Mirad que nadie os haga cautivos por medio de su filosofía y
vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios
elementales del mundo y no según Cristo. (Col 2:8)
Estos maestros en Colosa ofrecían una filosofía que
presentaban como necesaria además de la enseñanza de Cristo y de las palabras
del Evangelio para al hombre y ponían en entre juego la verdad y es ahora una
vez más meditar.
En el mundo postmoderno que vivimos las personas tienen la
tendencia de aceptar múltiples afirmaciones y supuestas verdades que
existen de diferentes pates del mundo, asegurando que todos tienen la verdad.
Sin embargo esta concepción es imposible, puesto que cuando existe una verdad,
existe también una falsedad. Así que cuando la verdad objetiva ya esta
establecida fuera de nosotros, cualquier cosa que difiera o contradiga esa
verdad tiene que ser una mentira, una falsedad.
Hay un movimiento no sólo en el mundo, sino también en
nuestras iglesias para acabar con la verdad absoluta. El relativismo moral
es el concepto de que no existe una norma moral absoluta que presione a cada
uno de nosotros. Algunos dirán que lo que es verdad para ti puede no ser cierto
para mí. ¿Es este concepto verdadero? La verdad absoluta no es absolutamente
verdad para todos. Alguien puede creer que no pueden mojarse si salen cuando
llueve. Simplemente creer algo no es necesario que sea verdad. Sin embargo,
aquellos que argumentan esto, creen en la verdad absoluta, pero cambian de
posición cuando la verdad se ocupa de ellos. Por ejemplo, argumentarán que lo que
es verdad para mí no es necesario verdad para usted. Puedes hacer tus propios
valores. Sin embargo, cuando se hacen mal por alguien que se dará la vuelta y
llorar mal. Llorando mal o diciendo que no es justo, entonces están apelando a
un estándar que está fuera de sí mismos. Son inconsistentes con lo que creen.
El relativismo es la posición filosófica de que todos los
puntos de vista son igualmente válidos, y de que toda la verdad es relativa al
individuo. Esto significa que todas las posiciones morales, todos los sistemas
religiosos, todas las formas de arte, todos los movimientos políticos, etc.,
son verdades que son relativas a los individuos. Bajo la sombrilla del
relativismo, todos los grupos de perspectivas son categorizados.
Los teólogos liberales propagan esto desde sus púlpitos
debido a un prejuicio contra Dios y su palabra. Ellos dirán que no podemos
saber si Jesús realmente dijo eso. Por otro lado dirán que no importa si Jesús
resucitó de los muertos físicamente. Lo que importa es cómo afecta su vida hoy.
Debemos ser coherentes con nuestras opiniones. O creemos en la Biblia o no. Al
predicar tales tonterías es evidente que algunos no creen lo que dicen las
Escrituras.
Frente a un mundo relativo es necesario fundamentarse en
Verdades Absolutas y esas “sólo” las encontramos en la Palabra de Dios. La
Biblia es objetiva, es decir, es una verdad fuera de nosotros. Es inspirada por
Dios y por tanto es considerada su palabra.
“Toda la Escritura es inspirada por
Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra.” (2Tim 3:16-17)
Soli Deo
Gloria