A.
LOS TÉRMINOS QUE EN LA BIBLIA SE USAN PARA REGENERACIÓN Y LAS IMPLICACIONES DE
ESOS TÉRMINOS
1.
LOS TÉRMINOS QUE TENEMOS QUE CONSIDERAR
La palabra griega
"regeneración" (palingenesia) se encuentra nada más en Mat. 19: 28 y Tito
3: 5 y sólo en este último pasaje se refiere al principio de la vida nueva en
el individuo cristiano. La idea de este principio se expresa de manera más
común por medio del verbo gennao (con anothen en Juan 3: 3), o su compuesto
anagenao. Estas palabras significan, bien, engendrar de nuevo o, concebir o
nacer, Juan 1: 13; 3: 3, 4, 5, 6, 7. 8; I Ped. 1: 23; I Juan 2: 29; 3: 9; 4: 7;
5: 1, 4, 18. En un pasaje, es decir Sgto. 1: 18, la palabra apokueo, concebir o
hacer nacer, es la que se emplea, además, el pensamiento de la producción de una
nueva vida está expresado por la palabra ktizo, crear, Ef. 2: 10, y el producto
de esta creación se llama una kaine ktisis (nueva criatura), II Cor. 5: 17;
Gál. 6: 15, o un kainos anthropos (nuevo hombre), Ef. 4: 24. Por último el
término suzoopoieo, hacer vivir con, vivificador con se usa también en un par
de pasajes, Ef. 2: 5; Col. 2: 13.
2.
LAS IMPLICACIONES DE ESTOS TÉRMINOS
Estos términos llevan
consigo varias implicaciones importantes, a las que debemos dirigir nuestra
atención.
(a) La regeneración es una
obra creadora de Dios, y es, por tanto, una obra en la que el hombre permanece
pasivo por completo, y en la que no hay lugar para la cooperación humana.) Este
es un punto muy importante, puesto que acentúa el hecho de que la salvación es
por completo de Dios.
(b) La obra creadora de Dios
produce una nueva vida, en virtud de la cual, el hombre, vivificado con Cristo,
participa de la vida de resurrección, y puede ser llamado una criatura nueva,
"creada en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas", Ef. 2: 10.
(c) Deben distinguirse dos
elementos en la regeneración, es decir, la generación o la concepción de una
vida nueva, y el producirla o hacerla nacer, 'mediante los cuales la vida nueva
brota de esas escondidas profundidades. La generación implanta el principio de
la nueva vida en el alma, y el nuevo nacimiento hace que este principio comience
a presentarse en acción. Esta distinción es de gran importancia para un entendimiento
adecuado de la regeneración.
B.
EL USO DEL TERMINO "REGENERACIÓN" EN LA TEOLOGÍA
1.
EN LA IGLESIA PRIMITIVA Y EN LA TEOLOGÍA CATOLICORROMANA
En la mente
de la iglesia primitiva el término "regeneración" no se mantuvo
como un concepto definido con precisión.
Se usó para denotar un cambio relacionado en forma
estrecha con el lavamiento de los pecados, y no se hizo una distinción clara entre
la regeneración y la justificación. Según se le identifica con la gracia bautismal, el primero
se entendía de manera especial como una designación de la remisión de los pecados
aunque la idea de una cierta renovación moral
no estaba excluida. Aun Agustín no trazó
aquí una línea estricta; sino que distinguió entre regeneración y conversión. Para
él la regeneración incluía, además de la remisión del pecado, nada más un cambio
inicial del corazón, seguido por la conversión
posterior. Concebía
Agustín la regeneraran como una obra de Dios estrictamente solitaria,
en la que el sujeto humano, no puede cooperar, y a la que tampoco el hombre puede
resistir. De consiguiente, para Pelagio, la "regeneración" no significaba
el nacimiento de una criatura nueva, sino el perdón
de los pecados en el bautismo,
la iluminación de la mente por medio de la
verdad y la estimulación de la voluntad por medio de las promesas divinas. La confusión
entre la regeneración y la justificación,
que ya se descubre en Agustín, se hizo todavía
más notable en el escolasticismo. De hecho, del más prominente de los dos conceptos
que resultó ser la justificación, se pensaba que incluía la regeneración y se concebía como un
acto en el que Dios
y el hombre cooperan. La justificación según la
explicación común incluía la infusión
de gracia, es decir, el nacimiento de una nueva criatura, o regeneración,
el perdón de los pecados y el desalojo de la culpa que le correspondía. No obstante,
había una diferencia de opinión respecto a, cuál de estos dos elementos es por razón
lógica el primero. Según Tomás de Aquino la infusión de gracia es primero, y el
perdón de los pecados se basa sobre esto, cuando menos en cierto sentido; pero según
Duns Escoto el perdón de los pecados es primero y sirve de base para la infusión
de la gracia. Ambos elementos se efectúan
por medio del bautismo ex opera
operato. La opinión de Tomás de Aquino triunfó en la Iglesia. Hasta el día de hoy
hay en la iglesia católica romana una cierta confusión entre regeneración y justificación,
la cual, sin duda, se debe en gran parte al hecho de que la justificación no se concibe como un acto forense,
sino como un acto o proceso de renovación. En ese acto el hombre
no está declarado sino hecho justo. Dice
Wilmers en su obra, Handbook of the Christian
Religión: "Así como la justificación
es una renovación y regeneración espiritual, se sigue
que el pecado queda verdaderamente destruido por ella, y no como los reformadores sostienen,
que nada más queda cubierto o que ya no se
imputa".
