martes, 18 de agosto de 2020

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La confesionalidad de una Iglesia CBL 1689

“Retengamos nuestra profesión” (Hebreos 4:14)
Hoy se escucha muchos comentarios de que una confesión de fe de una Iglesia es una cuestión relativamente sin importancia, y que su confesión personal no debe de ninguna manera ser afectada por ella.

Los que expresan tales observaciones suelen hablar de esta manera: ¿Usted pertenece a Jesús y la vida de Dios habita en su corazón? ¿Por qué entonces, preocuparse por la Confesión de fe de una iglesia?

Preguntamos a aquellos que comentan de esa manera, es que acaso ¿La Confesión común de la Iglesia no afecta a la confesión personal?

Sentimientos así fueron expresados por los montanistas poco después que los apóstoles del Señor habían muerto. Algunas personas modestas y emocionalmente piadosas también se han pronunciado en ese sentido en todas las épocas. Durante la Reforma, los anabaptistas decían esas cosas. ¡Que el estudio de un Confesión de fe es bastante irrelevante! ¡Hoy esto representa una burla de las cosas santas!

Sin duda que lo hace. Lea lo que Pablo escribió a la iglesia de Corinto: 
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis toda una misma cosa” (1 Corintios 1:10)
Este “hablar de la misma cosa” sin duda se refiere a una confesión común, pues Pablo añade: “Y para que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis [como iglesia] perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.” 
Note que Pablo instó a que no se unieran en el mismo sentimiento, o en la misma experiencia emocional, pero si en una misma mente y juicio. Es la declaración idéntica que se dirigió a la iglesia en Filipos, cuando escribió: 
Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa” (Fil. 3:16). 
El Apóstol Juan expresa la misma idea, sin duda lo relaciona con una confesión. 
Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios: y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que ha de venir, y que ahora ya está en el mundo” 
Pablo escribió,   
Con la boca se confiesa para salvación.” Romanos 10:10,

Usted ve, por tanto, que los Apóstoles que escribieron bajo la inspiración del Espíritu Santo, y cuya palabra y su significado todas las personas deben estar a su servicio, afirman exactamente lo contrario de aquellas personas que hoy comentan sin ciencia y basados en sentimentalismo y al final afirmando que la confesión común de una iglesia es un asunto relativamente de poca importancia. Este testimonio de los apóstoles debe fomentar más estudio en usted como parte de su preparación para poder manifestar siempre su confesión de fe y así ser todos de un mismo sentir, y deben hablar de una misma cosa. Esto significa que la misma doctrina debe ser confesada por todos.

Por esa razón es necesario una confesión de fe. Una Iglesia que no enseña a sus jóvenes nunca puede aspirar a mantener una confesión pura, sino que renuncia a ella, corta todo contacto con el pasado, se divorcia de los padres, y forma un nuevo grupo.

Si usted desea hacer conocer su confesión de fe. Entonces debe aprenderlo. Usted no tiene que aprender la interpretación de tal o cual predicador o maestro, pues las opiniones de éstos varían ampliamente, y siempre lo han hecho. En su lugar, usted debe aprender lo que la Iglesia ha confesado a través de los siglos y como entendieron la verdad revelada por Dios en sus Sagradas Escrituras. Esa confesión debe ser enseñada en las Iglesias, a todos los que son formados en ella, a todos los que deseen convertirse en miembros responsables de la misma, ya sean jóvenes o mayores, con experiencia o sin experiencia.

La presente generación debe reafirmar la confesión de fe que la generación anterior recibió de sus padres. Nada podría ser más erróneamente concebido que suponer que cada nueva generación debe hacer una confesión nueva, es decir una diferente. Los niños deben reafirmar la confesión de sus padres. La verdadera educación es sólo eso: una reinterpretación y una reafirmación. Consecuentemente esta educación verdadera, debe conseguirse en la Iglesia de Jesús. Debe ser el objetivo sagrado de la iglesia hacer que la voz espontanea del corazón sea idéntica a la reafirmación de los labios.

Hoy la Iglesia evangélica sufre la crisis por la falta de una confesión de fe reformada e histórica.

En el Salmo 78, Asaf estableció la regla de oro en este asunto: 
Escucha, pueblo mío, mi ley: Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos: las cuales hemos oído y entendido: Que nuestro padres nos las contaron.” 
Asaf nos dice concerniente a estas verdades que nosotros no podemos “encubrirlas de nuestros hijos, ni de las generaciones venideras. Dios el Señor ha encomendado mantener el tesoro de su verdad a la Iglesia, y ordenó que se conservara a través de las generaciones y hasta la consumación del mundo. Asaf cantó: 
Él estableció testimonio en Jacob, y puso ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres, que las notificasen a sus hijos, para que sepan las generaciones venideras y los hijos que nacerán y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, a fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios, sino que guarden sus mandamientos”.
Por tanto, no hay lugar a dudas sobre la obligación del estudio y de la enseñanza. Usted está obligado a hacerlo. La verdad revelada de Dios debe ser transmitida de una generación a otra. La confesión de fe de una iglesia no puede ser dejada y borrada por el polvo de los siglos, sino que debe ser constantemente reafirmada. Es inútil memorizarla solamente, es cierto, pero no puede la cadena de eslabones que unen a la Iglesia de Dios romperse y desmoronarse.

