Usamos cookies propias y de terceros que entre otras cosas recogen datos sobre sus hábitos de navegación para mostrarle publicidad personalizada y realizar análisis de uso de nuestro sitio.
Si continúa navegando consideramos que acepta su uso. OKMás información | Y más
Creemos que la Biblia es la
Palabra de Dios que revela la única esperanza para la humanidad, Jesucristo.
Además, creemos que las Escrituras son completamente verdaderas en todos los
sentidos porque su autor es Dios, quien es la Verdad. (Tit. 2:13, Isa. 65:16, Hebreos 4:12)
Creemos que la Escritura es
la revelación especial de Dios para la humanidad en una narración unificada que
conduce a Jesucristo, nuestro Creador, Redentor, Juez y Señor, y tiene una
profunda sabiduría para el mundo moderno. Finalmente, el Señor Jesucristo es el
punto de la historia de la Biblia. (Lucas
24:27)
Creemos que esta historia
épica comenzó con Dios creando los cielos y la tierra y culminará con Dios
creando un cielo nuevo y una tierra nueva donde su pueblo morará con Él para siempre.
Este libro sagrado nos muestra cuán impíos somos, cuán santo es nuestro Dios y
cómo el sacrificio de Jesucristo hace santos a los creyentes. (Salmo 51: 5, Is. 6: 3, Heb. 10:10) Si
se pierde el Evangelio, se pierde todo el punto del Libro. Además, creemos que
si su fe no está en la obra terminada de Cristo —su vida perfecta, muerte
sacrificial y resurrección gloriosa—, morirá en sus pecados. (1 Cor. 15: 1-4, Ef. 2: 8-9, Heb. 9:26, Juan
8:24)
Creemos que cada Palabra en
los manuscritos originales detrás de cada libro en el canon de la Escritura fue
inspirada por Dios sin error, y es, por lo tanto, útil para enseñar, corregir, aprobar
y entrenar en una vida justa, de tal manera que el hombre o la mujer de Dios
puede estar completamente equipado para toda buena obra. (2 Tim. 3: 16-17)
Creemos que el canon de la
Escritura ha estado cerrado por más de 1,900 años y consiste en 39 libros del
Antiguo Testamento y 27 libros del Nuevo Testamento originalmente escritos en
los idiomas hebreo, arameo y griego. Además, creemos que cerca de 40 autores
escribieron en su propio idioma y dialecto de acuerdo con sus costumbres y
cultura, pero al mismo tiempo fueron llevados verbalmente por el Espíritu Santo
de tal manera que los humanos escribieron la Palabra de Dios. (2 Pedro 1:21) Esta obra del Espíritu
Santo tuvo lugar durante 1,600 años, en tres continentes diferentes, a través
de pastores, granjeros, jueces, reyes, profetas, sacerdotes, pescadores,
funcionarios gubernamentales, artesanos e incluso un médico.
Creemos que Dios no detuvo
su trabajo de darnos su Palabra en inspiración, sino que continuó asegurándose
de que se conservaran copias precisas de los manuscritos originales de tal
manera que ni siquiera la letra más pequeña o el trazo de su Palabra pasaran. (Mt. 5:18, Marcos 13:31)
Creemos que Dios
Soberanamente trabajó no solo en la inspiración y la preservación, sino también
en el descubrimiento y la revelación de los libros canónicos. Negamos cualquier
sugerencia de que la iglesia conspiró para elegir qué libros quería en la
Biblia o que los libros inspirados faltan o se pierden.
Creemos que la Biblia es la
única autoridad para la iglesia y nuestra autoridad final para la fe, la
práctica y la conducta. Se nos ordena leer la Biblia tanto en privado como en
público, y debe ser el documento fuente principal para toda enseñanza y
predicación en la iglesia; debemos predicar la Palabra. (Sal. 1: 2, 1 Tes. 5:27, 2 Tim. 4: 2)
Creemos que, como creyentes,
debemos guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones para no pecar contra
Él y que su Palabra debe ser una lámpara para guiar nuestros pies y una luz
para nuestro camino. (Salmo 119)
Creemos que tanto las copias
como las traducciones de las Escrituras son la Palabra de Dios en la medida en
que representan fielmente el texto original. (2 Ped. 3:16) Además, creemos que debido a que la Biblia es la
Palabra de Dios, debe ser creída y obedecida por todos los que profesan a
Cristo como Salvador.
Finalmente, creemos que
dependemos completamente del Espíritu de Dios para darnos entendimiento a
medida que estudiamos las Escrituras y las escuchamos proclamadas. (1 Cor. 2: 6-16) Sin la guía del
Espíritu Santo, nunca podremos entender la mente de Dios tal como ha sido
revelada en su Palabra. Confesión Bautista de fe 1689 - Cap. 1 Sagradas Escrituras
Dios temible
en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están
alrededor de él. Salmo 89:7
Introducción
¿La adoración corporativa
e instrumental en las iglesias de hoy es simplemente una cuestión de
preferencia? ¿Muestra la Biblia como debe regularse la música que adoptamos?
Hoy esto nos lleva ver la
realidad de muchas Iglesias que pasan
por alto y de ahí la confusión de muchos
en el presente respecto al tema. En la práctica, la música ha estado bajo la
influencia de la cultura popular prevaleciente.
Nuestro
servicio de adoración debe ser apostólico
Ahora deseo tomar en este post el nombre de los apóstoles para
una mayor presentación de este artículo.
¿Te imaginas a Pablo
tocando una guitarra eléctrica, Pedro en la batería y Juan cantando voces? Y un
coro completo con los demás apóstoles? Si hubiéramos visitado la
Iglesia Primitiva de Roma, Ahí ¿Hay un ministerio (ministro, director) de
música? ¿Cómo era el servicio de adoración?
La respuesta es que no hay
ministerio de música en la Iglesia Primitiva de Roma, Corinto, Efeso y en las
Iglesias de Cristo según las escrituras en el nuevo pacto.
¿Lees en algún lugar de la
biblia donde tienen a un grupo de jóvenes separados para que adoren? La
respuesta es que la Biblia no ha
cambiado. Y Dios tampoco ha cambiado en cuanto a cómo quiere ser adorado. El
servicio de adoración siempre debe ser reverencial, respetuoso, adorador...
¡apostólico!
Entonces, el principio regulador
tiene un lugar de mayor importancia con
el Dios de la Biblia.
¿Qué hay,
pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene
doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo
para edificación. 1 Corintios 14:26 Pero hágase
todo decentemente y con orden. 1
Corintios 14:40 Pues Dios no
es Dios de confusión, sino de paz. Como
en todas las iglesias de los santos. 1
Corintios 14:33
Cuando lees las
escenas de adoración en el Nuevo Testamento, ¿qué encuentras? Encuentras hombres
maduros adorando, predicando y enseñando. Eso es apostólico!!!. Entonces…
Nuestro servicio de
adoración se compone de una asamblea de adoración, no de un grupo de
espectadores en una actuación. El énfasis de nuestro servicio de adoración es
la predicación de la palabra de Dios. Eso es lo más importante que debemos
hacer. Nuestro servicio de
adoración no está diseñado para complacer a los adolescentes y niños. No es un
programa. No es una serie de rituales hechos por el hombre.
