martes, 19 de septiembre de 2017

¡He aquí, vengo pronto!

Apocalipsis 22: 7 "He aquí, yo vengo pronto." 

Apocalipsis 22:12 "Y he aquí, vengo pronto." Pero aquí tenemos las últimas palabras de él "que viven, y estaban muertos; y he aquí que está vivo para siempre "(Apocalipsis 1: 18). El que tiene las llaves de la muerte y el infierno. Si alguna vez hubo palabras a las cuales deberíamos prestar nuestra atención completa, indivisa y más seria, es a estas palabras de "Jesucristo, el testigo fiel, y el primogénito de los muertos, y el príncipe de los reyes de los tierra "(Apocalipsis 1: 5). ¿Cuánto más debemos prestar atención al Rey de reyes y Señor de señores cuando Él no habla una sola vez ni dos veces pero tres veces, su última palabra a la iglesia y al mundo fue. "He aquí ciertamente, vengo pronto."

Estas palabras son casi las últimas palabras del último libro inspirado e infalible de las Escrituras de Dios.

Yo vengo pronto. "Los burladores se burlarán, de ese día está fijado y designado en la corte del cielo cuando el Padre diga: "HECHO!", Pero cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con El, entonces se sentará en el trono de su gloria; y serán reunidas delante de El todas las naciones; y separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. (Mateo 25: 31-32). Entonces todas las almas de los redimidos que murieron en el Señor y todos los ángeles lo seguirán mientras regresa una vez más a la tierra, esta vez en la plena gloria y esplendor que es suyo como el Hijo de Dios. Y esto hará como dijo: " 
He aquívengo pronto."

Si una persona nos diera su palabra directamente diciendo que viene y que viene rápidamente, nos prepararíamos de inmediato y completamente para su llegada. Y entonces, ¿qué tan cuidadoso y ansioso seríamos para vigilar, mirando constantemente hacia fuera y buscando el momento en que aparecería a nuestra puerta?. Oh, pero tristemente, el Rey de la gloria les ha enviado a decirles a todos que Él viene y rápidamente, sin embargo, cuán pocos han escuchado su anuncio, cuán pocos se están preparando, cuán pocos están esperando ansiosamente, esperando el momento, Él viene rápidamente.

La mayor parte de la humanidad se vive como si el Señor nunca hubiera pronunciado estas palabras una sola vez, olvidando por completo que las había dicho tres veces más. Y muchos de entre esa vasta multitud... ¿eres uno de esos?  Muchos entre la inmensa multitud de los descuidados han ido más allá de mera negligencia y se han burlado de esta promesa. Son como los que en los días del Apóstol Pedro dijo: "¿Dónde está la promesa de su venida? porque desde que los padres se durmieron, todas las cosas continúan como estaban desde el principio de la creación"(2 Pedro 3: 4). Se burlan y se burlan y se burlan diciendo, ¿dónde está este Jesús? ¿Qué es de Él? Han pasado dos mil años desde que se fue y no hay señales de él. Estos burladores han olvidado aquella palabra más inspirada del apóstol Pedro: "No ignoréis esto, que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día" (2 Pedro 3: 8). 

Si estos burladores hubieran considerado la espantosa venganza con que Dios borró a todo un mundo de impíos, de una sola vez, seguramente no se burlarían de su amenaza de un juicio igualmente terrible. Se declara por la misma palabra que los cielos y la tierra que ahora son serán destruidos por el fuego. Esto ocurrirá con tanta certeza como la verdad y el poder de Dios pueden hacerlo. Aquí se enseña y afirma a los cristianos en la verdad de la venida del Señor. Aunque, según cuentan los hombres, hay una gran diferencia entre un día y mil años, según la cuenta de Dios no hay diferencia. Todas las cosas, pasadas, presentes y futuras, están siempre delante de Él; la tardanza de mil años no puede ser tanto para Él como para nosotros es postergar algo por un día o por una hora. Si los hombres no tienen conocimiento ni fe en el Dios eterno, se inclinan a pensar que Él es como ellos. ¡Qué difícil es formarse la idea de la eternidad! Lo que los hombres cuentan como tardanza, es paciencia, y es a favor de nosotros; es para dar más tiempo a su pueblo para que avance en conocimiento y piedad, y en el ejercicio de la fe y la paciencia, para que abunde en buenas obras, haciendo y sufriendo aquello para lo que son llamados, para que puedan dar gloria a Dios. (Matthew Henry)