Para mantener una confesión de fe, una generación debe simplemente ser una imitación de la de la generación anterior.

Por lo tanto, sabemos que hay algunas iglesias virtualmente deformadas o contaminadas, y algunas reformadas y fieles, otras teniendo confesiones contaminadas y purificándose respectivamente.

Es una bendición sostener una confesión de fe puramente, para el bien de la Iglesia como es la CBL de 1689.


Soli Deo Gloria



lunes, 17 de agosto de 2020

No desperdicie su aislamiento

¡Cómo yace solitaria la ciudad de tanta gente! Se ha vuelto como una viuda la grande entre las naciones; la princesa entre las provincias se ha convertido en tributaria (Lam. 1:1 LBA)

Al iniciar una serie breve en el libro de Lamentaciones del profeta Jeremías en IBRGS y mi experiencia con este virus, deseo traer esta breve meditación y recopilando en la experiencia del reformador Martín Lutero sobre la peste bubónica, también conocida como peste negra.

El lamento no es una respuesta inapropiada para las personas que viven en un mundo quebrantado. Aquí el profeta identifica correctamente al pecado como la fuente de todo el dolor que vemos en nuestro mundo y hoy esta pandemia está dejando familias solitarias y naciones grandes paralizadas.

A todos se nos ha recordado de vez en cuando que el futuro es incierto; ¡pero las últimas semanas han demostrado ese concepto de maneras que ninguno de nosotros podría haber imaginado! Hace meses atrás el término "Coronavirus" y "COVID-19" ni siquiera formaban parte de nuestro vocabulario. Ahora parecen dominar casi todas las conversaciones. En estos días, muchos de nosotros estamos preocupados, comprensiblemente, porque las tasas de infección y el número de muertes continúan aumentando.


Como creyentes, encontramos consuelo en esos momentos en la santa palabra de Dios, la Biblia. El profeta Jeremías vivió en una época de gran angustia. Había sido testigo de la caída de Jerusalén y había visto los devastadores resultados de la deportación de sus compatriotas a Babilonia. El libro de Lamentaciones es un registro de su dolor al contemplar el desastre que había caído sobre su pueblo. Sus palabras son instructivas para nosotros hoy frente a esta pandemia mundial. Les recomiendo que lean el libro completo (solo 5 capítulos); pero permítanme extraer algunos "fragmentos" que nos dan una idea de lo que estaba pasando por su mente.


Mire las palabras iniciales del libro:

¡Cómo yace solitaria la ciudad de tanta gente! Se ha vuelto como una viuda la grande entre las naciones; la princesa entre las provincias se ha convertido en tributaria (Lam. 1:1 LBA)

En los atlas bíblicos podemos ver fotos de las aceras vacías de su ciudad. Para Jeremías y para nosotros, tales eventos son claros recordatorios de la inutilidad de depositar nuestra confianza en el comercio, el éxito y la prosperidad del mundo en el que vivimos. Hoy diríamos citando a Jeremías ¡Cómo yace solitaria la ciudad de tanta gente!

En el capítulo 2, versículo 14 leemos:

“Tus profetas te han visto visiones falsas y engañosas; no han expuesto tu iniquidad para restaurar tu fortuna, sino que han visto oráculos falsos y engañosos”.

Los falsos profetas no son nada nuevo en nuestros días. Existieron en el tiempo de Jeremías y continuarán con sus malas prácticas hasta el fin de los tiempos. Nuestro deber en tiempos como este es protegernos a nosotros mismos y a nuestros hermanos en la fe de aquellos que trafican con "oráculos falsos y engañosos". Muchas publicaciones en las redes sociales se enfocan en un "dios" que quiere protegernos a todos de la devastación de las enfermedades y la calamidad financiera. Tales ideas generalmente tienen sus raíces en lo que comúnmente se conoce como el "evangelio de la prosperidad". La falacia de tal enseñanza debería ser evidente para todos durante esta crisis actual. Si su mensaje fuera cierto, esperaríamos que los llamados “sanadores por la fe” convergieran en los hospitales y sanaran a los afligidos. Pero cuando ocurre una pandemia real, no se encuentran por ninguna parte. Están acurrucados en aislamiento como el resto de nosotros.