Toda la congregación está
involucrada en el servicio de adoración de principio a fin. Los niños se
sientan con sus padres amorosos. Cantando desde el corazón y escuchando la
palabra de Dios expuesta por los hombres llamados de Dios. Ese es el servicio
de adoración simplista que encontramos en la Biblia con respecto a la iglesia
infantil de hoy.
Y llegamos al autor de
Hebreos para contemplar e unificar la adoración apostólica de manera práctica y
simple del nuevo pacto.
Muchos han sintetizado la
teología de la adoración en el Nuevo Testamento como una lucha para los
cristianos desde la iglesia primitiva. En particular, la forma en que se
produjo la venida, la vida, la muerte y la resurrección de Cristo y, en algunos
casos, revolucionó el culto al judaísmo del Antiguo Testamento, ha sido objeto
de un debate considerable, y los errores en esta cuestión han llevado a varios
errores prácticos, a veces graves. Sin embargo, esta controversia no es algo
nuevo. Los creyentes de los primeros años del cristianismo, especialmente los
que salieron del judaísmo, tuvieron dificultades para reconciliar la transición
entre el culto judío y el culto cristiano. De hecho, la confusión se
intensificó hasta tal punto que algunos apostataron del cristianismo a favor de
la adoración de su herencia judía. Y el libro de Hebreos funciona como la
respuesta suprema del NT a este difícil dilema. Como Peterson sugiere,
Hebreos presenta la
teología más completa y totalmente integrada de la adoración en el Nuevo Testamento.
Todas las categorías importantes del pensamiento del Antiguo Testamento sobre
este tema (santuario, sacrificio, altar, sacerdocio y pacto) están relacionadas
con la persona y la obra de Jesucristo.
Por lo tanto, un estudio
cuidadoso del mensaje del libro de Hebreos, incluida su bien desarrollada
teología de la adoración cristiana, revela que si bien la adoración del NT
tiene sus raíces en la revelación del AT, la adoración en y por medio de
Jesucristo es superior a la adoración del judaísmo.
Y hoy en el presente se relativiza a adoración
contemporánea o tradicional, dejando la adoración apostólica a un lado
escrituralmente. (La adoración que ha sido
designada por Dios, hoy es sustituido por una nueva forma de adoración).
Cuando el apóstol Pablo simplifica nuestra adoración en su carta a los
Filipenses.
Porque
nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Flp 3:3
¡Esa es la razón más
importante para elegir un lugar de culto domingo tras domingo! Según Jesús, la
verdad te hará libre.
La
Base Scriptural para el Principio Regulador de Adoración
¿Cómo deberíamos
adorar a Dios? Esa es la pregunta que se está considerando en este post. Y creo
que la respuesta ya está implícita en nuestra adherencia firme a la Biblia como
la palabra inspirada de Dios, y como la única regla infalible de nuestra fe y
práctica (CBL 1689). En este artículo voy a intentar
demostrar dos cosas de las Escrituras: (1)
la primera es el hecho que hay un principio regulador enseñado en las
Escrituras, y (2) el segundo es lo
que éste principio significa – y cómo debería ser aplicada – hoy, en nuestras
iglesias.
A.
El Antiguo Testamento
Comenzamos, pues,
considerando unos ejemplos de lo que el Antiguo Testamento enseña.
[1] Y el primero se encuentra en
Génesis 4, donde leemos sobre la adoración de Caín y Abel
Este pasaje nos dice que
la adoración de Caín fue rechazada por Dios, mientras la de Abel fue
recibida. También nos dice que la razón
que Dios rechazo a Caín y recibió Abel no fue simplemente una diferencia entre
los dos hermanos. No fue sólo que algo
estaba mal con el actitud subjetiva de Caín, en comparación con el actitud de
Abel. También hubo una diferencia vital en el contenido objetivo de su
adoración. Por eso es que Dios tuvo
respeto no tan solo a Abel sino también a la ofrenda que él trajo a Jehová.
Abel ofreció lo que Dios le plació recibir, mientras que Caín no estaba
dispuesto a hacerlo. La razón de esto,
en mi opinión, es que Abel puso atención a la revelación que Dios había dado
hasta ese tiempo en la historia, mientras que Caín lo trato ligeramente. Es posible, por cierto, que Dios dio una
revelación directa a Abel. Pero es más
seguro que él actúo sobre la base del mismo dato de relevación que nosotros
mismos tenemos en los primeros tres capítulos de Génesis. Cuando Dios cubrió la desnudez de Adán y Eva
con el piel de animales, es evidente que los animales tuvieron que ser muertos
primero para este propósito (Gen. 3:21).
De esto Abel hubiera concluido que su propia esperanza con Dios fue por el
sacrificio de un substituto de muerte. Pero si consideramos el punto de vista
de que Abel, dio con la “forma correcta de adoración”, por medio de la
intuición, eso nos lleva a la misma conclusión. En el momento en que Dios
acepto Abel y su sacrificio—también rechazó a Caín y su ofrenda—por ese mero
hecho Él dejó perfectamente en claro,
que la manera aceptable de adoración fue la manera de Abel. Aunque Caín supo esto, él no estaba dispuesto
a adorar a Dios en esa manera aceptable.
No es una exageración en ninguna manera, cuando decimos que esto fue la
caída de Caín: él no estuvo dispuesto a limitarse a una manera de adoración que
tenía aprobación divina. Así que vemos
un principio bien claro aquí: adoración que no tiene aprobación de Dios es
prohibida.
[2] En
segundo lugar le pido que tomen nota del hecho de que este mismo
principio es enseñado en el segundo mandamiento
El segundo mandamiento
dice: «No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el
cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra: No te
inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte,
celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros
y sobre los cuartos, a los que me aborrecen, Y que hago misericordia en
millares a los que me aman, y guardan mis mandamientos.» En el primer mandamiento Dios declara ser el
único Dios verdadero, quién solamente debe de ser adorado. En el segundo Él nos
dice «el tipo de adoración con la cual Él debería ser honrado, para no atrevernos a formar una concepción carnal
de Él». En cuanto a esto Calvino ha dicho: «aunque Moisés solamente habla de
idolatría (aquí), aún no queda duda que por sinécdoque, tanto como en el resto
de la Ley, Él condena todo los servicios ficticios que los hombres en su
ingenio han inventado».