2. COMO LA ENTENDIERON LOS REFORMADORES Y LAS IGLESIAS PROTESTANTES
2. COMO LA ENTENDIERON LOS REFORMADORES Y LAS IGLESIAS PROTESTANTES
Lutero no pudo escaparse por
completo de confundir la regeneración con la justificación. Además habló de la regeneración o del nuevo
nacimiento en un sentido todavía más amplio. Calvino también usó el término
en un sentido muy comprensivo. Como una designación de todo el proceso por medio del cual el hombre
es renovado, incluyendo además del acto divino que origina la
nueva vida también la conversión (arrepentimiento y fe) y la santificación Varios autores del Siglo XVII fallaron
en distinguir entre regeneración y conversión y usan indistintamente
ambos términos, tratando lo que ahora llamamos regeneración bajo el título de vocación
o de llamamiento eficaz. Los Cánones de Dort usaron también las dos palabras como
sinónimas, y la Confesión Belga parece que habla de la regeneración en un sentido
todavía más amplio. Este uso comprensivo del término “regeneración”
condujo con frecuencia a la confusión y al
descuido sobre distinciones muy necesarias., Por ejemplo, aunque la regeneración
y la conversión se identificaran, la regeneración se declaraba
todavía como acto solitario de Dios, a pesar del hecho del que en la conversión
el hombre, en realidad
coopera. La distinción entre regeneración y justificación se había hecho
ya más clara, pero por grados se hizo necesaria, y se estableció también, la costumbre
de emplear el término "regeneración" en un sentido más restringido. Turretin define dos clases de conversión : primero, una "habitual" o conversión pasiva, producida por una disposición o hábito
del alma, la cual, acentúa él, debiera llamarse
mejor "regeneración", y segundo, una "actual" o conversión "activa",
en la cual este hábito o disposición implantada se vuelve activo en la fe y el arrepentimiento.
En la teología Reformada de hoy, la palabra "regeneración" se usa por
lo general en un sentido más restringido, como una designación de aquel acto divino
por medio del cual el pecador queda dotado de nueva vida espiritual y mediante ese acto el principio de la vida nueva entra por primera vez en acción. Concebida así, la
regeneración incluye tanto el "ser
engendrado de nuevo" como el "nuevo nacimiento", en el que la nueva
vida se hace manifiesta. No obstante,
en estricta
armonía, con el significado literal de la
palabra "regeneración" el término "se emplea a veces en un sentido todavía más limitado, para denotar nada más
la implantación de la nueva
vida en el alma, aparte de las primera s manifestaciones de esta vida. En la moderna teología ancha el término "regeneración" adquiere un significado
diferente. Schleiermacher distinguió dos aspectos de regeneración, es decir, la
conversión y la justificación y sostuvo que en la regeneración "se produce
en el creyente una nueva conciencia religiosa mediante el espíritu
cristiano ordinario de la comunidad, y se prepara para la
nueva vida, o la 'santificación'. (Pfleiderer) Que el "espíritu cristiano de
la comunidad o congregación" es el resultado de un influjo de la vida divina,
por medio de Cristo, en la Iglesia, y se llama "el Espíritu Santo" por
Schleiermacher. El concepto moderno está
bien expresado en las palabras siguientes
que son de Youtz: "La interpretación
moderna inclina al retorno del uso simbólico del concepto de regeneración. Nuestras
realidades éticas tienen que ver con los caracteres transformados. La regeneración
expresa así un cambio ético radical y vital,
más bien que un principio metafísico, por
completo nuevo. La regeneración es un peldaño
vital en el desarrollo natural de la vida
espiritual, un reajuste radical de los Procesos morales de la vida". Los investigadores
en la psicología de la religión, en general, dejan de distinguir entre regeneración
y conversión. Consideran que la regeneración es un proceso en el que la actitud
del hombre hacia la vida cambia de lo auto céntrico a lo heterocéntrico. Este proceso
encuentra su explicación en primer lugar en
la vida subconsciente, y no envuelve
por necesidad nada que sea sobrenatural. James dice: "Ser
convertido, ser regenerado, recibir la gracia, experimentar la religión, adquirir seguridad, son otras
tantas frases que
denotan el proceso, gradual o repentino, por medio del cual uno mismo, que hasta aquí estaba dividido, consciente de estar equivocado, de ser inferior
e infeliz
se convierte en una personalidad
unificada, conscientemente recta, superior y feliz como
consecuencia de su firme apego
a las realidades religiosas". Según Clark, "los
investigadores han convenido en distinguir
tres diferentes etapas en la conversión:
1. Un período de 'tormenta y lucha', sentido de pecado,
o sentimiento de desarmonía interna, lo que la teología conoce como `convicción
de pecado' y designado por James como 'enfermedad del alma'.
2. Una crisis emocional que señala un punto de regreso
3. Una venturosa tranquilidad acompañada por un sentido
de paz, descanso, armonía interior, aceptación delante de Dios, y con frecuencia,
de reflejos motores y sensorios de varias clases".
C.
LA NATURALEZA ESENCIAL DE LA REGENERACIÓN
Respecto a la naturaleza de la
regeneración hay varios errores que debemos evitar. Será bueno mencionar éstos antes
de comenzar el estudio de las cualidades positivas de esta obra re-creadora de Dios.
1.
LOS ERRORES
(a) La regeneración no es un
cambio en la substancia de la naturaleza
humana, como enseñaban los maniqueos y también en los días de la Reforma Flacio Ilírico, que concebía el pecado original como una
substancia que había de ser substituida por otra en la regeneración. Ninguna nueva
semilla o germen físico se implanta en el
hombre; ni hay tampoco que hacer alguna adición a las facultades del alma, o alguna substracción de ellas.
(b) Tampoco es nada más un cambio en una o más de las facultades del alma como, por
ejemplo, de la vida emocional (sentimientos o corazón), que remueve la aversión
a las cosas divinas, según algunos evangélicos la conciben, o del intelecto, o una
iluminación de la mente que está obscurecida por el pecado, como la consideran los
racionalistas. La regeneración afecta el corazón, entendida la palabra en el sentido
de la Escritura, es decir, como el órgano central del alma que lo controla todo
y del cual fluyen las corrientes de la vida. Esto significa que afecta a la naturaleza humana como un todo.
(c) Tampoco es un cambio completo o perfecto de toda la naturaleza
del hombre, o de alguna parte de ella como para que ya no sea capaz de pecar como enseñaron los extremados anabaptistas y algunos
de las sectas fanáticas. Esto no significa que, en principio, no afecte a toda la naturaleza
del hombre; sino nada más que no constituye el cambio completo que se obra en el hombre mediante la operación
del Espíritu Santo. Es decir, no incluye ni la conversión ni la santificación.
