miércoles, 31 de agosto de 2016

Dios no es Autor del Pecado

Pero algunos tal vez digan: Si Dios interviene en el ordenamiento de todas las cosas que acontecen, también lo hace en el pecado de los hombres.

Mi respuesta es: No, en absoluto; él no tiene nada que ver con el pecado de ningún hombre. Dios no puede ir en contra de su propia naturaleza, ni efectuar acción impura alguna, igual que el sol no puede oscurecerse. Aquí has de tener cuidado con dos cosas: así como no debes pensar que Dios sea ignorante de los pecados de los hombres, tampoco debes considerar que él intervenga en dichos pecados. ¿Es factible que Dios sea el autor del pecado y el vengador del mismo? ¿Sería lógico que Dios hiciera una ley contra el pecado y que luego tomara parte en el quebrantamiento de su propia ley?  Dios, en su providencia, permite los pecados de los hombres. “En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos” (Hch 14:16). Dios permitió su pecado, lo cual nunca habría hecho de no poder sacar un bien del hacerlo. De no haberse permitido el pecado, no se hubieran conocido tan bien ni la justicia de Dios al castigarlo, ni su misericordia al perdonarlo. El Señor se agrada en permitir el pecado, pero no toma parte en el mismo.

¿Pero no se dice que Dios endureció el corazón de Faraón? Esto es almo más que meramente permitir el pecado…

Dios no infunde maldad en los hombres, simplemente retira la influencia de sus dones y, entonces, el corazón de ellos se endurece por sí mismo, de igual modo que, al retirarse la luz, la oscuridad enseguida invade el aire; pero sería absurdo, sin embargo, decir que es la luz lo que oscurece el aire. Observarás que se dice de Faraón que endureció su propio corazón (cf. Ex 8:15). Dios no es el causante del pecado de hombre alguno: es cierto que interviene en la acción donde se encuentra el pecado, pero no toma parte en el pecado de la acción. Un hombre puede tocar un instrumento desafinado, pero la discordancia procede del instrumento; de igual manera, las acciones de los hombres, en tanto en cuanto son naturales, proceden de Dios, pero, en lo referente a u pecaminosidad, vienen de los propios hombres, y Dios no interviene en ellas en absoluto.
Tratado de Teología, por Thomas Watson

Soli Deo Gloria


Lugares Altos

“SÓLO QUE LOS LUGARES ALTOS NO FUERON QUITADOS; EL PUEBLO TODAVÍA SACRIFICABA Y QUEMABA INCIENSO EN LOS LUGARES ALTOS”, 2 REYES 15:4

A pesar de que Azarías tuvo muchos logros, no destruyó los lugares altos, donde se encontraban los santuarios de Judá, de la misma manera que tampoco lo hicieron su padre Amasías y su abuelo Joás. Azarías imitó a los reyes de los cuales había escuchado historias y que había observado mientras crecía. Aun cuando el padre y el abuelo de Azarías fueron básicamente reyes buenos, eran modelos deficientes en ciertas áreas importantes. Para levantarnos por encima de la influencia de modelos deficientes, debemos buscar modelos mejores. Cristo nos provee un modelo perfecto.

En los tiempos de Elías y Eliseo, había una constante entre los reyes que buscaron al Señor. Vemos una y otra vez en 2 Reyes que ellos obedecían las ordenanzas del Dios de sus padres y se volvían de sus malos caminos, pero no completamente. Algunos, como Jehú, se dedicaron en hacer cumplir las palabras del Señor, y erradicaron por completo a los seguidores de Baal, al templo de Baal y a los sacerdotes; pero no destruyeron los lugares altos. Estos eran los lugares donde el pueblo iba a sacrificar y quemar incienso a falsos dioses.

Entonces, podemos ver que ellos seguían los estatutos del Señor, pero “los lugares altos no fueron quitados”. No habían examinado cada parte de su reinado para erradicar toda idolatría y pecado.

Esto me recuerda a nuestras propias vidas como cristianos. Por la gracia soberana de Dios, somos contados entre las filas de Cristo, hemos entregado nuestras vidas al Señor que nos rescató del pecado y de la muerte eterna, perseguimos Su voluntad y procuramos guardar Sus palabras. Pero viene la pregunta: ¿se escribirá de nosotros que no hemos quitado los lugares altos?

La Biblia dice que el rey Azarías “hizo lo recto ante los ojos del Señor…Sólo que los lugares altos no fueron quitados” (2 Re. 15:3-4). Es cómo si dijese: “Caminaba recto ante el Señor, pero…”. Los lugares altos nos hablan de idolatría, y de una que el Señor tiene en cuenta. Es cierto que no siempre vemos las consecuencias inmediatas para los reyes de Israel, pero para Dios no era algo menor. Vez tras vez el Espíritu Santo inspiró y guió a que se escribiera sobre esta porción que no había sido entregada al Señor.

¿Se escribirá de nosotros que no hemos quitado los lugares altos?

Bien dijo Juan Calvino que el corazón humano es una fábrica de ídolos, y es muy posible que algunos de ellos que aún permanecen en nuestro corazón. Estos son los “peros” en nuestra vida: lugares altos que no hemos erradicado en pos de la completa santidad.

Examinemos nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios, y pidamos al Padre de todas las luces que traiga un resplandor de santidad a cada rincón de nuestro ser. Tomemos los lugares altos y derribémoslos para vivir una vida cada día más entregada al Señor que nos rescató.

Sin importar cómo fue criado, ni quién influyó en su vida, usted puede avanzar más allá de esas limitaciones al tomar como ejemplo a Cristo y al tratar conscientemente de vivir como El lo hizo.

