viernes, 22 de marzo de 2019

¿Evangélicos actuando como Postmodernistas?

Estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia. 1Pedro 3:15 

Uno de los efectos más generalizados de la filosofía postmoderna es la muerte al debate razonado y en algunos casos dentro de la fe evangélica. Mientras que en el pasado las personas discutían sus posiciones de manera convincente, hoy en día demasiadas personas parecen ser incapaces de hacerlo debido a la carencia de convicciones y celo por la verdad dentro de la era actual.

Mirad que nadie os haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo. Colosenses 2:8

Hoy se concluye que el postmodernismo se ha infiltrando en la iglesia y está arraigada en nuestra cultura presente, y en muchos casos un poco discreto pudiera estar en muchos de nuestros “propios” pensamientos. Pero ahora nos preguntamos qué puede hacer la Iglesia. ¿Cómo podemos aprovechar sus fortalezas y debilidades para el progreso del Evangelio? ¿Qué podemos hacer como creyentes para enfrentar esta era que amenaza con hundir a la iglesia?

Días como en antaño, hoy prevalece el concepto humano de la filosofía moderna, dejando así la verdad absoluta de las sagradas escrituras,

En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía (pensaba) lo que bien le parecía. (Jueces 17:6)

Para arriesgarse a una simplificación excesiva, el postmodernismo sostiene que todas las posiciones sostenidas con sinceridad son igualmente válidas, no existe el bien o el mal, solo la falta de sinceridad. Esto significa que, en lugar de discutir contra la posición de alguien, la única arma que tiene el postmodernista contra un oponente es atacar el carácter de esa persona; La persona es insincera, mala y malvada. Esto significa que el postmodernista se vuelve desagradable muy rápidamente. Ahora, cuando uno no tiene un estándar absoluto de verdad que sea comprensible. Lo que me preocupa es que los cristianos evangélicos que profesan una creencia en la verdad absoluta actúan como posmodernistas y van directamente a los ataques personales contra aquellos con quienes no están de acuerdo.

Cualquier proposición verdadera es capaz de una prueba razonada; también lo son algunas falsas. Cualquier curso de acción correcto es capaz de una prueba razonada. Cuando no actuamos de manera razonable y nos dirigimos directamente al ataque personal, estamos negando lo que profesamos creer; estamos permitiendo que nuestro pensamiento se ajuste al patrón de este mundo.

La respuesta a los argumentos falsos es siempre refutarlos, a menos que estemos bastante seguros de que el "argumento" es simplemente una tontería para aclarar el problema, en cuyo caso debe señalarse firmemente que este no es el momento ni el momento. El lugar para bromear.

Palabras finales…

Yo creo que la clave la podemos encontrar en la Palabra de Dios, está en el libro de 2 Timoteo 4:2 “Predica la Palabra”. No hay nada tan precioso, tan inmenso, tan claro, tan verdadero, tan transformador, tan liberador, tan refrescante como la Palabra de Dios. ¡Es el mismísimo aliento de Dios! Es la Palabra de Dios inspirada, inerrante, infalible, suficiente, y con la autoridad de Dios. No necesitamos vencer la mente postmodernista, simplemente necesitamos predicar la Palabra. No es irracional, no es ilógica, no contradice la vida o la historia, no es una fabricación humana… es la Palabra de Dios con la autoridad del Creador y que puede hacerte “sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” 2 Timoteo 3:15.

Hoy es la hora en pleno siglo XXI, donde la iglesia de Cristo tiene que  enfrentar la postmodernidad con el Evangelio cristiano que trasciendo toda época y tiene aplicación a todas las generaciones. Seamos luz y sal a nuestra generación y a las próximas generaciones.

El cielo y la tierra pasarán, más mis palabras no pasarán. Mateo 24:35 

Referencias Bíblicas

Col. 2:8; Ro. 12:2; Jn. 14:6; Hchs. 4:12; Jn. 17:17; 2 Ti. 3:16; Jn. 8:32; Ef. 5:6; 1 Pe. 3:15; 1 Cor. 2:1-16; 1 Jn. 2:1-29; Col. 1:1-29; Jn. 3:1-36; Sal. 119:160; Juec. 2:10; 1 Pe. 2:1-25; Jn. 18:38; Jer. 10:23; Is. 41:10; Sal. 119:151; Apoc. 1:1-21; Tit. 2:13; Col. 3:1-25; 2:1-23; Fil. 4:13; Ef. 2:8; Gal. 2:20; Jn. 18:37; Jn. 4:23; Jn. 3:16-17; 1:1; Mt. 11:2-5; 5:14; Dn. 3:1-30; Is. 8:20; Prov. 14:12; 3:5; Sal. 117:2; 100:5; 19:7; Est. 10:1-3; Rt. 1:1-22; Deut. 30:15-20; 12:29-32; 4:5-8; 1:1-46

Soli Deo Gloria