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lunes, 30 de diciembre de 2019

Escuchando sermones en un mundo posmoderno

"Predica la palabra; insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción. Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos." (2 Timoteo 4:2-4)

Hoy vivimos en un mundo posmoderno. Nos preguntamos entonces ¿Cuál es el lugar que ocupa un sermón en un mundo así y cómo afecta cuando escuchamos un sermón?

En pocas palabras: en el modernismo, te enfocaste en la verdad del mensaje: ¿es verdad? Yo lo creo. ¿Es falso? No lo creo En la posmodernidad, te enfocas en tus sentimientos sobre el mensaje, y particularmente sobre el mensajero: ¿Me gusta? Yo lo creo. ¿Estoy irritado por él?, No lo creo, por eso el eslogan del postmodernista es una filosofía escéptica que no acepta verdades absolutas, que sostiene que todo es relativo y nadie conoce la verdad. Específicamente Jesús no es el camino, la verdad y la vida, sino que es solamente “un camino”, uno de muchos caminos para alcanzar la auto satisfacción personal y el contentamiento con las acciones propias.

Las premisas del postmodernismo se han filtrado a nuestra cultura de una manera tan subrepticia que la gente comienza a creer que esas premisas son sus propias ideas y opiniones. Especialmente cuando se trata de asuntos de la fe la discusión siempre alcanza niveles de subjetividad que se explican con la popular frase “cada quien cree lo que quiere, y es válido, y está bien”. Muy parecido a la frase que se repite en el libro de los Jueces, “en aquellos días no había rey en Israel. Cada quien hacía como bien le parecía”.

Siempre ha habido algo artificial en esta línea divisoria en la historia entre la Era del Modernismo y la Era del Postmodernismo. Ya en el siglo I d. C. Jesús tuvo que lidiar con posmodernistas, fariseos y abogados, quienes no recibieron su mensaje porque estaban molestos con Él (Lucas 7: 30-34); y Pablo advirtió contra aquellos que no soportarán la sana doctrina, pero de acuerdo con sus propios deseos, porque tienen picazón en los oídos, se acumularán por sí mismos maestros (2 Timoteo 4: 3). Por otro lado hoy, incluso en este mundo posmoderno, el cristiano sincero todavía está preocupado por llegar a algo como la verdad objetiva.

La verdad es que la mayor parte de la historia, así como la mayoría de nosotros hoy, siempre nos hemos sentado en algún lugar del espectro entre el modernismo y la posmodernidad cuando se trata de escuchar sermones. Esto no es del todo malo: después de todo, la buena comunicación se trata de la relación, así como del contenido. Pero la cultura predominante del posmodernismo significa que hoy estamos mucho más preparados para evaluar el mensaje por los sentimientos (lo que Pablo llama, nuestros propios deseos) que por si es o no objetivamente cierto. Esto ha ayudado a crear el fenómeno actual del predicador famoso; Además de esto, ahora es más fácil que nunca acceder a su predicador favorito en Internet.

Mi palabra para los oyentes es: concéntrese en el mensaje, no en el hombre. Su relación con el predicador (si él es su pastor) es importante; y puede irritarte a veces, pero esto es producto de cualquier relación personal, al igual que el predicador famoso (con quien no tienes una relación personal) irrita a algunos en su propia congregación a veces. Pero intente y no permita que eso afecte la forma en que escucha; Es una marca de madurez enfocarse en lo que Dios le está diciendo en el mensaje en lugar de en algunas cosas que pueden irritarle acerca del mensajero. Centrarse principalmente en los sentimientos es una marca de inmadurez (observe la referencia de Jesús a los "niños" en Lucas 7:32 arriba, y la referencia de Pablo a los "oídos que pican"). Además, a diferencia del predicador famoso, tu pastor te conoce y buscará predicar lo que te ayudará en particular.

Mi palabra para los PREDICADORES es: Céntrate en la verdad y en tu gente, no en ser el mejor orador. Como pastor, debes cuidar las almas de tu pueblo; y, al cuidar sus almas, si saben que te importan, obtendrás una puerta abierta en sus oídos y corazones, para poder comunicar lo que es por su propio bien, incluso si a veces las irrita inicialmente. Un predicador famoso de internet (que no tiene una relación personal con su audiencia) puede actuar sin ser pastor; pero no puedes ser un predicador en una congregación local sin ser pastor; Como predicador / pastor, debes construir relaciones.

Recordar ahora que el postmodernismo se está infiltrando en la iglesia con mayor fuerza que nunca. Antes los pastores eran un símbolo de confianza y de una investidura especial en el papel de maestro de las Escrituras, un hombre de Dios digno de respeto que cuida en oración al rebaño, ahora es el que debe estar buscando la mejor manera de entretener a la congregación para que no se vayan a otra iglesia donde la música es mejor y más fuerte, el espectáculo tiene más luces o simplemente tienen mejores juguetes tecnológicos. En muchos casos ya no se trata de Dios sino de que la gente se sienta bien consigo misma.

Un pastor puede explicar con detalle y enseñarle a la congregación el significado de un texto específico de las Escrituras tras una cuidadosa investigación y un trabajo exegético metódico. Pudo pasar muchas horas estudiando el griego o el significado hebreo de las palabras, el contexto cultural, el trasfondo social del texto para cavar y extraer los principios que trascienden edad y cultura. Llega el domingo y presenta las verdades de Dios de una manera sencilla pero poderosa de tal forma que la verdad de Dios resplandece…hasta que la mente postmodernista dice “Bueno, eso es lo que el pastor piensa, yo no estoy de acuerdo, yo no creo que nadie vaya al Padre si no es por medio de Jesús, el dios en el que yo creo es más amoroso que el del pastor”.