[3] Como tercer ejemplo,
consideraremos brevemente la construcción del tabernáculo en el tiempo de
Moisés
Y aquí permítanme decir,
que sería difícil pensar en una forma de dar mayor peso a este principio, lo
que encontramos en la narración de la revelación de –y preparación de –la
adoración de Dios por parte del pueblo del Antiguo Testamento. (1) Cada estudiante de los cinco libros de
Moisés sabe que detallada fue esa
revelación. No es una exageración decir
que cada aspecto de la construcción del
tabernáculo fue prescrito por Dios, y que nada fue dejado a la imaginación del
hombre. ¿No dijo Dios a Moisés: «Y mira, y hazlos –y con ‘hazlos’ Él entiende
cada cosa en el Tabernáculo—conforme a su modelo, que te ha sido mostrado en el
monte»? [Ex. 25:40] Es cierto, por supuesto, que Dios hizo uso
de los hombres en la construcción del
Tabernáculo. Pero, no es cierto, como es
comúnmente asumido que el Tabernáculo fue un producto creativo meramente
natural y un impulso artístico del pueblo de Dios para construirlo. Sin duda
estos hombres tuvieron un talento creativo natural. Pero eso no fue suficiente;
la Biblia está bien clara de eso.
Las cosas que pasaron
dentro del Tabernáculo fueron producidas (como la misma Biblia) por revelación
especial divina: «Mira, yo he llamado por su nombre á Bezaleel, hijo de Uri, hijo
de Hur, de la tribu de Judá; Y lo he henchido de espíritu de Dios, en
sabiduría, y en inteligencia, y en ciencia, y en todo artificio, Para inventar
diseños, para trabajar en oro, y en plata, y en metal, Y en artificio de
piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para obrar en toda suerte
de labor. Y he aquí que yo he puesto con él á Aholiab, hijo de Ahisamac, de la
tribu de Dan: y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para
que hagan todo lo que te he mandado... harán conforme a todo lo que te he
mandado.» [Ex. 31:2-11]. Que lejos esta esto del argumento que tanto
se escucha hoy día, al efecto que ‘obra de arte’ en el Tabernáculo de Moisés.
La verdad es que no hubo ‘obra de arte’ en el Tabernáculo, a menos que por
‘obra de arte’ signifiquemos una clase única inspirada e infalible, y esa clase
de arte no se da más.
Lo que hemos dicho sobre
el Tabernáculo también era cierto del Templo más elaborado. Nada fue dejado a
las innovaciones del hombre. Cuando « David dio a Salomón su hijo la traza del
pórtico, y de sus casas, y de sus oficinas, y de sus salas, y de sus recámaras,
y de la casa del propiciatorio» (1
Crónicas 28:11) no hubo nada en esto de su propio innovación. Al contrario,
«Todas estas cosas, dijo David, se me han representado por la mano de Jehová
que me hizo entender todas las obras del diseño.»
Ahora ¿Por qué es esto tan
importante? ¿Por qué todo tuvo que ajustarse a un modelo revelado primero a
Moisés, y más adelante a David? La razón es evidente: No adorarán a Dios de
ninguna otra manera que como Él ha ordenado. Como dijo Calvino una vez: «No
estoy consciente de lo difícil que es de persuadir el mundo que Dios rechaza e
incluso abomina cada cosa referente a su adoración que sea ideada por razón
humana.» Pero la verdad es que «no hay nada más peligroso a nuestra salvación
que una adoración de Dios absurda y perversa.»
[4] Encontramos otro pasaje
instructivo en Levítico 10 – en la historia de Nadab y Abiú, los hijos de
Aarón
Ellos murieron, leemos,
cuando «salió fuego de delante de Jehová que los quemó» (Lev. 10:2). ¿Y por qué
sucedió esto? Las Escrituras dicen que sucedió por qué ellos «ofrecieron delante de Jehová fuego extraño,
que él nunca les mandó» (v.1). Ahora, no dice que esto paso porque ellos no
fueron sinceros – o porque a ellos les faltaban ‘buenas intenciones’; ni dice
que sucedió porque ellos hicieron algo que Dios había expresamente prohibido.
No, lo que dice es que ellos hicieron esto sin antes asegurarse primero de que
tenían una orden para hacerlo. Y tiene como su fin el enseñarnos que la
adoración que no es mandado por Dios mismo es, por consecuencia,
prohibida.
[5] Y en cuanto a la rebelión de Coré
Moisés y Aarón fueron
designados por el Señor para mediar entre Dios y Su pueblo. Pero Coré –y los
que le siguieron—no les gusto está designación exclusiva. Ellos quisieron soltarse de esta idea
‘estrecha’ que solamente había un camino correcto; a saber, el camino que Dios
ha designado. Así que ellos se rebelaron
contra esta restricción. Pero el resulto bien conocido muestra, otra vez, que
ofensivo fue esto a Jehová.
Tras todo el Antiguo
Testamento encontramos prueba abundante de la magnitud de esta maldad: cada vez
que los hombres no estaban satisfechos de alabar a Dios en la manera designada
por Él—cada vez que ellos trajeron sus propias innovaciones—Dios siempre ha dejado perfectamente claro que Él estaba
disgustado grandemente con la adoración de ellos.
[6] Tomen al Rey Saúl, por ejemplo
Saúl no tenía ninguna
autorización, de Dios, de participar de la función sacerdotal (1 Sam. 13:11 FF). Aun así afirmó,
debido a la presión de la circunstancia, que él se sintió esforzado «…pues, y
ofrecí holocausto» en Gilgal (V. 12). Bien puede ser, por lo que sabemos, que
él actúo con lo que hoy muchos llamarían ‘lo mejor de las intenciones.’ Con
todo esto sabemos que Dios lo encontró ofensivo. Samuel le dijo
«Locamente has hecho» porque no se limitó a lo que Dios había ordenado
(V. 13). Fue, de hecho, debido a esto que Dios quitó el reino de Saúl y se lo
dio a David (V. 14). ¿No hace esto perfectamente claro que éste principio tiene
un lugar de mayor importancia con el
Dios de la Biblia?
[7] Y considere lo que le paso a Uza
Cuando David intentó
primero traer el arca, descuidada por un
gran tiempo, a Jerusalén, los bueyes se tropezaron de repente. En ese momento
Uza extendió su mano para estabilizar el arca con el fin de evitar que se
caiga. Eso es muy natural, puede ser que
estemos inclinados para decir, y una acción inocente. Pero la Escritura dice
que «é hiriólo allí Dios por aquella temeridad» (2 Sam. 6: 7). No podemos encontrar la razón atrayente, pero se
indica claramente en la Escritura. Uza murió porque--como David explica más
adelante-- «por cuanto no le buscamos según la ordenanza» (1 Cron. 15:13). Sucedió, es decir, porque fallaron en no
preocuparse con lo que Dios había ordenado expresamente. Pero qué diferente fue
cuando «los hijos de los Levitas trajeron el arca de Dios… como lo había
mandado Moisés conforme a la palabra de Jehová» (1 Cron. 15:15). Vemos otra vez el mismo principio revelado
claramente: lo que no es mandado por Dios es prohibido.
