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miércoles, 26 de septiembre de 2018

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Los principios musicales de la Reforma Protestante

El año 2017 está marcado por homenajes y celebraciones por el 500 aniversario de la Reforma Protestante. Cinco siglos han pasado desde aquel trascendental e histórico Miércoles 31 de Octubre de 1517 cuando un valiente e intrépido monje agustino, Martín Lutero, el máximo héroe de la Reforma, fijó con clavos en la puerta de la Iglesia de Wittemberg un sencillo papel que contenía sus célebres 95 tesis contra la falsa doctrina de las indulgencias.

Un 31 de Octubre que removió los cimientos de la cristiandad, que transformó la religión, la educación, las lenguas, la economía, las ciencias, que quebró los paradigmas más arraigados de la sociedad y que también nos enseñó a cantar con un nuevo lenguaje, a hacer música a través de un nuevo idioma. Un miércoles que cambió el mundo para siempre.

El Espíritu de Profecía declara en relación al reformador:

“El más distinguido de todos los que fueron llamados a guiar a la iglesia de las tinieblas del papado a la luz de una fe más pura, fue Martín Lutero. Celoso, ardiente y abnegado, sin más temor que el temor de Dios y sin reconocer otro fundamento de la fe religiosa que el de las Santas Escrituras, fue Lutero el hombre de su época. Por su medio realizó Dios una gran obra para reformar a la iglesia e iluminar al mundo.”1

“Las enseñanzas de Lutero despertaron toda Alemania la atención de los hombres reflexivos. Sus sermones y demás escritos arrojaban rayos de luz que alumbraban y despertaban a miles y miles de personas. Una fe viva fue reemplazando el formalismo muerto en que había estado viviendo la iglesia por tanto tiempo. El pueblo iba perdiendo cada día la confianza que había depositado en las supersticiones de Roma. Poco a poco iban desapareciendo las vallas de los prejuicios. La Palabra de Dios, por medio de la cual probaba Lutero cada doctrina y cada aserto, era como una espada de dos filos que penetraba en los corazones del pueblo. Por doquiera se notaba un gran deseo de adelanto espiritual. En todas partes había hambre y sed de justicia como no se habían conocido por siglos. Los ojos del pueblo, acostumbrados por tanto tiempo a mirar los ritos humanos y a los mediadores terrenales, se apartaban de estos y se fijaban, con arrepentimiento y fe, en Cristo y Cristo crucificado.“2

Lutero: músico, cantante y compositor 

La conexión entre el reformador y la música fue siempre profundamente intima. En los momentos de grandes amenazas y máximo peligro para la Reforma, Lutero reanimó la débil fe de la Iglesia cantando “Castillo fuerte es nuestro Dios”. Al oír las inspiradas estrofas, los lúgubres presentimientos se desvanecían y muchos corazones apesadumbrados sentían alivio.

Lutero era alemán, hombre del pueblo. Fue admirable su gran capacidad para tocar el laúd con maestría y para cantar con voz de tenor. Si existió un tipo específico de alemán del norte, amante de la música, enérgico, de temperamento exaltado, aunque intensamente serio, Lutero lo representaría completamente. En la niñez, antes de asumir los votos religiosos y tomar las órdenes sagradas, Lutero tuvo la preparación normal y completa de un niño coreuta alemán y, como todos los otros niños, cantaba pidiendo limosnas en las procesiones que se realizaban frecuentemente en la ciudad, en los casamientos, así como en los funerales de los dignatarios locales. Su dedicación total a la música tuvo influencia en todo cuanto hizo, no solamente en la liturgia alemana, sino también en su concepto de la educación en Alemania. Y su vida fue casi tan importante para el futuro de la música como lo fue para el futuro de la religión.

La música y su significado para Lutero

Para el reformador, la música es un regalo de Dios y posee un significado trascendental en el ministerio.

El propio Lutero declaro: “el noble arte de la música es, así como se declara en la Palabra de Dios, el más precioso de los tesoros terrenales. Ella domina todo los pensamientos y los sentidos, el corazón y el espíritu. Se desea consolar al afligido, calmar al imprudente y hacerlo dócil? Qué habría mejor para eso que nuestra elevada, admirable, preciosa y noble arte? El propio Espíritu Santo la tiene en la más alta estima, pues por su medio apartó el espíritu maligno de Saúl cuando David hizo música con su arpa. De la misma manera, cuando Eliseo quiso profetizar, pidió que se tocase el arpa. Por tanto, no fue sin razón que los padres de la Iglesia y los profetas siempre quisieron íntimamente juntos a la iglesia y a la música: y es por eso que nosotros tenemos tantos himnos y tantos salmos. Es a través de ese precioso don, ofrecido con exclusividad al ser humano, que todo hombre recuerda su deber de siempre alabar y glorificar a Dios”.

En otras ocasiones él mismo dio las siguientes recomendaciones a sus seguidores: “Me gustaría tener más himnos para que el pueblo pudiese cantar durante los cultos y para acompañar todas nuestras celebraciones religiosas. Decidimos seguir el ejemplo de los profetas y de los padres de la Iglesia cuando escribimos himnos en alemán para el pueblo alemán”.

En 1538 escribió: “Cuando la música natural es perfeccionada y refinada por el arte, se comienza entonces a percibir la perfecta sabiduría de Dios en su maravillosa obra musical. Cuando una voz asume una melodía y alrededor de ella se cantan tres, cuatro, cinco o más voces, interactuando, dialogando, embelleciendo y ornamentando de forma exquisita la melodía original, entonces se escucha un adelanto de la música celestial”.

El himnario protestante

Una de las primeras publicaciones del protestantismo fue un libro de canto. Esto es una evidencia contundente respecto la importancia conferida a la música en las iglesias de la reforma.

El crecimiento del himnario protestante se desarrolló de manera rápida y no se detuvo con Lutero. Las mejores melodías tuvieron siempre un lugar destacado dentro del repertorio de la música protestante. Al mismo tiempo, nuevas canciones fueron elaboradas y muchas otras adaptadas para el canto de los fieles.

Florecimiento musical protestante

Lutero y la Reforma Protestante propiciaron un desarrollo musical tan significativo en Alemania, que este país se convirtió en el centro musical de Europa durante muchos siglos aún posteriores a la Reforma. Grandes compositores protestantes alemanes han quedado registrados en la historia de la música a través de su vasto legado musical.