Con esta tendencia escéptica el postmodernismo ha tornado a cada persona en un experto en su propia opinión. Han tirado a la basura el proverbio que dice “No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová y, apártate del mal” (Prov. 3:7). Pareciera que de hecho estamos viviendo en la generación de la que Pablo le advirtió a Timoteo en 2 de Timoteo 4: “Por que vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.

Ese falso escepticismo “en busca de la verdad” es en realidad una excusa para complacer nuestras pasiones y volver a la búsqueda idólatra del “dios interior”. Es muy parecido a lo que Pablo explica en Romanos 1 cuando habla sobre la gente que cambió la verdad de Dios por una mentira.

El postmodernismo está aquí y se ha arraigado en nuestra cultura, nuestra iglesia y, en muchos casos, es tan discreto que pudiera estar en muchos de nuestros “propios” pensamientos. Pero ¿Cómo podemos aprovechar sus fortalezas y debilidades para el progreso del Evangelio? ¿Qué podemos hacer como comunidad de creyentes para enfrentar el maremoto de esta era que amenaza con hundir a la iglesia?

Yo creo que la clave la podemos encontrar en la Palabra de Dios, en el libro de 2 Timoteo 4:2: “Predica la Palabra”. No hay nada tan precioso, tan inmenso, tan claro, tan verdadero, tan transformador, tan liberador, tan refrescante como la Palabra de Dios. ¡Es el mismísimo aliento de Dios! Es la Palabra de Dios inspirada, inerrante, infalible, suficiente, y con la autoridad de Dios. No necesitamos vencer la mente postmodernista, simplemente necesitamos predicar la Palabra. No es irracional, no es ilógica, no contradice la vida o la historia, no es una fabricación humana… es la Palabra de Dios con la autoridad del Creador y que puede hacerte “sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:15).

El Postmodernismo cuestiona la fe como si fuera “un salto a ciegas” sin embargo no es así. Dios nunca nos ha pedido que creamos en Él sin pruebas de quien Él es. Leemos acerca de las plagas en Egipto para que la gente pueda ver que Él es Dios. En cada una de esas plagas Dios derrotó a las falsas deidades de los egipcios y les mostró a ellos y a todo el mundo que solo Él es Dios, el creador y sustentador de todo. Una y otra vez vemos a Dios haciendo todo tipo de cosas sobrenaturales a la vista de la gente para que crean.

El Señor nos da Su Palabra y deja muy en claro que se trata de Su Palabra a través de profecías muy específicas que debían cumplirse en su tiempo como testimonio a los oyentes de que las palabras verdaderamente venían de parte de Dios. Se cumplieron profecías específicas con nombres, años y naciones. ¡Más de 300 profecías acerca de Jesús se cumplieron al pie de la letra! ¡No hay razón alguna para ser escépticos acerca de la Biblia!

Como ultima demostración de su bondad, carácter y deidad soberana Dios mismo vino en carne y hueso y caminó por la tierra en la persona de Jesús. Realizó milagros e hizo todo lo que se había profetizado acerca de Él en el Antiguo Testamento. Dijo ser Dios y lo demostró con Su resurrección ante cientos de testigos durante un periodo de ¡40 días! Jesús mismo dio testimonio de las Escrituras como La Palabra de Dios.

Resulta no solamente lógico sino necesario confiar en la Biblia como la autoridad para todos los asuntos espirituales. Podemos escuchar todo tipo de ideas postmodernistas, pero invariablemente surgen de fuentes personales, ideas o el pensamiento humano. La pregunta es ¿Quién es la autoridad? ¿Quién conoce mejor los asuntos espirituales que Dios mismo?

Podemos deslumbrarnos con todas las nuevas aplicaciones y los cambios de nuestro mundo, pero una cosa es verdad, somos escépticos de las cosas que nos conviene ser escépticos y a veces confiamos irracionalmente en aquellas cosas sobre las que deberíamos ser escépticos. Para darle un ejemplo tenemos un falso sentido de seguridad detrás de las puertas cerradas de nuestro hogar. Confiamos en que el seguro será suficiente hasta que alguien abre la puerta de una patada. Confiamos que estamos a salvo tras el volante con el cinturón de seguridad ajustado hasta que un camión nos golpea de frente o una avalancha nos entierra…Nos hacen creer que tenemos el control de las cosas, pero el hombre más sabio del mundo comparte sus pensamientos con toda la humanidad, al final de su vida, y nos revela que no tenemos el control sobre nada. Si hemos de ser escépticos acerca de algo, más nos valiera ser escépticos de nuestros propios pensamientos. Todo en este mundo, lejos de Dios, es vanidad. Y este hombre terminó su antiguo libro con estas palabras: “El fin de todo discurso oído es este: teme a Dios y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Ecl. 12:13).

"Reteniendo la palabra fiel que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen. Porque hay muchos rebeldes, habladores vanos y engañadores, especialmente los de la circuncisión, a quienes es preciso tapar la boca, porque están trastornando familias enteras, enseñando, por ganancias deshonestas, cosas que no deben." (Tito 1:9-11)
Soli Deo Gloria



viernes, 22 de marzo de 2019

¿Evangélicos actuando como Postmodernistas?

Estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia. 1Pedro 3:15 

Uno de los efectos más generalizados de la filosofía postmoderna es la muerte al debate razonado y en algunos casos dentro de la fe evangélica. Mientras que en el pasado las personas discutían sus posiciones de manera convincente, hoy en día demasiadas personas parecen ser incapaces de hacerlo debido a la carencia de convicciones y celo por la verdad dentro de la era actual.

Mirad que nadie os haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo. Colosenses 2:8

Hoy se concluye que el postmodernismo se ha infiltrando en la iglesia y está arraigada en nuestra cultura presente, y en muchos casos un poco discreto pudiera estar en muchos de nuestros “propios” pensamientos. Pero ahora nos preguntamos qué puede hacer la Iglesia. ¿Cómo podemos aprovechar sus fortalezas y debilidades para el progreso del Evangelio? ¿Qué podemos hacer como creyentes para enfrentar esta era que amenaza con hundir a la iglesia?

Días como en antaño, hoy prevalece el concepto humano de la filosofía moderna, dejando así la verdad absoluta de las sagradas escrituras,

En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía (pensaba) lo que bien le parecía. (Jueces 17:6)

Para arriesgarse a una simplificación excesiva, el postmodernismo sostiene que todas las posiciones sostenidas con sinceridad son igualmente válidas, no existe el bien o el mal, solo la falta de sinceridad. Esto significa que, en lugar de discutir contra la posición de alguien, la única arma que tiene el postmodernista contra un oponente es atacar el carácter de esa persona; La persona es insincera, mala y malvada. Esto significa que el postmodernista se vuelve desagradable muy rápidamente. Ahora, cuando uno no tiene un estándar absoluto de verdad que sea comprensible. Lo que me preocupa es que los cristianos evangélicos que profesan una creencia en la verdad absoluta actúan como posmodernistas y van directamente a los ataques personales contra aquellos con quienes no están de acuerdo.

Cualquier proposición verdadera es capaz de una prueba razonada; también lo son algunas falsas. Cualquier curso de acción correcto es capaz de una prueba razonada. Cuando no actuamos de manera razonable y nos dirigimos directamente al ataque personal, estamos negando lo que profesamos creer; estamos permitiendo que nuestro pensamiento se ajuste al patrón de este mundo.

La respuesta a los argumentos falsos es siempre refutarlos, a menos que estemos bastante seguros de que el "argumento" es simplemente una tontería para aclarar el problema, en cuyo caso debe señalarse firmemente que este no es el momento ni el momento. El lugar para bromear.

Palabras finales…

Yo creo que la clave la podemos encontrar en la Palabra de Dios, está en el libro de 2 Timoteo 4:2 “Predica la Palabra”. No hay nada tan precioso, tan inmenso, tan claro, tan verdadero, tan transformador, tan liberador, tan refrescante como la Palabra de Dios. ¡Es el mismísimo aliento de Dios! Es la Palabra de Dios inspirada, inerrante, infalible, suficiente, y con la autoridad de Dios. No necesitamos vencer la mente postmodernista, simplemente necesitamos predicar la Palabra. No es irracional, no es ilógica, no contradice la vida o la historia, no es una fabricación humana… es la Palabra de Dios con la autoridad del Creador y que puede hacerte “sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” 2 Timoteo 3:15.

Hoy es la hora en pleno siglo XXI, donde la iglesia de Cristo tiene que  enfrentar la postmodernidad con el Evangelio cristiano que trasciendo toda época y tiene aplicación a todas las generaciones. Seamos luz y sal a nuestra generación y a las próximas generaciones.

El cielo y la tierra pasarán, más mis palabras no pasarán. Mateo 24:35 

Referencias Bíblicas

Col. 2:8; Ro. 12:2; Jn. 14:6; Hchs. 4:12; Jn. 17:17; 2 Ti. 3:16; Jn. 8:32; Ef. 5:6; 1 Pe. 3:15; 1 Cor. 2:1-16; 1 Jn. 2:1-29; Col. 1:1-29; Jn. 3:1-36; Sal. 119:160; Juec. 2:10; 1 Pe. 2:1-25; Jn. 18:38; Jer. 10:23; Is. 41:10; Sal. 119:151; Apoc. 1:1-21; Tit. 2:13; Col. 3:1-25; 2:1-23; Fil. 4:13; Ef. 2:8; Gal. 2:20; Jn. 18:37; Jn. 4:23; Jn. 3:16-17; 1:1; Mt. 11:2-5; 5:14; Dn. 3:1-30; Is. 8:20; Prov. 14:12; 3:5; Sal. 117:2; 100:5; 19:7; Est. 10:1-3; Rt. 1:1-22; Deut. 30:15-20; 12:29-32; 4:5-8; 1:1-46

Soli Deo Gloria



miércoles, 30 de mayo de 2018

¿Qué es la Postmodernidad?

No es fácil definir el término postmodernidad. El término significa posterior o tras el modernismo; en sí abarca una nueva manera de ver el mundo, una cosmovisión que viene a surgir como reacción ante el modernismo. Es una apertura a todo tipo de creencias sin mediar la razón, una tolerancia que rechaza todo tipo de valores absolutos, una indiferencia.

