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lunes, 2 de abril de 2018

¿Qué es la Apologética Cristiana?

Estando siempre preparados para presentar DEFENSA ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia; 
(1 Pe. 3:15)  


Probablemente el versículo clave en la Biblia para la apologética cristiana es 1 Pedro 3:15, “sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros…” No hay excusa ninguna por qué un cristiano sea completamente incapaz de defender su fe. Todo cristiano debe poder dar una presentación razonable de su fe en Cristo. No, no todo cristiano necesita ser experto en la apologética. Todo cristiano, sin embargo, debe saber lo que cree, por qué lo cree, cómo compartirlo con otros, y cómo defenderlo contra mentiras y ataques.


La palabra inglesa “apology” viene de una palabra griega que significa fundamentalmente “dar una defensa.” La Apologética Cristiana, entonces, es la ciencia de dar una defensa de la fe cristiana. Hay muchos escépticos que dudan de la existencia de Dios y/o atacan una creencia en el Dios de la Biblia. Hay muchos críticos que atacan la inspiración y la inerrancia de la Biblia. Hay muchos falsos maestros que promueven doctrinas falsas y niegan las verdades claves de la fe cristiana. La misión de los apologéticos cristianos es combatir estos movimientos, y en su lugar, promover al Dios cristiano y la verdad cristiana.

El segundo aspecto de la apologética cristiana, la cual es evitada muchas veces, es la segunda mitad de 1 Pedro 3:15, “con mansedumbre y reverencia”. El defender la fe cristiana con la apologética nunca debe involucrar el ser mal educado, enojado, o irrespetuoso. Mientras practicamos la apologética cristiana, debemos esforzarnos a ser fuertes en nuestra defensa, y al mismo tiempo, como Cristo en nuestra presentación. Si ganamos un debate, pero alejamos aún más a la persona de Cristo por nuestra actitud, hemos perdido el propósito verdadero de la apologética cristiana.


Hay dos aspectos primarios / métodos de la apologética cristiana. El primero, comúnmente conocido como la apologética clásica, involucra el compartir pruebas y evidencias que muestran que el mensaje cristiano es verdad. El segundo, comúnmente conocido como la apologética presuposicional, involucra el confrontar las presuposiciones (ideas preconcebidas, suposiciones) tras de las posiciones anticristianas. Proponentes de los dos métodos de la apologética cristiana a menudo se debaten sobre cuál método sea el más eficaz. Parece ser más productivo usar ambos métodos, dependiendo de la persona y la situación.


La apologética cristiana es fundamentalmente la presentación de una defensa razonable de la fe y la verdad cristiana a aquellos que no estén de acuerdo con ellas. La apologética cristiana es un aspecto necesario de la vida cristiana. Somos todos mandados a estar preparados y equipados para proclamar el evangelio y defender nuestra fe (Mateo 28:18-20; 1 Pedro 3:15). Esta es la esencia de la apologética cristiana.
RECURSOS ADICIONALES PDF
Soli Deo Gloria


viernes, 13 de octubre de 2017

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Defendiendo la Verdad

Estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia. (1 Pedro 3:15)

Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciara otro evangelio contrario al que os hemos anunciado, sea anatema. (Gálatas 1:8)

John Huss, dijo: “Ama la verdad, vive la verdad, predica la verdad, defiende la verdad. Porque el que no habla la verdad, traiciona la verdad”. Le llamaron hereje y mientras lo quemaban gritaba estas mismas palabras. ¿Estamos dispuestos nosotros a dar la vida por la verdad, o preferimos ser tolerantes, tibios y confiados con los lobos? ¿Cuánto amamos la verdad? ¿Cuánto amamos a Jesús?

Vemos en las palabras de Pedro que se debe dar una "razón" de la verdad; No es que deban explicar el Evangelio, al pie de la razón completamente; porque eso no es de los hombres, ni según la razón carnal de los hombres; ni se debe pensar que cada cristiano debe ser capaz de defender el Evangelio, en su totalidad o en parte, por argumentos y razones, de manera disputada, o para dar una razón y un argumento para cada verdad particular; pero se debe estar bien familiarizado con el fundamento y la base de la religión cristiana; al menos, con los primeros principios de los oráculos de Dios, y estar familiarizados con las Escrituras, y ser capaz de señalar que en ellos, cuál es la razón de su celebración de esta y la otra verdad, aunque él no puede dar una satisfacción contradictoria, o para detener su boca: y esto se debe hacer con mansedumbre y temor; con mansedumbre, ante los hombres; de una manera humilde y modesta; no con aire altivo, y de una manera malhumorada que sirve solo para irritar y provocar: y con miedo; ya sea de Dios, con el temor del Señor; considerando el tema de la discusión, y la importancia de la misma, y ​​cuánto le concierne el honor de Dios; y cuidando de no responder la respuesta de una manera ligera, insignificante y negligente, y que ninguna parte de la verdad se deje o oculte, para agradar a los hombres, y se les proteja de sus resentimientos; o con toda la debida reverencia y respeto a los hombres, a los superiores, a los magistrados civiles, que pueden preguntar la razón; porque deben ser tratados con honor y estima, y ​​deben ser respondidos de una manera hermosa y enérgica, adecuada a la dignidad de las personas.