Otras enseñanzas falsas no son tan obvias. Algunas personas parecen especializarse en explicar el propósito de Dios en todo esto y quieren impresionarnos con sus ideas. Tenga cuidado con esos maestros falsos.
Jeremías señala nuestros pensamientos en la dirección correcta con estas palabras en el capítulo 3.

“Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza: Que las misericordias del SEÑOR jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad! ". (3: 21-23)“Porque no rechaza para siempre el Señor, antes bien, si aflige, también se compadecerá según su gran misericordia.” (3: 31-32)

Cuando se enfrentó a la calamidad, Jeremías recordó el amor incesante y la fidelidad al pacto de su Dios. Deberíamos hacer lo mismo.

Ah, por cierto… Empecé mencionando la incertidumbre del futuro. Esa fue una declaración engañosa. El futuro es absolutamente seguro. No desde nuestra perspectiva, sino desde la de Dios. A nosotros no nos parece así, pero desde la perspectiva divina, el futuro es tan seguro como si ya hubiera sucedido. Escuche las palabras de otro profeta del Antiguo Testamento, Isaías:

“Acordaos de las cosas anteriores ya pasadas, porque yo soy Dios, y no hay otro; yo soy Dios, y no hay ninguno como yo, que declaro el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: "Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré." Yo llamo del oriente un ave de rapiña, y de tierra lejana al hombre de mi propósito. En verdad he hablado, ciertamente haré que suceda; lo he planeado, así lo haré.'” (Isaías 46: 9-11).

El verdadero consuelo del cristiano en tiempos de crisis no proviene del falso sentido de un dios que solo quiere comodidad y tranquilidad para su pueblo, o de tratar de obtener información privilegiada sobre todos sus planes y propósitos. Más bien, se basa en una tranquila confianza en que el Dios del universo está obrando todas las cosas según el consejo de su propia voluntad. Nuestro trabajo es simplemente darle la gloria debida a su nombre en cada situación en la que nos encontremos, incluso en medio de una pandemia.

Lutero y la peste bubónica

Espero que esta pequeña perspectiva histórica conecte su situación con los santos del pasado a medida que tenga una pequeña idea de cómo lidiaron con una situación aún peor de lo que hoy vivimos con el Covid 19.

Martín Lutero tiene una carta escrita en el año 1527 que conocemos por el título "Si uno puede huir de una plaga mortal". Fue escrito por Lutero en respuesta a una pregunta de un grupo de clérigos en Breslau sobre si un cristiano podía o no huir de sus hogares y / o trabajos a la luz de los peligros planteados por la plaga. Estos pastores le pidieron a Johann Hess (1490-1547) que pidiera la sabiduría de Lutero en su nombre.

La peste bubónica, también conocida como peste negra, fue transmitida por pulgas y se extendió a través de los comercios marítimos franceses e italianos. Devastó Europa a partir de mediados del siglo XIV y continuó en ciclos de varias duraciones hasta el siglo XVII. La primera epidemia (1357-1551) se cobró la vida de un tercio de la población europea.

Podría atacar el cuerpo a través de varios medios (ganglios linfáticos, torrente sanguíneo, pulmones) y conlleva altas tasas de mortalidad. Si los pulmones estaban infectados, la tasa de mortalidad era cercana al 100% y era muy contagiosa.

Lutero comenzó su respuesta a Hess y a los pastores a fines de julio de 1527, pero fue interrumpido al menos dos veces mientras escribía porque el papel que usaba y su letra cambiaron en dos puntos de la carta. La terminó en octubre o noviembre de 1527. Mientras Lutero escribía, la plaga llegó a su ciudad de Wittenberg el 2 de agosto.

Lutero practicó lo que predicó mientras su familia admitía a varias personas con la plaga en su casa. Su hijo, Hans, contrajo la plaga, pero sobrevivió, y su esposa estaba embarazada de Elizabeth durante este tiempo, quien nació el 10 de diciembre, pero murió 8 meses después, probablemente por complicaciones de que su madre estuvo expuesta a la plaga durante su embarazo. El mismo Lutero también sufrió varias pruebas espirituales y físicas durante este tiempo.

Citaré dos pasajes bien conocidos de la carta, pero también lo vincularé a la carta en sí para que pueda verla. Lutero analiza otras cosas en la carta, como las responsabilidades de los pastores, cómo amar al prójimo en tales circunstancias, cómo luchar contra el diablo cuando es tentado, proporcionar hospitales, prepararse para la muerte, cementerios, y responde a los que actuaron "demasiado precipitados e imprudentes, tentando a Dios y despreciando todo lo que pueda contrarrestar la muerte y la plaga "entre otras cosas", no evitan los lugares y las personas infectadas por la plaga, sino que se burlan de ella con despreocupación y desean demostrar su independencia. " ¿Relevante para hoy? ¡Creo que sí!

La conclusión de Lutero sobre quién debe quedarse y quién puede huir.

