jueves, 27 de octubre de 2016

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Teología del Pacto




1644-anabaptist
Lo que aparece aquí es el inicio de la Primera Confesión Bautista de Londres de 1644. Dice lo siguiente:
“Una Censura de un libro publicado en el año 1644, titulado La Confesión de Fe de aquellas Iglesias comúnmente (aunque erróneamente) llamadas Anabaptistas.

Suscrita por ellos en representación de siete congregaciones de Cristo en Londres y también de una congregación Francesa de la misma convicción.”

La práctica de bautizar creyentes profesantes está basada en dos fundamentos complementarios. El primero es un argumento que se desprende de los pactos en las Escrituras. El segundo es un argumento a partir de los mandamientos en las Escrituras relacionados con los pactos. Los credo-bautistas y los paido-bautistas asumen con frecuencia, que el pueblo de un pacto dado recibe la señal del pacto. Así, en el caso de los sujetos del bautismo uno tendría simplemente que identificar el pueblo del pacto. Esto es insuficiente. La administración de las ordenanzas del pacto está gobernada por leyes específicas, las cuales deben ser obedecidas estrictamente. Por ejemplo, las mujeres eran miembros del pacto con Abraham pero ellas no recibían la señal del pacto, que era la circuncisión. Del mismo modo, los bebés varones eran circuncidados, pero al octavo día. Como resultado, para determinar los sujetos del bautismo uno tendría primero que identificar los pactos involucrados y examinar las leyes que lo acompañan.

Un argumento positivo de los credo-bautistas asegura que el pacto relevante involucrado es el nuevo pacto, y que este es distinto de los demás pactos bíblicos que le precedieron en la historia, en particular que el pacto con Abraham. Para ponerlo de manera simple, el pacto con Abraham prometía bendiciones terrenales a un pueblo terrenal (Abraham y su descendencia) en una patria terrenal. Esta relación de pacto fue expandida y desarrollada en el pacto con Moisés y en el pacto con David (el pacto con Moisés añadió leyes para la vida en Canaán, y el pacto con David proveyó reyes sobre el pueblo). Estos tres pactos establecieron y gobernaron el reino de Israel, compuesto por el pueblo de Abraham. El nuevo pacto (i.e., el pacto de gracia) promete bendiciones celestiales a un pueblo espiritual. Así, el nuevo pacto está establecido sobre mejores promesas, promesas diferentes. Solamente el nuevo pacto es el pacto de gracia, distinto de los pactos con los Israelitas.

El reino de Israel y el reino de Cristo (la iglesia), aunque se distinguen por sus pactos, están relacionados como un andamio a un edificio. La descendencia natural de Abraham actuó como los trabajadores, constructores, recibiendo la promesa del nacimiento del Mesías y encargados de preparar el camino para su advenimiento (Mateo 20:1-16; Isaías 28:16; Mateo 21.42; Hechos 4.11; Efesios 2.20; I Pedro 2.6-7). Jesús estableció el reino de Dios         basado en la regeneración, el arrepentimiento y la fe. Él predicó a su propio pueblo, Israel, pero su verdadero y permanente pueblo era de un reino que no es de este mundo. Jesús recibe como su propio pueblo a todos los que creen en Él, y el resto es condenado por su pecado de incredulidad. La fe en Cristo, la cual es dada solamente por Dios, es lo que define al pueblo de Cristo.

A través de la historia de Israel, muchos entendieron las promesas mesiánicas y miraron a Jesús por la fe antes de su venida (Hebreos 4.2-3; 11.13-16). El pueblo de Dios (y por lo tanto la iglesia), considerado según el liderazgo y beneficios de Cristo, no comienza con la encarnación. Esto fue posible porque el reino de Israel y sus pactos fueron tipológicos. La tipología sostiene dos verdades: por un lado un tipo tenía significado en su propio contexto mientras que por el otro lado un tipo apuntaba a un significado más grande en Cristo, su reino, y su pacto. Así como una huella no es un pie, ni una sombra es una persona, pero nos da información acerca de lo que representan, así un tipo no es su anti-tipo pero revela al anti-tipo. El autor de los Hebreos establece muy claramente que la sangre de los sacrificios Israelitas no podían perdonar ¿Por qué? Porque aunque aquellos sacrificios tenían un significado en el contexto de Israel, i.e., la purificación de la carne, no eran el sacrificio de Cristo y no podían purificar la conciencia (Hebreos 10-1-4, 12-14). Pablo mira los tratos de Dios con Abraham de la misma manera al llamar a los creyentes descendientes de Abraham y encontrando un significado mayor en la palabra “simiente” relacionándola con Cristo y no simplemente con la posteridad de Abraham (Gálatas 3.7,9, 16, 27-29). No se trata de uno o el otro, como si las promesas hubieran sido hechas solamente a Abraham y a sus hijos naturales o a Cristo y a su descendencia (incluido Abraham). Es a ambos, cada uno en particular pero relacionados en un contexto de tipo o anti-tipo. Y así el reino y los pactos de Israel no fueron el reino y el pacto de Cristo aunque conducían hacia su nacimiento y la revelación de verdades sobre él a lo largo del camino. Los santos del Antiguo Testamento fueron salvados por la promesa de aquel que habría de venir, y el pacto que sería establecido. En consecuencia los Bautistas no usan el reino de Israel y sus pactos como el modelo para la iglesia. Son distintos.

Podemos añadir mayor claridad a la membresía de un pacto dado al mirar a la cabeza federal. Dios establece pactos con la humanidad por medio de cabezas federales, y designa la descendencia que ellos representan. Adán, Noé, y Abraham cada uno representa un grupo de personas, su descendencia natural. David representa su descendencia natural en el pacto que Dios hizo con David, y él y sus hijos representaron a la nación de Israel en el pacto mosaico. Cristo también representa un grupo de personas, su descendencia natural (o sobrenatural) – los elegidos.

Dios el Padre asigno al Hijo como cabeza del pacto en el pacto de la redención. Los cantos del Siervo en Isaías proveen un reflejo de este encargo (Isaías 42.1-7; 49.1-13; 52.13; 53.12). Jehová declara que el Siervo del SEÑOR verá descendencia al ofrecerse a sí mismo como substituto sacrificial por medio de lo cual ellos serían contados por justos (Isaías 53.10-11). El Siervo representa un pueblo, y sus pecados son perdonados en su sangre. Esta es una descripción del nuevo pacto, establecido en la sangre de Cristo y trayendo perdón de pecados a todo el pueblo de Cristo (Jeremías 31.31-34; Mateo 26.26-29; Hebreos 8). Los evangelios contienen expresiones magníficas del entendimiento consciente de Jesús con respecto a su misión, habiendo sido enviado por el Padre para redimir a un pueblo específico (Lucas 4.16-21; Juan 6.35-40; 8.42-47; 10.25-30; 17.1-26). Por lo tanto nosotros usamos el pacto de redención, no el pacto con Abraham, como patrón para la membresía en el nuevo pacto porque es ahí donde se establece a Cristo como la cabeza federal.

La descendencia de Cristo nace mediante el poder regenerador del Espíritu Santo y unida a Cristo por el Espíritu por medio de la fe. Como Pablo dice enRomanos 8.9, “… si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”. Por estas razones, debemos reconocer la seriedad de afirmar que uno es de Cristo y de su pacto. Es una afirmación que implica la posesión de salvación.

Mirar la relación padres-hijos es un intento incorrectamente dirigido para entender la membresía del pacto. Re-dirigir nuestra atención a la cabeza federal, trae claridad y precisión escritural al asunto. Nosotros culpamos a Adán, no a nuestros padres, por la maldición. Los Israelitas miraban a Abraham, no a sus padres, para reclamar a Canaán y sus bendiciones, y miraban a la conducta del rey, no a sus padres, para seguir poseyendo la tierra. Del mismo modo, los niños tienen que mirar a Cristo, no a sus padres, para pertenecer a su pacto. De manera consecuente, nunca ha habido un pacto en el cual “los creyentes y sus hijos” constituyan el paradigma de la membresía del pacto. La promesa (salvación en general, y recibir el Espíritu en particular) es ofrecida a todo el mundo (Hechos 2.16-41). Nacemos bajo Adán como la cabeza federal, y nadie escapa del dominio de las tinieblas hasta que Dios lo transfiera “al reino de su amado hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Colosenses 1.12-14).