[8] Y considere al Rey Jeroboam
Cuando llego ser rey, él
quiso consolidar su asimiento sobre los diez tribus que se rebelaron contra la
casa de David. Y para ello las Escrituras dicen que «ordenó» o «instituyó» una
clase de adoración que «él había inventado de su corazón» (1 Reyes 12:32,33). Por esta razón un hombre de Dios fue enviado de
Judá para denunciar esta adoración desautorizada. Y eso no es todo, porque
Jeroboam siempre es mencionado, después de ese tiempo, de ser la persona que
«hizo» pecar a Israel como sociedad corporal (1 Reyes 15:30). No exageramos, pues, cuando decimos que ésta era la
fuente de la cual vino la última caída de Israel. La adoración que había sido designada por
Dios fue sustituida por una nueva forma de adoración. Era adoración no ordenada por Dios, y por lo
tanto fue prohibido.
[9] Y recuerde el pecado del rey
Uzías
Las Escrituras dicen que
«entrando en el templo de Jehová para quemar sahumerios en el altar del
perfume» (2 Cron. 26:16). Azarías el sumo sacerdote intervino
valerosamente para oponerse al acto de la adoración inventada de Uzías. Y fue
justificado por la intervención de Dios, porque el rey fue inmediatamente
golpeado con la lepra, como muestra del juicio de Dios. Una vez más está claro
que lo qué no es ordenado por Dios es un aborrecimiento para Él.
[10]
Y luego esta el rey Acaz.
La Biblia dice que Acaz
«Quemó también perfume en el valle de los hijos de Hinnom, y quemó sus hijos
por fuego, conforme a las abominaciones de las gentes que Jehová había echado
delante de los hijos de Israel» (2
Crónicas 28:3). Lo que probablemente
nos hace encoger, mientras que leemos esta historia, es que éstos eran pequeños
niños desamparados. Pero ésa no era la razón principal por la que esta práctica
fue condenada por el Señor, según Jeremías el profeta. No, la primera razón-que
es mucho más importante-es indicado de esta manera por el profeta: «Y han
edificado los altos de Topheth, que es en el valle del hijo de Hinnom, para quemar
al fuego sus hijos y sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi
corazón» (Jer. 7:31). ¿Cómo puede Dios hacerlo más claro? Adoración
que no es ordenada por Dios es por consecuencia prohibida.
Aquí, entonces, está el
principio uniforme enseñado en las Escrituras del Antiguo Testamento, resumidas
en estas palabras de Moisés: «No añadiréis á la palabra que yo os mando, ni
disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios
que yo os ordeno» (Deut. 4:2). Esto
se aplica al conjunto de nuestras vidas, por supuesto, y no solamente a la
esfera de la adoración. Pero en ninguna otra parte está como vital, como está
en esta esfera, de excluir cada invención humana.
B. El Nuevo Testamento
Pero la pregunta que
debemos considerar ahora es ésta: ¿es esto también la doctrina del Nuevo
Testamento?
[1] Quiero comenzar con las palabras
de Jesucristo mismo, concerniente a la tradición Judía
Él denuncio a los escribas
y a los Fariseos porque «bien invalidaban el mandamiento de Dios para
guardar vuestra tradición» (Mc. 7: 9).
Y debido a este hecho nuestro Señor siguió hablando referente a Su adoración:
«Este pueblo con los labios me honra, Mas su corazón lejos está de mí. Y en
vano me honra, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres» (Mc. 7:6,7 [citado de Jeremías 29:13]).
No hay duda que esto fue ofensivo a ellos. Pero eso no es lo qué importa. Lo
que importa es que Dios fue ofendido. Y según Jesucristo la causa de la ofensa
era doble en naturaleza: (1) primero, se había puesto a un lado lo qué Dios
había ordenado, y [2] en segundo lugar, había una rito diligente de algo qué no
fue ordenado por Dios; a saber, tradiciones artificiales hechas por el hombre.
Vemos, pues, que incluso las tradiciones que se estiman altamente entre hombres
son ofensivas a Dios a menos que sean lo que Él ha ordenado.
[2] El Segundo ejemplo que quiero
considerar es Cristo y la mujer samaritana
Nadie nunca ha expuesto el
principio regulador con más fuerza y claridad que Jesucristo lo hizo, en su
encuentro con la mujer samaritana (Juan
4:22-26). Aquí, como Calvino señala, nuestro Señor «divide el tema en dos
porciones. Primero, Él condena las formas de adorar a Dios que los samaritanos
utilizaban como supersticiosas y falsas, y declara que la forma aceptable y
justa estaba con los judíos. Y Él pone la razón de la diferencia que los judíos
recibieron garantía de la palabra de Dios sobre Su adoración, mientras que los
samaritanos no tenían ninguna certeza de los labios de Dios. En segundo lugar,
Él declara que las ceremonias observadas hasta ahora por los judíos pronto
serían terminadas.» Respecto al primer punto-donde nuestro Señor les dijo
«ustedes samaritanos adoran lo que no sabéis» - Calvino hace esta conclusión:
«todas las supuestas buenas intenciones son golpeadas por este rayo, que nos
dice que los hombres no pueden hacer nada sino errar cuando se dirigen por su
propia opinión, sin la Palabra o el mandato de Dios.» Entonces se va al segundo
punto, diciendo: «diferenciamos de los padres solamente en la forma exterior
[de adoración], porque en su adoración de Dios [en tiempos del Antiguo
Testamento] estuvieron limitadas a las ceremonias que fueron suprimidas por la
venida de Cristo.» Así pues, si preguntamos lo que significa adorar a Dios «en
espíritu y en verdad» esto es la respuesta de Calvino: «es quitar las cubiertas
de las ceremonias antiguas y conservar simplemente lo que es espiritual en la
adoración…» El problema es que «puesto que los hombres son carnales...se placen
de hacer lo que corresponde a sus naturalezas. Eso es porqué inventan muchas
cosas en la adoración de Dios…[cuando] ellos deben considerar que están
tratando con Dios, que no más está de acuerdo con lo carnal que el fuego lo
hace con el agua.» Para adorar a Dios en
espíritu y en verdad, entonces, es adorar a Dios de la manera que él ahora nos
ordena. Y «es simplemente insoportable» como Calvino dice, «que la regla
colocada por Cristo debe ser violada.» Los que quieran adorar al Dios
verdadero, aceptablemente, deben hacerlo tan en espíritu y en verdad-porque
eso, y solamente eso, es lo que Él ha ordenado.
[3] Considera la gran comisión
El principio regulador está
claramente implícito en estas palabras de Jesucristo: «Toda potestad me es dada
en el cielo y en la tierra. Por tanto,
id, y doctrinad…bautizándolos… Enseñándoles que guarden todas las cosas que os
he mandado» (Mateo 28:18-20). Esto
en nuestra opinión, es exactamente lo que hicieron los apóstoles. Enseñaron lo
qué Cristo les había ordenado, no qué Él había ordenado más sus propias
invenciones. Sabiendo que toda la autoridad perteneció a Él, sabían que no
había lugar para sus propias innovaciones. En las palabras de Calvino, «Él
envía a los apóstoles con esta reserva, que no presentarán a sus propias
invenciones, sino que entreguen puramente y fielmente, de mano a mano (como
decimos), lo que Él les había confiado.» Ahora por supuesto podemos decir que
estas palabras se aplican a nuestra existencia entera como cristianos. Pero el
punto es que nada es de mayor interés a Dios que la adoración que Él ha
ordenado.