“Un perro ladra cuando su amo es atacado. Yo sería un cobarde si es atacada la verdad de Dios y permanezco en silencio” Juan Calvino

Ninguna idea es más políticamente incorrecta entre el nuevo estilo de evangélicos de hoy en día, que la vieja idea fundamentalista de que vale la pena luchar por la verdad, incluyendo las proposiciones esenciales de la doctrina cristiana. De hecho, muchos creen que las discusiones por creencias religiosas son las más inútiles y arrogantes de todos los conflictos. Eso puede ser cierto  y lo es en los casos en los que las opiniones humanas son lo único que está en juego. Pero donde la Palabra de Dios habla con claridad, tenemos la obligación de obedecer, defender y proclamar la verdad  que Él nos ha dado, y deberíamos hacerlo con una autoridad que refleje nuestra convicción de que Dios ha hablado con claridad e irrevocablemente.

Esto es particularmente crucial en los contextos en donde las doctrinas cardinales del cristianismo bíblico están siendo atacadas. Por cierto, las verdades centrales de la Escritura siempre son atacadas. La Escritura misma enseña claramente que el campo de batalla donde Satanás pelea su lucha cósmica contra Dios es ideológico. En otras palabras, la guerra en la que cada cristiano está involucrado, es ante todo un conflicto entre la verdad y el error, no meramente una competición entre obras buenas y malas.

El principal objetivo de la estrategia de Satanás es confundir, negar y corromper la verdad con tanta falacia como sea posible, y eso significa que la batalla por la verdad es muy seria. Ser capaz de distinguir entre doctrina sana y el error, debería ser una de las mayores prioridades de todo cristiano,  al igual que defender la verdad contra las falsas enseñanzas.

Declararse a favor de la verdad era también impopular en el primer siglo. Pero eso no detuvo a los apóstoles para confrontar de frente los errores. Pablo fue, sin duda, justo con sus oponentes, en el sentido que él nunca tergiversó lo que ellos enseñaban ni dijo mentiras acerca de ellos. Pero Pablo reconocía sus errores claramente, tal y como eran y los catalogaba adecuadamente. Él hablaba la verdad. Con su estilo de enseñanza diario, Pablo hablaba la verdad amablemente y con la paciencia de un tierno padre. Pero cuando las circunstancias justificaban un tipo de franqueza más fuerte, Pablo podía hablar muy directamente, a veces hasta con un duro sarcasmo (1 Corintios 4:8-10). Como Elías (1 Reyes 18:27), Juan el Bautista (Mateo 3:7-10) y el Señor Jesús (Mateo 23:24), él también podía emplear la burla de manera efectiva y apropiada, para resaltar lo ridículo del grave error (Gálatas 5:12). Tal como Moisés y Nehemías, él desafiaba lo que la gente consideraba como sagrado. Pablo no parecía sufrir la misma angustia excesivamente escrupulosa que causa que muchas personas hoy en día encubran todo error tanto como el lenguaje lo permita; que otorguen el beneficio de la duda al más flagrante de los falsos maestros; y que imputen las mejores intenciones posibles hasta al hereje más manifiesto. La idea de amabilidad del apóstol no era el tipo de falsa benevolencia y educación artificial que la gente hoy en día piensa es la verdadera esencia de la caridad. Ni siquiera una vez le vemos invitando a dialogar a falsos maestros o aficionados casuales equivocados en religión, ni tampoco que aprobara esa estrategia aun cuando alguien de la estatura de Pedro sucumbió al temor de lo que otros pudieran pensar y mostró una deferencia indebida a falsos maestros (Gálatas 2:11-14).Pablo comprendió que vale la pena pelear por la verdad. Él se alzó en defensa de la verdad, aun cuando no era popular hacerlo.

Razón por la cual consideramos el cristianismo como verdadero, o como un motivo de esperanza para que las personas confíen en ella. Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. (Juan 14:6

Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os ha ordenado, decid: "Siervos inútiles somos; hemos hecho sólo lo que debíamos haber hecho." (Lucas 17:10
Soli Deo Gloria



lunes, 17 de octubre de 2016

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¿Existen Apostoles?

APOSTOLES

“Y El dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros,  a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;  para que ya no seamos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error;  sino que hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo” (Efesios 4:11-15) .

Podemos ver que este texto nos habla de diferentes tipos de líderes que la iglesia tendría para su construcción. Sin embargo, no nos  establece los criterios para ejercer estos diferentes tipos de liderazgo, como tampoco clarifica si todos serían permanentes. Lo que hace es mencionar los líderes constituidos en un momento dado por Cristo, para que la edificación de la Iglesia pudiera tener lugar. Para obtener información acerca de los requisitos para llegar a ser cualquiera de estos líderes, tendríamos que auxiliarnos de otros textos bíblicos.