El primero de los siete argumentos demuestra la distinción del nuevo pacto con los pactos Israelitas y la restricción de sus miembros a Cristo, su cabeza federal. Ahora podemos examinar los mandamientos del pacto. Esto es importante porque el razonamiento (“si esto, entonces aquello”), aunque importante, válido y necesario en la teología en general, no es válido al observar las leyes positivas (leyes que dependen solamente de lo que ha sido mandado). Únicamente un mandamiento de las Escrituras, sea de Cristo, las epístolas, o el ejemplo apostólico, puede instituir o regular los sacramentos del nuevo pacto que son el bautismo y la cena del Señor. No solamente sería ilegítimo usar otras ordenanzas para gobernar el nuevo pacto, sino que no podemos desviarnos del mandamiento de Dios basados en inferencias: Si Dios demanda las primicias del rebaño, ¿las primicias de mis frutos deberían agradarle también? No funciona así (Génesis 4.1-7; Levítico 10.1-3)

El mandamiento de Cristo es hacer discípulos a las naciones y luego bautizarlos (Mateo 28.18-20). Los candidatos para el bautismo son aquellos que han respondido al evangelio en fe (Hechos 2.41). Esto concuerda con la naturaleza del nuevo pacto y con el ejemplo de los apóstoles. Aun en el caso del “silencio” relativo de bautismos de casas [familias], lo cual tendemos a leer a través de los lentes de sistemas extensivos que les preceden, podría al menos decirse que aunque no se mencionan infantes, las profesiones de fe de casas completas sí son mencionados (Hechos 10.44-48; 11.14, 17; 16.31; 18.8).

La naturaleza objetiva del pacto, y la naturaleza subjetiva de la profesión de fe produce una eclesiología bautista y una doctrina del bautismo. La iglesia es el reino de Cristo, establecida y gobernada por su pacto y llenada por su pueblo, nacido de nuevo y por el poder del Espíritu Santo. La elección y la regeneración son realidades objetivas del pacto realizado por Dios mismo. Pero ¿cómo debe ser gobernada la iglesia visible? ¿Cómo se identifican los hijos de Dios? El llanto del nuevo nacimiento de un hijo de Dios, sin importar su edad, es la fe en Jesucristo. Y deben ser admitidos o removidos por la profesión práctica de fe y doctrina de cada individuo.

Como creemos que la fe es el don de Dios (Efesios 2.9) y que todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo (Romanos 10.13), tenemos razones escriturales para presumir que todos los creyentes profesantes son verdaderos hijos de Dios. Pero como la profesión de fe es subjetiva, habrá falsos creyentes en medio nuestro. ¿Cuál es su relación con el pacto de Cristo? Objetivamente, no hay ninguna. Ellos no pertenecen a Cristo, tomando en cuenta que nunca se han arrepentido ni han creído. Sin embargo, se les hace responsables por su traición. Cuando un espía es descubierto, un país no debe liberarle y enviarle a su tierra bajo la falsa noción de que no tienen autoridad sobre él. Por el contrario, el espía es responsable ante las leyes del país en el cual cometió los crímenes. Así también, los falsos creyentes no son liberados sin acción alguna. Ellos son responsables ante el Rey, Jesucristo, y son removidos del cuerpo de Cristo por la excomunión. Los pasajes de advertencias en las Escrituras hacen que las ovejas corran a Cristo y que las cabras huyan de Cristo.

Admitir y sacar individuos con base en la profesión de fe produce un valor de identidad a futuro para unirse y dejar la iglesia. Aquellos que se unen al reino de Cristo afirman tener salvación en Él mientras que aquellos que son excluidos son declarados fuera de la salvación, ambas cosas por la operación del juicio humano según el criterio y mandamientos escriturales.

El bautismo representa las promesas de Dios y la confianza del creyente en ellas. Simboliza la promesa de que todos aquellos que confían en Cristo han probado la muerte y el juicio en Él y se han levantado como nuevas criaturas. El bautismo es también la afirmación pública de confianza en esas promesas y una declaración de que son una nueva creación. Sepultados con Cristo en las aguas de la muerte, el creyente se levanta, simbólicamente, vivo en Él (Romanos 6.1-11). No es un símbolo de lo que podría darse en el futuro, sino lo que el individuo lo afirma como una verdadpresente.

En conclusión, todo comienza y termina con Jesucristo. Debemos ser fieles a su pacto y a sus mandamientos. Los Bautistas creen que las Escrituras enseñan que el pacto de Cristo perdona los pecados de todos sus miembros, que las ovejas falsas son simplemente ovejas falsas, y que el bautismo es un símbolo de las realidades objetivas del nuevo pacto y de la participación del creyente en ellas. Sabiendo que todos los que invocan el nombre del Señor serán salvos, luchemos junto con nuestros hermanos paido-bautistas, por proclamar ese precioso nombre al mundo, a pensar de las diferencias que tenemos en este punto.
Por Samuel Reniham (traducido con permiso por Alexander León)

Soli Deo Gloria



miércoles, 26 de octubre de 2016

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La Escatología de la Teología del Pacto

El objetivo de este trabajo es dar a una introducción de las escatologías generadas desde dentro de la escuela de Teología del Pacto Reformada. Se prestará especial atención al llamado "Pacto de Gracia" ya que funciona como el principal lente hermenéutico a través del cual los pensadores del pacto interpretan sus Biblias.

1. La idea del Pacto en la Teología del Pacto Reformada

LaTeología del Pacto fue esbozada por algunos de los reformadores (por ejemplo, Bullinger, Calvino, y, sobre todo, Olevianus), pero recibió completa sistematización en Inglaterra en el siglo 17 en la Confesión de Westminster, en los escritos de Robert Rollock, William Ames, y John Ball, y en Holanda bajo Johannes Coccieus y Herman Witsius. Es un intento de encontrar un principio unificador entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Y, en la medida en que se percibe que han tenido éxito, gana una gran autoridad en la mente de sus seguidores. Los teólogos del pacto encuentran dos (a veces tres) Pactos que, en su opinión, rigen todas las relaciones de Dios con los hombres. La primera de ellas (en orden lógico) es el “Pacto de Redención” – el acuerdo alcanzado en la eternidad entre las dos primeras personas de la Trinidad para proporcionar la salvación para los pecadores. Este pacto es el tercero opcional en el sistema. El segundo es el llamado "Pacto de Obras", que enseña que Dios entró en relaciones de pacto con Adán en el Jardín del Edén. El tercero (y la más importante para el sistema) es el "Pacto de Gracia". Este es básicamente el pacto que Dios hizo con el hombre caído después del pecado de Adán. Palmer Robertson lo define como “la relación de Dios con su pueblo posterior a la caída del hombre en pecado. Puesto que el hombre se convirtió en incapaz de obras adecuadas para merecer la salvación, este periodo se ha entendido como siendo controlado principalmente por la gracia de Dios.” Se dicta todos los tratos de Dios con los hombres – los elegidos (directamente), y los no elegidos (indirectamente) por igual. En un artículo clásico, DTS Profesor C. Fred Lincoln escribió:

“Este pacto, se declara, gobierna, califica, y limita todos los tratos de Dios con la humanidad desde la caída hasta el final de los tiempos. Su concepción de las dispensaciones es que son simplemente diferentes “modos de administrar” el Pacto de Gracia. Por lo tanto, a pesar de la multitud de textos que colocan el “antiguo pacto” de la ley de Moisés, en contraste directo con el “nuevo pacto” de la gracia en Cristo, mostrando que el uno fue un fracaso y el otro es reemplazado (comp. Jeremías 31:31-34; Hebreos 8:7-12, etc.), con el fin de mantener la continuidad ininterrumpida del Pacto de Gracia, se ven obligados a la posición no bíblica e insostenible de decir que la ley de Moisés era una parte del pacto de gracia. Después de haber negado reconocer la diferencia fundamental entre el hombre ante la ley y el hombre bajo la gracia, cuya diferencia se establece de modo ampliamente expuesto en la Escritura, los maestros del pacto naturalmente rechazan el pensamiento del hombre existiendo con el propósito de poner a prueba su sumisión a la voluntad de Dios, en virtud de cualquier responsabilidad distinta de la gracia en los siglos antes de Sinaí.”.