Pero ¿cómo surgió esta nueva manera de ver el mundo? La postmodernidad surge como reacción ante la modernidad. Una modernidad que proclamaba ideales que con el transcurso del tiempo fueron cayendo por la misma naturaleza pecadora del ser humano, evidenciada en la doctrina escritural de la depravación total del hombre. La modernidad se caracterizó por ser una época de fe, la gente creía en los principios libertadores de la Revolución Francesa, los avances de la ciencia, en el progreso del ser humano y en la libertad religiosa. Se pensaba que se había llegado al punto cumbre de la humanidad donde se llegaría a la solución de todos los problemas; ideales que siquiera llegaron a un mínimo cumplimiento.

Las  dos  grandes guerras humanas marcan el  inicio  del postmodernismo. Antes  de  la  Primera  Guerra  Mundial  era  la  época  del progreso, de la Europa imperialista, la época de la revolución; después al llegar la guerra se sienten las consecuencias: ciudades son destruidas completamente, millones de civiles caen muertos, viene la crisis de 1929 donde cantidades de seres humanos se suicidan y las grandes fortunas desaparecen. El orgullo humano que pensaba en el progreso de la humanidad se ve frustrado ante un orgullo aún peor, la expansión de la raza aria en la llamada Segunda Guerra Mundial.

La   postmodernidad  surge   precisamente   como   resultado   del desencanto, ante la frustración que produce el fracaso de los postulados de la llamada modernidad o época moderna. El holocausto judío, las tragedias de Hiroshima y Nagasaki, la peste del sida, las guerras bacteriológicas, la caída de las “torres gemelas” en manos de terroristas, entre otras;  son evidencia ineludible del fracaso del proyecto moderno.

Los ideales caen, la fe en la ciencia y la tecnología se derrumba al observar que estas no se utilizan para hacer el bien; y por implicación lógica, la fe en el progreso también se desvanece. “La búsqueda del saber, la tecnología, la razón y la ciencia, dejaron un vacío en el espíritu del hombre. La industrialización trajo la contaminación y la destrucción acelerada de los recursos naturales. El capitalismo hizo a los ricos más ricos y a los pobres aún  más  pobres.  El  socialismo  tampoco  lleno  las  necesidades  del  ser humano, y también se convirtió en una nueva dictadura.  La medicina logró hallar la cura de muchas enfermedades, pero a la misma vez surgieron nuevas versiones de virus y bacterias resistentes a los antibióticos y las vacunas que se habían inventado”.
Durante el siglo XX una gran parte de la tecnología ha venido en el servicio de la muerte. Eso lo reconoció Alfredo Nobel, inventor de la dinamita destruirán a  la  humanidad, ya  sea,  por  la  amenaza nuclear,  la  guerra bacteriológica u otros medios.

En un sentido la postmodernidad es la recolección de los escombros de la era moderna para edificar múltiples construcciones filosóficas, que pueden convivir en un mismo terreno. Claro, que este terreno ni siquiera es arena sino pantano. El gran desafío que el cristiano  tiene  en  este  tiempo  es  llegar  a  la  arena  y  al  pantano  para convencer con la Palabra de Dios que el hombre deben edificar su vida sobre la roca, que es Cristo. En la modernidad había una torre de Babel y en el postmodernismo muchas torres de Siloé. Babel terminó vacía y Siloé en ruinas, así ocurrió y ocurrirá con el mundo de hoy.”

Usando lenguaje parabólico, continua “había una vez un hombre moderno que edificó su casa sobre la arena, de pronto vinieron guerras y atentados y la casa se derrumbó y fue grande su ruina. Luego llegaron los hombres posmodernos y dijeron tomaremos los escombros y edificaremos no una casa sino muchas casas, cada uno la hará a su manera... y así comenzaron a construir en el pantano siglo XXI. Pero nunca quisieron oír a los "locos" que les decían "construyan sobre la roca" y hoy esos locos tiene un trabajo mayor, ya no es hablar por altoparlantes a los de la arena, ahora hay que meterse en el pantano, arremangarse las botamangas, tomar los salvavidas y convencer a los del fango que cambien el cimiento.”

Características de la postmodernidad en contraposición con la época modera

Cómo se mencionó anteriormente, la postmodernidad es una reacción ante la época moderna que la precedió; por ello, sus valores pueden ser contrapuestos con los valores de la modernidad. A continuación se presentarán algunas de las características de la era postmoderna contrapuestos con aquellas características que se manifestaban en la modernidad.

1. Hedonismo vs. Laboriosidad

El esfuerzo, el trabajo y la laboriosidad eran valores predominantes en la cultura moderna; ya que estos se percibían como la llave del progreso del ser humano. Hoy en día, el hombre postmoderno ha reconocido que no puede cambiar el mundo; ya lo intentó, y fracasó;  por ello ha se ha rendido y ha optado por tomar otro camino: por disfrutar de él, viviendo plenamente el momento presente. De esta manera ha surgido una sociedad hedonista cuyo fin supremo es la búsqueda del placer.

2. Relativismo vs. Absolutismo

La época moderna es la época de los absolutos, ya sea los absolutos religiosos como el Cristianismo que veía en Dios y su Palabra la Verdad Absoluta; o de los seculares como el humanismo que ve en el ser humano y su dignidad, el valor absoluto. En cambio en la postmodernidad, la ética y moralidad  surgen  en  función  del  hedonismo engendrando el  relativismo actual  donde  los  actos  son  buenos  o  malos  en  función  del  placer  que generan. La  ética se  convierte en  estética. Todo  es  relativo, la  verdad depende de cada individuo y de lo conveniente que sea para él.