En el caso particular de los apóstoles, entendemos que el ministerio del apostolado ya cesó en vista de que Efesios 2:20-21 dice lo siguiente: “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor”.

La piedra angular era la primera piedra que se colocaba al comenzar a construir un edificio; a partir de esa piedra se colocaba el resto de la zapata y luego el resto del edificio.

El texto que acabamos de citar establece a Cristo como esa piedra angular o primera piedra, y a los apóstoles y profetas como el fundamento o zapata sobre el cual se construiría el resto de la edificación. Todo el que está familiarizado con la construcción sabe que la zapata o fundamento de un edificio se echa una sola vez, y luego se construye encima de lo ya echado. De ahí que Efesios 2:20 comience diciendo “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas”. Estos dos textos de Efesios que hemos citado, 4:11-15 y 2:20-21, no están en contradicción, sino que nos hablan de un edificio que es la iglesia, y de cómo sería construida esta iglesia.

¿Que nos enseña la palabra de Dios sobre esto? La Biblia es clara y en resumen podemos decir que ni el ministerio Apostólico, ni el ministerio Profético están vigentes desde que concluyo la iglesia primitiva hasta hoy.  Hay cuatro razones bíblicas que me convencieron y espero que a usted también, que estos ministerios no están en acción, quiero describirlas de la siguiente manera:

Primera razón es que en Efesios 2:20-21 se nos enseña que nuestra edificación era sobre el fundamento de los apóstoles y profetas.

En el caso particular de los apóstoles, entendemos que el ministerio del apostolado ya cesó en vista de que Efesios 2:20-21 dice lo siguiente: “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor”.

La piedra angular era la primera piedra que se colocaba al comenzar a construir un edificio; a partir de esa piedra se colocaba el resto de la zapata y luego el resto del edificio.

El texto que acabamos de citar establece a Cristo como esa piedra angular o primera piedra, y a los apóstoles y profetas como el fundamento o zapata sobre el cual se construiría el resto de la edificación. Todo el que está familiarizado con la construcción sabe que la zapata o fundamento de un edificio se echa una sola vez, y luego se construye encima de lo ya echado. De ahí que Efesios 2:20 comience diciendo “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas…”. Estos dos textos de Efesios que hemos citado, 4:11-15 y 2:20-21, no están en contradicción, sino que nos hablan de un edificio que es la iglesia, y de cómo sería construida esta iglesia.

Esto es claro, la iglesia debe crecer sobre el fundamento de los Apóstoles y Profetas, y este fundamento sabemos que está apoyado o completamente descansado sobre la piedra del Angulo que es nuestro señor Jesucristo. Por lo anterior este fundamento no se puede volver a poner ni ampliar, él fue puesto en la iglesia primitiva para siempre.

Segunda Razón en 1 de corintios 15:7 al 8 Pablo se proclama el último de los apóstoles de todos.

“Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”.

Es claro que Pablo se proclama Apóstol, pero al hacerlo toma una palabra que nos da luz sobre quién sería el último Apóstol, la palabra es “el ultimo de todos” no está diciendo el último de la iglesia primitiva, está concluyendo que era el último en la faz de la tierra para siempre.

Tercera Razón todo apóstol debe aprender directamente del Señor el evangelio, Pablo que fue el último lo dice en Gálatas 1:11-12

“Más os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres. Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días”.

Es claro que Pablo siendo el último también fue enseñado de primera mano por parte del señor Jesucristo, él estuvo en Arabia donde recibió toda la enseñanza no por parte de hombre sino de parte del Señor. Si hubiera apóstoles en nuestros días estos tendrían que pasar por la experiencia de aprender tres años el evangelio directamente del señor.

Cuarta Razón es que Pablo escribe a Timoteo y a Tito para darles instrucciones sobre los diáconos y los ancianos,  no se menciona en estas cartas pastorales que se debe establecer Apóstoles o Profetas, la edificación de la iglesia debía ser fundamentada en Cristo como la piedra angular, los Apóstoles y Profetas como la plataforma o fundamento, esto indica que después de la iglesia primitiva la cristiandad tendría la palabra y el espíritu santo como todos sabemos para llevar acabo la expansión del reino, entonces en la parte organizativa debía haber dos personaje que la Biblia describe muy claramente, los cuales son los Ancianos y los diáconos, los primeros serían los líderes de las congregaciones y los segundo la ayuda de los primeros, la función de los dos seria Pastorear, Enseñar y Evangelizar. Hoy llamamos al anciano de una congregación como Pastor, tal vez por cultura o porque es parte de sus funciones, pero como dije anteriormente Dios no estableció para la iglesia de nuestros tiempos ni Apóstoles, Ni profetas.
Soli Deo Gloria