El Pacto de Gracia es la "gran idea" que impregna el pensamiento del creyente reformado. Esto se puede ver en la forma en que la frase "el pacto" aflora en sus escritos, ya sea que estén preocupados con el pasado, el presente, o, de hecho, el futuro. Varias veces en su libro, Robertson deja claro que los pactos son, de hecho, un solo pacto. Por otra parte, los pactos bíblicos como el de Abraham, de Moisés, y el de David, están subsumidos dentro de la gran “pacto de redención (es decir, gracia)” Para que podamos ver esto con mayor claridad, es necesario echar un vistazo a cómo el Pacto de Gracia rige la forma en que los teólogos del pacto interpretan las Escrituras.

2. El Pacto de Gracia y la Hermenéutica de la Teología del Pacto

Además de que abarca los pactos bíblicos explícitos como el de Abraham, de Moisés, de David, y el Nuevo Pacto, debido a su carácter extensivo, el “Pacto de Gracia” básicamente aplana estos pactos más fácilmente identificables y los combina en una solo. Esto se puede ver en la siguiente excepción, que es uno de los ejemplos más flagrantes de utilizar el Pacto de Gracia como interpretativo “cortados con el mismo molde” a los pactos explícitos:

“Este plan se insinuó incluso cuando Adán y Eva fueron expulsados del Jardín del Edén (Génesis 3:15), y cuando Dios los cubrió con las pieles de los animales, lo que requiere que el derramamiento de sangre sea una cobertura adecuada (Gen. 3:21), dando con ello un tipo de Calvario donde se derramó la sangre de Cristo, a fin de instituir el nuevo pacto y hacer una cobertura adecuada por nuestros pecados. Sin embargo, desde la perspectiva del hombre, ese plan se ha desarrollado en secciones cuando él fue capaz de captarlo, y estas partes integrantes del conjunto eterno de Dios ha sido referido (por adaptación) como el pacto con Abraham, el Pacto Mosaico, el Nuevo Pacto ( Jer 31:31), y así sucesivamente.”

Por lo tanto, la idea del Pacto de Gracia se convierte en el modus operandi de la revelación progresiva. Esto es lo que conduce a una negación de las dispensaciones bíblicas y una confusión de Israel con la Iglesia. Los teólogos del Pacto ven el “Pacto de Gracia,” como el principio unificador en la Escritura que da continuidad a la Teología Bíblica. No les gusta lo que ellos perciben como la discontinuidad del Dispensacionalismo, falsamente acusándolo con la enseñanza de las diferentes formas de la salvación, y con estar preocupados por la literalizar las promesas escatológicas del Antiguo Testamento a la nación de Israel.

Con el fin de comprender mejor la importancia del Pacto de Gracia sobre este asunto, vamos a dar las observaciones de algunos teólogos dispensacionalistas que han concluido que la idea del pacto, con sus implicaciones soteriológicas, domina la metodología hermenéutica de los teólogos del pacto.

En referencia a la hermenéutica de Willem VanGemeren, el dispensacionalista Paul S. Karleen lo parafrasea así:

“Hay una unidad soteriológica en el pacto de la gracia; que se une a todo el pueblo de Dios a través de los testamentos; preguntar si vamos a tomar los profetas literalmente es hacer la pregunta equivocada; la cuestión de la interpretación de los profetas no es lo literal frente espiritual / metafórico / figurativo, sino de la relación del AT y NT, que se determina por el Pacto de Gracia.”

Karleen va a añadir, “No puede haber ninguna duda de que el pacto de gracia es el factor decisivo en la escatología del teólogo del pacto.”

Esta imposición del Pacto de Gracia global también es observado por John Feinberg en su excelente tratamiento de los "Sistemas de Discontinuidad" entre el Antiguo Testamento y el Nuevo.

“… Pregunte a un teólogo del pacto esbozar la esencia de su sistema y siempre comenzará con una discusión sobre el pacto de obras, el pacto de la gracia, y el pacto de la redención. Pero, por supuesto, todos estos se relacionan con la soteriología; y cuando hacen las categorías básicas para la comprensión de la Escritura, es obvio por qué los sistemas del pacto por lo general hacen hincapié en la soteriología a excluyendo otras cuestiones.”

En resumen, no hay una eliminación de las gafas del Pacto de Gracia de las narices de los teólogos del Pacto. Ellos creen que es el gran tema unificador del Antiguo y Nuevo Testamento, así como la gran rejilla de interpretación de la Escritura. Es un magnífico esquema que facilita el propósito de Dios al revelarse a Su pueblo. Como Gerhaardus Vos, en una de sus mejores piezas de escritos, podría decir:

“…el principio rector del pacto… no es más que el ojo abierto y la clara visión del creyente reformada para el plan glorioso de la gracia de Dios, lo que despierta en él una conciencia del pacto y lo mantiene con vida, y lo que hace que él esté tan familiarizado con esta idea bíblica y hace de esta línea de pensamiento tan natural para él. ¿Cómo podría recibir y reflejar la gloria de su Dios, si él no fuera capaz de mantenerse en el círculo de luz, donde los rayos penetran a él desde todos los lados? Estar en ese círculo significa ser una parte en el pacto, para vivir de una conciencia del pacto y beber de la plenitud del pacto.”.

Para la mente de Vos, la “conciencia del pacto” determina el enfoque a la Escritura que él toma. Este paradigma afecta inevitablemente su pre-comprensión hermenéutica. Otra amilenialista, Anthony Hoekema, escribe en una línea similar: “los Amilenialistas no creen que la historia sagrada sea dividida en una serie de dispensaciones distintas y dispares, sino en un solo pacto de gracia que atraviesa toda esa historia. Este pacto de gracia se encuentra todavía en vigor hoy y culminará en la morada eterna junto a Dios y su pueblo redimido en la nueva tierra.”

3. Las Opciones Escatológicas Disponibles Para la Teología del Pacto

De lo que acabamos de ver, es obvio que cualquier sistema de escatología que será aceptable para un teólogo del pacto debe colocar el pacto de gracia en el comienzo mismo de su interpretación profética para que pueda dictar la hermenéutica desde el principio. Esto significa que las opciones serán limitadas por la idea de pacto dominante. También significa que el Dispensacionalismo, con su énfasis en las distintas administraciones distinguibles durante todo el curso de la historia de la revelación, es completamente inaceptable. Esto es especialmente cierto ya que el dispensacionalismo rechaza la idea reformada estándar relativa al pacto de la gracia. Lo que es más, la idea del pacto en el pensamiento reformado hace que sea esencial para una hermenéutica gramático-histórico a ser suplantada en aquellas ocasiones en que la unidad de ese pacto global se ve amenazada por una simple lectura del pasaje en cuestión. Este estudio reducirá su ámbito de aplicación a los distintivos milenarios que, más que cualquier otra cosa, definen la escatología de la teología del pacto.

Dicho esto, las opciones milenarias disponibles para aquellos que filtran su interpretación de la Biblia a través del Pacto de Gracia son, Amilenialismo; Posmilenialismo; y, lo que se refiere a veces como Pacto Premilenialismo (o histórico) del Pacto. Estas opciones serán ahora revisadas a continuación.