[4] La vista de Pablo de las
Escrituras
Este principio también se
implica claramente en la vista de Pablo de las Escrituras: «Toda Escritura es
inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instituir en justicia, Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
instruido para toda buena obra.» (2 Ti.
3:16,17). No es nuestro argumento que cuando Pablo escribió estas palabras
él pensaba, específicamente, sobre la adoración. Pero es seguramente evidente
que la declaración del apóstol no sería verdad si hay cualquier aspecto de la
adoración que no es claramente-y enteramente-revelado a nosotros en la Biblia.
No hay necesidad de
elaborar el punto. Pero, quizás, no será superfluo considerar brevemente lo que
hicieron los apóstoles en la iglesia apostólica cuando este principio fue
desatendido, o amenazado.
[5] La reprimenda de Pablo a los
gálatas
En la carta de Pablo a los
gálatas hay una mención clara de la adoración desautorizada. «Más ahora, habiendo conocido a Dios, o más
bien, siendo conocidos de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo á los flacos y pobres
rudimentos, en los cuales queréis volver á servir? Guardáis los días, y los
meses, y los tiempos, y los años. Temo
de vosotros, que no haya trabajado en vano en vosotros.» (Gal. 4:9-11) La gente a quien Pablo escribió esta carta
observaba probablemente los días y las estaciones especiales designadas por
Dios en el sistema ceremonial del Antiguo Testamento (Ex. 23:14-17, 34:18, etc.). Pero, si ése es el caso, solamente hace
la fuerza de la objeción del apóstol todo el más fuerte cuando está aplicado a
los días especiales que Dios nunca ordenó. Cuando vino Cristo el sistema
ceremonial del Antiguo Testamento de adoración fue reemplazado. Fueron
incluidos en esto los días sagrados anuales, e incluso los sábados judíos. Para
que los gálatas siguieran celebrando estos días era actuar como si todavía
esperaban el advenimiento del Mesías. Y ustedes pueden ver el uso. ¿Si el
apóstol miró la necesidad de decir esto a la gente que continuaba observando a
los días que habían sido ordenado antes, pero ahora obsoleto, qué diría él a la
gente, hoy en día, que observan los días santos especiales que nunca ordenó
Dios?
A este punto necesitamos fijarnos
de lo que dijo Pablo sobre esto en Romanos
14. Aquí el apóstol dio instrucciones al fuerte para ser paciente con el
débil, porque el débil todavía no entendía la libertad que él tenía en
Jesucristo. De hecho ellos ya no más estaban bajo cualquier obligación de
observar incluso los días especiales que Dios había, hace una vez, designado a
través de Moisés. Pero el problema era que algunos de los miembros de la
iglesia en Roma todavía no entendían esto. Y, mientras que fuera solamente un
miembro particular de la iglesia que fue afligida con esta debilidad
lamentable, Pablo estaba dispuesto de ser paciente con él. Él estaba dispuesto,
es decir para tolerar en membresía de la iglesia a una persona quien sentía
obligado-por tener una conciencia mal informada – de observar éstos días. En Gálatas 4, sin embargo, el apóstol
tenía una diversa preocupación en vista. En este caso la iglesia en conjunto se
había sometido a un yugo de esclavitud. La iglesia de los Gálatas, como
congregación, se había rendido a las demandas ‘del débil’ observando estos días
de una manera institucional. Y cuando sucedió esto el apóstol era muy
inflexible en su oposición. La razón es que es incorrecto que la iglesia haga
una parte de su adoración corporativa a cualquier cosa que Cristo no ha
mandado. Es una cosa, decir, tolerar la debilidad en miembros individuales.
Pero es otra cosa cuando esta opinión errante es impuesta sobre toda la
congregación. [Aún esto es exactamente lo que vemos hoy en día en la mayoría de
las iglesias reformadas.]
[6] La advertencia de Pablo a los
Colosenses
Consideren también la
iglesia de Colosas. A esta iglesia el apóstol escribió: «Por tanto, nadie os
juzgue en comida, o en bebida, o en parte de día de fiesta, o de nueva luna, ó
de sábados» (2:16). Él también los
advirtió para no ser estafados por los que intentaron inducirles en delicias
«afectando humildad y culto á los ángeles» (2:18). «Tales cosas» dice Pablo «tienen á la verdad
cierta reputación de sabiduría en culto voluntario» (v.23). Aquí, otra vez,
tenemos un uso del principio que dice que ‘lo qué no es ordenado por lo tanto
es prohibido.’
[7] El libro de Hebreos
El libro entero de Hebreos
es, entre otras cosas, una extendida aplicación del principio regulador.
Sostiene que el sistema entero de adoración, ordenado por Dios bajo la
administración Mosaico del pacto de Dios, es ahora obsoleto (8:13). ¿Y qué tenemos en su lugar? La respuesta es que tenemos ‘lo auténtico’ -
no las viejas «copias» de cosas divinas, sino “las cosas divinas mismas” (9:23). En cuanto que la gente de Dios, en la época
de Moisés, vino a una montaña terrestre (12:18), nosotros «venimos al monte
Sión… la ciudad del Dios vivo… la Jerusalén divina» y así sucesivamente (12:23).
La iglesia de hoy, es decir, tiene que vivir en el reino de realidades
divinas, y ya no más en el reino del simbolismo vago. ¿Qué pensaríamos de una madre que descuida a
su propio bebé real para subir al ático para jugar con las muñecas de su niñez? Y eso es exactamente lo que estamos viendo en
muchos denominaciones reformadas que hace tiempo fueron firmes –en cuanto ellos
vuelven a los elementos débiles y mezquinos de la adoración ceremonial y
simbólica. Como creyentes bajo el Nuevo
Testamento nosotros tenemos que adorar en la esfera del ‘espíritu y de verdad’,
no en la esfera de lo material y representativo, como nuestros hermanos y
hermanas del Antiguo Testamento hicieron.
Muchas iglesias de hoy,
que se llaman reformados, están clamando
para una vuelta a la adoración ceremonial. Llaman a esto el
‘renacimiento litúrgico.’ Si tales iglesias fueran realmente serias en su
demanda de ser bíblicas, serían bastante constantes de ir hasta el final,
adoptando el sistema entero del Antiguo Testamento. Entonces tendrían un coro compuesto de gente
de la tribu de Levi. Recolectarían a una
orquesta entera en vez de una combinación de su propia opción. E incluso abogarían la reconstrucción del
templo de Jerusalén. Y, si lo hicieran, podríamos por lo menos respetarlos por
ser constantes. Pero, por supuesto, la verdad es que estos ‘elementos débiles y
mezquinos’ de la adoración ceremonial del Antiguo Testamento no tienen ningún
lugar legítimo en la iglesia del nuevo convenio. No necesitamos los coros, las
orquestas, las batas púrpuras, las velas, el incienso, el baile, o el
funcionamiento dramático. ¿Por qué?