“Durante el siglo XVII el centro musical de Europa pasó de Italia a Alemania. Este cambio debe atribuirse al protestantismo. El vigoroso crecimiento de la música, que culminó con la obra creadora de Juan Sebastián Bach, no puede explicarse ni por la historia política de los alemanes ni por su filosofía. Fue más bien el resultado de la Reforma luterana y de los varios movimientos religiosos que siguieron en sus huellas. Y hay poderosas razones para que ese gran florecimiento musical haya sido producto del protestantismo”.3

Pareciera que el genio de la música hubiera tenido las alas cortadas durante la Edad Media. El arte de los sonidos ha resultado ser un arte eminentemente protestante. La piedad protestante ha encontrado su mejor expresión en la música. La fe jubilante de Lutero, su gozosa experiencia de Dios, su enseñanza de la salvación por la gracia, le hicieron prorrumpir en alabanzas ante su Dios, y sus sentimientos pudieron hallar expresión sólo en la música.

Luego de este preámbulo en relación a Lutero, la Reforma Protestante y su relación con la música, en los siguientes párrafos estudiaremos de manera más detallada tres de los más transcendentales nuevos principios musicales que, bajo inspiración divina, aplicaría la nueva iglesia: 1) el principio del canto en común, 2) el principio del canto en el lenguaje del pueblo y 3) el principio del desarrollo del lenguaje musical y de los instrumentos.

1) El principio del canto en común

Antes de 1517, la Iglesia Católica controlaba rígidamente la música religiosa en Europa. La participación del pueblo común en la adoración era prácticamente nula. En las iglesias, la mayoría de las personas se limitaba a escuchar el canto gregoriano, género de música oficial del catolicismo, interpretado a una sola voz únicamente por los monjes e exclusivamente en latín. La participación de los instrumentos en la iglesia estaba completamente vetada.

Lutero rompió esas estrictas tradiciones y transformó la participación en la vida musical cristiana que, para él, no debía ser privilegio reservado solamente a sacerdotes y coros interpretando cantos incomprensibles en latín, sino que debería estar cerca de las personas comunes como “un regalo de Dios”. Y, como tal, debería ser accesible a todo el mundo. “Al embellecer y ornamentar sus melodías de forma magnífica, los cantantes pueden conducir a los demás hacia la música celestial”, dijo. El canto en latín fue sustituido por himnos en idioma alemán cotidiano y ese estilo se convirtió en una clave de la identidad de la Iglesia Protestante.

A partir de la Reforma Protestante la música es también un patrimonio del pueblo que adora. En las Iglesias se organizaron coros comunitarios, coros juveniles, coros infantiles, donde absolutamente todos los fieles – inclusive las mujeres – podían cantar (vale la pena recordar que la mujer estuvo siempre excluida de los actos religiosos en el mundo católico). Estos coros tenían una participación muy intensa en la vida religiosa de las comunidades protestantes y fueron un poderoso medio de difusión del mensaje. Sin embargo, los coros no fueron constituidos con el objetivo de ofrecer conciertos de música sacra, sino principalmente para acompañar a la congregación y guiarla en el canto en todos los actos litúrgicos.

Otro dato musical profundamente significativo es que en los años inmediatamente posteriores a la Reforma Protestante, los compositores de la Reforma – muchos de ellos realmente célebres autores que han quedado registrados en la historia por su enorme aporte al desarrollo del lenguaje musical – transformaron la forma de escritura musical para coro por un motivo muy especial. En vez de colocar la melodía principal en la voz del tenor, como se hacía con frecuencia hasta ese entonces, la colocaron en la voz de la soprano. El motivo fue que para la congregación resultaba verdaderamente más fácil escuchar la melodía principal en el registro agudo y más evidente del coro que hacerlo en la línea de tenor. Este hecho, por cierto, no menor, junto a otras profundas transformaciones en el lenguaje de la música culminaron con la portentosa obra de Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Händel, los más grandes y célebres compositores protestantes de todos los tiempos.

2) El principio del canto en el idioma del pueblo

La Reforma Protestante entendió que para que el pueblo pudiera cantar, debía hacerlo en un idioma al alcance de su comprensión. El latín medieval se reemplazó por las lenguas vernáculas, el medio de comunicación del pueblo común.

Lutero no solo promocionaba la música por razones de fe, sino que entendió su incuestionable poder para difundir el mensaje. Agregó textos comprensibles a canciones tradicionales reconocibles musicalmente. Esa iniciativa fue especialmente útil en una época de ignorancia, pues incluso las personas analfabetas – cerca del 85% de la población alemana en 1500 – podían aprender estas canciones y transmitirlas muy rápidamente.

En tanto músico y compositor, Lutero se encargó personalmente de impulsar esos cambios, buscando que incluso los niños aprendieran música en su propio idioma en los colegios y trabajando con otros reformadores para producir himnarios protestantes que las comunidades pudieran usar de forma amplia.

De esta forma, los himnos de Lutero no solamente fueron reconfortantes para sus seguidores, sino que también atrajeron nuevos conversos. La nueva música se propagaba de ciudad en ciudad antes de que las autoridades católicas pudieran silenciarla. Y, como en otros aspectos de la Reforma, la imprenta fue clave. Los himnos de Lutero se multiplicaban como panfletos y eran enseñados a ciudades enteras por cantantes itinerantes. A veces los himnos trabajaban más rápido que él. En Magdeburgo la entonación colectiva de sus cantos logró convertir a la ciudad antes de la llegada del teólogo. Pronto los himnos luteranos salieron de Alemania, pasando a ser cantados en países católicos e incluso traducidos a otros idiomas como el inglés.

3) El principio del desarrollo del lenguaje musical y de los instrumentos

Los principios musicales de la Reforma aplicadas en toda Alemania y posteriormente en Europa y el mundo condujeron a un gran desarrollo musical. “Un profesor debe saber cantar”, declaraba siempre Lutero con su característico vigor dogmático. “Si no sabes cantar no puedes ser uno de los nuestros. Si los jóvenes no estudian y no practican música, jamás los admitiría en el ministerio”. Por ese motivo, los profesores en general eran bien preparados en el arte de la enseñanza del canto y los elementos musicales. La base musical que los niños recibían hacía posible que en muchas ciudades pequeñas, aunque también en las mayores, se organizaran sociedades musicales, coros y orquestas.

Hasta nuestros días al llegado varios manuales musicales de la reforma protestante y de épocas inmediatamente posteriores, destinados a la enseñanza y a la didáctica de la música, y que abarcan no solamente el canto, sino también la teoría y la composición. Muchos de ellos revela un notable grado de calidad musical por parte de sus usuarios. Hacia 1620 los historiadores describen la vida y las actividades musicales en Alemania con estas palabras: “Donde no hay un órgano, la música vocal es acompañada por cinco o seis instrumentos de cuerda, algunos de los cuales ni siquiera eran conocidos en aquellas ciudades antes de la Reforma”.

Por tanto, podemos afirmar sin sombra de dudas, que la Reforma Protestante fue el factor histórico más determinante en el desarrollo del lenguaje musical tal como lo conocemos hoy en día. La creación de escuelas parroquiales de música, donde niños y jóvenes podían estudiar desde su más temprana edad, produjo un valioso avance en la historia de la música. Se incentivó la creación de nuevas composiciones, las exploraciones de nuevos recursos sonoros.