Opción uno: Amilenialismo

El Amilenialismo es el punto de vista escatológico que, entre otras cosas, insiste en que no habrá mil años literales del reino Mesiánico sobre la tierra. Louis Berkhof admitió que el punto de vista Amilenial era “como su nombre lo indica, puramente negativo.” Los Amilenialistas creen que las promesas hechas a Israel en el Antiguo Testamento se cumplen espiritualmente por la Iglesia del Nuevo Testamento. La mayoría ponen un fuerte énfasis en negar la literalidad de Apocalipsis Veinte, especialmente los primeros seis versículos. Para ellos la referencia de seis veces repetidas “mil años” no son mil años, sino un largo periodo de tiempo que va desde la primera venida de Cristo hasta su futura segunda venida. De este modo, el Milenio se inauguró cuando Cristo vino. Hacen hincapié en el significado simbólico de muchos (pero no todos) de los números en el libro de Apocalipsis, el empleo de una numerología aparentemente arbitraria para asegurar sus interpretaciones. Este es el caso incluso cuando los pasajes en consideración no son ni poéticos ni apocalípticos en género (por ejemplo, Ezequiel 40-48).

Como Teólogos del Pacto, los amilenialistas interpretan las Escrituras bajo la rúbrica del Pacto de Gracia – un pacto que no aparece en ninguna parte entre las tapas de la Biblia. Esto significa que el amilenialismo tiene que emplear dos métodos de interpretación. El método literal y el figurado, o, método espiritualización. Este último método de interpretación de la Escritura se utiliza en la reorientación de las porciones proféticas que, si se les permite hablar, literalmente, derrocan la idea de una Iglesia en ambos Testamentos, (aunque muchas veces los profecías concernientes a la primera venida de Cristo se les asigna un significado literal).

Existen básicamente dos formas de amilenialismo: la perspectiva agustiniana, y la perspectiva “Warfieldiana.” El Amilenialismo Agustiniano enseña que el período de mil años mencionados en Apocalipsis Veinte es figurativo y representa la era del Nuevo Testamento desde la crucifixión y la resurrección de Jesucristo, a través del último juicio y la creación de los nuevos cielos y la nueva tierra. El milenio es, entonces, lo que los dispensacionalistas llaman la era de la Iglesia, sobre la tierra. Cristo reina ahora en un trono de David espiritualizado, sobre un Israel espiritual, durante un milenio espiritualizado. Los santos en la tierra también están actualmente reinando espiritualmente con Cristo.

El segundo punto de vista, lo que hemos llamado la perspectiva “Warfieldiana,” afirma todo lo que se ha dicho anteriormente, salvo por la identidad de las personas que participan de la primera resurrección y el milenio. Este punto de vista fue enseñado antes por el erudito alemán Klieforth, quien, en 1874, postula que los santos mártires ahora en el cielo, están reinando en el milenio espiritual. BB Warfield popularizó este punto de vista en los Estados Unidos. Él creía que la primera resurrección representó “la descripción simbólica de lo que ha acontecido a aquellos que mientras muerto aún viven en el Señor.” Ellos estaban en el “estado intermedio” de los que fueron “salvados, en principio, si no en buen término completo.” Todos los amilenialistas postulan una resurrección espiritual en Apocalipsis 20: 4, pero una resurrección física en Apocalipsis 20: 5-6.

Opción dos: Postmilenialismo

El Posmilenialismo era la creencia predominante tanto entre los puritanos y los teólogos de Princeton. Enseña que la Iglesia introduce el Reino a través de la predicación del Evangelio para cumplir la Gran Comisión de Mateo 28: 18-20. Citan pasajes como el Salmo 47; 72:1-11; 97:5; Zacarías 9:10; y Mateo 13: 31-33, en apoyo a su idea de que el mundo va a ser evangelizado con éxito. Después del milenio generado por la Iglesia (un período de tiempo espiritualizado que posiblemente podría durar muchos miles de años), en el que el mundo se “cristianizado,” Jesucristo (quien ha estado reinando de forma invisible en el cielo), volverá. La perspectiva bien podría ser caracterizada como “utopismo cristiano.” A los Posmillenialistas les gusta hablar de la “Iglesia-militante,” una frase que significa para ellos que la Iglesia va a convertir al mundo, o al menos someterla bajo la influencia cristiana. Creyendo esto como lo hacen, los posmilenialistas les gusta señalar que su escatología es optimista. Como un ejemplo de optimismo posmilenial reproducimos las palabras de J. Marcellus Kik:

“No tenemos que esperar al llamado milenio futuro. Lo que sí queremos es la paz entre las naciones y menos maldad. Pero esto se promete si vamos adelante triunfando y triunfando en nombre de Cristo. No seamos ciegos a lo que ya se ha logrado y así robar al Dios de la gloria. La ausencia de mayores victorias es debido a nuestra falta de fe, y no a causa de la ausencia de las bendiciones del milenio.

Además de una concepción demasiado materialista de las bendiciones del milenio otra dificultad es que no hemos prestado suficiente atención a las parábolas de nuestro Señor, que indican que las bendiciones milenarias impregnarán la tierra poco a poco … Tanto el amil y premil están en error cuando sostienen que las bendiciones milenaria predichas en el Antiguo Testamento deben surgir de un acto catastrófico en la segunda venida de Cristo. Esa no es la enseñanza de la Biblia. Tanto en el Antiguo Testamento y en el Nuevo se enseña que las bendiciones del Reino vendrían mediante un casi imperceptible y gradual crecimiento.”

Esta cita revela el mecanismo de conducción detrás del optimismo posmilenialista. Las bendiciones maravillosas del milenio ya se han dado a la Iglesia. La única dificultad está en la realización de esas bendiciones de la Iglesia. Si tan sólo los cristianos a la altura de su elevado llamando al mundo y sus instituciones se afirmaran para Cristo! ¿No es de extrañar que a menudo menosprecien la perspectiva “pesimista” de los últimos tiempos defendidas por los premilenialistas?

Es interesante observar cómo el posmilenialismo como una creencia se eleva y disminuye en función de las actitudes de los tiempos. Si la edad es progresiva y optimista, si no ha habido guerras por un tiempo, los posmilenialistas apuntan al hecho de que el mundo está cada vez mejor. Así que a menudo aumentan o disminuyen en número de acuerdo a la deriva de los acontecimientos actuales. Se ha observado que esta escatología floreció a finales del XVIII y principios a finales de los siglos XIX, impulsado por los avances en la ciencia, avivamientos, y el crecimiento de las misiones. Después de la Segunda Guerra Mundial, no había casi ningún posmilenialista, salvo por los teólogos liberales que creían que el hombre es bueno por naturaleza, y mejor cada vez más y más. Pero en los últimos treinta años, un movimiento ha crecido en Estados Unidos, que es estridentemente posmilenial. Este es el movimiento conocido como Teología del Dominio, o, Reconstruccionismo. Este es el nombre que recibe el movimiento dentro de la Teología Reformada que trata de reconstruir la sociedad para adaptarse a su plantilla de la ley y la ética cristiana. Su gran texto fundamental es Mateo 5:17-19, a pesar de que se esfuerzan por traducir plerosai como “confirmar” en lugar de “cumplir,” una interpretación que es exegéticamente sospechosa por no decir más.

El fundador no oficial de este movimiento es el finado Rousas J. Rushdoony, pero muchas de las premisas básicas del Reconstruccionismo se pueden ver en las obras del reformador suizo Pierre Viret, así como entre algunos de los puritanos presbiterianos. Es cierto que el reciente aumento de interés en el posmilenialismo se debe en gran parte a este movimiento. Los Reconstruccionistas creen que el “mandato teonómico” exige una visión optimista de la subyugación de los kosmos por el Evangelio antes de la Segunda Venida.