Porque estas representaciones vagas solamente son obstáculos de la
realidad de nuestro privilegio tras el Nuevo Testamento; el privilegio de ir en
cada día del Señor—en la observancia fiel de los ejercicios ordenados de la
adoración de Dios—directamente dentro
los lugares divinos y a la presencia de Jesucristo. Qué el Señor restablezca y reforme Su iglesia
otra vez de modo que pare de volverse a lo débil y mezquino, y vuelva a la
simplicidad y a la belleza de la adoración espiritual.
¿Cuál debe ser nuestra
actitud frente a éste privilegio impresionante? ¿Estamos con la libertad de
hacer como nos place, de formar nuestro propio ‘estilo’ de adoración, mientras
que el pueblo de Dios en los tiempos del Antiguo Testamento tenían que estar
seguros que adoraban a Dios solamente como Él mandó? No, la verdad se ubica en la dirección
opuesta: nosotros-sobre todo-deberíamos aborrecer y rechazar todas estas
innovaciones. ¿Qué no es esto la base
del siguiente advertimiento? «Mirad que no desechéis al que habla. Porque si aquellos no escaparon que
desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháramos
al que habla de los cielos…Así que, tomando el reino inmóvil, retengamos la
gracia por la cual sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; Porque
nuestro Dios es fuego consumidor» (Heb.
12: 25, 28, 29). Si nos atrevemos a inventar nuestra propia manera de
adoración, cuando Dios nos ha dicho del cielo lo que Él requiere de nosotros,
nuestro pecado será muy mayor que el de los Israelitas bajo el antiguo
administración del convenio. La manera de adoración bajo el nuevo convenio
ahora ha sido instituida por Jesucristo.
A diferencia de la adoración del antiguo convenio, nunca será
reemplazada hasta que nuestro Señor vuelva.
¡Qué atrevido y audaz sería, pues, para cualquiera de nosotros de
suponer cambiar lo que Él ha ordenado!
Por tanto, yo le daré parte con los
grandes y con los fuertes repartirá despojos, porque derramó su alma hasta la
muerte y con los transgresores fue contado, llevando El el pecado de muchos, e
intercediendo por los transgresores. Is. 53:12
Isaías 53 es uno de los
grandes capítulos de la Biblia. Muchos se han convertido leyendo esta profecía,
incluyendo el eunuco de Etiopía (Hch.
8:30-37).
En el v. 12 hay tres cosas que debemos notar:
Introducción
DEL PACTO DE DIOS - Teología del Pacto Bautista de la CBL de 1689
(Cap. 7).
¿Qué es la teología del
pacto? ¿Cuántos pactos tiene la Biblia y cuáles son estos? ¿Cuál es el
entendimiento de los pactos de los bautistas reformados?
La teología del pacto nos
ayuda a ver la historia de toda la Biblia. La teología del pacto une al pueblo
de Dios y su propósito. La teología del pacto cree que el pacto es el marco
mediante el cual se entiende la Biblia y que Dios ha establecido para lograr su
propósito con el mundo.
La teología del pacto
(también conocida como pactismo, teología federal o federalismo) es una
descripción conceptual calvinista y un marco interpretativo para comprender el
flujo general de la Biblia. Utiliza el concepto teológico de pacto como
principio organizador de la teología cristiana. La descripción estándar de la
teología del pacto contempla la historia de los tratos de Dios con la
humanidad, desde la creación hasta la caída y la redención hasta la
consumación, en el marco de los tres pactos teológicos generales vemos el pacto
de redención, el de las obras y el pacto de gracia.
Según Isaías veamos…
I.La Obra de Cristo: "derramó su
vida hasta la muerte ... habiendo Él llevado el pecado de muchos, y orado por
los transgresores".
II.La Recompensa de Cristo: "Yo le
daré parte con los grandes, y con los fuertes repartiré despojos".
III.La Relación entre ambas cosas: "por
cuanto ".
La obra de
redención se efectuó sobre la base de un
pacto entre Dios el Padre y Dios el Hijo; un pacto establecido en la eternidad.
El pacto del que hablamos no es el
Nuevo Pacto porque ese fue establecido entre establecido Dios y entre nosotros.
El pacto del que estamos hablando es un pacto diferente establecido entre las
dos Personas de la Trinidad. El Nuevo Pacto requiere de nosotros fe; el pacto
entre el Padre y el Hijo requirió el derramamiento de la sangre de Cristo.
Una vez más considerando
la revelación celestial en las escrituras que sellan el acuerdo de un pacto
entre el Padre y el Hijo antes de la creación del mundo para la redención de
los pecadores elegidos. Revisaremos el plan de salvación desde antes de la
fundación del mundo como un legado pactal del Padre al Hijo. El Padre en su
eterno consejo divino confió al Hijo la obra de la redención y prometió
recompensarlo por su obra en la tierra. Esto requirió la encarnación y los
sufrimientos de Cristo, y como nuestro Señor fue obediente, fue recompensado
por su obra.
Este pacto es presentado en
Isaías 49 en la forma de un dialogo
entre el Padre y el Hijo (Ver. v. 6).
Para entender mejor ese pacto debemos notar los siguientes puntos.
1.
Las personas que entablan el Pacto. Son grandes personas: Dios
el Padre, quien exige la satisfacción por el pecado de los hombres, y Dios el
Hijo, quién se encarga de ofrecerla. El Espíritu es responsable por aplicar los
resultados de ese pacto a los seres humanos.
2.
El Propósito del Pacto. Lograr la salvación de un número
incontable de pecadores. La tarea que
tenían por delante era cómo hacerlo sin minar la justicia de Dios.
3.
La Naturaleza del Pacto. Fue por medio de compromisos hechos
por cada Persona de la Trinidad. El
Padre se comprometió sostener al Hijo (Is. 42: 1). El Hijo se comprometió
obedecer al Padre (Is. 50:5). El Espíritu Santo se comprometió aplicar la obra
de Cristo a los pecadores.
4.
Los Acuerdos Particulares.
a. El Compromiso del Padre
I.
Otorgar al Hijo tres títulos y ungirle para un triple oficio: Profeta (Is.
42:6-7; 61:1), Sacerdote (Sal. 110:4; Heb. 7:16-17, 24-25) y Rey (Sal. 2:6-8).
II. Dado
a que el trabajo que tenía que hacer era tremendamente difícil, el Padre se comprometió
darle al Hijo la fortaleza espiritual necesaria (Is. 42:5-7). La humanidad de
Cristo necesitaba nada menos que el fortalecimiento del Dios omnipotente. El
Padre le concedió esa ayuda por medio del Espíritu Santo, que vino sobre Cristo
en una forma nueva de su bautismo, juntamente con ciertas palabras de aliento
espiritual (Lc. 3:22). En momentos de gran tentación, el Padre envió a sus
ángeles para animar a Cristo (Mt. 4:11; Lc. 22:43). Y en el momento de su
muerte, el Señor fue fortalecido espiritualmente por el Espíritu Santo (Heb.
9:14).
III. Además,
el Padre prometió al Hijo que sería victorioso en Su trabajo (Is. 53: 10).
IV. También
prometió exaltar al Hijo grandemente por Su obra de redención (Fil. 2:9-11).