2.
LOS CARACTERES POSITIVOS DE LA REGENERACIÓN
Tenemos que hacer las siguientes
confirmaciones positivas acerca de la regeneración:
a. La regeneración consiste en la implantación del
principio de la nueva vida espiritual en el hombre, en un cambio radical de la disposición
regente del alma, la cual bajo la influencia del Espíritu Santo, da nacimiento a
una vida que se mueve en dirección hacia Dios. En principio este cambio afecta al hombre completo : en su intelecto; I
Cor. 2 : 14, 15 ; II Cor. 4 : 6 ; Ef. 1 : 18 ; Col. 3: 10 ; en su voluntad, Sal 110 : 3 ; Fil. 2 : 13 ; II Tes. 3 : 5 ; Heb.
13 : 21; y en sus sentimientos o emociones, Sal 42 : 1, 2; Mat. 5: 4; I Ped. 1:
8.
b. Es un cambio instantáneo en la naturaleza del hombre, que afecta al momento al
hombre completo, intelectual, emocional
y moral. La afirmación
de que la regeneración es un cambio instantáneo implica dos cosas:
(1) Que no es un trabajo que esté preparado por grados en el alma, según
enseñan los católico romanos y todos
los semipelagianos; no hay etapa intermedia
entre la vida y la muerte; uno vive o está muerto
(2) Que no es un proceso gradual
como la santificación. Es verdad que algunos autores Reformados en ocasiones han
usado el término "regeneración" como que incluye aun la santificación;
pero esto fue en los días cuando el ordo
salutis no estaba desarrollado por completo como lo está hoy.
c. En un sentido más limitado es un cambio que ocurre en la vida subconsciente. Es una obra
secreta e inescrutable de Dios, que nunca se percibe directamente por el hombre. El cambio
puede tener lugar sin que
el hombre sea consciente de él al momento, aunque
éste no es el
caso cuando coinciden
la regeneración y la conversión;
y aun más tarde, el hombre la percibe sólo en sus efectos. Esto explica el hecho
de que el cristiano puede, por una parte, luchar por largo tiempo con dudas e incertidumbres,
y por la otra, puede todavía triunfar, por grados, sobre éstas
y levantarse a las alturas de la seguridad.
3.
DEFINICIÓN DE REGENERACIÓN
De lo que hemos
dicho precedentemente respecto al uso actual
de la palabra
"regeneración", se sigue que
la regeneración puede ser definida de dos maneras. En el sentido
estricto de la palabra podemos decir: La
regeneración es aquel acto de Dios por medio
del cual el principio de la vida nueva queda implantado en el hombre, y se hace
santa la disposición regente del alma. Pero para incluir la idea del nuevo nacimiento
tanto como la del ser "engendrado otra vez", será necesario completar
la definición con las siguientes palabras: "quedando asegurado el primen ejercicio
santo de esta nueva disposición".
D.
EL LLAMAMIENTO EFICAZ EN RELACIÓN CON EL LLAMAMIENTO EXTERNO Y LA REGENERACIÓN
1.
INSEPARABLE CONEXIÓN ENTRE EL LLAMAMIENTO EFICAZ Y EL LLAMAMIENTO EXTERNO
El llamamiento de Dios puede
decirse que es uno, y la diferencia entre llamamiento externo o interno y eficaz
únicamente llama la atención al hecho de que en ese llamamiento hay dos aspectos.
Esto no significa que estos dos aspectos estén siempre unidos y vayan siempre juntos.
No afirmamos con los luteranos que "el llamamiento interno
no sea siempre concurrente con el
oír de la palabra". No obstante, significa que cuando el llamamiento interno
llega a los adultos es por la mediación de la predicación de la Palabra. Es una
y la misma palabra la que se escucha en el llamamiento externo, y que se hace efectiva
en el corazón en el llamamiento interno. Por medio de la poderosa aplicación del
Espíritu Santo el llamamiento externo pasa
a ser directamente interno. Pero aunque este llamamiento esté relacionado
en forma estrecha con el externo y forme una unidad con El, hay ciertos puntos de
diferencia: (a) Es un llamamiento hecho por
la Palabra, aplicada en forma salvadora mediante la operación del Espíritu Santo,
I Cor. 1: 23, 24; I Ped. 2: 9 (b) Es un llamamiento poderoso,
es decir, un llamamiento que es efectivo
para la salvación, Hech. 13: 48; I Cor. 1: 23, 24 (c)
Se concede irrevocablemente, es decir, un
llamamiento que no está sujeto a cambio y
que nunca será retirado, Rom. 11:29.
2.
CARACTERÍSTICAS DEL LLAMAMIENTO INTERNO
Deben notarse las siguientes
características:
a.
Opera mediante la persuasión
moral más la operación eficaz del
Espíritu Santo. Tenemos
que preguntar si en este llamamiento (como distinto de la regeneración) la Palabra
de Dios obra en forma creadora, o mediante persuasión moral. Ahora bien, no hay
duda acerca de que de la Palabra de Dios se dice a veces que obra de una manera creadora, Gen 1:
3; Sal 33: 6, 9; 147: 15; Rom. 4: 17 (aunque este pasaje debe interpretarse en forma diferente).
Pero todos estos pasajes se refieren al poder de la Palabra de Dios, a su mandato
autoritativo, y no a la Palabra de la predicación que es la que nos concierne aquí.
El Espíritu de Dios obra mediante la predicación de la Palabra sólo de una manera
moralmente persuasiva, haciendo más efectiva la persuasión de la Palabra, de tal
manera que el hombre escucha la voz de su Dios. Esto se deduce de la íntima naturaleza
de la Palabra, que se dirige al entendimiento y a la voluntad. No obstante,
debe recordarse que esta persuasión moral no
constituye todavía el todo del llamamiento interno; debe haber además de esto una
operación poderosa del Espíritu Santo para aplicar la Palabra al corazón.
b.