¿Qué lugar alto te está pidiendo el Señor que entregues en el altar de la obediencia y santidad?
Soli Deo Gloria



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Entonces…¿Para qué predicar el evangelio?

Hay un argumento muy frecuente contra la doctrina bíblica de la elección. Es el siguiente: “Si Dios elige a los que han de ser salvos, entonces… ¿para qué predicar el evangelio? de todos modos van a ser salvos”.  Con esta respuesta quienes están en contra de la elección soberana de Dios pretenden acorralar a quienes la proclaman.

Ahora bien, ese argumento transmite mucho de lo que estas personas creen. Sin darse cuenta, están diciendo más de lo que quieren decir; por sus mismas bocas están revelando sus verdaderos pensamientos, su entendimiento del evangelio y sus profundas motivaciones.

Creen que la motivación de la predicación es solamente la salvación.

Creen tener un papel muy protagónico en la salvación.

Creen que la predicación del evangelio es incompatible con la elección de Dios.

Ampliando:

1.- Al decir: “Si Dios elige a los que han de ser salvos, entonces… ¿para qué predicar el evangelio?” están diciendo que la salvación de las personas es la única motivación para predicar el evangelio. Si así no fuera, ellos mismos tendrían la respuesta a su pregunta. Sin embargo al mirar la escritura encontramos que la motivación de la proclamación del evangelio no es solamente la salvación, hay por lo menos otras dos motivaciones para hacer todo lo que hacemos. Quizás la más sublime que todo hombre debe buscar es LA GLORIA DE DIOS.  Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. (1 Corintios 10:31). Y por supuesto esto incluye la predicación. Si el propósito fuera la salvación solamente, cuando el evangelio es predicado y nadie se convierte todo sería vano. Cuando se busca la gloria de Dios en el evangelismo, el propósito se cumple independientemente del resultado.  Dios fue glorificado cuando se le predicó a Lidia como también cuando se le predicó a Agripa, pese a que la primera se convirtió y el segundo por “poco” se persuade. El resultado no frustra el plan. En segundo lugar, no por eso menos importante,  la motivación para la predicación de evangelio es LA OBEDIENCIA.Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. (Mateo 16:15)  Cada vez que predicamos el evangelio verdadero obedecemos la gran comisión. También podemos cumplir esta tarea independientemente de que las personas se conviertan o rechacen al salvador. Muchas veces no vemos como desobediencia cuando omitimos predicar el evangelio, deberíamos recordar al apóstol Pablo cuando dijo: “porque me es impuesta necesidad; y !!ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Corintios 9:16)  En tercer lugar, la motivación para predicar el evangelio es LA SALVACIÓN de los pecadores. Aquí este punto toma su lugar correcto. Si me enfoco en este aspecto y descuido los dos anteriores puedo caer en un error de comprensión del evangelio. Si tenemos las dos motivaciones anteriores entonces cuidaremos de NO ALTERAR el mensaje, ya que si lo hacemos, no estaríamos obedeciendo a Dios y mucho menos buscando su gloria. En estos dos errores caen fácilmente los que no creen en la elección incondicional de Dios para salvación.  Veamos lo que decía el apóstol respecto a quienes anunciamos el evangelio: “Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.”  2 Corintios 2:15-17

2.- Al decir: “Si Dios elige a los que han de ser salvos, entonces… ¿para qué predicar el evangelio?” están diciendo también “es necesario predicar el evangelio, pues Dios no eligió a nadie para salvación”. De este modo, frecuentemente creen tener un rol protagónico en la proclamación del mensaje y por esto son generalmente tan activos en campañas y reuniones para predicar y usualmente generan presión sobre los oyentes para que se decidan por Cristo. De pronto, se ve el rol del predicador un tanto distorsionado. Piensan que el destino eterno de una persona puede estar determinado por la tarea evangelistica. Ejemplo: Si te encuentras con un incrédulo hoy y no le hablas el evangelio, luego mañana te enteras que esa persona murió entonces piensas “si le hubiera predicado, quizás hubiera ido al cielo”.  Esto revela que crees que el destino eterno de cada individuo está abierto mientras vive y que si llegas con el mensaje y la persona acepta a Cristo ese destino es cambiado en ese momento. Esto no es así. El destino eterno de las personas no está determinado por nuestro anuncio del evangelio sino fue determinado por Dios desde antes de la fundación del mundo. No tenemos ningún poder de incidencia en ese destino, solamente podemos ser instrumentos de Dios en la salvación de los elegidos si anunciamos su Palabra. Es cierto, si no predicamos somos desobedientes al mandato divino, pero nuestra desobediencia nunca determina la condenación de nadie. Cada persona será condenada por sus pecados: el alma que pecare, esa morirá. (Jeremías 18:4), Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. (Romanos 1:20)… y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.(Juan 5:29).  Debemos evitar un evangelismo centrado en el predicador. Nosotros no somos lo importante, el tesoro es el mensaje. Dios en su gracia se complace en usar a sus débiles criaturas para una tarea tan sublime, pero el tesoro es el evangelio. “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” (2 Corintios 4:7). La salvación de las personas no está en manos de  hombres, si así fuera sería desastroso. No se salva hoy ni uno más del que Dios determinó ni se salvará mañana ni uno menos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. (Romanos 8:30 note “a estos”) La gente no irá al infierno por nuestra culpa, o por nuestra falta de predicación. Esa suele ser una engañosa forma de cargar la conciencia de alguien que no conoce la doctrina bíblica. ¿Piensas que Dios dejará que una persona se vaya al infierno porque un día no le predicaste y así luego te culpará a ti diciéndote: “esta persona se fue al infierno por tu culpa, si le hubieras predicado se habría salvado”? Esa es una carga muy difícil de llevar que yo mismo tuve por mucho tiempo antes de conocer las doctrinas de la gracia.  El consuelo es este: A su tiempo Dios llamará a sus escogidos. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. (Juan 6:37). Aún con ese descanso que nos da saber que Dios es soberano en la salvación debemos recordar también que Dios determinó la forma en ese mensaje llegaría a los perdidos:  “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.” (1 Corintios 1:21). Es un tremendo privilegio y una gran responsabilidad, somos llamados a vivir con pasión por las almas y anunciar con denuedo el mensaje de salvación. Una vez más el apóstol Pablo nos muestra el camino: Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.  (2 Timoteo 2:10)