En el proceso de exploración de nuevos recursos sonoros, también se propicio un gran desarrollo en la ingeniería de la construcción de los instrumentos de música. Recordemos que el uso de estos había sido proscrito, con excepción del órgano, en la música religiosa del catolicismo. La Iglesia Protestante incentivó y motivo de manera vehemente el aprendizaje, la interpretación y construcción de nuevos instrumentos. De esta forma los instrumentos fueron modernizados para adoptar las formas que persisten hasta hoy. Y otros nuevos instrumentos también fueron creados. Este impulso en la interpretación de instrumentos musicales, produjo como feliz resultado la conformación de orquestas parroquiales de música que alcanzaron un nivel técnico sobresaliente, siendo capaces de dar vida a las famosas Cantatas, Oratorios y Pasiones de Bach y Händel, por ejemplo.

La música de Lutero siguió siendo popular después de su muerte. Mientras que el catolicismo continuaría concentrándose en las representaciones visuales de la Divinidad en la pintura y escultura, el protestantismo abrazó la música. Y, posteriormente, compositores protestantes también versionaron sus himnos. Johann Sebastian Bach extendió el himno Castillo Fuerte hasta convertirlo en una magnífica cantata de 30 minutos, mientras que Félix Mendelssohn lo agregó a su Sinfonía Nº 5, conocida apropiadamente como “La Sinfonía de la Reforma”.

Para recordar

La Reforma Protestante quebró muchos paradigmas y estableció nuevos principios musicales que conducirían la vida artística de las Iglesias hasta hoy:

La música y el canto son un medio para la conversión del alma a Dios y un poderoso agente misionero.
La música no es un privilegio de pocos elegidos. En lo posible debe ser interpretada por toda la congregación, sin distinción de género, edad o posición social.
La música debe ser interpretada en un idioma y lenguaje de fácil comprensión para todas las personas.
Los himnos de alabanza congregacional deben ser de melodía sencilla y de elaboración armónica y rítmica no sofisticada, de modo que permita la correcta comprensión del mensaje por parte de todos los oyentes.
Los instrumentos musicales son bienvenidos en el acto de adoración, para el acompañamiento de la música de adoración.
Se hacen esfuerzos para la formación musical de niños y jóvenes en la iglesia. Nacen las escuelas parroquiales de música.
La música y el arte protestante se dirigen principalmente a la mente humana buscando impresionarla con la verdad. No se apela a los sentidos, ni a la fantasía, no se intenta fascinar.
En la música protestante no hay lugar para la exhibición de virtuosismo. El canto se dirige a Dios como expresión de la comunidad.

Los principios de la música protestante en el Espíritu de Profecía

Al finalizar, consideramos significativo recordar algunas afirmaciones de la inspiración que confirman y reestablecen estos principios musicales de la Reforma y los proyectan como consejos y orientaciones plenamente aplicables en nuestras iglesias de hoy:

“La música es uno de los medios más eficaces para grabar en el corazón la verdad espiritual. Cuán a menudo recuerda la memoria alguna palabra de Dios al alma oprimida y a punto de desesperar, mediante el tema olvidado de algún canto de la infancia. Entonces las tentaciones pierden su poder, la vida adquiere nuevo significado y nuevo propósito, y se imparte valor y alegría a otras almas.”

“Nunca se debería perder de vista el valor del canto como medio educativo. Cántense en el hogar cantos dulces y puros, y habrá menos palabras de censura y más de alegría, esperanza y gozo. Cántese en la escuela y los alumnos serán atraídos más a Dios, a sus maestros, y los unos a los otros.”4

“La música forma parte del culto de Dios en los atrios del cielo. En nuestros cantos de alabanza debemos intentar acercarnos tanto como sea posible a la armonía de los coros celestiales. (…) Los que hacen del canto una parte del culto divino, deben elegir himnos con música apropiada para la ocasión, no de notas fúnebres, sino alegres, y con todo, melodías solemnes. (…) Como parte del servicio religioso, el canto no es menos importante que la oración. En realidad, más de un canto es una oración. Si se enseña al niño a comprender esta, pensará más en el significado de las palabras que canta, y será más sensible a su poder.”5
“En las reuniones que se realicen, escójase a un número de personas para que tomen parte en un servicio de canto. Y acompáñese entonces el canto con instrumentos musicales tocados con habilidad. No hemos de oponernos al empleo de instrumentos de música en nuestra obra. Esta parte del servicio ha de ser dirigida cuidadosamente; porque implica la alabanza de Dios en el canto. El canto no siempre ha de ser entonado por unos pocos. Tan a menudo como sea posible, únase en él toda la congregación.”6

“Al conducirnos nuestro Redentor al umbral de lo infinito, inundado con la gloria de Dios, podremos comprender los temas de alabanza y acción de gracias del coro celestial que rodea el trono, y al despertarse el eco del canto de los ángeles en nuestros hogares terrenales, los corazones serán acercados más a los cantores celestiales. La comunión con el cielo empieza en la tierra. Aquí aprendemos la clave de su alabanza.”7

Vía: http://music.sdarm.org

1 Conflicto de los Siglos, p. 113
2 Ibidem, p. 124
3 Paul Nettl. De Lutero a Bach, p. 7
4 Educación, p. 168
5 Ibidem
6 Evangelismo, p. 370
7 Educación, p. 164
Soli Deo Gloria



miércoles, 13 de septiembre de 2017

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La Teología de la Cruz de Lutero

Nadie podría haber esperado que la Reforma fuera lanzada por los Noventa y Cinco Tesis contra Indulgencias de Martín Lutero el 31 de octubre de 1517.  El documento mismo simplemente propuso el marco para un debate universitario.  Lutero estaba arguyendo solamente por una revisión de la práctica de indulgencias, no su abolición.  Es seguro que no estaba ofreciendo una agenda para amplia reforma teológica y eclesiástica.

De verdad ya había dicho cosas mucho más controversiales en su Disputación en contra a Teología Escolástica del 4 de septiembre de 1517, en que hizo una crítica de toda la manera en que se había hecho teología medieval por siglos.  Esa Disputación, sin embargo, pasó sin ninguna murmuración.  Hablando humanamente solamente era la única combinación de factores externos.- social, económico y político.- que hizo la disputación de más tarde la chispa que prendió la mecha de la Reforma.

La Disputación de Heidelbergo

Una vez que la mecha se había prendido, sin embargo, la Iglesia hizo un error fatal: permitió el Orden Agustino, a que Lutero pertenecía, a tratar el problema como si fuera una dificultad menor local.  Tenía que haber una reunión del Orden en Heidelbergo en abril 1518, y Lutero fue pedido presentar una serie de tesis bosquejando su teología, para que pudiera ser asesorado por sus hermanos.  Fue aquí, entonces, que los relativamente blandos Noventa y Cinco Tesis dieron a Lutero una oportunidad importante a articular la teología que había expresado en su Disputación de Septiembre.    