Obra en la vida consciente del hombre. Este
punto está relacionado de manera muy íntima con el precedente. Si la palabra de
la predicación no obra en forma creadora sino nada, más de una manera moral y persuasiva,
se sigue que puede obrar nada más en la vida consciente del hombre. Se dirige al entendimiento, que el Espíritu capacita
con el sentido de la vista espiritual dentro de la verdad, y por medio del entendimiento
ejerce influencia en forma efectiva sobre la voluntad, de manera que el pecador se vuelve a Dios. El llamamiento interno necesariamente
desemboca en la conversión, es decir, en
un regreso consciente fuera del pecado y
en dirección hacia la santidad.
c.
Es teleológico. El llamamiento
interno es de carácter teleológico, es decir,
llama al hombre para determinado fin, hacia
la gran meta a la cual el Espíritu Santo está dirigiendo al elegido, y, en consecuencia
hacia las etapas intermedias que hay en el camino de su destino final. Es un llamamiento
al compañerismo con Jesucristo, I Cor. 1:
9; para heredar bendición, I Ped. 3: 9; a la libertad, Gál. 5: 13; a la paz, I Cor.
7: 15; a la santidad, I Tes. 4: 7; hacia
una esperanza, Ef. 4: 4; hacia la vida eterna, I Tim. 6: 12; y el reino de Dios
y de su gloria, I Tes. 2: 12.
3.
LA RELACIÓN ENTRE EL LLAMAMIENTO EFICAZ Y LA REGENERACIÓN
a.
La identificación de los dos en la teología
del Siglo XVII. Es un hecho
bien conocido que en la teología del Siglo
XVII con frecuencia se identificaban del todo, y si no del todo, al menos, hasta donde la regeneración
se consideraba que está incluida en el llamamiento. Varios de
los antiguos teólogos tienen un capítulo aparte sobre el llamamiento, pero ninguno
sobre la regeneración. Según la Confesión de Westminster X, 2, el llamamiento eficaz
incluye la regeneración. Este concepto encuentra alguna justificación
en el hecho
de que Pablo, que usa el término
"regeneración" sólo una vez, evidentemente la concibe
como incluida en el llamamiento, en Rom.
8: 30. Además, hay un sentido en el que el llamamiento y la regeneración están relacionados
como causa y efecto. No obstante, debe recordarse que al hablar del llamamiento como que incluye. o como que está relacionado causalmente con la regeneración no
queremos decir nada más lo que técnicamente puede denominarse llamamiento interno o eficaz, sino el llamamiento en general, que incluye aún
el llamamiento creador. El uso extensivo en los tiempos de la post Reforma, del
término "llamamiento" más bien que "regeneración", para designar
el principio de la obra de la gracia en la vida de los pecadores, se debió a un deseo de acentuar la estrecha relación que
existe entre la Palabra de Dios y la operación de su gracia. Y el predominio del
término "llamamiento" en la época apostólica encuentra su explicación
y justificación en el hecho de que, en el caso de aquellos que fueron reunidos en
la iglesia, en aquel período misionero, la regeneración y el llamamiento eficaz
fueron, por lo general, simultáneos aunque el cambio se reflejaba en la vida consciente de ellos como
un poderoso llamamiento de Dios. No obstante, en una presentación sistemática de la verdad debemos
distinguir con mucho cuidado entre llamamiento y regeneración.
b.
Los puntos de diferencia entre la
regeneración y el llamamiento eficaz. La regeneración en el sentido
más estricto de la palabra,
es decir, como el ser engendrado otra vez, tiene lugar
en la vida subconsciente del hombre y es del todo independiente de cualquiera actitud que él asuma
con referencia a ella.
El llamamiento por otra
parte, se dirige
a
la conciencia, e implica
una cierta disposición de la vida subconsciente. Esto se deduce del hecho de que la regeneración obra desde adentro, en tanto que
el llamamiento viene desde afuera. En el caso de los niños hablamos de regeneración
más bien que de llamamiento. Además, la regeneración es una operación creadora e hiperfísica del Espíritu Santo, por medio de
la cual el hombre queda trasladado de una condición a otra, de una condición de muerte espiritual a una de
vida espiritual. El llamamiento eficaz, al
contrario, es teleológico, produce la nueva vida y la enfoca en la dirección de
Dios. Asegura el ejercicio de la nueva disposición y hace que
la nueva vida entre en acción.
c.
El orden relativo del llamamiento y la regeneración. Esto
quizá se entienda mejor si notamos las siguientes etapas:
(1) Con toda
lógica, el llamamiento externo en la predicación de la Palabra
(excepto en el caso de los niños) precede,
por lo general, o coincide con la operación del Espíritu Santo, por lo cual la vida
nueva se produce en el alma del hombre.
(2) Entonces por medio
de la palabra creadora, Dios genera
la nueva vida, cambia la disposición interna
del alma, ilumina la mente, despierta los sentimientos y renueva la voluntad.
En este acto de Dios queda implantado el oído que capacita al hombre para oír el llamamiento de Dios para la salvación de su alma. Esta es la regeneración
en el sentido más estricto de la palabra. En ella la regeneración el hombre
permanece del todo pasivo.
(3) Habiendo recibido el oído espiritual, el llamamiento
de Dios en el evangelio es oído por el pecador y hace, efectivamente, su aposento
en el corazón. El deseo de resistir ha sido cambiado en deseo de obedecer, y el pecador se rinde a la influencia persuasiva
de la Palabra por medio de la operación del Espíritu Santo. Este es
el llamamiento eficaz por medio de la instrumentalidad
de la palabra de la predicación aplicada en forma efectiva por el Espíritu de Dios.
(4) Por último, este llamamiento eficaz asegura usando
la verdad como medio, el primer ejercicio santo de la nueva disposición que ha nacido
en el alma. La nueva vida comienza a manifestarse; la vida implantada desemboca
en el nuevo nacimiento. Este es el cumplimiento de la obra de la regeneración en
el más amplio sentido de la palabra, y el punto en el que se transforma en conversión.