Ese fue parte del gozo que el Padre colocó delante del Señor (Heb. 12:2).
b.
El Compromiso del Hijo
I. El
Hijo se comprometió obedecer al Padre en todo (Is. 50:5-7; Sal. 40:6-10).
II. Se
encarnó, tomando forma de hombre, en el cual cumplió toda justicia (Mt. 3: 15)
y glorificó al Padre (Jn. 17:4).
III. En
obediencia al Padre, el Hijo dedicó Su vida a enseñar a los seres humanos,
mostrándoles el amor de Dios en forma práctica (Jn. 17:19).
IV.
Finamente,
el Hijo entregó su vida en la cruz, asumiendo la responsabilidadad de pagar completamente
el pecado de aquellas personas
a quienes el Padre le encargó salvar.
Cristo dijo, ''pongo mi vida por mis ovejas” (Jn. 10:11, 15). ¿Por cuáles
ovejas? Por las ovejas que el Padre le
dio para salvar (Jn. 10:26-29; 17·6; 9,
11, 24).
Si preguntamos, ¿cuándo fue
establecido este pacto entre el Padre y el Hijo?, la respuesta sería: En la
eternidad (2 Ti. 1:9; 1 Pe. 1:19-20).
“Que la mujer
aprenda calladamente, con toda obediencia. Yo no permito que la mujer enseñe ni
que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada.” 1 Ti
2:11-12
El apóstol Pablo
prohíbe terminantemente que una mujer enseñe a los hombres en el culto público
y que ejerza autoridad sobre los hombres en la iglesia. En otras palabras, lo
que Pablo está diciendo es que una mujer no debe asumir el oficio pastoral ni
predicadora en el pulpito, porque eso es lo que hace un pastor: enseñar y
ejercer dominio sobre la grey. Y vemos que el orden argumentativo del apóstol
Pablo no es cultural, sino teológico.
En el presente posiblemente no hay un tema más discutido en la iglesia de hoy,
que el tema de las mujeres que sirven como pastoras y predicadoras en el
ministerio. Este punto es un asunto de interpretación bíblica.
1
Timoteo 2:11-12 dice, “La mujer aprenda en silencio, con
toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre
el hombre, sino estar en silencio”. En la iglesia, Dios asigna diferentes roles
a los hombres y a las mujeres. Este es el resultado de la manera en que la
humanidad fue creada (1 Timoteo 2:13)
y la manera en la que el pecado entró en el mundo (2 Timoteo 2:14). Dios, a través de los escritos del Apóstol Pablo,
restringe a las mujeres de servir en roles de autoridad de enseñanza espiritual
sobre los hombres. Esto impide a las mujeres servir como pastoras, lo cual
definitivamente incluye predicar, enseñar y tener autoridad espiritual sobre
los hombres.
Hay muchas “objeciones” a
este punto de vista de tener a las mujeres en el ministerio y mujeres pastoras.
Una objeción común es que Pablo restringe a las mujeres de enseñar porque en el
siglo primero, las mujeres por regla general eran incultas. Sin embargo, en
ninguna parte de 1 Timoteo 2:11-14
menciona el nivel de instrucción. Si la educación hubiese sido un requisito
para el ministerio, la mayoría de los discípulos de Jesús probablemente no
habrían calificado. Una segunda objeción común era que Pablo solamente
restringía enseñar a las mujeres de Éfeso (1 Timoteo fue escrita a Timoteo, un
pastor en la iglesia de Éfeso). La ciudad de Éfeso fue conocida por su templo
de Artemisa, una diosa falsa griega/romana. Las mujeres eran la autoridad en la
adoración de Artemisa. Sin embargo, en ningún lugar del libro de 1 Timoteo, Pablo la menciona, tampoco
menciona la adoración a Artemisa como una razón para las restricciones en 1 Timoteo 2:11-12.
Una tercera objeción común
es que Pablo solamente se está refiriendo a los esposos y las esposas, no a los
hombres y a las mujeres en general. Las palabras en griego en 1 Timoteo 2:11-14 podrían referirse a
esposos y esposas. Sin embargo, el significado básico de las palabras son
hombre y mujer. Adicionalmente, las mismas palabras en griego son utilizadas en
los versículos 8-10. ¿Solo los
esposos deben orar en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda
(versículo 8)? ¿Solo las esposas
deben vestirse con ropa decorosa, con pudor y modestia; tener buenas obras y
adorar a Dios (versículos 9-10)? Por
supuesto que no. Los versículos 8 al 10 claramente se refieren a los
hombres y mujeres en general, no solamente a los esposos y a las esposas. No
hay nada en el contexto que debiera indicar un cambio para esposas y esposos en
los versículos 11 al 14.
Sin embargo, otra objeción
frecuente a esta interpretación de mujeres pastoras / predicadoras, está tiene
relación con Miriam, Débora, Hulda, Priscila, Febe, etc. – mujeres que
mantuvieron posiciones de liderazgo en la Biblia. Esta objeción falla en
considerar algunos factores significativos. En relación con Débora, ella fue la
única jueza femenina entre 13 jueces masculinos. En relación con Hulda, fue la
única profetiza femenina entre docenas de profetas masculinos mencionados en la
Biblia. La única conexión de Miriam hacia el liderazgo fue por haber sido
hermana de Moisés y Aarón. Las dos mujeres más prominentes en los tiempos de
los reyes fueron Atalía y Jezabel – difíciles ejemplos de liderazgo femenino
devoto.
En el libro de los Hechos,
el capítulo 18, Priscila y Aquila
son presentados como ministros fieles de Cristo. El nombre de Priscila es
mencionado primero, indicando probablemente que ella era más “prominente” en el
ministerio que su esposo. Sin embargo, en ninguna parte se describe a Priscila
participando en una actividad de ministerio que esté en contradicción con 1 Timoteo 2:11 al 14. Priscila y Aquila
llevaron a Apolos a su hogar y fue discipulado por ellos, explicándole la
Palabra de Dios con exactitud (Hechos
18:26).
En Romanos 16:1, aún si a Febe se la considera una “diaconiza” en
lugar de una sierva – eso no indica que Febe fuera una maestra en la iglesia.
“Apto para enseñar” es un calificativo dado para los ancianos, pero no diáconos
(1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:6-9). Los
ancianos / obispos / diáconos, son descritos como “maridos de una sola mujer”,
“un hombre cuyos hijos creen”, y “hombres dignos de respeto”. Además, en 1 Timoteo 3:1 al 13 y en Tito 1:6 al 9,
los pronombres masculinos son utilizados exclusivamente para referirse a
ancianos / obispos / diáconos.