Opción tres: Premilenialismo Histórico

El Premilenialismo histórico (también llamado Premilenialismo del Pacto) tiene una larga historia en la Iglesia Cristiana. Básicamente, va de la mano con el amilenialismo y el posmilenialismo en la celebración de dos métodos de interpretación, pero si ve un reinado de mil años de Cristo en Apocalipsis Veinte. Aunque no todos los premilenialistas históricos creen que los mil años es literal (por ejemplo, George Eldon Ladd), en su mayor parte, lo creen. Muchos premilenialistas tempranos vieron una correlación entre los seis días de la creación, con su reposo del séptimo día, y una historia de seis mil años del mundo seguidos por mil años "reposo". El Premilenialismo Histórico, debido a que acepta la teología del pacto, no ve distintas administraciones (dispensaciones) en la historia de la revelación. Una diferencia clave entre el Premilenialismo del Pacto y el Dispensacionalismo es el hecho de que los dispensacionalistas sostienen una distinción entre la Iglesia e Israel, mientras que los Premilenialistas del Pacto desdibujan esta distinción, en la creencia de que sólo Israel tiene un futuro en el plan de Dios, pero no como la nación cabeza entre las naciones del mundo en el reino mesiánico. Todos premillenialistas históricos son post-tribulacionistas.

4. Escatologías Inductivas Versus Deductivas

Hemos tratado de mostrar que el teólogo del pacto está implacablemente dedicado a una visión del pacto de la gracia que le impide examinar una escatología que no se inclina bajo su autoridad rector. El Premilenialismo Dispensacional no es sólo una opción. Las anteojeras están y están contentos en mantenerlos puestas. Por esta razón, los dispensacionalistas tienen que tener cuidado con las críticas a su sistema de los teólogos del pacto. Esto no es sonar superior; debemos apreciar la buena y sana crítica, y hay pocos mejor que estos hermanos. Pero es el caso que cualquier crítica a partir de ese cuadrante, inevitablemente, presuponen el único pacto de la gracia, y que va a formar la base para sus censuras. Aquí, por ejemplo, está John Gerstner, en pleno florecer, protestando del dispensacionalistas sobre esto mismo:

“¿No expone la Escritura la idea de que Dios dio a su Hijo para que muriera como sacrificio por nuestros pecados y que, cuando aceptamos ese sacrificio, somos salvos por la gracia? Cuando el dispensacionalista dice que no hay camino de salvación en cualquier dispensación, excepto el camino de la sangre de Jesucristo, ¿no está afirmando el "pacto de gracia de todos los tiempos”? ¿No está en ella mostrando que el pacto de la gracia, no sólo no es insostenible, pero es absolutamente indispensable? En otras palabras, el dispensacionalista, ¿tiene alguna objeción al pacto de la gracia, excepto la ausencia de la propia expresión misma?”

Podemos responder a lo anterior al responder, "sí", "no", "no", y, "sí." El problema de Gertsner es que para él, el pacto de la gracia es tan global que borra el texto de la Escritura . El sacrificio de Cristo fue sobre la base del Nuevo Pacto (1 Corintios 11:25). ¡Simplemente no hay tal cosa como “el pacto de la gracia!” Todos los tratos de Dios con los pecadores son por la gracia, pero no tiene por qué ser y no es ningún pacto de gracia.

5. Conclusión

En este ensayo hemos tratado de demostrar que la escatología de la Teología del Pacto está proscrita por los parámetros del pacto de gracia. Si bien reconocemos que este pacto no es la único que los Teólogos del Pacto hablan, sin embargo, es el pacto que ellos ven como gobernante sobre todos los demás, ahora que el pacto de obras se ha roto (Génesis 3). Creemos que las estipulaciones externas de este pacto teológico, pero extra-bíblico, actúan como un lente defectuoso que distorsiona la exégesis correcta de los pasajes proféticos del Antiguo y Nuevo Testamento. El Premilenialismo Dispensacional, con su responsabilidad en un sola hermenéutica sentido-normal, normativa, gramatical-histórica, puede tratar mucho más honestamente con estas porciones de la Biblia, lo que les permite hablar esperanza a los santos de Dios, ya sean cristianos o ciudadanos del próximo reino de Israel.

Por Paul Martin Henebury

Soli Deo Gloria



martes, 18 de octubre de 2016

El Purgatorio es Antibiblico

Los católicos que creen que un fuego purificador purgará sus pecados son víctimas engañadas de una fabricación mortal. La invención de un lugar para la purificación de los pecados llamado Purgatorio es una de las atracciones más seductoras de la religión católica este es un engaño brillante. “El Purgatorio es lo que hace que todo el sistema funcione. Elimine el Purgatorio y será muy difícil vender el ser un católico. El Purgatorio es la red de seguridad, cuando usted muere, usted no va al infierno. Usted va [al purgatorio] y pone las cosas en orden y, finalmente, llega al cielo, si ha sido un buen católico. En el sistema católico nunca se puede saber si se va al cielo. Solamente usted debe seguir intentando y tratando… en un largo viaje hacia la perfección. Bueno, es bastante desalentador. Las personas en este sistema son asoladas por la culpabilidad, el miedo y no tienen conocimiento de a dónde van a ir si entran o no al Reino. Si no hay purgatorio, no hay red de seguridad para capturarme y darme alguna oportunidad de entrar en el cielo. Es una segunda oportunidad, es otra oportunidad después de la muerte” (tomado de “El Papa y el Papado”).

El Origen del Purgatorio

No hubo mención del Purgatorio durante los dos primeros siglos de la iglesia. Sin embargo, cuando el emperador romano Teodosio (379-395) decretó que el cristianismo debía ser la religión oficial del imperio, miles de paganos inundaron en la Iglesia junto con sus creencias paganas y tradiciones. Una de las antiguas creencias paganas era un lugar de purificación hacia donde las almas iban para satisfacción de sus pecados.

El concepto se convirtió en mucho más generalizado en torno a 600 dC, debido al fanatismo del Papa Gregorio Magno. Desarrolló la doctrina a través de visiones y revelaciones de un fuego Purgatorio. Según la Enciclopedia Católica (CE), dice el Papa Gregorio que los católicos “expían sus culpas por las llamas del purgatorio”, y “el dolor [es] más intolerable que cualquiera pueda sufrir en esta vida.” Siglos más tarde, en el Concilio de Florencia (1431), se pronunció un dogma infalible. Más tarde fue reafirmado por el Concilio de Trento (1564). El dogma se basa en gran medida de la tradición católica, de escritos extra-bíblicos y de la historia oral. “Así que esta creencia era tan profunda y arraigada en nuestra humanidad común que fue aceptada por los Judíos, y en al menos una manera sombría por los paganos, mucho antes de la llegada del cristianismo” (CE). Parece incomprensible que Roma admita la utilización de una tradición pagana para la defensa de uno de sus más preciadas doctrinas “cristianas”.

El Engaño del Purgatorio

El Purgatorio proviene de la palabra latina “purgare”, que significa hacer limpio o purificar. La Enciclopedia Católica define el purgatorio como “un lugar o condición de castigo temporal para aquellos que, partiendo de esta vida en la gracia de Dios, no son totalmente libres de las fallas veniales, o no han pagado la totalidad de la satisfacción debido a sus transgresiones.” Deben ser purificados de estos pecados “veniales” antes de que puedan ser admitidos en el cielo. Aquí vemos al catolicismo perpetuar la mentira seductora de Satanás al declarar “no moriréis” cuando se cometen pecados veniales (Gén. 3:4). El Concilio de Trento se atreve a declarar que “Dios no siempre remite todo el castigo debido al pecado, junto con la culpa. Dios requiere satisfacción y castigará el pecado… El pecador, al no hacer penitencia en esta vida, puede ser castigado en otro mundo, y así no ser echado eternamente de Dios.” (Sesión 15, Can. XI). Los Obispos Católicos tuvieron la audacia de declarar que el sufrimiento y la muerte del hombre perfecto de Dios y del hombre perfecto sustituto no era suficiente para satisfacer la justicia divina por el pecado.