3.- Al decir: “Si Dios elige a los que han de ser salvos, entonces… ¿para qué predicar el evangelio?” están diciendo también que hay una incompatibilidad entre las dos doctrinas. Sin embargo, la doctrina de la elección de ningún modo es incompatible con la doctrina de la predicación. Las dos son muy importantes y están ampliamente ligadas al tema central de la Biblia: El evangelio. Dios en su plan soberano eligió a quienes ha de ser salvos. Lo hizo por gracia, es decir, no hay ninguna característica, cualidad u obra que hace al pecador salvo; ni siquiera la aceptación del mensaje. El arminiano (quien se opone a la doctrina de la elección incondicional) ve a la aceptación del mensaje y al creer como la parte que el pecador “debe hacer” para ser salvo. Aún así, ellos insisten en que eso no es una obra. En cambio, el que cree en la elección de Dios verá la respuesta al evangelio (creer) como la obra de Dios en una persona, pues reconoce que es incapaz de hacer algo bueno sino por la regeneración de Dios. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1 Corintios 2:14), De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. (Juan 3:3) los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (Juan 1:13)  Él obró en nosotros de tal forma que creímos, lo reconocimos como nuestro salvador con la fe que nos dio por su Palabra. Somos llamados a predicar a toda criatura. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. (2 Corintios 5:20) No andamos buscando el rótulo de “elegido” en cada persona para anunciarle el evangelio, eso sólo lo sabe Dios; procuramos ser guiados por Dios para hacerlo, en el poder de su Espíritu, en obediencia y para la Gloria de su nombre. Anunciamos el evangelio del arrepentimiento y la fe en Cristo Jesús y no creemos a toda profesión de fe, esperamos ver frutos para llamarle hermano. Así que, por sus frutos los conoceréis. (Mateo 7:20). Descansamos en que Dios salvará su pueblo. El rey cumple su voluntad.

Esta es la perfecta armonía que hay en su palabra. El plan que Dios está llevando a cabo, el plan de redención se cumplirá y todos los suyos (su pueblo) será salvo pues Cristo murió efectivamente por ellos y de los que el Padre le dio (a Cristo) ninguno se perderá.

…porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.  Mateo 26:28


Fuente: verdadenamor.wordpress.com
Soli Deo Gloria



viernes, 26 de agosto de 2016

Fuerte en Doctrina pero Frío hacia Cristo

El egoísmo, en referencia a las cosas de Cristo, obviamente surge de la frialdad hacia Cristo mismo. Una preferencia de sí a Cristo es su raíz y fuente.

Cualquier cosa, por tanto, que tiende a oscurecer o mantener fuera de la vista de la persona de Cristo debe llevar al egoísmo. Puede ser el amor del mundo; puede ser el amor de la criatura, puede ser el amor a los aplausos del hombre. Estos son los cuerpos oscuros que eclipsan la gloria de un Salvador vivo y nutren el ego.

Pero estos no son todos. Satanás tiene todavía artimañas más profundas. Él se mete en la religión entre nosotros y el Salvador! Los actos religiosos, ordenanzas, deberes, se convierten todos por causa de él en tantos instrumentos para exaltarnos a nosotros mismos y bajar el Salvador.

Pero incluso esto no es todo. Él tiene una artimaña más sutil aún para estos últimos días. Él está tratando de hacer la obra de Cristo un sustituto de su persona, para fijar la atención tanto de la una como de excluir a la otra. El resultado de esto es una religión completamente egoísta y sectaria. Sé que éste es un terreno delicado, pero el mal está aumentando y debe ser dado a conocer.

No son pocos los que están tan ocupados con la verdad, que olvidan "el Verdadero", se ocupan con la fe que pierden de vista de su objeto personal, son dados a meditar en la obra de Cristo que pasan por alto su persona.

¿Qué y quién es Él, parece una cuestión de poca importancia, siempre que sepan que Él ha logrado una obra de la que pueden asegurar la vida eterna. "Somos perdonados", dicen, "tenemos paz; todo está bien." Toman muy poco interés en la persona de Aquel que ha comprado estas bendiciones.

La redención es todo, y el Redentor es nada, o, al menos, muy poco para ellos. La suficiencia de su trabajo es todo, la gloria y la excelencia de su persona, nada.

¿Qué es esto sino egoísmo? Obtenemos todo el beneficio que se pueda de la obra de Cristo, y luego no tenemos ningún deseo por Él! Y este egoísmo se presenta en todas partes, en las acciones y el pensamiento de esta clase de personas.

Podemos rastrear en sus doctrinas: Sus puntos de vista de la expiación son egoístas, se enmarcan no en el principio de cómo Dios consigue cumplir su propósito y su gloria es mostrada, sino simplemente de cómo un pecador ha de ser salvo.