Debemos orar contra toda forma de maldad y protegernos de ella lo mejor que podamos para no actuar en contra de Dios, como era el caso. Si es la voluntad de Dios que el mal venga sobre nosotros y nos destruya, ninguna de nuestras precauciones nos ayudará.

Debemos tomar esto en serio: en primer lugar, si nos sentimos obligados a permanecer donde la muerte ruge para servir a nuestro prójimo, encomendamos a Dios y digamos: “Señor, estoy en tus manos; me has mantenido aquí; hágase tu voluntad. Soy tu humilde criatura. Puedes matarme o preservarme en esta pestilencia en el mismo camino como si estuviera en fuego, agua, sequía o cualquier otro peligro.” Sin embargo, si somos libres y podemos escapar, felicitémonos y digamos: "Señor Dios, soy débil y temeroso. Por lo tanto, estoy huyendo del mal y estoy haciendo lo que puedo para protegerme de él, en tus manos en este peligro como en cualquier otro que pueda alcanzarme. Tu voluntad está hecha, mi huida por sí sola no tendrá éxito porque la calamidad y el daño están en todas partes. Además, el diablo nunca duerme. Es un asesino desde el principio (Juan 8:44) y trata en todas partes de instigar el asesinato y la desgracia".

En respuesta a los que "tientan a Dios".

"No, querido amigo, eso no es bueno. Usa medicinas; toma porciones que te puedan ayudar; fumiga la casa, el patio y la calle; evita a las personas y los lugares donde tu vecino no necesita tu presencia o se ha recuperado, y actúa como alguien que quiere ayudar a apagar la ciudad en llamas. ¿Qué más es la epidemia sino un fuego que en lugar de consumir leña y paja devora la vida y el cuerpo? Debes pensar así: Muy bien, por decreto de Dios el enemigo nos ha enviado veneno y basura mortal. Por lo tanto, pediré a Dios misericordiosamente que nos proteja. Luego fumigaré, ayudaré a purificar el aire, administraré medicinas y tomaré. Evitaré lugares y personas donde mi presencia no sea necesaria para no contaminarme y, por lo tanto, tal vez infectar y contaminar a otros, y así causar su muerte como resultado de mi negligencia. Si Dios quisiera llevarme, seguramente me encontrará, y he hecho lo que él esperaba de mí, por lo que no soy responsable de mi propia muerte o la muerte de otros. Si mi vecino me necesita, sin embargo, no evitaré lugar o persona, sino que iré libremente, como se indicó anteriormente. Mira, esta es una fe tan temerosa de Dios porque no es ni descarada ni temeraria y no tienta a Dios".

Terminando con las palabras del profeta Jeremías, podemos observar que el pueblo soportó los extremos del hambre y la angustia. En esta triste condición Jerusalén reconoció su pecado y rogó al Señor que mirara su caso. Este es el único camino para aliviarnos bajo la carga de esta pandemia; porque es la justa ira de SEÑOR por las transgresiones del hombre, que ha llenado la tierra de tristeza, lamentos, enfermedad y muerte.

Hermano, amigo… que todas nuestras penas nos guíen a la cruz de Cristo en este tiempo de la pandemia.
Soli Deo Gloria



sábado, 13 de junio de 2020

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Adoración (Los principios de la adoración pública) CBL 1689

Los principios del culto público (1 Corintios 14: 2640)

“¿Qué hay que hacer, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada cual aporte salmo, enseñanza, revelación, lenguas o interpretación. Que todo se haga para edificación.” (1 Cor. 14:26
“Pero que todo se haga decentemente y con orden.” (1 Cor. 14:40

La carta del apóstol Pablo a los corintos, nos da pautas para preservar el orden en la iglesia; sobre todo en la práctica de los servicios de adoración corporativa. "Un himno puede ser hermoso, incluso si no entendemos las palabras. Pero no nos edificará a menos que sepamos lo que se está cantando." 
       
En una serie de estudios de manera recurrente se ha tratado el tema de la adoración pública bajo el principio regulador de la adoración. (Seguir enlaces de estudios CBL 1689 para revisarlo).

Entonces, ahora dando lectura a las palabras del apóstol Pablo a los corintos dice: “ya sea que comamos o bebamos, o lo que sea que hagamos, debemos hacer todo para la gloria de Dios”. (1 Corintios 10:31).

