miércoles, 14 de junio de 2017

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Lutero y su Música

“Yo quisiera componer himnos sacros, de tal forma que la palabra de Dios habite entre la gente, también, por medio de los cánticos.”

Difícilmente hay en toda la historia de la música de la iglesia, alguien que haya sido citado más que Martín Lutero (1483-1546). La posición de Lutero en la Dieta de Worms es ya una leyenda. Sus escritos fueron base para el pensamiento reformista. Aún hoy, se le da crédito al gran reformador por influenciar la música en las iglesias, y es cierto. Uno de los logros de Lutero, fue restaurar los cánticos congregacionales al lenguaje común. Lutero amaba la música, era un consumado flautista y era compositor. Él es autor de uno de los grandes himnos en la historia de la música de la iglesia, “Castillo fuerte es nuestro Dios”. Muchos grupos han querido apropiarse de las enseñanzas de Lutero, y él se ha convertido en la persona más citada, por ambos bandos, en la batalla por la música cristiana.

Constantemente, escuchamos la siguiente pregunta, “¿No es cierto que Lutero tomó música secular de su tiempo, y la incluyó en la música sacra? ¿No es esto prueba de que está bien tomar la música secular y aún la música rock de nuestro tiempo?” Puesto que esta pregunta la escuchamos tan a menudo, vamos a estudiar cuál fue exactamente la posición de Lutero acerca de esta situación. Este estudio debe ampliar los principios respecto al tema.

¿Verdaderamente fue Lutero influenciado por la música secular de su tiempo? Sí, claramente lo fue. Nadie vive en un limbo, y es ridículo pensar que se puede ser creativo y permanecer al margen de la cultura en que se vive sin ser afectado por ella. Lutero no fue la excepción, pero decir que, “puesto que Lutero tomó de la música secular de su tiempo para ser música sacra, nos autoriza tomar de la música de rock de nuestros días”, es ignorar los hechos y ser irresponsables.

Lutero dijo claramente, que en su tiempo había música buena y música mala: Y tú, mi joven amigo, deja que esta noble, grande y alegre creación de Dios (la música), sea encomendada a ti. Por medio de ella tú puedes escaparte de deseos vergonzosos y malas compañías. Así mismo, por medio de esta creación tú puedes acostumbrarte a reconocer y alabar a tu Creador. Pon especial cuidado en evitar y rechazar las mentes pervertidas que prostituyen este amoroso regalo de la naturaleza y del arte con sus imaginaciones eróticas, y ten la completa seguridad de que no es ningún otro, sino Satanás, quien les acecha para desafiar a su propia naturaleza, la cual puede y debe alabar a Dios, su Creador con este don; de tal forma que esas mentes tuercen el don de Dios y lo usan para alabar al enemigo de Dios, enemigo de la naturaleza y de este hermoso arte!

Ya sea que tú quieras confortar al triste, aterrorizar al feliz, dar ánimo al que desfallece, humillar al orgulloso, calmar al apasionado o apaciguar a aquéllos llenos de odio. ¿Quién podrá enumerar todos estos aspectos del corazón humano: Las emociones, las inclinaciones y los afectos que impelen al hombre al bien o al mal? ¿Y qué medio más efectivo puedes encontrar que la música? Obviamente, Lutero no creía en la neutralidad de la música. ¿Ahora, hasta qué punto usó Lutero la música secular para la música sacra? De las melodías de treinta y siete obras corales de Lutero, quince fueron compuestas por él mismo, trece vienen de himnos de servicio de música en Latín, cuatro vienen de canciones religiosas populares Alemanas, y dos fueron originalmente canciones religiosas de peregrinos. Dos más son de origen desconocido, y una vino directamente de una canción popular secular. Como podemos ver, no fueron la mayoría de sus canciones que vinieron de fuentes seculares. Verdaderamente, muy poca de su música, se deriva de la música secular.

Recordemos que en tiempo de Lutero, la cultura estaba controlada por la iglesia. La mayoría de las Universidades se encontraban bajo la autoridad de la iglesia. Las bellas artes, incluyendo a la mayoría de los grandes compositores, escritores, escultores y pintores, fueron entrenados bajo el patronato de la iglesia y eran empleados por la iglesia. Sería tonto decir que el ambiente de Lutero, fue similar al ambiente de nuestros días. En la actualidad, el liderazgo de las bellas artes está en rebelión con la iglesia y con la cultura tradicional.

Blume observa: “El protestantismo, conservó la clasificación medieval del mundo, en la cual el arte estaba sujeto a una disciplina intelectual, caracterizada por la piedad y la inclinación hacia las cosas relacionadas a la iglesias. Bajo estas condiciones, las diferencias entre la música sacra y la secular, pueden realmente haber sido muy pocas y de ninguna manera fueron un problema.” De manera que, decir que Lutero tomó de la música secular para su música sacra, es admitir que en el peor de los casos, se basó en la cultura religiosa. Una contribución importante de Lutero a la adoración en las iglesias, fue el restaurar los cánticos congregacionales. Él dijo: “Yo quisiera componer himnos sacros, de tal forma que la palabra de Dios habite entre la gente, también, por medio de los cánticos.”

En los tiempos de Martin Lutero, a las congregaciones no se les permitía cantar en los servicios Católicos Romanos. Su “entrenamiento musical” consistía solamente, de algunas tonadas seculares que ellos escuchaban en las calles. Blume nos dice que “la gente estaba acostumbrada a cantar solamente en ambientes seculares y a permanecer callada en la iglesia tradicional…tuvo que aprender cómo cantar en la iglesia.” Es en este contexto que Lutero hizo el siguiente famoso comentario, “¿Por qué el diablo debe tener todas las buenas tonadas?” Debemos recordar que no había tonadas para que el pueblo cantara, no se lo permitían. En los servicios, solamente se cantaba el gregoriano y música igualmente austera. Sólo se escuchaba música en latín, que las personas en su mayoría no podían entender.

Lutero pensó que deberían usarse tonadas más fáciles de cantar, más familiares, y enseñar a la gente rápidamente los nuevos textos en alemán, que él estaba compilando o escribiendo. Su plan fue desarrollar un estilo único de música, para ser usado en la adoración. Lutero no confió en la música erótica o sensual de su tiempo. El no buscó entre aquéllos que se rebelaron contra la esencia misma de la cultura, para tomar el modelo de su música. Es más cierto decir que Lutero tomó como ejemplo la música “clásica” de su tiempo.

Aún entonces, la práctica de tomar música de las fuentes seculares —contrafacta— fue breve. Blume nos dice: “rápidamente declinó la contrafacta.” Él nos dice que esas tonadas, que fueron obtenidas de la música secular, rara vez tenían la grandeza y la permanencia de la música compuesta por Lutero.” Esta, por supuesto fue la mayor parte de su trabajo.

Como podemos ver, asegurar que Lutero simplemente tomó tonadas de los bares de su tiempo y por lo tanto nosotros podemos hacerlo, también es deshonesto. El compositor favorito de Lutero fue Josquin de Prez, quien es reconocido como el más competente de los compositores de su siglo. Lutero siguió aprendiendo a tocar el laúd (instrumento relacionado con la guitarra), y fue considerado un experto. 

Por Tim Fisher
Soli Deo Gloria