Sus puntos de vista de la soberanía y la gracia de elección de Jehová son egoístas, siendo sólo tantos dispositivos para tomar el pecador fuera de las manos de Dios; y dejándolo en su propio control.

Sus puntos de vista de la obra del Espíritu son egoístas, siendo sólo un intento de hacer que su ayuda parezca menos absolutamente indispensable; y la propia habilidad del hombre y la fuerza de muy considerable en vano en el asunto de la salvación.

Pero aun cuando no se hayan adoptado esas opiniones egoístas de la doctrina, hay una tendencia hacia el egoísmo latente entre muchos, que sólo puede ser atribuido a su descuido de la persona de Cristo!

Su verdad es preciosa; Su trabajo es muy valioso; pero es con El con quien tenemos que tratar principalmente.

Es Jesús! Sólo Jesús! Jesús mismo! quien sentimos que sea absolutamente necesario!

Debemos ir más allá de la verdad "Aquel que es verdadero." La verdad es preciosa, pero en sí mismo es fría. Pero la gloria del Evangelio es lo que nos lleva hasta más allá de la verdad a su manantial de vida! No, nos introduce en el seno mismo del que salió del seno del Padre y ahora ha vuelto a él, llevando consigo todos los que el Padre a Él ha dado; allí, con Él morar en comunión feliz, un mundo sin fin!
Por Horatius Bonar
Soli Deo Gloria

martes, 23 de agosto de 2016

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¿Qué enseña la Biblia sobre el alcoholismo y la embriaguez?

El Alcoholismo, la Embriaguez o la Borrachera

La embriaguez hace que la persona pierda el sentido de la decencia y trae maldiciones sobre la familia.

Génesis 9:20. Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña; y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda.

Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera.

Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre.

Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven, y dijo: Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos. Beber alcohol nubla la razón y el discernimiento espiritual, lo cual causa que la ira de Dios descienda.

Levítico 10:8. Y Jehová habló a Aarón, diciendo: Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio, y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés. Beber vino o alcohol no es apropiado para los que se dedican o consagran al Señor.

Números 6:2. Habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová, se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas,

Todo el tiempo de su nazareato, será santo para Jehová. Una mujer que bebe alcohol era considerada impía.

1 Samuel 1:12. Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.

Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.

No tengas a tu sierva por una mujer impía; Consumir vino o alcohol hace que se cometan graves pecados como la burla destructora o el descontrol emocional que lleva a causar alborotos.

Proverbios 20:1. El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.

El vino o el alcohol hacen olvidar la ley de los hombres y la Ley de Dios, con la consecuencia funesta de conducir al pecado, tragedias, cárcel, multas, entre otros. El vino o el alcohol nos hace actuar malvadamente contra los demás, especialmente contra los más débiles o necesitados.

Proverbios 31:4. No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, Ni de los príncipes la sidra; No sea que bebiendo olviden la ley, Y perviertan el derecho de todos los afligidos. El vino o el alcohol son para las personas amargadas y miserables.

Proverbios 31:6. Dad la sidra al desfallecido, Y el vino a los de amargado ánimo. Beban, y olvídense de su necesidad, Y de su miseria no se acuerden más.
El vino o el alcohol esclavizan a las personas poco a poco, de tal manera que no les importa la hora o el tiempo, estorbando la adoración a Dios y el trabajo de sus manos.

Isaías 5:11. ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos.

Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, El vino o alcohol distorsionan la verdadera masculinidad y la fuerza para trabajar; les conduce a destruir su propia fuerza y salud  por la mezcla de bebidas; y así provocan la ira de Dios. Dios lanza lamentos y juicios para los que se entregan a las bebidas.

Isaías 5:22. ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!

Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.

El vino o al alcohol entontecen al que los ingiere, hacen errar o pecar, trastorna el sano juicio, aturden la mente, hace tropezar; y conduce a que el hombre se deleite en las cosas más asquerosas, como el vómito.

Isaías 28:7. Pero también éstos erraron con el vino, y con sidra se entontecieron; el sacerdote y el profeta erraron con sidra, fueron trastornados por el vino; se aturdieron con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio.

Porque toda mesa está llena de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio. Beber vino o alcohol es característico de los falsos profetas, de los falsos creyentes, de aquellos que se engañan a sí mismo, pensando tontamente que los efectos dopantes del vino hacen olvidar las penas y traerá mejores días.

Isaías 56:11. Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.

Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente.

Beber vino o alcohol es lo opuesto de estar llenos del Espíritu Santo.

Lucas 1:15. porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.

Efesios 5:18. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,

Más lamentos y juicios sobre los que se entregan al vino o alcohol. Para ellos son muchos dolores, heridas innecesarias, aflicciones, turbaciones, enfermedades.

Proverbios 23:29. ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas?
¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde?
¿Para quién lo amoratado de los ojos?
Para los que se detienen mucho en el vino,
Para los que van buscando la mistura.

El vino y el alcohol atraen con su color y aroma, al principio parece ser inofensivo, pero luego su daño es tan grande que Dios lo compara con los efectos nocivos del veneno de una serpiente mortal.

Proverbios 23:31. No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor.

El vino y el alcohol nubla la mente, hace que las personas pierdan el sentido de la realidad; y lleva a la persona a hablar cosas sucias y malas que ni siquiera quiere hablar en sano juicio.

Proverbios 23:33. Tus ojos mirarán cosas extrañas,  Y tu corazón hablará perversidades.