La estructura de 1 Timoteo 2:11 al 14 deja la razón
perfectamente establecida. El versículo
13 comienza con “Porque” y da la “causa” de lo que Pablo declara en los versículos 11 y 12. ¿Por qué las
mujeres no deberían enseñar o tener autoridad sobre los hombres? Porque – “Adán
fue formado primero, luego Eva. Y Adán no fue engañado; sino que la mujer,
siendo engañada, incurrió en transgresión”. Esa es la razón. Dios creó a Adán
primero y luego creó a Eva a fin de que fuera “ayuda idónea” para Adán. Este
orden de la creación tiene una aplicación universal para la humanidad en la
familia (Efesios 5:22-23) y en la
iglesia. El hecho de que Eva fuera engañada también se da como una razón para
que las mujeres no sirvan como pastoras o tengan autoridad espiritual sobre los
hombres. Esto guía a algunos a creer que las mujeres no deberían enseñar porque
son engañadas más fácilmente. Ese concepto es discutible… pero si las mujeres
son engañadas más fácilmente, ¿por qué se les permitiría enseñar a los niños
(quienes son fácilmente engañados) y a otras mujeres (quienes supuestamente son
más fácilmente engañadas)? Eso no es lo que dice el texto. Las mujeres no deben
enseñar o tener autoridad espiritual sobre los hombres porque Eva fue engañada.
Como resultado, Dios ha dado a los hombres la autoridad de enseñanza principal
en la iglesia.
Las mujeres superan en
dones de hospitalidad, misericordia, enseñanza y ayuda. Mucho del ministerio de
la iglesia depende de las mujeres. Las mujeres en la iglesia no están
restringidas para oración pública o para profetizar (1 Corintios 11:5), solamente para tener autoridad en las enseñanzas
espirituales sobre los hombres. La Biblia en ninguna parte restringe a las
mujeres de ejercitar los dones del Espíritu Santo (1 Corintios capítulo 12). Así como los hombres, las mujeres, están
llamadas a ministrar a otros, para mostrar el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), y para proclamar el
Evangelio a los perdidos (Mateo
28:18-20; Hechos 1:8; 1 Pedro 3:15).
Dios ha ordenado que
solamente los hombres sirvan en posiciones de autoridad de enseñanza espiritual
en la iglesia. Esto no es necesariamente porque son mejores maestros, o porque
las mujeres son inferiores o menos inteligentes (tal no es el caso). Es
simplemente la manera en que Dios designó la iglesia para que funcione. Los
hombres deben ser ejemplo en el liderazgo espiritual – en sus vidas y a través
de sus palabras. Las mujeres deben tomar un rol de autoridad menor. Se las
anima a enseñar a otras mujeres (Tito
2:3-5). La Biblia tampoco restringe a las mujeres de enseñar a los niños.
La única actividad de la que están restringidas es de enseñar o tener autoridad
espiritual sobre los hombres. Esto lógicamente debería incluir a las mujeres
sirviendo como pastoras / predicadoras. De ninguna manera esto las hace menos
importantes, más bien les da un ministerio enfocado más de acuerdo con el
talento dado por Dios.
De
la Iglesia (Pastores y diáconos) Cap. 26
Párrafos 8-11CBF de 1689
8. Una iglesia local, reunida y
completamente organizada de acuerdo con la voluntad de Cristo, está compuesta
por oficiales y miembros; y los oficiales designados por Cristo para ser
escogidos y apartados por la iglesia (así llamada y reunida), para la
particular administración de las ordenanzas y el ejercicio del poder o el
deber, que él les confía o a los que los llama, para que continúen hasta el fin
del mundo, son los obispos o ancianos, y los diáconos.1
¿La palabra anciano y obispo es lo mismo
que pastor? Si, son intercambiables.
¿Según la biblia como debe ser el gobierno
ideal de una iglesia local bíblicamente constituida? Una pluralidad de ancianos
varones en igualdad de autoridad. No pastor y copastor.
¿Entonces la mujer no puede ser pastora?. No, la biblia lo enseña claramente en 1 Ti 2, 1 Cor. 11 y 14, es un mandato
apostólico para la iglesia universal de todos los tiempos, no es el machismo de
Pablo. Más bien es el feminismo el que se ha metido en la iglesia.
¿Por qué predominan hoy las iglesias
gobernadas por un solo pastor?. Por ignorancia de las escrituras, conveniencia
personal y tradiciones eclesiásticas. ¿Cuáles son las denominaciones que
mantienen gobiernos eclesiásticos en pluralidad de ancianos varones? Bautistas
reformados, presbiterianos, congregacionalistas e independientes de fundamento
reformado.
9. La manera designada por Cristo para
el llamamiento de cualquier persona que ha sido calificada y dotada por el
Espíritu Santo1 para el oficio de
obispo o anciano en una iglesia, es que sea escogido para el mismo por la
votación común de la iglesia misma,2
y solemnemente apartado mediante ayuno y oración con la imposición de manos de
los ancianos de la iglesia, si es que hay algunos constituidos anteriormente en
ella;3 y para el oficio de diácono,
que sea escogido por la misma votación y apartado mediante oración y la misma
imposición de manos.4
Párrafo 9: La
elección de los gobernantes de una iglesia local
¿Esto sí que suena raro en nuestros días,
no conozco ninguna iglesia moderna que haga esto, en verdad las hay? Si, las antes mencionadas, ¿Porque tan pocos
entre nosotros? Por lo mismo que mencionamos antes, ignorancia de las
escrituras, tradiciones y conveniencias personales. ¿De manera que el pastor no puede poner a
un hijo suyo a que lo remplace cuando él lo decida? Solo si cumple con los
requisitos y la iglesia lo aprueba.
10. Siendo la obra de los pastores
atender constantemente al servicio de Cristo, en sus iglesias, en el ministerio
de la Palabra y la oración, velando por sus almas, como aquellos que han de dar
cuenta a él,1 es la responsabilidad
de las iglesias a las que ellos ministran darles no solamente todo el respeto
debido, sino compartir también con ellos todas sus cosas buenas, según sus
posibilidades,2 de manera que tengan
una provisión adecuada, sin que tengan que enredarse en actividades seculares,3 y puedan también practicar la
hospitalidad hacia los demás.4 Esto
lo requiere la ley de la naturaleza y el mandato expreso de Nuestro Señor
Jesús, quien ha ordenado que los que predican el evangelio vivan del evangelio.5
Párrafo10: El
ministerio de los pastores y el sostenimiento de los mismos en la iglesia
local
¿Significa que todos los pastores de una
iglesia local tienen que estar de tiempo completo dedicados a la predicación y
la oración sostenidos por la iglesia? No, todo según sus posibilidades, pueden
haber pastores bivocacionales, pero todos deben ser aptos para enseñar y para
pastorear el rebaño.
¿De manera que si es necesario ofrendar de
nuestros bienes para avanzar el reino de Dios? Absolutamente, algunos
extraviados se oponen al diezmo.
11. Aunque sea la responsabilidad de
los obispos o pastores de las iglesias, según su oficio, estar constantemente
dedicados a la predicación de la Palabra, la obra de predicar la Palabra no
está tan particularmente limitada a ellos, sino que otros también dotados y
calificados por el Espíritu Santo para ello y aprobados y llamados por la
iglesia, pueden y deben desempeñarla.1
1. Hch. 8:5; 11:19-21; 1 P. 4:10,11. Párrafo 11: Otros predicadores
en la iglesia local