La Disputación de Heidelbergo es significante por dos cosas.  Primero, había por lo menos un otro futuro gigante de la Reforma presente.  Este fue Martín Bucero, el Reformador de Estrasburgo, quien terminaría sus días como catedrático de teología en Cambridge.  Un hombre de vasto intelecto y amplia visión ecuménica, Bucero tendría una influencia profunda sobre una generación de Reformadores, no menos a Juan Calvino. Y su primera experiencia del pensar de la Reforma fue provista por Lutero en Heidelbergo en 1518.  Sin embargo, mientras Bucero salió de la Disputación maravillando sobre como Lutero había atacado lo que la Iglesia había llegado a ser, perdió el corazón teológico de lo que Lutero estaba diciendo.  Este es el segundo punto de importancia: la teología de la Cruz.

La Teología de la Cruz

Hacia el fin de la Disputación, Lutero ofreció algunas tesis que parecen (de manera típica de Lutero) sin sentido, o por lo menos oscuros:

19.       Aquella persona no merece ser llamado un teólogo que mira las cosas invisibles de Dios como si fueran claramente perceptibles en aquellas cosas que han ocurrido actualmente [Rom 1:20].

20.       Merece ser llamado un teólogo, sin embargo, quien comprende las cosas visibles y manifiestas de Dios vistas por sufrimiento y la cruz.

21.       Un teólogo de gloria llama el mal bien y el bien mal.  Un teólogo de la Cruz llama la cosa lo que en realidad es.

22.       Aquella sabiduría que ve las cosas invisibles de Dios en obras como percibidas por el hombre es completamente vanidoso, cegado y endurecido.

Estos dichos en realidad encapsulan el corazón de la teología de Lutero, y un buen entendimiento de lo que quiere decir por los términos y frases oscuros que contienen arroja luz no solamente sobre el contenido doctrinal de su teología, pero también sobre la manera misma que él creyó que teólogos debían pensar.  De verdad está tomando el argumento explosivo de de I Corintios y desarrollándole a una agenda teológica total.

Al corazón de su argumento es su idea que los seres humanos no deben especular acerca de quien es Dios o como actúa de antemano antes de ver quien se ha revelado ser.  Así Lutero ve la auto-revelación como axiomática a toda teología.  Ahora, probablemente no hay ningún hereje en la historia que no estaría de acuerdo con eso, porque toda teología presupone la revelación de Dios, o sea en la naturaleza, razón humana, cultura o cualquier.

Lutero, sin embargo, tuvo una vista dramáticamente restrictiva de revelación.  Dios se reveló como misericordioso a la humanidad en la encarnación, cuando se manifestó en carne humana, y el momento supremo de esta revelación fue en la cruz en el Calvario.  De verdad, Lutero a veces se refería enigmáticamente a Cristo crucificado como “el lado atrás de Dios”, el punto en que Dios aparecía estar la contradicción misma de todo lo que uno podría razonablemente haber anticipado que estaría.

Los “teólogos de Gloria”, entonces, son los que construyen su teología a la luz de lo que esperan que Dios estará; y sorpresa, sorpresa, hacen a Dios parecer algo como ellos mismos.  Los “teólogos de la cruz”, sin embargo, son los que construyen su teología a la luz de la revelación por Dios de si mismo en Cristo colgado en la cruz.

Implicaciones

Las implicaciones de esta posición son revolucionarias.  Para comenzar, Lutero está exigiendo que todo el vocabulario teológico sea revisado a la luz de la cruz.  Tomar por ejemplo la palabra poder.  Cuando teólogos de gloria lean acerca del poder divino en la Biblia o usen el término en su propia teología, suponen que es análogo al poder humano. Suponen que puedan llegar a un entendimiento del poder divino por magnificar a un grado infinito la cosa más poderosa de que pueden pensar.  A la luz de la cruz, sin embargo, este entendimiento del poder divino es el opuesto directo de lo que se trata del poder divino.  Poder divino se revela en la debilidad de la cruz, porque es en su aparente derroto a manos de poderes malos y autoridades terrenales corruptos que Jesús muestra su poder divina en la conquista de la muerte y de todos los poderes del mal.  Entonces, cuando un cristiano habla acerca del poder divino, o aún acerca de poder de la iglesia o poder cristiano, se le debe concebir en términos de la cruz; poder escondido en forma de debilidad.

Para Lutero el mismo procedimiento se debe aplicar a otros términos teológicos.  Por ejemplo, la sabiduría de Dios se muestra en la necedad de la cruz.  Quien hubiera pensado de la idea necia de Dios tomando carne humana para morir una muerte horrenda por parte de pecadores quienes le habían desafiado a propósito, o Dios haciendo a los pecadores puros por medio de él mismo llegando a ser pecado por ellos, o Dios mismo levantando a un pueblo a novedad de vida por medio de él mismo sometiéndose a muerte? Podríamos seguir, examinando tales términos como vida, bendición, santidad, y justicia.  Cada una de ser reconcebido a la luz de la cruz.  Todos son conceptos teológicos importantes; todos son susceptibles a los seres humanos moldeándoles a su propia imagen; y todos deben ser remoldados a la luz de la cruz.

Este entendimiento es uno de los factores en el pensar de Lutero que da su teología una lógica y coherencia internas.  Tomen, por ejemplo, su entendimiento de justificación, por la cual Dios declara al creyente estar justo a su vista, no por virtud de ninguna justicia intrínseca (cualquiera cosa que el creyente ha hecho o adquirido), sino a base de una justicia ajena, la justicia de Cristo que se queda externa al creyente.  ¡No es esto típico de la lógica rara pero maravillosa del Dios de la Cruz?  ¡La persona que de verdad está injusta, realmente enlodada en pecado, está verdaderamente declarado por Dios estar puro y justo!  Tal verdad es incomprensible a la lógica humana, pero hace perfecto sentido a la luz de la lógica de la cruz.

Y qué de la idea de un Dios quien baja y ama al no amable y al injusto antes de que los objetos de su amor tienen cualquier inclinación a amarle o hacer bien? Tal cosa es incomprensible a los teólogos de gloria, quienes suponen que Dios es como ellos, como otros seres humanos, y así solamente responde a los quienes están intrínsecamente atractivos o buenos, o que primero ganan su favor de alguna manera.  Pero la cruz muestra que Dios no es así; contra cada suposición que los seres humanos podían hacer acerca de quién es Dios y como actúa, él no requiere ninguna amabilidad anterior en los objetos de su amor; más bien, su amor anterior cree esta amabilidad sin poner precondiciones.  Tal Dios se revela con ternura y hermosura sorprendentes e inesperadas en el drama feo y violento de la cruz.