Ahora bien, no deberíamos cometer
el error de considerar este orden lógico como un orden temporal que tendrá que aplicarse
en todos los casos. La vida nueva con frecuencia se implanta en el corazón de los
niños mucho antes de que sean capaces de oír el llamamiento del evangelio; no obstante, son capacitados con esta vida sólo cuando el evangelio es predicado.
De consiguiente, hay siempre un llamamiento
creador de Dios por medio del cual se produce
la vida nueva. En el caso de aquellos que viven bajo la administración del evangelio
existe la posibilidad de que reciban las semillas de la regeneración mucho antes de que lleguen a los años de discreción y,
por tanto, también mucho antes de que el llamamiento eficaz penetre en sus conciencias.
No obstante, es muy improbable que siendo
regenerados, vivan en pecado durante años y que aun después de haber llegado a la
madurez no den evidencia, de ninguna clase,
de que en ellos hay
vida nueva. Al contrario, en el caso de aquellos
que no viven bajo la administración del pacto no hay razón para aceptar
un
intervalo entre el tiempo
de su regeneración y su llamamiento eficaz. En el llamamiento eficaz ellos
al momento se dan cuenta de su renovación,
e inmediatamente encuentran las semillas de la regeneración que germina en una vida
nueva. Esto significa que la regeneración, el llamamiento eficaz y la conversión
coinciden.
E.
LA NECESIDAD DE LA REGENERACIÓN
1.
LA MODERNA TEOLOGÍA ANCHA NIEGA ESTA NECESIDAD
La necesidad de la regeneración,
tal como se entendía en la iglesia cristiana
la niega, como es natural, la moderna teología ancha. No está en acuerdo con la
enseñanza de Rousseau de que el hombre es
bueno por naturaleza. Cualquier cambio radical o desvío completo en la vida' de un hombre que es esencialmente bueno,
sería un cambio para peor. Los partidarios de estos conceptos anchos hablan de la
salvación por el carácter, y la única regeneración de la que ellos saben es una
concebida como un escalón vital en el desarrollo natural de la vida espiritual,
un reajuste radical del proceso moral de la vida". (Youtz.) Muchos enseñan
una serie de renovaciones éticas. Emerton dice: "El carácter ganador de esta
manera, probado y retenido, es redención.
No hay otra definición que valga. Es la redención del yo más bajo del hombre por
el dominio de su yo más elevado. Es lo espiritual que redime lo animal"
2.
ESTA NECESIDAD SE DEDUCE DE LA ENSEÑANZA DE LA ESCRITURA CON REFERENCIA A LA CONDICIÓN
NATURAL DEL HOMBRE
La santidad o la conformidad
con la ley divina es la condición indispensable para asegurar el favor divino, alcanzar
paz de la conciencia y gozar de la comunión con Dios, Heb. 12:14. Ahora bien, la
condición del hombre por naturaleza es, según la Escritura, tanto en disposición como en acto,
exactamente lo opuesto de lo que es la santidad que aquí es tan indispensable. El hombre
está descrito como muerto a causa de
sus transgresiones y pecados, Ef. 2: 1, y esta condición reclama nada menos que una restructuración hacia
la vida. Un cambio literal interno se hace
necesario, un cambio por medio del cual se cambie toda la disposición del alma.
3.
LA NECESIDAD DE LA REGENERACIÓN TAMBIÉN ESTA AFIRMADA POR LA ESCRITURA
La Escritura no nos deja en duda acerca de la necesidad de la regeneración,
pero afirma esto en los términos más claros.
Jesús dijo: "De cierto, de cierto te digo que el que no naciere de nuevo no puede
ver el reino de Dios", Juan 3: 3.262 Esta afirmación del Salvador es absoluta
y no deja lugar para las excepciones. La
misma verdad se deduce con claridad de las afirmaciones de Pablo como por ejemplo,
I Cor. 2: 14: "Pero el hombre natural no percibe las cosas del Espíritu de
Dios porque le son locura, ni las puede conocer porque han de ser discernidas espiritualmente",
Gál. 6: 15: "Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión es algo, ni la incircuncisión,
sino la nueva criatura". Compárese Jer. 13: 23; Rom. 3: 11; Ef. 2:3, 4.
F.
LA CAUSA EFICIENTE DE LA REGENERACIÓN
Hay sólo tres diferentes conceptos
fundamentales que nos vienen a la consideración aquí, y todos los otros son modificaciones
de éstos.
1.
LA VOLUNTAD HUMANA
Según Pelagio el concepto de
la regeneración es sólo un acto de la voluntad humana, y en la práctica es idéntico
con la propia reforma lograda por uno mismo. Con algunas ligeras diferencias este es
el concepto de la teología moderna ancha. Una modificación de este concepto es el de los semipelagianos y de los arminianos,
que la consideran, al menos en parte, como
un acto del hombre que coopera con las influencias divinas aplicadas por medio de la verdad. Esta es
la teoría sinergética de la regeneración. Estos dos conceptos envuelven una
negación de la depravación total del hombre enseriada con tanta claridad en la Palabra
de Dios en Juan 5: 42; Rom. 3: 9-18; 7: 18, 23; 8: 7; II Tim. 3: 4; y de la verdad
bíblica de que sólo Dios es el que inclina la voluntad del hombre, Rom. 9: 16; Fil.
2: 13.
2.
LA VERDAD
Según el concepto anterior la
verdad es un sistema de motivos presentados
a la voluntad humana por el Espíritu Santo, y
esa verdad es la causa
inmediata del cambio de la inmundicia a la santidad. Este fue el concepto
de Lyman Beecher y de Charles G. Finney. Esta teoría acepta que la obra del Espíritu
Santo difiere de la del predicador sólo en grado. Ambos obran sólo por persuasión.
Pero resulta una teoría insatisfactoria. La verdad puede ser un motivo de santidad
sólo si se la ama,
en tanto que el hombre natural no ama la
verdad, sino la aborrece, Rom. 1: 18, 25. En consecuencia, la verdad presentada
en forma externa no puede ser la causa eficiente de la regeneración.