3. Individualismo vs. Colectivismo

En la postmodernidad ya no hay una búsqueda del bien común, el individuo no se proyecta como servidor de la sociedad, sino más bien, como alguien que se sirve de está; se ha pasado de servidor a servido. El hedonismo le ha proyectado hacia el individualismo, ya que si lo que busco es satisfacerme a mí mismo, entonces, no queda lugar para el bienestar de los demás. La respuesta del postmoderno al bienestar de los demás es comparable a la respuesta que dio Caín a Dios “¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” (Gn. 4:9). Cada individuo tiene derecho a realizarse y ser libre. “Tomo mis propias decisiones, soy responsable de mi propia vida, y de nadie más”.

4. Narcisismo vs. Prometeísmo

El  hombre  moderno  se  identificó con  el  mítico  Prometeo, el  cual arriesgo su vida para traer a la tierra el fuego de los dioses para que los mortales pudieran progresar. Por su parte, la máxima expresión del individualismo postmoderno es el narcisismo. El individuo enamorado de sí mismo, que idealiza su persona, agrandándose y aminorando a los que le rodean; los cuales le son útiles si le admiran invalidando el mandamiento de "amar al prójimo como a ti mismo" y convirtiéndole en "ámate a ti mismo y olvídate de tu prójimo, a menos que te convenga".

5. Emocionalismo vs. Racionalismo

Mientras que en la modernidad era de suma importancia la razón en la posmodernidad lo más importante son los sentimientos. Recordemos que la razón no  dio  los  resultados esperados en  la  modernidad; por  tanto,  el hombre ha “evolucionado” de ser el Homo Sapiens hacia el Homo Sensibilis, un hombre cuyo valor principal es el sentimiento. Así de esta manera, los postmodernos no quieren detenerse a pensar quieren sobre todas las cosas “sentir”.

6. Pluralismo vs. Teísmo/Ateísmo

En la era moderna el individuo era ateo o creyente, en la postmodernidad se han diversificado las opciones. Precisamente por el derrocamiento de la razón en manos del sentimiento, el ser humano a pasado de no creer en Dios a creer en cualquier cosa. “Su lema es: hay que creer en algo, no importa lo que sea”. Las creencias del postmoderno se tornan irracionales. “Cuando la racionalidad falla como base firme, abre la puerta a todo tipo de religiones, cuanto más amorfas mejor; y la falta de consistencia teológica permite la entrada al ‘vale todo’ y a la ‘sin razón’. Se ha retornado a lo esotérico, a lo satánico, al misticismo de las religiones orientales, al culto de lo extraterrestre y a un sin número de religiones a la carta. Además están surgiendo lo que podemos llamar religiones profanas como cultos a la música joven, al deporte, el cuerpo, la ecología, las celebridades, etc.

7. Neohumanismo vs. Humanismo Clásico

En épocas y culturas precedentes Dios tuvo un papel fundamental, o al menos la religión. La cultura hebrea siempre tuvo como centro en su vida - o al menos pretendió tenerlo - al gran "Yo soy" que se revelo a Moisés; la iglesia en la época de persecución era martirizada por permanecer fiel a aquel que gobernaba su ser; aún en la iglesia medieval, aunque no de una forma muy ortodoxa, la religión era el fundamento de la sociedad. En la época moderna con la secularización de la sociedad, el ser humano paso a ser el centro del mundo. Con el humanismo se ha explicó el mundo y el hombre descartando a Dios, y por supuesto a su Revelación.

El humanismo es un fenómeno moderno, un poner en el centro del mundo al ser humano, donde este es la medida de todas las cosas. Este surge en el Renacimiento en hombres como Russeau, Voltaire, entre otros.

Ante la  caída de  los  ideales acerca  del  ser  humano de  la  época moderna; el humanismo entra en crisis, surgiendo un nuevo tipo de humanismo. Un humanismo donde el ser humano como ente social dejo de ser el centro como lo proclamaba el humanismo tradicional, sino que ha sido bañado de los ideales individualistas y de la visión de la Nueva Era de que en los individuos se encuentra una chispa de la divinidad, y se debe, por tanto, desarrollar el potencial divino oculto en cada persona.

Por otra parte, como consecuencia directa de los ideales individualistas de la postmodernidad deja de verse la humanidad desde una perspectiva más social donde el valor absoluto establecido era “la dignidad humana”, para ahora verse desde el neohumanismo o humanismo postmoderno al ser humano desde una perspectiva más individual, donde el mismo como individualidad es el centro, el valor absoluto, pero absoluto sólo para sí mismo; no para los otros.

Conclusión

Los siete valores de la postmodernidad presentados anteriormente no agotan lo que representa esta era en que vivimos, pero si nos dan un panorama general de lo que enfrenta el cristianismo de hoy en día, y por tanto, nos muestra a grades rangos las características del mundo donde se desenvuelven nuestros jóvenes que pastoreamos. Por ello, nos corresponde a nosotros los que hemos sido llamado por Dios a cumplir su misión  en  la  esfera  de  la  adolescencia  y  juventud,  responder ante  las inquietudes y demandas de nuestros jóvenes y de la sociedad en que nos ha tocado vivir. Enfrentemos la postmodernidad con el Evangelio cristiano que trasciendo toda época y tiene aplicación a todas las generaciones. Seamos luz y sal a nuestra generación y a las próximas generaciones.