La Clave a Ética y Experiencia Cristianas

Lutero no restringe la teología de la cruz a una revelación objetiva de Dios.  También la ve como la clave de entender la ética y experiencia cristianas.  Fundamental a ambas es el papel de fe: a los ojos de incredulidad, la cruz es tontería; es lo que parece ser; la muerte aplastante y sucia de un hombre maldito por Dios.  Esto es como la mente incrédula interpreta la cruz,  tontería a griegos y una ofensa a judíos, dependiente de si tu pecado escogido sea arrogancia intelectual o auto-justicia moral.  A los ojos abiertos por fe, sin embargo, la cruz se ve como de verdad es.  Dios es revelado en lo escondido de la forma externa.  Y fe se entiende ser un don de Dios, no un poder inherente en la mente humana misma.

Este principio de fe entonces permite al creyente entender como él o ella debe comportarse.  Unido a Cristo, el Gran Rey y Sacerdote, el creyente también es tanto un rey como un sacerdote.  Pero estos oficios no son excusas por enseñorear sobre otros.  En realidad, reinado y sacerdocio se deben desarrollar en el creyente como están en Cristo, por sufrimiento y auto-sacrificio en el servicio de otros.  El creyente es rey de todo por ser un siervo de todos; el creyente está completamente libre por estar sujeto a todos.  Como Cristo mostró su reinado y poder por muerte en la cruz, así el creyente lo hace por darse a si mismo incondicionalmente a la ayuda de otros.  Debemos estar, como Lutero lo dice, pequeños Cristos a nuestros vecinos, porque al hacerlo encontramos nuestra verdadera identidad como hijos de Dios.

Este argumento es explosivo, dando todo un Nuevo entendimiento de autoridad cristiana.  Ancianos, por ejemplo, no deben ser los renombrados por ejercer su peso, por dar la lata a otros y por usar su posición o riqueza o credenciales para hacer respetar sus propias opiniones.  No, el anciano verdaderamente Cristiano es el que devota toda su vida al servicio doloroso, inconveniente y humillante de otros, porque al hacerlo muestra autoridad como Cristo, el tipo de autoridad que Cristo mismo mostró durante su vida encarnada y supremamente en la cruz en el Calvario.    

Grandes Bendiciones mediante Grandes Sufrimientos

Las implicaciones de la teología de la cruz para el creyente no se paran allí.  La cruz es paradigmática por como Dios tratará con creyentes quienes están unidos a Cristo por fe.  En breve, grande bendición vendrá por medio de gran sufrimiento.

Este punto es difícil para los de nosotros en el oeste afluente aceptar.  Por ejemplo, hacia algunos años atrás dicté clases en una reunión de una iglesia sobre este tema e indicó que la cruz no fue simplemente una expiación, sino una revelación de cómo Dios trata con los a quienes ama.  Fui desafiado después por un individuo quien dijo que la teología de la cruz de Lutero no dio suficiente peso al hecho que la cruz y la resurrección marcaron el comienzo del revés de la maldición, y que así se debe esperar grandes bendiciones; enfocarse en el sufrimiento y debilidad era entonces perder el significado escatológico del ministerio de Cristo.    

Por supuesto, este individuo había fallado en aplicar la teología de la cruz de Lutero tan rigurosamente como debía haber hecho.  Todo lo que dijo era verdad, pero falló en entender lo que estaba diciendo a la luz de la cruz.  Si, Lutero estaría de acuerdo, la maldición está siendo reducida, pero esta reducción se muestra por el hecho que, gracias a la cruz, el mal ahora está totalmente subvertido en la causa del bien.  Si la cruz de Cristo, el hecho más mal en la historia humana, puede estar en línea con la voluntad de Dios y ser la fuente de la derrota decisiva del mal mismo que la causó, entonces cualquier otro mal también puede ser subvertido a la causa del bien. 

Más que eso, si la muerte de Cristo es misteriosamente una bendición, entonces cualquier mal que el creyente experimenta puede ser una bendición también.  Si, la maldición está puesto al revés; si, bendiciones fluirán; pero quien declaró que estas bendiciones tienen que estar de acuerdo con las aspiraciones y expectaciones de América afluente?  La lección de la cruz para Lutero es que la persona más bendita sobre la tierra, Jesucristo mismo, fue revelado como bendecido precisamente en su sufrimiento y muerte.  Y si esa es la manera que Dios trata con su Hijo amado, tienen los que están unidos a él por fe algún derecho de esperar algo diferente?

Esto pone el problema del mal a diferente luz para Lutero que para, digamos para Harold Kushner, el rabino quien escribió Cuando Cosas Malas Ocurren a Buenas Personas.  Ocurren, diría Lutero, porque eso es como Dios les bendice.  Dios realiza su trabajo en el creyente por hacer su obra ajena (el opuesto de lo que esperamos); de verdad bendice por aparentemente maldecir.

De veras, cuando se le entiende que la muerte de Cristo, el crimen más grande en la historia, fue en si deseado de una manera profunda y misteriosa por el Dios trino, sin embargo, sin involucrar a Dios en cualquier tipo de culpa moral, vemos la solución al problema añejo de absolver a un Dios todopoderoso de responsabilidad por el mal.  La respuesta al problema del mal no está en tratar de establecer su punto de origen, porque ese es simplemente no revelado a nosotros.  Más bien, en el momento de la cruz, llega a estar claro que el mal está totalmente subvertido por el bien.  Romanos 8:28 es verdad por causa de la cruz de Cristo; si Dios puede tomar el más grande de males y cambiarle al más grande de bienes, entonces cuanto más puede tomar los malos menores que disparen la historia humana, desde tragedias individuales hasta desastres internacionales, y voltearles a sus buenos propósitos también. 
   
La teología de la cruz de Lutero está demasiado bueno a tratarse adecuadamente en un solo artículo, pero yo espero que mi breve bosquejo arriba indicará la rica vena de reflexión teológica que se puede minar por los que reflejan en I Corintios 1 y en las dramáticas antitesis entre apariencia y realidad que están dispersadas por las Escrituras y reunidas con tanta fuerza por Martín Lutero.  Un antídoto a sentímentalidad, doctrinas de prosperidad, y una escatología excesivamente mundana, este es polvo de oro teológico.  La cruz no es simplemente el punto en que Dios expía el pecado; también es una revelación profunda de quien es Dios y como él actúa hacia su creación.

Acerca del Autor

Carl Trueman es Catedrático de Historia de la Iglesia y Teología Histórica en el Seminario teológico de Westminster en Filadelphia. Es el autor de Luther's Legacy: Salvation and English Reformers 1525–1556 (La Herencia de Lutero: Salvación y los Reformadores Ingleses 1525-1556).  Este artículo está imprimado de New Horizons, October 2005 (Nuevos Horizontes Octubre 2005) con el gentil permiso del autor y del editor.
Soli Deo Gloria


miércoles, 14 de junio de 2017

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Lutero y su Música

“Yo quisiera componer himnos sacros, de tal forma que la palabra de Dios habite entre la gente, también, por medio de los cánticos.”