3.
EL ESPÍRITU SANTO
El único concepto adecuado es
el que ha tenido la Iglesia de todos los Siglos, que considera al Espíritu Santo
la causa eficiente de la regeneración. Esto significa que el Espíritu Santo obra
en forma directa sobre el corazón del hombre y cambia su condición espiritual. No
hay cooperación de ninguna clase de parte del pecador en esta obra. Es la obra del Espíritu Santo directa y exclusivamente,
Ez. 11: 19; Juan 1: 13; Hech. 16: 14; Rom. 9: 16; Fil. 2: 13. La regeneración, pues,
tiene que concebirse en su forma solitaria. Dios solamente obra, y el pecador no
tiene parte ninguna en esa obra. Esto, de
consiguiente, no significa que el hombre no coopere en etapas posteriores
en el trabajo de la redención. De la Escritura se desprende con claridad que el
hombre lo hace.
G.
EL USO
DE LA PALABRA DE DIOS COMO
UN INSTRUMENTO EN LA REGENERACIÓN
Se puede preguntar si la Palabra
de Dios se usa como un medio en la regeneración
o no; o como con frecuencia se hace la pregunta, si la regeneración es mediata o inmediata.
1.
LA IMPORTANCIA ADECUADA DE LA PREGUNTA
Se requiere una discriminación
cuidadosa para evitar equivocaciones.
a. Cuando los antiguos teólogos Reformados insistían
sobre el carácter inmediato de la regeneración, con frecuencia le daban al término
"inmediato" una connotación que ya no tiene en la actualidad. Algunos
de los representantes de la Escuela de Saumur, como Cameron y Pajon, enseñaron que
en la regeneración el Espíritu Santo ilumina y convence, de manera sobrenatural,
la mente o el intelecto en forma tan poderosa que la voluntad no puede fallar en seguir el
dictado predominante del juicio práctico. El Espíritu Santo obra en
forma inmediata sobre el intelecto y por
su medio sobre la voluntad. Según los de Saumur no hay operación inmediata del Espíritu Santo sobre la
voluntad del hombre. En oposición a estos hombres los teólogos Reformados acentúan por lo general
el hecho de que en la regeneración el Espíritu Santo también obra en forma directa sobre la voluntad del hombre, y no nada más por mediación del intelecto. En la actualidad
la
pregunta sobre la regeneración mediata o inmediata es un poco
diferente, aunque sigue siendo
pregunta relacionada. Es la pregunta acerca del uso de la Palabra de Dios como medio en la obra de regeneración.
b. La forma exacta del asunto tiene que notarse con
cuidado. El asunto no es, si Dios obra la regeneración por medio de una palabra
creadora. Por lo general se admite que así lo hace. Tampoco es, si se emplea la Palabra de verdad, la palabra de la predicación en el nuevo
nacimiento, para distinguirlo
del ser engendrado
divinamente del nuevo hombre, es decir, para
asegurar el primer ejercicio santo de la vida nueva. El asunto verdadero es, si Dios, para implantar o generar la vida nueva,
emplea
la palabra de la Escritura o la palabra de la predicación como instrumento
o medio. Al discutir este asunto en tiempos
anteriores se sufrió con frecuencia de la
falta de una adecuada discriminación.
2.
CONSIDERACIONES QUE FAVORECEN UNA RESPUESTA NEGATIVA
El Dr. Shedd dice: "La influencia
del Espíritu Santo puede distinguirse de la de la verdad; de la del hombre sobre
el hombre; y de la de cualquier instrumento o medio de que se trate. Su energía actúa en forma directa sobre la misma alma humana. Es la influencia del Espíritu sobre el espíritu;
de una de las personas de la Trinidad sobre una persona humana. Ni la verdad, ni
un compañero, pueden obrar así en forma directa
sobre la esencia del alma misma. Las siguientes consideraciones favorecen este concepto:
a. La regeneración es un acto creador por el cual
el pecador, espiritualmente muerto, queda restaurado a la vida. Pero la verdad del Evangelio puede obrar
sólo de una manera moral y persuasiva. Semejante instrumento no tiene efecto sobre
un muerto. Defender su uso sería tanto como negar la muerte espiritual del hombre;
lo que de ninguna manera se entiende por aquellos que toman esta posición.
b. La regeneración tiene lugar en la esfera de lo
subconsciente, es decir, fuera de la esfera de la atención consciente, en tanto
que la verdad se dirige por sí misma a la
conciencia del hombre. La verdad puede ejercitar su influencia persuasiva sólo cuando la atención del
hombre se fija sobre ella.
c. La Biblia hace distinción entre la influencia del
Espíritu Santo y la de la Palabra de Dios, y declara que la del Espíritu se hace
necesaria para la recepción adecuada de la verdad, Juan 6: 64, 65; Hech. 16: 14; I Cor. 2: 12-15;
Ef. 1: 17-20. Nótese particularmente el caso de Lidia, de quien Lucas dice: "Ella
estaba oyendo (ekouen, inf.), y el Señor abrió el corazón de ella (dienaixen, aor., un solo acto), para que estuviese atenta
(prosechein, inf. de resultado o propósito) a lo que Pablo decía".
3.
PASAJES DE LA BIBLIA QUE PARECEN PROBAR LO CONTRARIO
a. En Santiago 1: 18 leemos: "El, de su voluntad,
nos hizo nacer por la palabra de verdad,
para que seamos primicias de sus criaturas".
Este pasaje no prueba que la nueva generación quede intervenida en su concepción
por la Palabra de Dios puesto que el término usado aquí,
apokuesen, no se refiere a engendrar, sino a dar nacimiento.