Hoy me gustaría ver algunos principios que rigen nuestros servicios públicos de adoración. Hay una serie de principios que son importantes y quiero mencionar solo algunos. Nuestro texto de hoy es simplemente un trasfondo de lo que tengo que decir. Me gustaría llamar su atención sobre la primera carta de Pablo a los corintios. La iglesia en Corinto tenía varias dificultades. Un área en la que tenían dificultades era el culto público. Su orden de adoración era en realidad un desorden de adoración. Cualquiera que quisiera cantar o hablar en lenguas o interpretar, etc. Fue caótico y confuso. Así que Pablo dio un principio general: la adoración debe hacerse decentemente y en orden (1 Corintios 14:40).
Veamos cómo lo dijo Pablo en 1 Corintios 14: 2640

Introducción

Dios creó el mundo y todo lo que hay en él para su propia gloria. Sin embargo, el hombre cayó en pecado en el Jardín del Edén, y desde entonces hemos luchado por adorar a Dios adecuadamente. De hecho, Pablo nos dice en los primeros capítulos de su carta a los Romanos que nuestro pecado más fundamental es la idolatría. Intercambiamos constantemente la gloria de Dios por una mentira, y adoramos y servimos las cosas creadas en lugar de nuestro Creador.

Sin embargo, cuando el Espíritu de Dios nos regenera y nosotros al convertirnos en cristianos por su pura bondad y gracia, ahora él también pone en nuestras almas el deseo de adorar a nuestro Creador y Redentor. Sin embargo, ese deseo necesita ser guiado por la palabra de Dios. Si no es guiado por la palabra de Dios, entonces nos guiaremos por nuestros propios pensamientos y experiencias. Y eso lleva a todo tipo de problemas.

Me gustaría establecer cinco principios de culto público que son importantes para nuestra comprensión de la adoración pública.                                                                                                                                                                                                            
I. La adoración interna es distinta de la adoración externa

El primer principio de la adoración pública es que la adoración interna es distinta de la adoración externa. Si no logras comprender la distinción entre los dos, entonces tu adoración pública se verá obstaculizada.

Déjame distinguir la adoración interna y externa por ti. La adoración interna se refiere a las actitudes internas del corazón y la mente mientras se dedica a la adoración. Se refiere a los sentimientos subjetivos en tu corazón mientras adoras. La adoración interna tiene que ver con tu espíritu, y solo tú y Dios saben si realmente estás adorando. El culto interno no es percibido por los cinco sentidos y otras personas no pueden juzgar si usted está realmente comprometido o no con el culto interno.

La adoración externa, por otro lado, se refiere a los actos externos de adoración que se componen de lo que usted dice o hace mientras participa en el servicio público de adoración. A diferencia de la adoración interna, la adoración externa es perceptible por los sentidos. Por lo tanto, otros pueden ver y juzgar lo que está haciendo. La adoración externa también se refiere a las formas, liturgias, órdenes de servicio, etc., que comprenden las partes sensibles de la adoración pública.

Entonces, el primer principio de la adoración pública es que la adoración interna es distinta y diferente de la adoración externa. Como dije, si no logras comprender la distinción entre estos dos aspectos de la adoración, entonces tu adoración pública se verá obstaculizada.
   
II La adoración interna es la esencia de la adoración verdadera

El segundo principio del culto público es que la adoración es la esencia de la verdadera adoración bíblica. La adoración interna es absolutamente esencial. La adoración interna tiene que ver con la esencia de la adoración, mientras que la adoración externa tiene que ver con la forma, o actos externos, de adoración.

La Escritura deja en claro que Dios está más preocupado por su actitud o su corazón, mientras se dedica a la adoración que por lo que hace o dice. Jesús le dijo a la mujer samaritana: "Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad "(Juan 4:24).

Dios le dijo a Samuel cuando buscaba un rey para reemplazar a Saúl: “No mires su apariencia ni la altura de su estatura, porque lo he rechazado. Porque el Señor no ve como el hombre ve: el hombre mira la apariencia externa, pero el Señor mira el corazón” (1 Samuel 16: 7).

Cada vez que vienes a adorar a Dios, Dios está examinando tu corazón. Se quita el abrigo exterior de tus acciones y mira la prenda de tu corazón. Dios no está tan preocupado por los aspectos externos de la adoración como lo está por tu corazón.

Además, debes preparar tu corazón para la adoración pública. No puedes caminar sin estar preparado un domingo y esperar encontrarte con Dios. ¿Qué harías si tuvieras una invitación para reunirte? Sobre todo, si fuera la reunión con él presidente de la república mañana a las 10:30 a.m. ¿Te quedarías despierto hasta tarde y mirar la televisión? ¿Te levantarías tarde? ¿Llegarías tarde al desayuno? ¿Llegarías al lugar de reunión a última hora? ¿O llegarías allí antes de tiempo? ¿Tomaría unos minutos la noche y la mañana anterior para tomar algunas notas para prepararse para su reunión con el Presidente? ¡Por supuesto que lo harías! No soñaría con entrar en una reunión con el Presidente medio dormido, unos minutos tarde y sin preparación. Ahora, si harías eso con el Presidente de la república, ¿por qué pensarías en hacer algo menos por el Rey del Universo?
Estoy convencido de que con un poco de planificación y adecuada preparación su culto público mejorará notablemente, no solo para ti pero principalmente para Dios, quien ve tu corazón.    
  