Extracto: ¿Qué es la postmodernidad y Juventud? MINTS
Artículo relacionado: Respuesta al Postmodernismo
Soli Deo Gloria


viernes, 13 de octubre de 2017

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Defendiendo la Verdad

Estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia. (1 Pedro 3:15)

Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciara otro evangelio contrario al que os hemos anunciado, sea anatema. (Gálatas 1:8)

John Huss, dijo: “Ama la verdad, vive la verdad, predica la verdad, defiende la verdad. Porque el que no habla la verdad, traiciona la verdad”. Le llamaron hereje y mientras lo quemaban gritaba estas mismas palabras. ¿Estamos dispuestos nosotros a dar la vida por la verdad, o preferimos ser tolerantes, tibios y confiados con los lobos? ¿Cuánto amamos la verdad? ¿Cuánto amamos a Jesús?

Vemos en las palabras de Pedro que se debe dar una "razón" de la verdad; No es que deban explicar el Evangelio, al pie de la razón completamente; porque eso no es de los hombres, ni según la razón carnal de los hombres; ni se debe pensar que cada cristiano debe ser capaz de defender el Evangelio, en su totalidad o en parte, por argumentos y razones, de manera disputada, o para dar una razón y un argumento para cada verdad particular; pero se debe estar bien familiarizado con el fundamento y la base de la religión cristiana; al menos, con los primeros principios de los oráculos de Dios, y estar familiarizados con las Escrituras, y ser capaz de señalar que en ellos, cuál es la razón de su celebración de esta y la otra verdad, aunque él no puede dar una satisfacción contradictoria, o para detener su boca: y esto se debe hacer con mansedumbre y temor; con mansedumbre, ante los hombres; de una manera humilde y modesta; no con aire altivo, y de una manera malhumorada que sirve solo para irritar y provocar: y con miedo; ya sea de Dios, con el temor del Señor; considerando el tema de la discusión, y la importancia de la misma, y ​​cuánto le concierne el honor de Dios; y cuidando de no responder la respuesta de una manera ligera, insignificante y negligente, y que ninguna parte de la verdad se deje o oculte, para agradar a los hombres, y se les proteja de sus resentimientos; o con toda la debida reverencia y respeto a los hombres, a los superiores, a los magistrados civiles, que pueden preguntar la razón; porque deben ser tratados con honor y estima, y ​​deben ser respondidos de una manera hermosa y enérgica, adecuada a la dignidad de las personas.

“Un perro ladra cuando su amo es atacado. Yo sería un cobarde si es atacada la verdad de Dios y permanezco en silencio” Juan Calvino

Ninguna idea es más políticamente incorrecta entre el nuevo estilo de evangélicos de hoy en día, que la vieja idea fundamentalista de que vale la pena luchar por la verdad, incluyendo las proposiciones esenciales de la doctrina cristiana. De hecho, muchos creen que las discusiones por creencias religiosas son las más inútiles y arrogantes de todos los conflictos. Eso puede ser cierto  y lo es en los casos en los que las opiniones humanas son lo único que está en juego. Pero donde la Palabra de Dios habla con claridad, tenemos la obligación de obedecer, defender y proclamar la verdad  que Él nos ha dado, y deberíamos hacerlo con una autoridad que refleje nuestra convicción de que Dios ha hablado con claridad e irrevocablemente.

Esto es particularmente crucial en los contextos en donde las doctrinas cardinales del cristianismo bíblico están siendo atacadas. Por cierto, las verdades centrales de la Escritura siempre son atacadas. La Escritura misma enseña claramente que el campo de batalla donde Satanás pelea su lucha cósmica contra Dios es ideológico. En otras palabras, la guerra en la que cada cristiano está involucrado, es ante todo un conflicto entre la verdad y el error, no meramente una competición entre obras buenas y malas.

El principal objetivo de la estrategia de Satanás es confundir, negar y corromper la verdad con tanta falacia como sea posible, y eso significa que la batalla por la verdad es muy seria. Ser capaz de distinguir entre doctrina sana y el error, debería ser una de las mayores prioridades de todo cristiano,  al igual que defender la verdad contra las falsas enseñanzas.

Declararse a favor de la verdad era también impopular en el primer siglo. Pero eso no detuvo a los apóstoles para confrontar de frente los errores. Pablo fue, sin duda, justo con sus oponentes, en el sentido que él nunca tergiversó lo que ellos enseñaban ni dijo mentiras acerca de ellos. Pero Pablo reconocía sus errores claramente, tal y como eran y los catalogaba adecuadamente. Él hablaba la verdad. Con su estilo de enseñanza diario, Pablo hablaba la verdad amablemente y con la paciencia de un tierno padre. Pero cuando las circunstancias justificaban un tipo de franqueza más fuerte, Pablo podía hablar muy directamente, a veces hasta con un duro sarcasmo (1 Corintios 4:8-10). Como Elías (1 Reyes 18:27), Juan el Bautista (Mateo 3:7-10) y el Señor Jesús (Mateo 23:24), él también podía emplear la burla de manera efectiva y apropiada, para resaltar lo ridículo del grave error (Gálatas 5:12). Tal como Moisés y Nehemías, él desafiaba lo que la gente consideraba como sagrado. Pablo no parecía sufrir la misma angustia excesivamente escrupulosa que causa que muchas personas hoy en día encubran todo error tanto como el lenguaje lo permita; que otorguen el beneficio de la duda al más flagrante de los falsos maestros; y que imputen las mejores intenciones posibles hasta al hereje más manifiesto. La idea de amabilidad del apóstol no era el tipo de falsa benevolencia y educación artificial que la gente hoy en día piensa es la verdadera esencia de la caridad. Ni siquiera una vez le vemos invitando a dialogar a falsos maestros o aficionados casuales equivocados en religión, ni tampoco que aprobara esa estrategia aun cuando alguien de la estatura de Pedro sucumbió al temor de lo que otros pudieran pensar y mostró una deferencia indebida a falsos maestros (Gálatas 2:11-14).Pablo comprendió que vale la pena pelear por la verdad. Él se alzó en defensa de la verdad, aun cuando no era popular hacerlo.