El vino y el alcohol tienen un poder esclavizante tal que, aunque produzca dolores, destruya la razón, dañe las familias y cause aflicción; una vez se ha digerido, volverá a atrapar en sus mortales trampas

Proverbios 23:34. Serás como el que yace en medio del mar, O como el que está en la punta de un mastelero.

Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; Me azotaron, mas no lo sentí; Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.

Tomar una copa de vino puede ser algo lícito, pero no necesariamente conveniente. Especialmente cuando vivimos en Latinoamérica, una cultura donde las personas toman vino o alcohol con el fin de emborracharse. Tomar, aunque sea una cerveza o una copa de vino, puede ser causa de tropiezo para muchos que nos observan, e incluso para uno mismo, si hemos tenido problemas con el alcohol previamente.

1 Corintios 6:12. Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.

Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios.

El ser humano no debe ser dominado por nada, mucho menos por el alcohol. Para evitar ser dominado por este vicio es mejor dejarlo por completo, pues, el vino tiene un potencial subyugador. No hay nada más lamentable que haber sido impactado por el evangelio, abandonar los vicios de la carne, y nuevamente caer en ellos. Esto conduce a un estado de peor maldad.

2 Pedro 2:19. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.

Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.

Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

Si bien es cierto que en la Biblia no hay un mandato o Ley que prohíba expresamente el tomar vino o alcohol (si prohíbe las borracheras), es mejor andar conforme a los principios más elevados de la Palabra de Dios, conforme al Espíritu de Dios, buscando la máxima honra para Dios y evitando hacer daño a los más débiles o pequeños; pues, si hacemos esto, recibiremos grandes y terribles juicios de parte del Señor.

1 Corintios 8:9. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos (o bebiendo vino o alcohol), la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? (¿No será estimulado a beber vino hasta embriagarse?)

Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió.

De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.

Por lo cual, si la comida (o el alcohol) le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás (no beberé vino jamás), para no poner tropiezo a mi hermano. 

Marcos 9:42. Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar.
Soli Deo Gloria



viernes, 19 de agosto de 2016

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¿Paidoismo o Credoismo?

...Conoce al SEÑOR", porque todos me conocerán. (Jeremías 31:34)

Un Argumento del Bautista Reformado para el Bautismo del Creyente con base en la Teología del Pacto.

INTRODUCCIÓN

Los cristianos dentro de la tradición de La Reforma son dolorosamente conscientes de la división doctrinal sobre muchos temas. Hay varias posiciones en cuanto a la Ley de Dios y su aplicabilidad a los cristianos. En el amplio campo de la escatología, allí se encuentra al cristiano reformado con sus diferentes posiciones. El gobierno de la Iglesia es otra área, en la que los creyentes bajo la cobertura Reformada, a menudo difieren entre sí. Uno de los temas más candentes de debate entre los que se adhieren a la Teología Reformada, hablando en términos generales, se refiere al tema del bautismo. Los participantes de cada lado del debate calibran y refinan sus argumentos que servirán en su defensa.  Algunos irán tan lejos como para decir que si usted no cree en el bautismo de los niños de creyentes no puede ser Reformado. Estos que sostienen esta posición, dirán que es imposible considerar la Teología del Pacto y no adherirse al bautismo infantil. En la comprensión que ellos tienen de esto, los argumentos que surgen a favor del bautismo de infantes parten exclusivamente de una perspectiva bíblica de los pactos que excluye automáticamente cualquier entendimiento de la Teología del Pacto que no sea paidobautista. Hermanos que sostienen este punto de vista, a menudo, categorizan a todos los que no son Paidobautistas como Dispensacionalistas o, a lo menos, como Dispensacionalistas incipientes. ¿Es esta caracterización precisa y es este punto de vista sobre la Teología del Pacto la única opinión en el campo teológico que vale la pena escuchar? Es triste decirlo, pero muchos en nuestro tiempo y a través de la historia dirían que sí. Es hora de que esto termine.

Cuando utilizo las palabras Teología del Pacto, quiero decir que el enfoque de su comprensión en las Escrituras está centrado en torno al desarrollo de los diversos pactos dentro de la historia de la Redención. Este enfoque de las Escrituras toma en cuenta los pactos históricos de forma individual y trata de unirlos en un todo sistemático. Históricamente, la Teología del Pacto ha sido reconocida como la fuente del bautismo de infantes. El presente ensayo buscará que una adecuada comprensión de la naturaleza progresiva de los pactos bíblicos y la sustitución del Antiguo Pacto por el Nuevo Pacto, objete seriamente la historicidad Teológica del Pacto, sin el riesgo de conllevar a un Dispensacionalismo o al Antinomianismo.

Este ensayo buscará diferir sobre la afirmación anterior de que es imposible sostener la Teología del Pacto sin adherirse a la práctica del bautismo infantil. Por el contrario, se argumentará que la adhesión coherente a la Teología del Pacto refuta el bautismo de niños e, incluso, ratifica y demanda el bautismo del creyente dentro de la estructura del pacto en la Biblia.