Difícilmente hay en toda la historia de la música de la iglesia, alguien que haya sido citado más que Martín Lutero (1483-1546). La posición de Lutero en la Dieta de Worms es ya una leyenda. Sus escritos fueron base para el pensamiento reformista. Aún hoy, se le da crédito al gran reformador por influenciar la música en las iglesias, y es cierto. Uno de los logros de Lutero, fue restaurar los cánticos congregacionales al lenguaje común. Lutero amaba la música, era un consumado flautista y era compositor. Él es autor de uno de los grandes himnos en la historia de la música de la iglesia, “Castillo fuerte es nuestro Dios”. Muchos grupos han querido apropiarse de las enseñanzas de Lutero, y él se ha convertido en la persona más citada, por ambos bandos, en la batalla por la música cristiana.

Constantemente, escuchamos la siguiente pregunta, “¿No es cierto que Lutero tomó música secular de su tiempo, y la incluyó en la música sacra? ¿No es esto prueba de que está bien tomar la música secular y aún la música rock de nuestro tiempo?” Puesto que esta pregunta la escuchamos tan a menudo, vamos a estudiar cuál fue exactamente la posición de Lutero acerca de esta situación. Este estudio debe ampliar los principios respecto al tema.

¿Verdaderamente fue Lutero influenciado por la música secular de su tiempo? Sí, claramente lo fue. Nadie vive en un limbo, y es ridículo pensar que se puede ser creativo y permanecer al margen de la cultura en que se vive sin ser afectado por ella. Lutero no fue la excepción, pero decir que, “puesto que Lutero tomó de la música secular de su tiempo para ser música sacra, nos autoriza tomar de la música de rock de nuestros días”, es ignorar los hechos y ser irresponsables.

Lutero dijo claramente, que en su tiempo había música buena y música mala: Y tú, mi joven amigo, deja que esta noble, grande y alegre creación de Dios (la música), sea encomendada a ti. Por medio de ella tú puedes escaparte de deseos vergonzosos y malas compañías. Así mismo, por medio de esta creación tú puedes acostumbrarte a reconocer y alabar a tu Creador. Pon especial cuidado en evitar y rechazar las mentes pervertidas que prostituyen este amoroso regalo de la naturaleza y del arte con sus imaginaciones eróticas, y ten la completa seguridad de que no es ningún otro, sino Satanás, quien les acecha para desafiar a su propia naturaleza, la cual puede y debe alabar a Dios, su Creador con este don; de tal forma que esas mentes tuercen el don de Dios y lo usan para alabar al enemigo de Dios, enemigo de la naturaleza y de este hermoso arte!

Ya sea que tú quieras confortar al triste, aterrorizar al feliz, dar ánimo al que desfallece, humillar al orgulloso, calmar al apasionado o apaciguar a aquéllos llenos de odio. ¿Quién podrá enumerar todos estos aspectos del corazón humano: Las emociones, las inclinaciones y los afectos que impelen al hombre al bien o al mal? ¿Y qué medio más efectivo puedes encontrar que la música? Obviamente, Lutero no creía en la neutralidad de la música. ¿Ahora, hasta qué punto usó Lutero la música secular para la música sacra? De las melodías de treinta y siete obras corales de Lutero, quince fueron compuestas por él mismo, trece vienen de himnos de servicio de música en Latín, cuatro vienen de canciones religiosas populares Alemanas, y dos fueron originalmente canciones religiosas de peregrinos. Dos más son de origen desconocido, y una vino directamente de una canción popular secular. Como podemos ver, no fueron la mayoría de sus canciones que vinieron de fuentes seculares. Verdaderamente, muy poca de su música, se deriva de la música secular.

Recordemos que en tiempo de Lutero, la cultura estaba controlada por la iglesia. La mayoría de las Universidades se encontraban bajo la autoridad de la iglesia. Las bellas artes, incluyendo a la mayoría de los grandes compositores, escritores, escultores y pintores, fueron entrenados bajo el patronato de la iglesia y eran empleados por la iglesia. Sería tonto decir que el ambiente de Lutero, fue similar al ambiente de nuestros días. En la actualidad, el liderazgo de las bellas artes está en rebelión con la iglesia y con la cultura tradicional.

Blume observa: “El protestantismo, conservó la clasificación medieval del mundo, en la cual el arte estaba sujeto a una disciplina intelectual, caracterizada por la piedad y la inclinación hacia las cosas relacionadas a la iglesias. Bajo estas condiciones, las diferencias entre la música sacra y la secular, pueden realmente haber sido muy pocas y de ninguna manera fueron un problema.” De manera que, decir que Lutero tomó de la música secular para su música sacra, es admitir que en el peor de los casos, se basó en la cultura religiosa. Una contribución importante de Lutero a la adoración en las iglesias, fue el restaurar los cánticos congregacionales. Él dijo: “Yo quisiera componer himnos sacros, de tal forma que la palabra de Dios habite entre la gente, también, por medio de los cánticos.”

En los tiempos de Martin Lutero, a las congregaciones no se les permitía cantar en los servicios Católicos Romanos. Su “entrenamiento musical” consistía solamente, de algunas tonadas seculares que ellos escuchaban en las calles. Blume nos dice que “la gente estaba acostumbrada a cantar solamente en ambientes seculares y a permanecer callada en la iglesia tradicional…tuvo que aprender cómo cantar en la iglesia.” Es en este contexto que Lutero hizo el siguiente famoso comentario, “¿Por qué el diablo debe tener todas las buenas tonadas?” Debemos recordar que no había tonadas para que el pueblo cantara, no se lo permitían. En los servicios, solamente se cantaba el gregoriano y música igualmente austera. Sólo se escuchaba música en latín, que las personas en su mayoría no podían entender.

Lutero pensó que deberían usarse tonadas más fáciles de cantar, más familiares, y enseñar a la gente rápidamente los nuevos textos en alemán, que él estaba compilando o escribiendo. Su plan fue desarrollar un estilo único de música, para ser usado en la adoración. Lutero no confió en la música erótica o sensual de su tiempo. El no buscó entre aquéllos que se rebelaron contra la esencia misma de la cultura, para tomar el modelo de su música. Es más cierto decir que Lutero tomó como ejemplo la música “clásica” de su tiempo.

Aún entonces, la práctica de tomar música de las fuentes seculares —contrafacta— fue breve. Blume nos dice: “rápidamente declinó la contrafacta.” Él nos dice que esas tonadas, que fueron obtenidas de la música secular, rara vez tenían la grandeza y la permanencia de la música compuesta por Lutero.” Esta, por supuesto fue la mayor parte de su trabajo.