III. Es posible tener el culto externo apropiado sin tener el culto interno apropiado correspondiente
   
El tercer principio de la adoración pública fluye naturalmente del segundo principio. Este principio establece que es posible tener el culto externo apropiado sin tener el culto interno apropiado correspondiente. Esto es lo que se llama "adoración hipócrita". Cuando tu adoración externa no corresponde a lo que realmente está sucediendo en tu corazón, eres culpable de adoración hipócrita.
Jesús señaló este problema en su día; en Marcos 7: 18

Jesús simplemente se hizo eco de la queja que Dios expresó a Isaías A lo largo de la historia, las personas se han reunido para adorar a Dios. Han pasado por los movimientos. Han cantado canciones. Han hecho oraciones. Han hecho lo que el orden de adoración exigía. Pero sus corazones estaban lejos de Dios. ¿Alguna vez has cantado un himno mientras tu mente estaba soñando despierto? O, ¿has entregado ansiosamente algún problema? y no prestó atención a la lectura de la Biblia o al sermón? Si es así, fuiste culpable de adoración hipócrita. Dios no fue glorificado por tu adoración. Y tampoco estabas meditado. Honraste a Dios con tus labios, pero tu corazón estaba lejos de él.

Todos debemos admitir para nuestra vergüenza que todos somos culpables de adoración hipócrita a veces. El remedio es simplemente pedirle a Dios que nos perdone y que nos conceda su Espíritu para permitirnos nuevamente adorarlo de corazón.
   
IV. La adoración interna es posible solo en el contexto de una relación entre un pecador redimido y un Dios santo
   
El cuarto principio de la adoración pública es que la adoración interna solo es posible en el contexto de una relación entre un pecador redimido y un Dios santo.
Pregúntese: ¿Cuál es el fundamento de la adoración interna? ¿Sobre qué base se ofrece tu adoración a Dios?

La adoración interna es el privilegio espiritual adquirido para cada creyente por la preciosa sangre de Cristo. Por lo tanto, es la primogenitura de cada hijo de Dios. El fundamento de la adoración interna es la obra expiatoria de Cristo. Pablo dice en Efesios 2:18 que es a través de Cristo que tenemos acceso al Padre: "Porque a través de él [es decir, Cristo] ambos tenemos acceso en un solo Espíritu al Padre".
El escritor de los Hebreos dice en Hebreos 10: 1922

“Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús, por un camino nuevo y vivo que El inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, su carne, y puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.”

Tu adoración es aceptable para Dios solo si se ofrece a través de Cristo y limpiado por Cristo. Su sangre y celestial intercesión hace que tu adoración sea aceptable para Dios.

Ya sabes, es completamente posible pasar por los movimientos de adorar a Dios a través de la adoración externa. Asiste a los servicios públicos de adoración, participa en los servicios, canta, ora, lee las Escrituras, da dinero, confiesa la fe, escucha el sermón e incluso participa en los sacramentos. Puede hacer esto fielmente, semana tras semana. Pero si no está reconciliado con Dios, si nunca ha llegado a una relación correcta con Dios, sepa que Dios ve su corazón y que sabe que su corazón está lejos de él.

Puede engañar a otros en el servicio. Usted puede ser capaz de engañar a los pastores y ancianos. Incluso puede engañar a su cónyuge, a sus hijos o a sus padres. Pero recuerda, no puedes engañar a Dios. Él y solo él ve tu corazón. Y tú y Dios saben dónde está tu corazón.

Quizás estás sentado aquí hoy y nunca has tenido tus pecados limpiados por la sangre de Cristo. Dile a Dios que no lo has estado adorando en espíritu y en verdad. Dile que simplemente has estado pasando por lo externo de la adoración. Dile que tu corazón ha estado lejos de él. Pero hoy, ahora mismo, quieres que cambie tu corazón. Quieres adorarlo de una manera aceptable. Pídele a Dios que te perdone tu pecado. Pídale que aplique la sangre derramada de Jesucristo a usted y a su pecado. Si haces eso, puedes adorar a Dios de una manera verdadera y bíblica.
   
V. La adoración debe ser bíblica

Finalmente, el quinto principio del culto público es que debe ser bíblico. Es decir, el culto público debe ser ordenado por lo que históricamente se ha llamado "el principio regulador del culto". La Escritura es clara en que Dios debe ser adorado según sus instrucciones. Dios ha declarado en las Escrituras a través del precepto, el mandato, el ejemplo y el principio la forma en que debe ser adorado.
Dios le ha dicho repetidamente a su pueblo que tenían prohibido agregar o restar a la adoración que había revelado. Por ejemplo, dice Deuteronomio 12: 2932

“Cuando el SEÑOR tu Dios haya destruido delante de ti las naciones que vas a desposeer, y las hayas desposeído y habites en su tierra, cuídate de no caer en una trampa imitándolas, después que hayan sido destruidas delante de ti, y de no buscar sus dioses, diciendo: "¿Cómo servían estas naciones a sus dioses para que yo haga lo mismo?" No procederás así para con el SEÑOR tu Dios, porque toda acción abominable que el SEÑOR odia ellos la han hecho en honor de sus dioses; porque aun a sus hijos y a sus hijas queman en el fuego en honor a sus dioses. Cuidarás de hacer todo lo que te mando; nada le añadirás ni le quitarás.”
   
