viernes, 15 de julio de 2016

Casuística puritana

1. ¿Qué es la casuística y por qué se centran en ella los puritanos?

La casuística consiste en enseñar a las personas cómo se sabe lo que Dios quiere que hagan en situaciones específicas y cómo vivir con la conciencia tranquila delante de Dios. Trata, en particular, los “casos de conciencia” o las cuestiones éticas y espirituales. La Reforma del siglo XVI trajo un entendimiento renovado de la justificación solo por fe y de la santificación por el Espíritu Santo, pero estas mismas doctrinas suscitaron preguntas como: “¿Cómo puedo saber si tengo esa fe que me justifica?” o “¿Qué significa agradar a Dios en mi trabajo?”. Por consiguiente, como herederos de la Reforma los puritanos desarrollaron respuestas basadas en la Palabra de Dios para ese tipo de preguntas.

2. ¿Qué lugar tenía la consejería para los puritanos? ¿Era algo que hacían principalmente en el culto de adoración corporativa o se hacía de uno en uno y en privado?

La respuesta es: ambas cosas. William Perkins, que escribió un tratado fundamental sobre la predicación, afirmó que el predicador debe aplicar la ley y el evangelio a las diversas condiciones espirituales específicas en las que las personas se encuentran. Alguien ignorante y a quien resulta muy difícil enseñar necesita un trato sumamente diferente del que se le daría a alguien quebrantado bajo la culpa del pecado. Algunos oyentes necesitan leche y otros, carne sólida.1 Cincuenta años más tarde, la Asamblea de Westminster, en el Directorio para la Adoración Pública a Dios, declaraba que el ministro “no debe acomodarse en la doctrina general”, sino “hacer que se comprenda” mediante aplicaciones específicas entre las que se incluyen enseñar la verdad, refutar los errores, exhortar a la obediencia, advertir contra el pecado, aplicar el consuelo, y dirigir el autoexamen. Como resultado de semejante planteamiento de la predicación, los sermones puritanos estaban llenos de consejos prácticos.

Al mismo tiempo, los puritanos reconocían que un pastor debe aconsejar a las familias y a los individuos de una forma más personal. Algunos puritanos se dedicaban a esto más que otros. John Owen dijo que algunas personas de la iglesia se enfrentarán a dificultades espirituales particulares, como el “terror del Señor” en aquellos que están convencidos de pecado, pero que todavía no se han convertido; los que vuelven a caer en el pecado después de la conversión; los que sufren grandes y largas aflicciones; los que se sienten abandonados por Dios y los que padecen horribles tentaciones de Satanás. Entender sus casos y proporcionarles la medicina espiritual adecuada para sanarlos, prestarles atención a estas personas y preocuparse por ellas con paciencia y ternura forma parte del llamamiento del pastor. La obra personal es muy fructífera tanto para consuelo como para reprensión. Richard Baxter declaró: “Por experiencia he descubierto que un borracho ignorante que lleva tanto tiempo siendo un oyente improductivo, lograba más conocimiento y sentía más remordimiento de conciencia en una conversación cercana de media hora que en diez años de predicación pública”.4Predicar la Palabra es el principal medio de gracia, pero la consejería personal juega también un papel relevante.

3. La casuística era un énfasis importante para los puritanos, pero esta palabra no es lo único que se ha ido perdiendo; también se ha desvanecido su práctica. ¿Qué hemos perdido? ¿Qué ganaríamos si la recuperáramos?

Casi hemos cortado la experiencia y la práctica de la doctrina bíblica. Por una parte, esto ha resultado en ocasiones en la predicación que se queda satisfecha simplemente con enseñar, o con las aplicaciones más generales. Las congregaciones se convierten en centros de enseñanza que producen cristianos informados, pero que no saben cómo relacionar sus experiencias y sus batallas particulares para ser santificados según la Palabra. El regreso a la casuística puritana haría que la predicación fuera mucho más práctica. También manifestaría más de la sabiduría de Dios, al sentir las personas ese “¡Vaya! ¡Ese soy yo!” porque sus corazones resuenan con la forma en que la Biblia describe diversas experiencias espirituales.

Por otra parte, este divorcio entre el corazón cristiano y la cabeza cristiana ha resultado, algunas veces, en consejería que no se basa en las sanas doctrinas de la Escritura, sino que sigue más bien la psicología secular (con unos pocos versículos por aquí y por allá). Este tipo de consejería puede convertirse en poco más que afirmar cualquier cosa que alguien sienta, en lugar de hablar con autoridad a las tristezas y los pecados de una persona. La casuística puritana haría que las consejerías fueran más bíblicas. También exhibiría más de la autoridad y del poder de Dios, porque él no solo se compadece, sino que ordena, juzga y libera a los cautivos. Un ejemplo puritano de ese tipo de consejería casuística se puede encontrar en William Bridge, A Lifting Up for the Downcast [Ánimo en la depression].

4. Una aplicación que usted saca es “ser un predicador de la Palabra y no un examinador de sentimientos”. ¿Por qué es esto tan importante? ¿Cómo puede asegurarse un pastor de estar haciendo esto?

Ciertamente, un pastor debería formular preguntas sobre las experiencias, las acciones y las circunstancias de la persona. Sería un necio si hablara antes de escuchar. Pero el pastor no debe permitir jamás que las expectativas de recibir el respeto positivo incondicional (o su propio deseo de agradar a las personas) lo conviertan en un adulador y un lisonjero. El pastor es, más bien, un mensajero del Señor de los ejércitos (Mal. 2:7). Debe ordenar a las personas que se arrepientan y crean el evangelio, porque el reino de Dios se ha acercado (Mr. 1:15). Debería preguntarse a sí mismo: “¿Mi predicación y mi consejería aplican tanto la ley como el evangelio? ¿Es Cristo su sustancia y supremo por encima de todo? ¿Estoy preparando las almas para el Día del Juicio?”. La idea de que limitarse a hablar sobre sentimientos hace que las dificultades se resuelvan es profundamente equivocada. El arrepentimiento y la fe deben ejercerse en los detalles o en los pequeños cambios.

5. Si un pastor o cualquier otra persona quisiera ser aconsejada por los puritanos sobre casuística, ¿cuáles serían los mejores libros a los que se podría recurrir?

Los principiantes podrían comenzar con Thomas Brooks, Precious Remedies against Satan’s Devices[Remedios preciosos contra las artimañas de Satanás], una gran ayuda con respecto a los casos específicos de tentación y, como ya mencioné con anterioridad, William Bridge, A Lifting Up for the Downcast.

Una amplia visión de la casuística puritana para la vida cristiana se puede encontrar en Robert Bolton,General Directions for a Comfortable Walking with God.

Los lectores más avanzados que estén dispuestos a enfrentarse a las publicaciones del siglo XVII se beneficiarán de leer el texto puritano clásico de William Ames, Conscience with the Power and Cases Thereof (digital o impreso).
El súmmum de la casuística puritana es Richard Baxter, The Christian Directory (descatalogado, pero disponible en formato digital); pero a Baxter hay que leerlo con mucho cuidado, porque está en el error en sus opiniones sobre la expiación y la justificación.

Recomiendo altamente la lectura regular de sermones puritanos como los de Thomas Manton sobre Hebreos 11. Se puede leer mucho sobre consejería bíblica con solo prestar una atención especial a las aplicaciones (“usos”) en cada sermón.

Vía: http://www.ibrnj.org

Soli Deo Gloria