Como podemos ver, asegurar que Lutero simplemente tomó tonadas de los bares de su tiempo y por lo tanto nosotros podemos hacerlo, también es deshonesto. El compositor favorito de Lutero fue Josquin de Prez, quien es reconocido como el más competente de los compositores de su siglo. Lutero siguió aprendiendo a tocar el laúd (instrumento relacionado con la guitarra), y fue considerado un experto. 

Por Tim Fisher
Soli Deo Gloria


martes, 13 de junio de 2017

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El “Castillo Fuerte” de Lutero

Cuando hablamos de lo que sucedió en la Reforma del siglo 15  lo relacionamos con las 95 tesis que en 1517 comenzaron una transformación de dimensiones históricas. Lo relacionamos con la traducción que permitió al pueblo alemán leer la Palabra de Dios en su propio idioma. Lo relacionamos con el monje agustino que enfrentó el poder del papado como ningún otro en Europa. Con lo que no se hace justicia es con el aporte que hizo Martín Lutero al pueblo de Dios con sus himnos. Su música se convirtió en una verdadera fuerza para la reforma. La letra de sus himnos le abrió las puertas a muchas de sus enseñanzas en los corazones de los hombres. Ya no era únicamente el coro; ahora toda la congregación, incluyendo a las mujeres, podía cantar a su Señor. Uno de sus opositores llegó a expresar que los himnos de Lutero mataron más almas que sus sermones.

Martín Lutero nació en Eisleben, en Sajonia, en 1483. A los trece años fue a Eisenach a estudiar, y para poder pagar la escuela llegó a cantar en las calles de Eisenach, para lo cual iba de casa en casa ofreciendo sus canciones. Fue así que Ursula Cotta y su esposo, al ver su amor por la música, le invitan a vivir con ellos durante la duración de sus estudios. Ella le enseñó a tocar el laúd y la flauta, lo cual incrementó su pasión por el canto y la música.

Luego pasó a estudiar leyes, y cierto día que caminaba junto a un compañero de estudios, un rayo fulminó a su amigo. En medio de la tormenta, Lutero prometió a Dios servirle si preservaba su vida. Fue así que unas semanas más tarde entro a un monasterio en Erfurt. Pero en lugar de encontrar la paz con Dios, se veía a sí mismo cada vez más miserable y lejos de Dios. Comenzó a estudiar la Biblia diligentemente, llegando a aprender hebreo y griego para leerla en sus idiomas originales. Pasaron diez años desde que comenzó a leer la Biblia hasta que dio los primeros pasos para reformar la iglesia; sólo después de comprender que Dios justifica al impío solamente por medio de la fe en el Señor Jesucristo.

Lutero se opuso a la venta de indulgencias con que el papado quería obtener recursos para sus proyectos en Roma, llegando al punto de clavar sus 95 tesis en las puertas de la iglesia en Wittenberg. Para él, el papa no tenía ninguna autoridad para perdonar pecados, y por lo tanto no debía involucrarse en la venta de indulgencias. Ahí comenzó la gran batalla. No era una lucha entre Lutero y la iglesia católica, sino entre la Palabra de Dios y la tradición.

Fue llamado a dar cuenta de sus escritos ante las autoridades católicas y el Emperador Carlos V en la dieta de Worms. Asistió valientemente, y como buen cristiano permaneció inconmovible del lado de las Escrituras, sin retractarse de las verdades salvadoras que halló en ellas. Durante su regreso a Wittenberg, el Duque de Sajonia lo “secuestró” hasta su Castillo en Wartburg para ponerle lejos del alcance de sus enemigos. Vivió allí por un año; y siendo que él encontró la paz de Dios en las Escrituras, su deseo ahora era que sus compatriotas pudieran hacer lo mismo leyendo la Biblia en su propia lengua, por lo cual se dedicó a su traducción al alemán. Terminó esa labor con la asistencia de Melanchton en 1522.

Tres años después de la Dieta de Worms, Lutero dejó sus hábitos religiosos, y se casó con Catalina von Bora, una monja que había dejado su convento. Continuó su obra de servicio a Dios escribiendo, predicando y guiando al pueblo de Dios. Lo cual pudo hacer en relativa paz en Wittenberg hasta su muerte en 1546.

Una de las cosas que habían estado fuera del alcance del pueblo desde el siglo VI era el cántico congregacional. Para Lutero cada creyente era un sacerdote con pleno acceso a la presencia de Dios, y capaz por ende de ofrecer cánticos y oraciones directamente a su Señor. Procuró poner algunos salmos en un lenguaje que fuera de fácil comprensión para los creyentes cantar. Era una forma de mantener viva la Palabra en el corazón de los hermanos. Lutero llegó a expresar: “El diablo aborrece la música porque no puede soportar la alegría. Satanás puede sonreír, pero no puede reír; puede mostrar una risa de desprecio, pero no puede cantar.”

“A Lutero pertenece el extraordinario mérito de haber dado la Biblia al pueblo alemán en su propio idioma (una obra maestra de traducción), el catecismo y el himnario, de modo que Dios pudiera hablarles directamente en su Palabra, y ellos pudieran responderle directamente con sus canciones” (Philip Schaff).

Su himno mejor conocido es Castillo Fuerte, una paráfrasis del Salmo 46, llamado “la Marsellesa de la Reforma”.

¿Cuánto fue escrito? “Probablemente Martín Lutero lo escribió para el tiempo cuando los líderes evangélicos estaban entregando su protesta contra el ataque hacia sus libertades en la Dieta de Speyer. E incidentalmente, el significado de la palabra protestante se derivó sin dudas de ese encuentro en el que estos líderes entregaron su protesta” (William & Ardythe Petersen, The Complete Book of Hymns, p. 370). Querían mantenerse inconmovibles de la postura de servir a Dios conforme a su Palabra y no conforme a las tradiciones de los hombres, y con tanta oposición, esto sólo podía llevarse a cabo amparados bajo la sombra del Omnipotente.

Recibió muchas amenazas y libró intensas batallas espirituales por la causa de Jesucristo. Y para esto, su amparo no fue ningún otro que el Castillo Fuerte de su Dios.

“El eterno Dios es tu refugio” (Deut. 33:27).

“Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste” (2 Sam. 22:2-3).

“Éstos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria (Sal. 20:7).

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza” (Sal. 46:1-3).

“La verdad es que el genio de este hombre, con la ayuda de Dios, había forjado una nueva y poderosa arma de la Fe, y las conquistas obtenidas por ella fueron incalculables. Grandes masas de personas, con los himnos y las melodías de Lutero en sus labios, se introdujeron por medio del canto en el creo de la reforma protestante” (Elsie Houghton, Classic Christian Hymn-Writers, p.29).