Aquellos que creen en la regeneración inmediata no niegan que el nuevo nacimiento, en el que la nueva vida
se hace manifiesta por vez primera, esté asegurado por medio de la Palabra.
b. Pedro exhorta a los creyentes a amarse unos a otros fervientemente en atención al hecho de que ellos
han sido "renacidos no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre", I
Ped. 1:23b. No es correcto decir como algunos lo han hecho, que "la Palabra" en este
versículo es la palabra creadora, o la segunda persona de la Trinidad, porque Pedro
mismo nos informa que él está recordando la Palabra
que había predicado a sus oyentes, versículo 25. Pero está en perfecto orden señalar que aun geennao (la palabra que aquí se usa) no se refiere
siempre a un acto de engendrar mediante un ser masculino, sino que puede denotar
también el acto sinónimo de dar nacimiento al niño. Esto es por completo evidente según se ve en pasajes como Luc. 1: 13,
57;23: 29; Juan 16: 21; Gál. 4:24. En consecuencia, no hay autorización para afirmar
que Pedro en este pasaje se refiere al acto inicial en la regeneración, es decir,
el acto de engendrar. Y si se refiere a regeneración en un sentido más amplio, entonces
el pasaje no ofrece ninguna
dificultad en relación
con el asunto que
estamos considerando. La idea de que se refiere aquí al nuevo nacimiento, está favorecida
por el hecho de que los lectores están representados
como habiendo nacido de nuevo de una semilla que evidentemente
ya había sido implantada en sus almas,
compárese Juan 1: 13. No es necesario identificar la semilla con la Palabra.
c. Algunas veces se hace violencia sobre la Parábola
del Sembrador para favorecer la idea de que la regeneración tiene lugar por medio
de la Palabra. La semilla en esta parábola es la palabra del reino. El argumento es que la vida está en la semilla y brota de la semilla. En consecuencia la nueva
vida viene de la semilla de la Palabra de Dios. Pero, en primer lugar, esto
se sale de propósito, porque resultaría muy difícil decir que el Espíritu o el principio de la vida nueva está encerrado en la Palabra, en la misma forma en que el germen
viviente está encerrado en la semilla. Esto
nos recuerda un concepto un tanto luterano del llamamiento, según el cual el Espíritu
está en la Palabra de manera que el llamamiento siempre resulta efectivo si el hombre
no pone un tropiezo en el camino. Y en segundo
lugar, esto es hacer presión sobre un
punto que para nada es el tertium
comparationis. El Salvador quiere explicar en esta parábola cómo acontece
que la semilla de la Palabra lleva fruto en algunos casos, y en otros no. Lleva
fruto sólo en aquellos casos en los que cae en buena tierra, en corazones preparados en tal forma que pueden entender la verdad.
4.
LAS ENSEÑANZAS PERTINENTES DE NUESTROS SÍMBOLOS CONFESIONALES
Los pasajes siguientes se nos
presentan aquí para consideración: De la Confesión Belga, los artículos XXIV y XXXV; del Catecismo de Heidelberg la pregunta
54; de los Cánones de Dort, III y IV, Art. 11., 12, 17; y por último, las Conclusiones
de Utrecht, adoptadas por nuestra iglesia
en 1908. De estos pasajes resultaría del todo evidente que nuestros escritos confesionales
hablan de la regeneración en un sentido amplio, en el que incluye tanto el origen
de la vida nueva como su manifestación en la conversión. Hasta se nos dirá que la
fe regenera al pecador. Hay pasajes que parecen decir que la Palabra de Dios sirve de instrumento en la obra de la regeneración. Pero
están redactados en un lenguaje tal que todavía queda en duda si efectivamente enseñan
que el principio de la vida nueva queda implantado en el alma por la' instrumentalidad de la Palabra.
Fallan en discriminar con cuidado entre los varios elementos que distinguimos en la regeneración. En las conclusiones
de Utrecht leemos : "Hasta donde tiene que ver con el tercer punto, el de la
regeneración inmediata el Sínodo declara
que esta
expresión puede usarse en un buen sentido, hasta donde nuestras iglesias
lo han confesado siempre, en contra de los luteranos y de la iglesia católico romana,
que la regeneración no se efectúa por medio de la Palabra o de los Sacramentos como
tales, sino mediante la obra todopoderosa y regeneradora del Espíritu Santo; que esta obra regeneradora
del Espíritu Santo, no obstante, no debe disociarse, en este
sentido, de la predicación
de la
Palabra, como si ambos agentes estuvieran separados uno del otro ; porque aunque
nuestra Confesión enseña que no debemos tener duda respecto a la salvación
de nuestros niños que mueren en la infancia,
aunque no hayan oído la predicación del evangelio, y nuestros símbolos confesionales
en ninguna parte se definen respecto a la manera en la que se efectúa la regeneración en el caso de estos y de otros niños, no obstante,
por otra parte, es cierto que el evangelio es poder de Dios para la salvación de
todo aquel que cree, y que en el caso de los adultos la obra regeneradora del Espíritu
Santo acompaña a la predicación del evangelio".
H.
CONCEPTOS DIVERGENTES RESPECTO A LA REGENERACIÓN
1.
EL CONCEPTO PELAGIANO
Según los pelagianos, la libertad
del hombre v su responsabilidad personal
implican que él en todo tiempo es tan capaz para dejar de pecar, como para cometer
pecado. Sólo los actos de volición consciente se consideran como pecado. En consecuencia la regeneración
consiste nada más en la reforma moral. Significa que el hombre que anteriormente
había elegido transgredir la ley, ahora elige
vivir en obediencia a ella.
2.
LA REGENERACIÓN BAUTISMAL
Esta no siempre se presenta en la misma forma.
a.
En la iglesia de Roma. Según
la iglesia católico romana la regeneración incluye no sólo la renovación espiritual
sino también la justificación o el perdón de los pecados, y se efectúa
por medio del bautismo. En el caso de los niños la obra de la regeneración siempre es efectiva: pero no es así en el caso de los adultos.
Estos pueden aceptar y utilizar con gratitud la gracia de la regeneración, pero también pueden resistir
o hacerla ineficaz. Además, siempre es posible
que los que se la han apropiado la pierdan de nuevo.
b.
En la iglesia anglicana. La
iglesia de Inglaterra no está unánime sobre
este punto, sino que representa dos tendencias
diferentes. Los llamados puseyitas, en lo esencial,
están en acuerdo con la iglesia de Roma.