La Motivación para el Purgatorio

A lo largo de los siglos miles de millones de dólares han sido pagados a los sacerdotes católicos para obtener alivio de los sufrimientos imaginarios en el fuego del purgatorio. El clero católico ha enseñado siempre que el período de sufrimiento en el Purgatorio podrá reducirse mediante la compra de indulgencias y novenas, la compra y el suministro de tarjetas de Misas y proporcionando regalos de dinero. Cuando un católico muere, el dinero se extrae del luto de los seres queridos para acortar el castigo del fallecido en el Purgatorio. Cuando mi estimado anciano padre murió como un devoto católico de 79 años, fui sorprendido por los cientos de tarjetas de misas compradas para él por bien intencionados amigos. Hemos escuchado de otros católicos que han heredado la totalidad de sus propiedades a su religión para que puedan ofrecerse misas perpetuas por ellos después de su muerte. No es de extrañar que la religión católica se haya convertido en la institución más rica del mundo. La compra y venta de la gracia de Dios ha sido un negocio muy lucrativo para el Vaticano.

Otra motivación para Roma de fabricar la herética doctrina del Purgatorio es su poderoso efecto sobre el control de las personas. En última instancia, la esclavitud y la subyugación de las personas es el objetivo de cada religión falsa, y el Purgatorio hace exactamente eso. El concepto de una prisión aterradora con un fuego purificador, regida por los dirigentes religiosos, es la invención más brillante. Mantiene a las personas en cautiverio, no sólo en esta vida, sino también en la vida venidera. El clero católico no dice cuántos años tiene que sufrir la gente por sus pecados o cuántas misas se deben comprar antes de que puedan ser liberados de las llamas. ¡Este terrible temor e incertidumbre es la más despiadada forma de esclavitud y engaño religioso!

Apoyo Bíblico para el Purgatorio

¡No hay absolutamente ninguno! De hecho, ni la palabra ni el concepto de un fuego purificador de pecado se encuentra en la Escritura. El Vaticano fue confrontado con esto en el siglo 16 cuando los reformadores protestaron su práctica de compra y venta de la gracia de Dios por medio de indulgencias. Arrinconado, el Concilio de Trento añadió libros apócrifos a su canon de las Escrituras. Roma declara ahora que hay apoyo bíblico para el purgatorio en el libro apócrifo de Segundo de Macabeos. El Concilio hace caso omiso del hecho de que los judíos escribas nunca reconocieron los libros apócrifos como inspirados o parte de las Escrituras Hebreas. Nunca se incluyeron debido a muchos de sus errores históricos, teológicos y geográficos. Dado que Dios no es el autor del error, que, evidentemente, El no inspiró a los escritores de los Apócrifos. Esta es la razón por la que la Apócrifos nunca fue incluyeron en el original del canon de 66 libros.

Los versículos apócrifos que Roma usa para defender su doctrina del Purgatorio se refieren a los soldados judíos que murieron llevando amuletos paganos alrededor de sus cuellos. Judas Macabeos “Y después de haber recolectado entre sus hombres unas dos mil dracmas, las envió a Jerusalén para que se ofreciera un sacrificio por el pecado. Él realizó este hermoso y noble gesto con el pensamiento puesto en la resurrección, porque si no hubiera esperado que los caídos en la batalla iban a resucitar, habría sido inútil y superfluo orar por los difuntos. Además, él tenía presente la magnífica recompensa que está reservada a los que mueren piadosamente, y este es un pensamiento santo y piadoso. Por eso, mandó ofrecer el sacrificio de expiación por los muertos, para que fueran librados de sus pecados.” (2 Macabeos 12:43 — 45). Roma argumenta que, puesto que Judas Macabeo oró por los muertos, debe haber esperanza para aquellos que mueren en pecado. Esto, por supuesto, va directamente en contra de la Palabra de Dios que declara, “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). El intento de Roma de dar crédito a este Purgatorio utilizando la práctica impía de los judíos, que tenían una historia de desobediencia a Dios, es patético.

En otro intento de buscar apoyo para el Purgatorio, muchos católicos señalan a este versículo: “Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (1 Cor. 3:15 ). Evidentemente, el contexto de este versículo es la prueba de la obra de un hombre por el fuego. Las obras que sobreviven son las que hizo para la gloria de Cristo y se llaman de oro, plata y piedras preciosas (Efesios 2:10). Todas las demás obras superfluas se queman en el fuego y se llama madera, heno y hojarasca. No son los pecados del hombre los que se están purgando, son la sobras falsas del hombre que están siendo quemadas y destruidas.

La Reprensión Bíblica del Purgatorio

La Palabra de Dios no deja absolutamente ninguna posibilidad de que el pecado deba ser purgado por ninguna otra cosa más que por la sangre de Jesucristo. El amado apóstol Juan escribió estas palabras con claridad irrefutable. Él escribió, “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” y “toda maldad” (1 Juan 1:7, 9). Juan no dice “algunos” pecados o la “mayoría” de los pecados, sino ¡todo pecado! Esta buena reprensión de la necesidad de un fuego purificador de pecados. La Palabra de Dios también declara, “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22). Cuando Jesús “habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:3). Aquellos que desean tener sus pecados purificados necesitan confiar en una persona, no en un lugar. ¡La sangre de Cristo es el único agente de limpieza para el pecado! Aquellos que vienen a la cruz de Cristo deben venir con las manos vacías de la fe, no trayendo nada más que sus pecados.

Cada creyente comprado pro sangre es presentado al instante con su Redentor en el momento de la muerte. Estar “ausentes del cuerpo” es “habitar con el Señor” (2 Cor. 5:6-8). Esta buena noticia fue confirmada por el Señor Jesús con la promesa que le dio al ladrón arrepentido en el Calvario. Él le dijo: "En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). Este habitual pecador no necesitó un fuego para purgar sus pecados.

Los católicos que creen en el Purgatorio necesitan que se les pregunte: “¿Quién está a cargo de liberar las almas del fuego del purgatorio?” No puede ser Dios, debido a Su promesa a los creyentes. “y nunca más me acordaré de sus pecados e iniquidades” (Hebreos 10:17). Después de la conversión, Dios ya no cuenta los pecados en contra de sus hijos (2 Cor. 5:19).

El Purgatorio es una parodia sobre la justicia de Dios y una fabricación vergonzosa que priva a Cristo Jesús de su gloria y honor. Sólo él satisfizo la justicia divina, de una vez por todas, por el sacrificio perfecto y terminado de Sí mismo. El engaño mortal del Purgatorio ciega a católicos del glorioso Evangelio de la gracia. Es una de las muchas mentiras de Satanás que mantienen cautivos de conocer y confiar en la suficiencia de Jesucristo. Es Cristo solamente quien nos presenta “sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría” (Judas 24).
Por Mike Gendron

Soli Deo Gloria



lunes, 17 de octubre de 2016

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¿Existen Apostoles?

APOSTOLES

“Y El dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros,  a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;  para que ya no seamos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error;  sino que hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo” (Efesios 4:11-15) .

Podemos ver que este texto nos habla de diferentes tipos de líderes que la iglesia tendría para su construcción. Sin embargo, no nos  establece los criterios para ejercer estos diferentes tipos de liderazgo, como tampoco clarifica si todos serían permanentes. Lo que hace es mencionar los líderes constituidos en un momento dado por Cristo, para que la edificación de la Iglesia pudiera tener lugar. Para obtener información acerca de los requisitos para llegar a ser cualquiera de estos líderes, tendríamos que auxiliarnos de otros textos bíblicos.

En el caso particular de los apóstoles, entendemos que el ministerio del apostolado ya cesó en vista de que Efesios 2:20-21 dice lo siguiente: “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor”.