DEFINICIÓN DE TÉRMINOS

Así que para que todos entendamos que se quiere decir cuando cierta terminología es usada, definamos nuestros términos antes de que se inicie la exposición. Cuando se utiliza la palabraPaido es para referirse al Paidobautismo o Paidobautistas. Los Paidobautistas creen que los sujetos a considerar para el bautismo son los creyentes y sus hijos. Cuando se utiliza la palabraCredo se refiere a Credobautismo o Credobautistas. En términos generales, un Credobautista es alguien que cree en lo que muchos llaman el bautismo del creyente. Él es alguien que cree que es necesario una declaración de fe (esto es lo que la palabra credo significa) en Cristo, antes de ser bautizado. En el sentido más amplio de la palabra, existen dos tipos de Credobautistas, los de la Teología del Pacto y los Credobautistas dispensacionales. Siendo más específico, un Credobautista, como se entiende primeramente en este ensayo, es uno que sostiene el bautismo del creyente sobre la base de su comprensión de la Teología del Pacto. Este tipo de Credobautista es lo que muchos, en nuestros días, llaman un Bautista Reformado. Cuando uso la frase Bautista Reformado, no simplemente quiero decir un Bautista Calvinista. Los dos no son necesariamente idénticos. Un Bautista Reformado, tal como se entiende en este ensayo, es aquel que se acoge a la Confesión Bautista de Fe de 1689 como su estándar confesional. Esto significa que un Bautista Reformado es aquel que sostiene una soteriología Calvinista frente al Arminianismo; la Teología del Pacto, en lugar de un Dispensacionalismo; mantiene la validez permanente de la Ley Moral de Dios como se resume en el Decálogo, incluyendo el cuarto mandamiento, a diferencia del Antinomianismo; guarda el Principio Regulativo de la Adoración, a diferencia del normativo. Con estas definiciones en su lugar, comencemos.

ACLARANDO CIERTAS CUESTIONES

La mayoría, si no todos los Paidos, coinciden en tratar de basar el bautismo de niños en la doctrina del pacto del Antiguo Testamento. Ellos argumentan esto, basados en la representación parental en el Pacto Abrahámico, la unidad de los pactos y la continuidad teológica entre los testamentos. Muchos de ellos están de acuerdo con los credos de que el paidoismo no es una doctrina explícita del Nuevo Testamento, esto es, que no es una doctrina que ordena el bautismo de infantes. Algunos credos muy celosos, por otro lado, parecen haber olvidado al Antiguo Testamento como algo aún inspirado y beneficioso. Tienen una tendencia a negar la continuidad del pacto en nombre de credos explícitos y distintivos del Nuevo Testamento (En otras palabras, las presuposiciones Dispensacionales). La mayoría de ellos han incorporado una tendencia hacia el Antinomianismo  (contra la ley). En cualquier caso, este tipo de credos no tienen realmente ninguna defensa contra los paidos y su argumento sobre el pacto, excepto que su paidoismo está fundado en la doctrina del pacto del Antiguo Testamento como si todas las doctrinas basadas en la doctrina del pacto del Antiguo Testamento no fueran válidas.

Muchos credos claman: "Si no es repetido en el Nuevo, no haremos el Antiguo”. Afortunadamente, su credo y su conducta no siempre coinciden. (Credos dispensacionales y los credos no Dispensacionales que no están de acuerdo con la permanente validez de la Ley Moral de Dios, tal como se resume en el Decálogo, incluyendo el cuarto mandamiento, es a los que nos referimos aquí). Los paidos dicen: “Si el Antiguo no es revocado por el Nuevo y el Viejo permanece, debemos aún hacerlo". Según los credobautistas del pacto, éste debe ser el punto decisivo del debate paido-credo, si logramos conseguir llegar a algún punto en común con nuestros hermanos paidobautistas. A diferencia de los argumentos Dispensacionalistas para el bautismo del creyente, que se basa sólo en el Nuevo Testamento, los credos reformados pueden establecer su comprensión del bautismo en el mismo terreno que los paidos, al menos en parte. Esto dar lugar a esta pregunta vital: ¿Está la doctrina de la inclusión automática del infante en la comunidad del pacto revocada o modificada por la Teología del Pacto del Antiguo Testamento como para anular el paidoismo bajo el Nuevo Pacto? ¿No es éste el asunto central? Muchos credos nunca serán convencidos por los argumentos de la doctrina del pacto del Antiguo Testamento, debido a que están comprometidos con el principio de que si no se repite en el Nuevo, entonces no es obligatorio. Del mismo modo, los paidos nunca serán convencidos por textos específicos del Nuevo Testamento con respecto al tema del bautismo, ya que están comprometidos con el principio de no revocado, entonces obligante. Como hecho relevante, los paidos deben, y como muchos de ellos lo hacen, estar de acuerdo en que la evidencia explícita del Nuevo Testamento está del lado de los credos. Y, los credos deben estar de acuerdo en que la derogación explícita de la inclusión automática del infante en la comunidad del pacto es un hecho que, a lo sumo, se da por sentado en el Nuevo Testamento.

La cuestión se reduce a esto: Si el paidos no tiene una revelación de Dios para cambiar la doctrina del Antiguo Testamento de la inclusión automática de los infantes en la comunidad del pacto para los hijos de los creyentes, entonces él lo asume como obligatorio. Sin embargo, si el credo reformado puede demostrarle en el Antiguo Testamento, y aún en la doctrina el pacto del Antiguo Testamento  que, de hecho, si existe tal revelación, deberá entonces admitirlo como algo abolido y, por lo tanto, no obligatorio. Lo que podría ser convincente para el paidos es un argumento, con sus fundamentos en la Teología del Pacto del Antiguo Testamento y sus correspondientes frutos en el Nuevo Testamento, concernientes a la revocación de la inclusión automática de los infantes en la comunidad del pacto para los hijos de los creyentes.

Este argumento tendría que tener en consideración la doctrina del pacto. Éste deberá probar por la doctrina del pacto del Antiguo Testamento que la inclusión del infante fue proféticamente rescindida por el Antiguo Testamento. Luego, se debe demostrar que el Nuevo Testamento asume esta derogación y lleva el fruto de ella.