Cuando Nadab y Abihu "ofrecieron fuego no autorizado ante el Señor, que él no les había ordenado. . . salió fuego de delante del Señor y los consumió, y murieron ante el Señor "(Levítico 10: 12).

Aunque Dios no había prohibido el fuego que querían ofrecer, fue rechazado porque no era el tipo de fuego directamente ordenado por Dios.

Coré, Datán y Abiram trataron de instituir cosas que no fueron ordenados ni prohibidos por Dios (Número 16: 1-40) Cuando intentaron adoración no autorizada, la tierra se abrió y se los tragó, y el fuego consumió a sus seguidores.
Con estos ejemplos del Antiguo Testamento, no debería sorprendernos que Jesús ordena que la adoración se ofrezca a Dios "en verdad" (Juan 4:24). En otro lugar, Jesús dice que la "palabra es verdad" de Dios (Juan 17:17). En otras palabras, Jesús dice que la adoración debe ser ofrecida a Dios estructurada por su palabra.

Los reformadores desarrollaron la adoración regulada según las escrituras les guiaba, "El principio regulativo de la adoración". Este principio establece: Solo lo que Dios ha mandado en las Escrituras debe permitirse en la adoración. Nada debe ser visto como esencial para la adoración divina si no está ordenado en las Escrituras.

¿Cuáles son los elementos de la adoración? Nuestra CBL de 1689 respecto De la adoración religiosa y del día de reposo (cap. 22, parr. 5). Lo expresa así:

“La Biblia enseña que los siguientes son elementos apropiados del servicio de adoración: La lectura de las Escrituras, la predicación y la audición de la Palabra de Dios, la instrucción y la amonestación los unos a los otros por medio de salmos, himnos y cantos espirituales, el cantar con gracia en el corazón al Señor, como también la administración del bautismo y la Cena del Señor: son parte de la adoración religiosa a Dios que ha de realizarse en obediencia a él, con entendimiento, fe, reverencia y temor piadoso; además, la humillación solemne, con ayunos, y las acciones de gracia en ocasiones especiales, han de usarse de una manera santa y piadosa.”

Estos elementos también se llaman los elementos esenciales de la adoración. Ahora también hay elementos no esenciales, o circunstancias, de adoración. Los elementos no esenciales de la adoración se dejan a la libertad de conciencia y la edificación de la iglesia. Un elemento no esencial es algo o acto cuya presencia o ausencia no invalida la adoración. Es una cuestión de conveniencia, cultura y gusto estético. Se refieren a dónde, cuándo, y cómo adoramos Si la adoración es en un granero o en un santuario no es importante. Los coros, los bancos, las campanas de la iglesia, las túnicas, etc., son ejemplos de elementos no esenciales, o circunstancias, de adoración.

El trato de Pablo con los creyentes corintios, que estaban confundidos acerca de los aspectos esenciales y no esenciales de la adoración, nos dan algunos principios generales que guían la libertad cristiana y la edificación de la iglesia. Les pidió a los corintios que juzgaran su adoración pública, particularmente en relación con los aspectos no esenciales de la adoración, respondiendo las siguientes preguntas:

  ¿Glorifica a Dios (1 Cor. 10:31)?
  ¿Está ordenado en la palabra de Dios (1 Cor. 4: 6)?
  ¿Esta acción promueve el orden o la confusión (1 Cor. 14:33, 40)?
  ¿Es apropiado y apropiado (1 Cor. 14:40)?
  ¿Edifica el cuerpo (1 Cor. 14: 5, 12, 26)?
  ¿Es el camino del amor (1 Cor. 14: 1)?

Pablo no refiere a la iglesia de Corinto a un orden prescrito de servicio revelado por Dios. En cambio, los señala a un ejercicio maduro y responsable de su libertad sacerdotal en los aspectos no esenciales de la adoración.

Conclusión

La conclusión es que la verdadera adoración tiene lugar en el corazón. No importa cuán buenos sean los elementos externos del servicio de adoración, a menos que esté adorando a Dios en espíritu y verdad, en su corazón, sino no está realmente adorando.

Examine su corazón hoy, y cada vez que venga a adorar, para ver si realmente está adorando a Dios desde el corazón.