Razón por la cual consideramos el cristianismo como verdadero, o como un motivo de esperanza para que las personas confíen en ella. Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. (Juan 14:6

Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os ha ordenado, decid: "Siervos inútiles somos; hemos hecho sólo lo que debíamos haber hecho." (Lucas 17:10
Soli Deo Gloria



miércoles, 13 de septiembre de 2017

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¿Qué es la verdad? - Cristo es la Verdad

Comprala verdad y no la vendas, adquiere sabiduría, instrucción e inteligencia. (Proverbios 23:23)

Hoy en medio de la era del postmodernismo se ha dado muchas concesiones  debido a la relatividad de la verdad. Dentro de la teología se está cayendo una vez más en el liberalismo y no se esta dando el testimonio de la verdad en muchos círculos y nos preguntamos una vez más ¿Qué es la verdad? o no hay ninguna verdad.

Definiendo Teológicamente, se entiende por verdad la revelación de Dios que culmina en Jesucristo y que se transmite hasta nuestros días.

Entonces aferrarse a la verdad hoy dicen que no importa lo que creamos (Confesiones de Fe); que todos debemos unirnos y ser una gran familia feliz (ecumenismo). Para hacer esto debes sacrificar algo. Nunca has visto el error comprometido? Siempre es la verdad. Alguien tiene que estar equivocado. ¿Somos nosotros? ¿Qué pasa si no nos aferramos a la verdad? No todos tenemos razón. ¿Es la salvación del Señor, o no? ¿Está el hombre muerto en pecado, o no? ¿Elige Dios a aquellos sobre los que mostrara misericordia, o no? ¿Redimió Cristo, o no? ¿El Espíritu nos trae a Cristo, o no? ¿Dios nos mantiene a salvo, o no? Esto es lo que se reduce a. O Cristo es todo o no lo es. O Cristo vino a salvar a los pecadores, o no lo hizo.

La verdad debe comprarse o tenerlo en cualquier caso cualquiera fuera el gasto que sea: "comprar" supone que una persona tiene algún conocimiento de ella, de la excelencia, utilidad e importancia de ella; y demuestra que él pone un valor en él, y tiene una alta estima para él: debe ser entendido de su uso de todos los medios y teniendo grandes esfuerzos para adquirirlo; tales como leer la palabra, meditar sobre ella, asistir al ministerio público, oración ferviente y frecuente por ello, y un mayor grado de conocimiento de ella; sí, significa la separación de una persona con todo para ello que se requiere; con su buen nombre y reputación, estando dispuesto a ser considerado un loco y un entusiasta, o cualquier cosa por el bien de ella; e incluso con la vida misma, cuando se le pide; y tal hombre se esforzará y contenderá por ello, permanecerá firme en él, y lo mantendrá para no dejarlo ir, lo que se entiende por "venderlo"; la verdad no es para ser vendida; no debe ser despreciado y descuidado.

La verdad evangélica es la palabra de la verdad del evangelio glorioso de Dios en la salvación, que esta verdad viene de Dios; y tiene a Cristo, que es la verdad, para sostenerla; los hombres son dirigidos y conducidos por el Espíritu de verdad; todo esto es verdad; en la verdad  no hay mentira. Hay varias doctrinas particulares del Evangelio que se llaman así; aquellos que respetan el conocimiento de un Dios en tres Personas en la Deidad; la divinidad y filiación de Cristo, su encarnación y mesianidad, la salvación sola por él, la justificación de un pecador por su justicia y la resurrección de los muertos como es tan real el retorno de Cristo, el juicio y la gloria venidera para los suyos. Dios sigue trayendo la verdad a los corazones de los escogidos en medio de esta generación adultera y perdida.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. (Juan 14:6)

Los creyentes, por tanto, viven en una verdad que es la de la revelación de Dios dada en Jesucristo y confiada a la Iglesia, pero en camino hacia un descubrimiento y una formulación que permita un conocimiento cada vez más adecuado de la misma y única verdad.
Muchos de los que profesan ser cristianos intentan presionarnos para que seamos más tolerantes con la falsa doctrina y no seamos tan divisivos. Pero por la gracia de Dios, su remanente siempre se niega a inclinarse ante los ídolos del mundo.

La manera de matar la falsedad es con la verdad, presentando doctrinas bíblicas.
Soli Deo Gloria



jueves, 15 de junio de 2017

Verdad y Cultura

 Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto (Romanos 12:2).

Creo que cada iglesia tiene al menos dos "climas" que los marcarán en un grado u otro. Hay un clima de verdad y, por falta de un mejor término, un clima de cultura. El clima de verdad para la mayoría de las Iglesias Bautistas Reformadas está expuesto en nuestra Confesión de Fe. Estas son las cosas que « creyeromos entre nosotros». En cierta medida u otro, reclamamos este documento como el fundamento doctrinal de nuestras iglesias. Sus verdades salen en nuestra predicación y oraciones. Es parte de cómo nos identificamos. Pero las iglesias también tienen cierta "cultura", una forma de hacer las cosas. Una forma de vivir prácticamente. Esto se verá en cómo adoramos, lo que cantamos y cómo lo cantamos, incluso afectará cosas como cómo nos vestimos y el clima general de nuestras reuniones públicas (más formal, menos formal, etc.).