Los Bautistas Reformados (esto es Credobautistas del pacto) creen que ellos tienen el argumento que silenciará el debate o, por lo menos, provocará a los paidos a reconsiderar seriamente su posición.

EL ARGUMENTO DEL BAUTISTA REFORMADO

La doctrina del Antiguo Testamento sobre el Nuevo Pacto revoca proféticamente la inclusión automática del infante declarado en Jeremías 31:34 que ellos (es decir, los de la comunidad del Nuevo Pacto) Todos Me conocerán. Comprendiendo esto, significa que todos los ciudadanos del pacto bajo el Nuevo Pacto conocerán a Dios para salvación (lo que no ocurrió con el pacto Abrahámico o Mosaico). Los Credos Reformados, entonces, argumentan que la inclusión automática del infante dentro de la comunidad del pacto está aquí rescindida proféticamente por la Teología del Pacto del Antiguo Testamento. Entonces, lo que se espera por la enseñanza del Antiguo Testamento, es una comunidad del Nuevo Pacto en la cual todos conocen al Señor para salvación, sin ninguna excepción. Los Credos Reformados entonces dicen: "Ahora echemos un vistazo a nuestro Nuevo Testamento. Lo que deberíamos ver es la inauguración del mismo Nuevo Pacto prometido en el Antiguo Testamento, una comunidad del Nuevo Pacto (no Israel y la Iglesia, sino una transformada o un Nuevo Israel, el cual consiste de sólo aquellos que conocen al Señor) y los privilegios del Nuevo Pacto solamente conferidos a los ciudadanos del Nuevo Pacto". En otras palabras, los Credos Reformados afirman que la doctrina del Antiguo Testamento sobre el Nuevo Pacto deroga proféticamente la inclusión automática del infante y el Nuevo Testamento, da prueba de esto reservando las nuevas ordenanzas del Nuevo Pacto a los ciudadanos del Nuevo Pacto, esto es, a los creyentes, aquellos que están en la fe, la simiente de Abraham, todos aquellos que conocen al Señor.

Los Credobautistas reformados afirman que el Nuevo Pacto es nuevo en al menos dos formas: En primer lugar, a diferencia del Abrahámico y el antiguo pacto Mosaico, el Nuevo Pacto no puede ser quebrantado (Jeremías 31:32. Ver Génesis 17:14 para ver la violabilidad del Pacto Abrahámico y Deuteronomio 29:22-28 para la violabilidad del Antiguo Pacto Mosaico) y, en segundo lugar, a diferencia del viejo Pacto Mosaico, la inclusión infantil no es automática porque la ciudadanía en el Nuevo Pacto exige del conocimiento salvador de Dios. Éste es el por qué, de que los judíos incrédulos hayan sido cortados después de la inauguración del Nuevo Pacto. Es interesante observar que en el argumento de Pablo en Romanos 9-11, él hace una distinción entre israelitas (Romanos 9:6). En otras palabras, dentro del Israel del Antiguo Pacto habían dos grupos: Los creyentes y los no creyentes. Todos los israelitas, considerados aquí por Pablo, eran miembros del pacto, sin embargo, la mayoría fueron cortados después de que Cristo inaugurará el Nuevo Pacto. ¿Por qué? A causa de su incredulidad. ¿Por qué los otros (los gentiles) fueron injertados? Debido a su fe. Aquí vemos ambos aspectos de la continuidad y discontinuidad del pacto. Los judíos creyentes pasaron de ser ciudadanos del Antiguo Pacto al Nuevo Pacto en su continuidad, y los judíos incrédulos pasaron de ser ciudadanos del Antiguo Pacto a ser excluidos en su discontinuidad. Bajo el Nuevo Pacto, hay un solo Israel constituido sólo por creyentes.

Automáticamente, paidobautismo y paidocomunión son entonces impensables. Usted debe conocer al Señor para estar en el Nuevo Pacto. Usted debe nacer de nuevo. Los privilegios del Nuevo Pacto están reservados para los ciudadanos del Nuevo Pacto.

Por lo tanto, el Bautismo y la Cena del Señor están reservados para los creyentes, la simiente de Abraham, para aquellos que conocen al Señor, para los ciudadanos del Nuevo Pacto. De hecho, esto es sólo una pequeña porción del argumento del Bautista Reformado. Todo el argumento incluiría el examen de todas las bendiciones prometidas del Nuevo Pacto, mostrando que éstas fueron bendiciones experimentadas por algunos de ellos en el Antiguo Pacto y, luego, siguiendo sus huellas como se revela en el Nuevo Testamento, confirman que las bendiciones prometidas son, universalmente experimentadas, dentro la comunidad del Nuevo Pacto, tal como fue profetizado por Jeremías. (Véase el excelente folleto de Greg Welty titulado, Una evaluación crítica del bautismo de infantes disponible en Bautista Reformado Publicaciones y la parte cuatro de la grabación en audio de la exposición del Pastor Sam Waldron sobre Jeremías 31:31-34, titulada La nueva constitución del pacto de la Iglesia: Un manifesto del Bautista Reformadodisponible en el Ministerio Truth for Eternity, 3181 Bradford, NE. Grand Rapids, MI 49505. Ambos son materiales obligados para los interesados en este tema).

ANTICIPANDO LAS OBJECIONES

Muchas objeciones hasta el momento, pudieron haber entrado en la mente de un paido convencido o, incluso, a la de un credo dubitativo. Echemos un vistazo sobre algunas de ellas.