Que Dios nos ayude a cada uno de nosotros a adorarlo de una manera que sea santa y agradable para él. Amén.

Estos principios están tomados de Robert A. Morey, All of Life Is Worship (Camp Hill, PA: Christian Publications, 1984).
Soli Deo Gloria



miércoles, 13 de mayo de 2020

Una decisión ineludible en pleno COVID-19


"El que no está conmigo, contra mí está; y el que conmigo no recoge, desparrama." Lucas 11:23

Recibir a Cristo es una decisión ineludible que debes tomar hoy

Mientras el Señor enseñaba durante su ministerio terrenal, continúa probando sin ninguna duda su verdadera identidad. Nos muestra una y otra vez que Él es el único Hijo de Dios, que Él es verdaderamente Dios encarnado. Nadie podría hacer las señales, maravillas y milagros que realizó a menos que fueran Dios. Además, demostró que era el Mesías prometido, el Salvador que Dios prometió pasar por el linaje de Israel. Él ha traído el reino a la tierra en su primera venida.

"...Jesús vino a Galilea proclamando el evangelio de Dios, y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio." Marcos 1:14-15 

En medio de eso, hace la siguiente declaración: "El que no está conmigo está contra mí". Observe la línea divisoria: está conmigo o contra mí. Por lo tanto, cada uno de ustedes hoy está repentinamente, de manera penetrante, inevitablemente forzado a una elección solemne. Puedes rechazar a Cristo como un lunático mentiroso, falso o loco en plena pandemia; o puede inclinarse ante Él, recibirlo como Salvador y prometer humildemente devoción a Él como su único y absoluto Señor. Pero esa es la decisión que debes tomar. Es ineludible. No puedes evitarlo.

No es posible posponerlo

No hay compromiso a medias permitido. No te enfrentes cara a cara con el Señor Dios y contemplas si crees que es sabio someterse a Él ahora. La inconmensurable dignidad y valor de este Dios no permite que todo sea vacilante y equívoco. O caes ante Él en honor y obediencia, o asombrosamente miras a los ojos del Dios omnisciente, omnipresente y omnipotente y le dices que puedo hacerlo mejor que servirte. Y para aquellos necios que hacen una elección tan blasfema, los fuegos furiosos del tormento eterno son el único resultado justo. Y eso es exactamente lo que heredarás si lo rechazas.

¿Usted ve, la neutralidad cuando se trata de Cristo como hostil? No hay terreno neutral ante Él. Es, en efecto, ponerse del lado del enemigo. La indiferencia hacia Él no es más que una máscara para la enemistad hacia Él. Es mejor que seas un enemigo abierto que un amigo falso cuando se trata de Jesucristo.

Algunos creyentes de buena fe se preguntan en ocasiones, sin expresarlo verbalmente por qué haría el Creador estructuras moleculares tan dañinas como los virus, capaces de acabar con la vida humana. Otros, desde su escepticismo antirreligioso, pretenden burlarse o ridiculizar al cristianismo formulando preguntas como: ¿por qué un Dios bondadoso y omnipotente permite que el COVID-19 mate a tantas personas? ¿Es acaso malvado en vez de misericordioso o, simplemente, no existe? ¿Cómo pudo un Diseñador bueno hacer algo tan malo como este virus? Veamos, en primer lugar, qué es un virus, cómo actúan y por qué este coronavirus puede hacer lo que hace. 

Las Sagradas Escrituras enseñan que Dios no fue el autor del mal en el mundo, sino que éste surgió como consecuencia del orgullo, la soberbia y la desobediencia humana. Es lo que en la Biblia se llama pecado y que tuvo consecuencias distorsionadoras para toda la creación. De manera que los virus peligrosos como el COVID-19 y todo aquello que produce sufrimiento, dolor y muerte, no son más que la consecuencia de nuestro propio pecado. Fuimos creados en libertad, pero no supimos elegir bien y nos engrandecemos por el mal, abriendo así la caja de Pandora de dolencias tan graves como la de este virus. 

Ante esta triste realidad en la que nos encontramos hoy, tenemos que ser humildes y responsables para adoptar aquellas medidas necesarias para mantener la salud de la mayor parte de la población mundial. El pánico, la histeria colectiva, el acopio innecesario de provisiones, la ansiedad, el egoísmo, la creación de hipótesis conspiratorias, etc., no mejoran la situación. Más bien la empeoran. Los cristianos debemos seguir confiando en el Creador del cosmos, que es también el de todos los virus, moléculas y átomos que hay en el mismo. Tenemos que ser sabios, pacientes y no perder la esperanza en su inmenso amor hacia el ser humano. Nuestra vida no depende de ningún virus maligno sino únicamente de Dios. Tal como escribió el profeta Isaías:

“No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. Al Señor todopoderoso, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo.” (Is. 8:12-13).

Recursos adicionales:


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