Reformada, Gran Rapids, Michigan, EUA (Esta conferencia fue dada  originalmente  en África del Sur en  1995) 
Soli Deo Gloria