Primera objeción: "¿No está usted haciendo frías, duras y falsas distinciones entre los pactos bíblicos hasta obtener su credoismo de la Biblia? Esencialmente, sólo hay un pacto, el pacto de la gracia". En  realidad, hay varias diferencias, pero esencialmente, los pactos bíblicos están relacionados. Lo que a menudo hacen los paidos es desvalorar las diferencias entre los pactos. Por ejemplo, diciendo que el pacto Abrahámico y el Nuevos Pacto son uno y el mismo pacto y diciendo que son dos distintos y sin embargo pactos vitalmente relacionados, siendo estas dos cosas, totalmente incoherentes. ¿Es el Antiguo Pacto, el Abrahámico? ¿Es el Abrahámico, el Nuevo? Uno estaría en apuros para responder que sí. Louis Berkhof nos provee un ejemplo representativo de lo que los paidos a menudo expresan sobre esta objeción cuando él afirma: "Este pacto [el Abrahámico] sigue aún vigente y es esencialmente idéntico con el "nuevo pacto” en la actual dispensación" (Louis Berkhof, Teología Sistemática, [Grand Rapids, MI, Eerdmans Publishing Company, 1986 reimpresión], pp. 631ff..).

Curiosamente, O. Palmer Robertson, otro estudioso paidobautista, no parece equipararlos cuando dice: "… el profeta [Jeremías] combina el Abrahámico con el nuevo pacto". (O. Palmer Robertson, El Cristo de los Pactos, [Phillipsburg, NJ, Presbyterian y Reformed Publishing Company, 1985 reimpresión], p.41.).

Combinar y equiparar son dos cosas diferentes. Aunque ambos, el Abrahámico y el Nuevo, funcionan al mismo tiempo bajo la actual "dispensación", ellos no se nos presentan en la Biblia como uno y el mismo, como tampoco lo son los otros pactos bíblicos.

Segunda objeción: "Desde que Dios fue quien ratificó el Pacto de Abraham en Génesis 15, cuando pasó entre las dos mitades, luego el Pacto Abrahámico, como el Nuevo, no pueden ser quebrantados, no siendo Dios quien los rompe". Jeremías estaba hablando acerca del viejo o antiguo Pacto Mosaico y no del Abrahámico. Sin embargo, respecto a la violabilidad del pacto con Abraham, Dios dice en Génesis 17:14: "Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de entre su pueblo; ha violado Mi pacto". ¿No es esto convincente? ¿Quizás la objeción se refiere a la inviolabilidad del Pacto Abrahámico por parte del lado divino? Dios no lo hizo y Él no puede romper ningún pacto, pero el hombre puede romper el pacto con Dios bajo cualquiera de ellos, el Abrahámico o el mosaico, como se habían dado originalmente, pero no bajo el Nuevo. Por cierto, la violabilidad del pacto mosaico que se encuentra en Jeremías 31:32 y Deuteronomio 29:25, junto con la violabilidad del Pacto Abrahámico como se mencionó anteriormente, es evidencia de que todos, en estos pactos, no necesariamente conocían al Señor. Las promesas del pacto con Abraham están siendo administradas ahora por Cristo bajo el Nuevo Pacto y, dado que el Nuevo Pacto no puede romperse, entonces tampoco puede el Abrahámico bajo la actual administración del Nuevo Pacto.

Tercera Objeción: "¿No se refiere la frase -Porque todos Me conocerán- de Jeremías 31:34, a una expectativa futura y no a una realidad presente, incluso a un estado eterno?". Algunos han dicho esto antes. Admito que esta promesa alcanza el estado eterno, pero si nos limitamos sólo al estado eterno, ¿cómo esta promesa del Nuevo Pacto encuentra su aplicación antes del tiempo eterno? Teniendo en cuenta el hecho de que Hebreos 8:8-13 indica el cumplimiento de la profecía de Jeremías concerniente a un conocimiento universal de la salvación de Dios, dentro de la comunidad del pacto como algo realizado o, al menos, en parte, durante la presente administración del Nuevo Pacto, nos vemos obligados a la conclusión de que el Nuevo Pacto encuentra su cumplimiento, tanto en este siglo, como en el siglo venidero. El -Todos Me conocerán- se refiere a todos los del pacto sin excepción, no a todos los del mundo sin excepción, lo que actualmente está sucediendo. Asumiendo por supuesto que todo el mundo va a conocer al Señor en el estado eterno, pero para ese tiempo, todo lo del mundo, estará todo en el pacto.

CONCLUSIÓN

Este ensayo ha sugerido que una comprensión adecuada de la Teología del Pacto apoya la posición Bautista Reformada en lo relativo al tema del bautismo y, para llegar a alguna parte en este debate con un paidobautista, uno debe abordar el tema desde el lado seguro de la Teología del Pacto.

Partiendo con la doctrina del Nuevo Pacto en el Antiguo Testamento, demostrando que este Pacto no es idéntico a todos los pactos anteriores, esto es, que este Nuevo Pacto da lugar a una comunidad de pacto en la cual todos conocen al Señor para salvación, por consiguiente, esto invalida el tradicional argumento paidobautista del pacto para el bautismo de infantes. Este argumento que parte de una Teología del Pacto, se adhiere y busca aplicar sistemáticamente, el principio de la hermenéutica Reformada, a menos que sea revocado, entonces obligado. La doctrina de la inclusión de infantes para el bautismo es revocada y, por lo tanto, no obligante y, no quedándose el Nuevo Testamento en silencio, sino siendo más bien directo y franco, dando su apoyo a este argumento. Se espera que las personas que le han dado muchas vueltas al paidobautismo, se mantengan a distancia y los que han estado convencidos de ello, puedan volver a las Escrituras para ver si estas cosas aquí expuestas son así.
Soli Deo Gloria