Sin lugar a dudas, Martín Lutero hizo una contribución formidable para volver a colocar el cántico congregacional en su justo lugar en la adoración. Muchos otros siguieron luego sus pasos, inspirados en la obra de este gran reformador. ¡Gracias, Señor, por el aporte que tu siervo Lutero hizo a tu pueblo.
Soli Deo Gloria


viernes, 28 de octubre de 2016

Historia de la Reforma Protestante

“El verdadero tesoro de la Iglesia es el santísimo evangelio de la gloria y la gracia de Dios”   (tesis 62)

"Yo no hice nada, la Palabra lo hizo todo"

"Mi conciencia está cautiva a la Palabra de Dios. Por lo tanto no puedo y no voy a retractarme, porque ir en contra de mi conciencia no es seguro ni saludable. No puedo hacer otra cosa, aquí estoy, que Dios me ayude. Amen.” Martín Lutero

La reforma protestante fue un movimiento reformista cristiano iniciado en el siglo XVI por Martin Lutero, que, a través de la publicación de sus 95 tesis, protesto contra diversos puntos de la doctrina de la Iglesia Católica, proponiendo una reforma en el Catolicismo. Los principios fundamentales de la Reforma Protestante son conocidos como las Cinco Solas:

* Sola fide (solo por la fe);
* Sola scriptura (solamente por medio de la Escritura);
* Solus Christus (solamente a través de Cristo);
* Sola gratia (solo por la gracia);
* Soli Deo gloria (gloria solamente para Dios).

La reacción de la Iglesia Católica, fue llamada la Contrarreforma que conllevo a modificaciones internas y externas de la organización católica romana. Sin embargo, la REFORMA PROTESTANTE fue precedido por varias manifestaciones en los siglos anteriores, pero ninguna de ellas consiguió el rompimiento definitivo con la Iglesia Católica Romana Apostolica

Antecedentes de la Reforma Religiosa Protestante

Herejías Medievales: (Arrianos, Valdenses, Albigenses).

Querella de investiduras (disputas entre los papas y los emperadores de Alemania a partir de 1074, por el derecho de nombrar obispos y abades).
Cisma de Occidente (ocurrida en el año 1378, en la cual la Iglesia Católica paso a ser gobernada por Tres Papas, aunque luego se unificaría en el año 1417)

Inicio de la Reforma Religiosa Protestante

Los primeros cuestionamientos a la Iglesia católica son referentes a la cuestión de la Venta de indulgencias (documentos firmados por el Papa, que absolvían al comprador de algunos pecados cometidos, disminuyendo el tiempo de su pena en el Purgatorio, era una práctica mercantilista para la salvación), la Simonia (comercialización de cosas sagradas como cargos eclesiásticos, cobranza por sacramentos, etc), el celibato, culto a las imágenes, excesos de sacramentos, aptitud mundana del Alto Clero, entre otras. Había un abismo grande entre lo que pregonaba la Iglesia y lo que hacia.

Movimiento de los reformadores

La primera noticia de la reforma es John Wycliffe. Es también conocido como "el Lucero del Alba de la Reforma y nace cerca de Richmond en el condado inglés de Yorkshire, alrededor de 1320, en la misma época de Geert Grote. Poco se sabe sobre su infancia.

A partir de 1345 empieza sus estudios en Oxford, y se queda allí durante 17 años. Se entrega profundamente a la teología y la filosofía, interrumpe sus estudios por varias razones, pero se gradúa finalmente en 1372 como doctor.

Geert Grote 
nació en octubre del año 1340 en Deventer Holanda como hijo de un adinerado comerciante. A los treinta años - había estudiado mucho y por largo tiempo y hacía poco había sido nombrado canónigo en el capítulo de la catedral de Aquisgrán - vivió una conversión. Grote se retiró, falleciendo en el año 1384.A John Wickliffe le siguió Juan Huss  que vivió desde el 1372  al 1415.En Bohemia, Praga Rep. Checa. Representa claramente la necesidad de reformar la iglesia medieval. Su crítica conmovió a Lutero que pudo llamar a Hus un "hombre santo". La figura más importante en Alemania fue Martin Lutero quien en 1517 se  rebeló en contra   de la Iglesia Católica, cuando puso en la puerta de su iglesia las 95 Tesis en controversia por la venta de indulgencias y otras herejías de la época.   Martín Lutero (nacido como Martin Lutero: posteriormente cambia su apellido a Luther, en castellano: Lutero) nació el 10/11/1483 en un mundo lleno de conflictos y tensiones.

Lutero fue criticado no pocas veces y desde distintos lados por su línea mesurada, su actitud frente al campesinado rebelde y sus compromisos con los príncipes. Por el otro lado, Lutero estuvo siempre presionado defendiendo la Reforma contra el bando católico-romano, en lo político y en lo teológico. Muchos de sus primeros seguidores no quisieron seguirle en esta arriesgada empresa. En sus últimos años de vida, Lutero debió luchar contra una serie de dolencias físicas. Muere el 18 de febrero de 1546 en Eisleben.

En Alemania, cuando se habla de la Reforma, ésta suele asociarse directamente con la persona de Martín Lutero, y es cierto, porque con él empezó. Sin duda, Lutero es el reformador más importante. Pero no es el único, no en Alemania y mucho menos en otros países. Hay que prestar atención a dos cosas: Por un lado, la Reforma no debe ser identificada con Lutero; justamente la Iglesia Reformada se remonta a ZwinglioCalvino sin poder ni querer cuestionar los méritos de Lutero. Por otro lado, Lutero no puede ser la medida absoluta para lo que se considera "reformado" o no. Esto significaría estrechar nuestro horizonte y no poder valorar los conocimientos y descubrimientos de otros reformadores. Juan Calvino nace el 10 de julio de 1509 en Noyon en el norte de Francia .Calvino no menciona una fecha de su conversión a la reforma, no obstante es seguro que se produjo antes del 4 de mayo de 1534, porque en esa fecha Calvino viaja a Noyon para renunciar a sus prebendas como consecuencia de su alejamiento del catolicismo.

Algunas características de Calvino siempre serán extrañas para el hombre moderno. Calvino fue un asceta que dedicó su vida a la Reforma y podía proceder de una manera muy estricta. Pero tenemos que esforzarnos por diferenciar más, porque la imagen tan distorsionada de Calvino se debe también a las grandes luchas confesionales que duraron hasta el siglo XX.

Sobre Ulrico Zuinglio  sabemos algo menos que sobre Calvino. Esto es entendible, ya que Calvino tuvo muchísimo más impacto que Zwinglio; prácticamente la totalidad de las iglesias reformadas en el mundo se remontan a él.

Después de la muerte de Calvino, Teodoro de Beza es elegido su sucesor como moderador de los pastores de Ginebra. Beza nació en 1519 en la Borgoña.

Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: M as el justo por la fe vivirá.
Romanos 1:16-17
La Reforma Continua...
Soli Deo Gloria