Creo que en nuestras iglesias uno u otro de estos "climas" ganará la preeminencia en el pensamiento, los deseos y las preferencias de nuestros miembros. Demasiado a menudo el clima que "gana" es cultura y no verdad. Dejame explicar. Digamos que usted tiene una familia comprometida con la doctrina histórica, confesional y bautista que asiste por algunos años a lo que se puede llamar una Iglesia Bautista Reformada tradicional. El pastor predica con un abrigo y corbata, se coloca detrás de un púlpito, la iglesia usa un libro de himnos, tal vez se utiliza un pianista o no hay instrumentación en absoluto.

Se trasladan a un área en la que hay dos iglesias "Reformadas". Una es una iglesia donde los pastores abrazan y aman el 1689 y el otro es una Iglesia Presbiteriana Ortodoxa. Esta iglesia de 1689 es un poco más en el lado "progresista". Ellos utilizan el punto de poder y el pastor se sienta en un taburete y no lleva corbata. Sin embargo, la iglesia IPO tiene la misma "cultura" que su iglesia anterior, junto con serias desviaciones en doctrinas que son importantes para cualquier Bautista conocedor y convencido. ¿Qué debe hacer la familia? Vamos a voltear la situación. Una familia proviene de una iglesia progresista y se trasladan a un área donde hay una iglesia confesional. Una iglesia que sostiene "las cosas que seguramente creyeron entre nosotros", ¡pero cantan himnos! El pastor lleva corbata. La iglesia es 'formal'. ¿Y qué hacen? Encuentran una iglesia con una banda pero con doctrina que se aparta de su entendimiento y convicción confesional. ¿Qué ha triunfado? No la verdad, sino la cultura . He visto ambos escenarios varias veces y de ambos lados. Hermanos, ¿estamos inculcando en nuestros púlpitos y en nuestros bancas la excelencia y la preeminencia de la verdad o de la preferencia? ¿En las cosas mismas o cómo se desarrollan? ¿Cuál será el clima que finalmente se abraza, se ama y se vive? Que Dios nos ayude a mantener las cosas principales. Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. (Romanos 12:1).
Soli Deo Gloria


Relativismo Moral

Mirad que nadie os haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo. (Col 2:8)

Estos maestros en Colosa ofrecían una filosofía que presentaban como necesaria además de la enseñanza de Cristo y de las palabras del Evangelio para al hombre y ponían en entre juego la verdad y es ahora una vez más meditar.


En el mundo postmoderno que vivimos las personas tienen la tendencia de aceptar  múltiples afirmaciones y supuestas verdades que existen de diferentes pates del mundo, asegurando que todos tienen la verdad. Sin embargo esta concepción es imposible, puesto que cuando existe una verdad, existe también una falsedad. Así que cuando la verdad objetiva ya esta establecida fuera de nosotros, cualquier cosa que difiera o contradiga esa verdad tiene que ser una mentira, una falsedad.


Hay un movimiento no sólo en el mundo, sino también en nuestras iglesias para acabar con la verdad absoluta. El relativismo moral es el concepto de que no existe una norma moral absoluta que presione a cada uno de nosotros. Algunos dirán que lo que es verdad para ti puede no ser cierto para mí. ¿Es este concepto verdadero? La verdad absoluta no es absolutamente verdad para todos. Alguien puede creer que no pueden mojarse si salen cuando llueve. Simplemente creer algo no es necesario que sea verdad. Sin embargo, aquellos que argumentan esto, creen en la verdad absoluta, pero cambian de posición cuando la verdad se ocupa de ellos. Por ejemplo, argumentarán que lo que es verdad para mí no es necesario verdad para usted. Puedes hacer tus propios valores. Sin embargo, cuando se hacen mal por alguien que se dará la vuelta y llorar mal. Llorando mal o diciendo que no es justo, entonces están apelando a un estándar que está fuera de sí mismos. Son inconsistentes con lo que creen.


El relativismo es la posición filosófica de que todos los puntos de vista son igualmente válidos, y de que toda la verdad es relativa al individuo. Esto significa que todas las posiciones morales, todos los sistemas religiosos, todas las formas de arte, todos los movimientos políticos, etc., son verdades que son relativas a los individuos. Bajo la sombrilla del relativismo, todos los grupos de perspectivas son categorizados.


Los teólogos liberales propagan esto desde sus púlpitos debido a un prejuicio contra Dios y su palabra. Ellos dirán que no podemos saber si Jesús realmente dijo eso. Por otro lado dirán que no importa si Jesús resucitó de los muertos físicamente. Lo que importa es cómo afecta su vida hoy. Debemos ser coherentes con nuestras opiniones. O creemos en la Biblia o no. Al predicar tales tonterías es evidente que algunos no creen lo que dicen las Escrituras.


Frente a un mundo relativo es necesario fundamentarse en Verdades Absolutas y esas “sólo” las encontramos en la Palabra de Dios. La Biblia es objetiva, es decir, es una verdad fuera de nosotros. Es inspirada por Dios y por tanto es considerada su palabra.


“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2Tim 3:16-17)
Soli Deo Gloria