La piedra angular era la primera piedra que se colocaba al comenzar a construir un edificio; a partir de esa piedra se colocaba el resto de la zapata y luego el resto del edificio.

El texto que acabamos de citar establece a Cristo como esa piedra angular o primera piedra, y a los apóstoles y profetas como el fundamento o zapata sobre el cual se construiría el resto de la edificación. Todo el que está familiarizado con la construcción sabe que la zapata o fundamento de un edificio se echa una sola vez, y luego se construye encima de lo ya echado. De ahí que Efesios 2:20 comience diciendo “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas”. Estos dos textos de Efesios que hemos citado, 4:11-15 y 2:20-21, no están en contradicción, sino que nos hablan de un edificio que es la iglesia, y de cómo sería construida esta iglesia.

¿Que nos enseña la palabra de Dios sobre esto? La Biblia es clara y en resumen podemos decir que ni el ministerio Apostólico, ni el ministerio Profético están vigentes desde que concluyo la iglesia primitiva hasta hoy.  Hay cuatro razones bíblicas que me convencieron y espero que a usted también, que estos ministerios no están en acción, quiero describirlas de la siguiente manera:

Primera razón es que en Efesios 2:20-21 se nos enseña que nuestra edificación era sobre el fundamento de los apóstoles y profetas.

En el caso particular de los apóstoles, entendemos que el ministerio del apostolado ya cesó en vista de que Efesios 2:20-21 dice lo siguiente: “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor”.

La piedra angular era la primera piedra que se colocaba al comenzar a construir un edificio; a partir de esa piedra se colocaba el resto de la zapata y luego el resto del edificio.

El texto que acabamos de citar establece a Cristo como esa piedra angular o primera piedra, y a los apóstoles y profetas como el fundamento o zapata sobre el cual se construiría el resto de la edificación. Todo el que está familiarizado con la construcción sabe que la zapata o fundamento de un edificio se echa una sola vez, y luego se construye encima de lo ya echado. De ahí que Efesios 2:20 comience diciendo “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas…”. Estos dos textos de Efesios que hemos citado, 4:11-15 y 2:20-21, no están en contradicción, sino que nos hablan de un edificio que es la iglesia, y de cómo sería construida esta iglesia.

Esto es claro, la iglesia debe crecer sobre el fundamento de los Apóstoles y Profetas, y este fundamento sabemos que está apoyado o completamente descansado sobre la piedra del Angulo que es nuestro señor Jesucristo. Por lo anterior este fundamento no se puede volver a poner ni ampliar, él fue puesto en la iglesia primitiva para siempre.

Segunda Razón en 1 de corintios 15:7 al 8 Pablo se proclama el último de los apóstoles de todos.

“Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”.

Es claro que Pablo se proclama Apóstol, pero al hacerlo toma una palabra que nos da luz sobre quién sería el último Apóstol, la palabra es “el ultimo de todos” no está diciendo el último de la iglesia primitiva, está concluyendo que era el último en la faz de la tierra para siempre.

Tercera Razón todo apóstol debe aprender directamente del Señor el evangelio, Pablo que fue el último lo dice en Gálatas 1:11-12

“Más os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres. Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días”.

Es claro que Pablo siendo el último también fue enseñado de primera mano por parte del señor Jesucristo, él estuvo en Arabia donde recibió toda la enseñanza no por parte de hombre sino de parte del Señor. Si hubiera apóstoles en nuestros días estos tendrían que pasar por la experiencia de aprender tres años el evangelio directamente del señor.

Cuarta Razón es que Pablo escribe a Timoteo y a Tito para darles instrucciones sobre los diáconos y los ancianos,  no se menciona en estas cartas pastorales que se debe establecer Apóstoles o Profetas, la edificación de la iglesia debía ser fundamentada en Cristo como la piedra angular, los Apóstoles y Profetas como la plataforma o fundamento, esto indica que después de la iglesia primitiva la cristiandad tendría la palabra y el espíritu santo como todos sabemos para llevar acabo la expansión del reino, entonces en la parte organizativa debía haber dos personaje que la Biblia describe muy claramente, los cuales son los Ancianos y los diáconos, los primeros serían los líderes de las congregaciones y los segundo la ayuda de los primeros, la función de los dos seria Pastorear, Enseñar y Evangelizar. Hoy llamamos al anciano de una congregación como Pastor, tal vez por cultura o porque es parte de sus funciones, pero como dije anteriormente Dios no estableció para la iglesia de nuestros tiempos ni Apóstoles, Ni profetas.
Soli Deo Gloria



jueves, 13 de octubre de 2016

Introducción al Dispensacionalismo

El Dispensacionalismo es un método de interpretación de la Biblia muy popular dentro de la Iglesia Evangélica Moderna. Si eres Cristiano Evangélico es muy probable que puedas haber oído hablar del Dispensacionalismo. Si eres "Dispensacionalista", quizás te sorprenda saber que tal interpretación de la Biblia no es aceptada por muchos de los más grandes teólogos Cristianos, especialmente porque esta doctrina vio la luz en el año 1830.  Nos resulta sorprendente que el  pueblo de Dios viviera en oscuridad, hasta que una mujer tuvo una visión y a partir de ahí se desarrolló esta inverosimil doctrina.

El sistema de interpretación bíblica conocido como "dispensacionalismo" ha sido materia de mucha controversia y especulación por parte de los teólogos.

El origen de esta escatología dispensacionalista se remonta a una supuesta "revelación" recibida por la joven escocesa Margaret McDonald en Abril de 1830 en port Glasgow, Escocia. Según ella, se le reveló que “la Segunda Venida de Cristo sería en dos fases o etapas. En la primera fase, Jesús vendría secretamente o invisiblemente al mundo para llevarse a su iglesia al cielo ("Rapto Secreto" y "Desapariciones Misteriosas"), con el propósito de que ella no sufra la Gran Tribulación que provocará el anticristo final. En la Segunda fase de su Segunda Venida, Cristo supuestamente vendrá personalmente y visiblemente con su iglesia, exactamente siete años despues.

El dispensacionalismo hace una distinción entre la iglesia y los israelitas. Sostiene que hay “dos esperanzas y dos tratos diferentes de Dios hacia ambas clases o grupos. Para la iglesia, la vocación es celestial, pero para Israel es terrenal y monárquica, centrada en Jerusalén como su ciudad capital”.

La Biblia de Scofield
¿Quién fue Ciro Ingersold Scofield? Un abogado y político que fue convertido en 1879, a los 36 años de edad, después de llevar una vida muy desordenada. Tres años después, fue ordenado para el ministerio.

Scofield conoce a Juan Nelson Darby y se hace uno de sus más devotos seguidores. Aunque este hombre no tenía formación teológica, porque era abogado y político, se le ocurrió la ingeniosa idea de publicar una versión de la Biblia anotada con sus propios comentarios, los cuales muchos tomaron como “la” interpretación correcta de la Palabra de Dios,  porque era lo que leían en sus Biblias.   Si hubiera  publicado Scofield sus notas en un libro aparte, muy probablemente no hubiese tenido el impacto tan grande que tuvo esta Biblia anotada en el pueblo evangélico en general.
Philip Mauro, quien fuera en un tiempo defensor del dispensacionalismo, y que más tarde lo rechazara, nos dice en su libro "El Evangelio del Reino", páginas 8 y 9, lo siguiente: "...el sistema completo de la enseñanza dispensacional es modernista en el estricto sentido..."

Gerardo T. Allis en su libro "La Profecía y la iglesia", página 262 nos dice que el dispensacionalismo es un "peligro" y es "anti-Escriturario". Más recientemente, Daniel Fuller, en su libro "La Hermenéutica del Dispensacionalismo" página 386 opina: "El dispensacionalismo es interiormente inconsistente e incapaz de armonizarse con los datos bíblicos."