Pero también hay en la iglesia anglicana un partido influyente que distingue dos
clases de regeneración: Uno que consiste nada más
en el cambio de las relaciones personales con la iglesia
y los medios de gracia, y el otro, en un
cambio fundamental de la naturaleza humana.
Según los de este partido sólo el primero se efectúa Por medio del bautismo. Esta
regeneración no incluye la renovación espiritual. Por medio del bautismo el hombre
nada más entra en una nueva relación con la iglesia, y se convierte en Hijo de Dios en el mismo sentido en el que los
judíos se convertían en hijos de Dios por
medio del pacto del cual era sello la circuncisión.
c.
En la iglesia luterana. Lutero
y sus seguidores no tuvieron éxito en limpiar su iglesia de la levadura de Roma
en cuanto a este punto. Globalmente los luteranos sostienen, en oposición a Roma,
el carácter solitario de la regeneración. Consideran al hombre, por completo, pasivo
en la regeneración e incapaz de contribuir de ninguna manera a ella, aunque los adultos pueden resistirla por largo tiempo. A la vez algunos enseñan que el bautismo, obrando
ex opere operato, es el medio usual por el que Dios efectúa la regeneración.
Es el medio
usual, pero no el único, porque la predicación de la palabra
también puede producirla. Hablan de
dos clases de regeneración, es decir, regeneratio prima por medio de la cual se
engendra la vida nueva, y la regeneratio
secunda o renovatio, por medio de la cual la nueva vida se dirige en dirección hacia
Dios. Aunque los niños reciben la regeneratio prima por medio del bautismo, los
adultos, que reciben la primera regeneración por medio de la palabra, se convierten
en participantes de la regeneratio secunda
por medio del bautismo. Según los luteranos la regeneración se puede perder. Pero
por medio de la gracia de Dios puede ser restaurada en el corazón del pecador penitente
y eso sin que sea rebautizado. El bautismo es la prenda de la continua solicitud
de Dios para renovar al bautizado y perdonarle sus pecados. Además, la regeneración
no siempre se ejecuta instantáneamente, sino que sigue, con frecuencia, un proceso
gradual en la vida de los adultos.
3.
EL CONCEPTO ARMINIANO
Según los arminianos la regeneración
no es obra exclusiva de Dios, ni es tampoco exclusiva del hombre. Es el fruto de la elección
del hombre para cooperar con las influencias divinas ejercidas por medio de la verdad.
Hablando estrictamente, la obra del hombre es primera que la de Dios. Ellos no aceptan que
haya una obra precedente de Dios por medio de la cual la voluntad del hombre puede
inclinarse hacia el bien. Como es natural
también creen que la gracia de la regeneración se puede perder. Los arminianos wesleyanos alteran este concepto
en tal forma que acentúan el hecho de que
la regeneración es obra del Espíritu Santo,
hecha en cooperación con la voluntad humana. Aceptan una primera operación del Espíritu
Santo para iluminar, despertar y dirigir al hombre. No obstante, creen también que
el hombre puede resistir esta obra del Espíritu Santo y que en tanto que lo haga
permanece en su condición irregenerada.
4.
EL CONCEPTO DE LOS TEÓLOGOS DE POSICIÓN MEDIA
Este concepto está modelado según
el pensamiento panteísta. Después de la encarnación no quedan dos naturalezas separadas
en Cristo sino sólo una que es divina-humana, una fusión de la vida divina con la humana: En la regeneración una parte de aquella vida divina- humana pasa hasta el pecador.
Esto no requiere del Espíritu Santo una
operación por separado, en dondequiera que el
pecador sea regenerado.
La
vida nueva ha sido comunicada a la
iglesia de una vez por todas; es en la actualidad la posesión permanente de la iglesia,
y pasa de la iglesia a los individuos. La comunión con la iglesia también asegura
la participación de la vida nueva. Este concepto ignora por completo el aspecto
legal de la obra de Cristo. Además, hace imposible sostener que alguien haya podido
ser regenerado antes de que existiera la
vida divina-humana de Cristo. Los santos del Antiguo Testamento no pudieron ser
regenerados. Schleiermacher, es el padre de este concepto.
5.
EL CONCEPTO TRICOTÓMICO
Algunos teólogos construyeron
una teoría peculiar de la regeneración, basándose en el concepto tricotómico de la naturaleza humana. Procedieron sobre la hipótesis de que el hombre consiste de tres partes, cuerpo,
alma y espíritu. Se acepta por lo general, aunque hay - variaciones sobre este punto,
que el pecado tiene su asiento nada más en el alma, y no en el espíritu
(pneuma). Si el pecado hubiera penetrado al espíritu
el hombre habría quedado irremediablemente
perdido, del modo preciso en que están: perdidos los demonios que son meros seres espirituales. El espíritu es la vida superior y divina en el hombre, destinado para gobernar
la vida más baja. Debido a la entrada del
pecado en el mundo la influencia del espíritu" en la vida más baja se ha debilitado
en extremo; pero mediante la regeneración se fortalece otra vez, y se restaura la armonía en la vida del hombre. Esto es, de consiguiente,
una teoría puramente racionalista.
6.
EL CONCEPTO DEL LIBERALISMO MODERNO, O AMPLITUDISMO
Los teólogos amplitudistas (liberales)
de la actualidad, no tienen todo el mismo concepto de la regeneración. Algunos hablan
en términos que nos hacen recordar a Schleiermacher.
No obstante, de manera más general patrocina un concepto meramente naturalista. Son adversos a la idea de que la regeneración es una obra sobrenatural
y re-creadora de Dios. En virtud de un Dios
inmanente cada hombre tiene un principio
divino dentro de Él y de esta manera poseen en forma potencial todo lo que es necesario
para la salvación. La única cosa necesaria, es que el
hombre se haga
consciente de su potencialidad divina, y que conscientemente se someta a la dirección del más alto principio que hay adentro
de él. La regeneración es, sencilla y éticamente, un cambió de carácter.
Soli Deo Gloria