John Bowman atacando a la Biblia de Scofield y su enseñanza dispensacional, nos dice en su libro "La Biblia y las Religiones modernas", página 172, de este modo: "Este libro representa tal vez la más peligrosa herejía actualmente hallada dentro de los círculos cristianos." Además se aduce que Scofield no sabe distinguir desde el comienzo de su interpretación bíblica entre dispensación y era. Recordemos que Scofield sostiene que en la Biblia hay 7 dispensaciones: La inocencia, Conciencia, El Gobierno Humano, Promesa, La Ley, La Gracia, El Reino. Por otra parte Bowman sostiene que la palabra Griega que se traduce "Dispensación" nunca significa, ni significó, un período de tiempo como tal, como asume Scofield. Para Scofield la palabra Griega 'oikonomia' (dispensación) significa "un período de tiempo durante el cual el hombre es probado en relación a la obediencia a alguna revelación específica de la voluntad de Dios." No obstante, Scofield verdaderamente se equivoca cuando le da a la palabra 'oikonomia' el sentido de tiempo y no de mayordomía como sugiere la palabra Griega en cuestión. Recuérdese que la palabra Griega oikonomia significa o se define como mayordomía, administración, superintendencia, o la dirección de la propiedad de otros.

Muchos críticos sostienen que Scofield destruye la unidad de la Biblia. por ejemplo, Louis Berkhof en su famoso tomo sobre "Teología Sistemática", nos dice que "Esta teoría es también de tendencia divisiva, desmembrando el organismo de la Escritura con resultados desastrosos. Añadiré además, que para el dispensacionalismo lo sotereológico o el programa salvador de Dios no es el único programa sino uno de los medios que Dios está usando en el programa total de glorificarse a si mismo."
Lo extraño de todo esto es que los dispensacionalistas han convertido la Segunda Venida de Cristo en dos "venidas". Una: Invisiblemente o en secreto para "raptar" a su iglesia, y otra: visiblemente y acompañado por su iglesia previamente "raptada" siete años antes, para juzgar a los pecadores e inaugurar su reinado de mil años.

El dispensacionalismo sostiene que la iglesia no sufrirá la llamada Gran Tribulación futura del anticristo final. No obstante, creemos que cuando Jesús venga a este mundo por Segunda vez, este planeta estará sumido en el caos. Los eventos dados por nuestro Señor en Mateo 24 nos sirven de fundamento para sostener eso. Aun Pablo nos dice que la iglesia sufrirá tribulaciones (plural) antes del retorno de Cristo. La iglesia del Señor ha sufrido tribulaciones y seguirá sufriéndolas en los momentos previos al retorno de Cristo (Hechos 14:22).

Es interesante notar y recordar que Cristo vendrá DESPUÉS de la Gran Tribulación y no ANTES como sostienen los dispensacionalistas. En Mateo 24:29-30 leemos: "E inmediatamente DESPUÉS de aquellos días (de Gran Tribulación)...aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo...y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo." Jesús NUNCA dijo que su Segunda Venida sería exactamente como la proponen los dispensacionalistas. Su única Segunda Venida sería con sus ángeles (no con la iglesia) y visiblemente (ver Mateo 24:31; 16:27; Apocalipsis 1:7).

También resulta extraño que los dispensacionalistas afirmen que el trato de Dios con su iglesia es diferente a la de Israel. En realidad la iglesia de Dios está compuesta de Judíos y gentiles unidos en la fe de Jesús. ¿Acaso los apóstoles no eran israelitas?¿Acaso no es la iglesia el Israel de Dios?¿Acaso no son los fieles Judíos y Gentiles hijos de Abraham? (Ver Gálatas 3:7,16,28,29; Romanos 2:10,11; Efesios 2:11-14). La justicia retributiva de Dios no hace acepción de personas o de etnias. Pablo les escribe a los cristianos de Éfeso (gentiles conversos) y les dice que "Dios NOS HIZO ACEPTOS (Judíos y gentiles) en el Amado (Cristo)."(Efesios 1:6). Aquí vemos que Dios acepta por igual al Judío y al gentil en base a la fe en Jesús. En Efesios 2:6 Pablo les dice a los gentiles conversos de Éfeso ( y por extensión, a todos los creyentes del mundo) "que (Dios) nos hizo sentar en los 'lugares celestiales ‘con Cristo Jesús". Las razas no deciden nuestro destino para Dios, sólo la fe en el Señor (Deuteronomio 10:17).     La Versión Católica de José María Romá (Claretiano) del Nuevo Testamento (Novísima Versión del Original Griego) vierte los versículos 13 y 14 de Apocalipsis 7 y dice así: "Y tomó la palabra uno de los ancianos diciéndome: Estos que visten túnicas blancas, ¿Quiénes son y de dónde han venido? Yo le respondí: Señor mío, tú lo sabes. Y me dijo él: Son los que van llegando de la grande tribulación; y lavaron sus túnicas y las emblanquecieron en la sangre del Cordero." Nótese que no dice que 'van escapando de la gran tribulación' sino más bien que "van llegando de la grande tribulación". Es notorio que la iglesia no estará en el mejor de los mundos poco antes de la Segunda Venida de Cristo, pues tendrá que pasar por grandes pruebas y tribulaciones. De igual forma lo vierte la Versión de Las Américas. La Versión Valera (1960) vierte el texto así: "Estos son los que han salido de la gran tribulación." Y finalmente, la Versión Católica del R.P. Serafín de Ausejo (Profesor de Sagrada Escritura) vierte el texto en cuestión con más claridad: "Estos son los que han venido de una tribulación grande...". Es claro que los dispensacionalistas están dando a sus seguidores una falsa seguridad de escape de las pruebas divinas. ¡La iglesia del Señor tendrá que ser probada!" (Lucas 22:8,29; Romanos 5:3; 1 Pedro 1:5-7; 2 Tesalonisenses 1:4-7).

Estamos viendo que el dispensacionalismo es un peligro para la fe cristiana original. Por eso, cuando el famoso erudito bíblico F.F Bruce se le preguntó si "hay algún soporte bíblico para la idea de un arrebatamiento secreto de la iglesia", él respondió: "Quizá lo haya, pero aún no lo he encontrado."

Dave Mc Pherson en "El Increíble Encubrimiento, la Verdadera Historia del Rapto Pre Tribulacional", página 96, dice: "Los partidarios del punto de vista pre-tribulacional no pueden nombrar ni siquiera a una sola persona que, desde los tiempos de Jesucristo hasta el año 1830, hubiese enseñado tal doctrina." Es claro, entonces, que la enseñanza dispensacional es relativamente reciente, y fue sólo por intermedio de la Biblia de Scofield y el Moody Bible institute de Chicago que este sistema de interpretación bíblica llegó a extenderse y generalizarse en ciertos sectores del ala fundamentalista del llamado protestantismo.

Los cristianos primitivos siempre estuvieron a la espera de la REVELACIÓN de nuestro Señor Jesucristo. Por ejemplo, el Apóstol Pablo les escribe a los creyentes de Corinto y les dice: "...esperando la manifestación (Gr. Apokalupsis: Revelación) de nuestro Señor Jesucristo." ( 1 Corintios 1:7). En cambio, los dispensacionalistas están esperando, no el Apocalipsis de nuestro Señor, sino "el Rapto Secreto" siete años antes de dicho acontecimiento. Esta es otra sustancial diferencia entre la fe de los primeros cristianos y los modernistas dispensacionalistas.

Los dispensacionalistas caen en el gravísimo error de sostener que el llamado "Sermón del Monte" no se aplica a la iglesia sino a los judíos. Sostienen, además, que Mateo escribió su Evangelio pensando en los judíos y no en la iglesia. Pero pregunto: ¿Acaso el cristiano no está llamado a ser "manso", "sediento de justicia", "misericordioso", "de limpio corazón", "pacificador", "luz del mundo", etc?
IBRPG
Soli Deo Gloria