Y esto no es una reaparición desnuda. Él viene por esta razón, para juzgar la tierra, cada hombre y mujer. En aquel día, cuando El regrese, "todo ojo le verá, y también los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra se lamentarán por causa de él" (Apocalipsis 1: 7). Sí, todos los ojos lo verán, los ojos de los reyes y los mendigos, los de los ricos y los pobres, tus ojos y los míos. Los muertos en sus sepulcros serán resucitados, y juntamente con los vivos en ese día lo levantarán y lo verán venir como Judas ha escrito "con diez mil de sus santos, para ejecutar el juicio sobre todos y para condenar a todos los impíos de todas sus obras de impiedad, que han hecho impíamente... "(v. 14, 15).

Las Escrituras se refieren a este día como el día grande y terrible del Señor. Exactamente así será para cada pecador y cada escarnecedor en el regreso del Señor. Todos los que no se arrodillan ante Cristo en este cuerpo mortal, se doblarán de rodillas en su cuerpo resucitado y confesarán con su lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios Padre. Escucha la descripción de la escena de aquel gran día cuando Él viene rápidamente  (Apocalipsis 20: 11-15). 

"Y vi un gran trono blanco, y el que estaba sentado sobre él, de cuya cara huyeron la tierra y el cielo; y no hallaron lugar para ellos.

Y vi a los muertos, pequeños y grandes, que estaban delante de Dios; y se abrieron los libros, y se abrió otro libro, que es el libro de la vida; y los muertos fueron juzgados por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno entregaron los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el infierno fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la segunda muerte. Y cualquiera que no fue hallado escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego."

Oh, lector, ¡qué terrible día será para todos, para vosotros, si no os habéis arrepentido y creído, si no os habéis apoderado de Cristo por la fe como Redentor antes de aquel día! Considere cuidadosamente esta palabra solemne - si usted no ha conocido al Señor Jesús como su Salvador en esta hora presente, entonces lo conocerá como su Juez en la hora en que Él viene rápidamente, y Él pronunciará su condena en esa hora antes de que los reunidos universo de hombres y ángeles.

Piensa por un momento lo que será cuando el Señor de los ejércitos se sienta sobre su trono de juicio. Todo su ojo que ve, penetrará en todo corazón y hará que cada pecador conozca cada pecado que haya cometido. Entonces confesarán delante de él y de aquella vasta asamblea que su sentencia será justa cuando les declare: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles" (Mateo 25:41). ¿Y quiénes son estos malditos? De este mismo último libro de la Escritura inspirada tenemos esta descripción: son "Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los fornicarios, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos que tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte "(Apocalipsis 21: 8).

¿Crees que no estás en la lista? ¿Dices que estos no son mis pecados? Ellos SON, porque la Escritura declara claramente "cualquiera que guarde toda la ley, y sin embargo ofenda en un punto, es culpable de todos" (Santiago 2:10). Si todavía estás fuera de la seguridad del perdón de los pecados a través de la sangre de Cristo Redentor, estás en este momento dentro de la justa condenación de Cristo el Juez que es fuego consumidor (Hebreos 12:29) y todo lo que espera es la ejecución de su sentencia. Lector, no deseche estas palabras como cuento o mitos para los débiles de mente. Tú tienes el testimonio de los profetas y apóstoles, el testimonio de los ángeles, y la palabra de Jesucristo mismo, no una ni dos veces, sino tres veces la verdad: "He aquí, vengo pronto".

¿No debemos entonces alegar cuando las cosas de la eternidad están delante de nosotros? Si el edificio en el que estás ahora está en llamas, ¿no dirías claramente y directamente a todo el interior instándolos a huir y escapar del peligro? ¡Cuánto más entonces debemos ser claros y directos cuando no sólo nuestros cuerpos, sino nuestras almas están en peligro eterno!

Vengo rápidamente - consuma sus pensamientos, y que ellos sean un grito incesante en sus oídos para huir a Jesucristo A arrepentirse de sus pecados y creer en su sangre derramada como su única esperanza de purificación de ellos. No tomar cuidado oportuno será para usted como el Señor dijo, "el último estado de ese hombre es peor que el primero" (Mateo 12:45). Para el pecador, ese día cuando el Señor venga pronto será como el profeta Sofonías lo describe como "un día de ira, un día de angustia y aflicción, un día de desolación y desolación, un día de tinieblas y oscuridad".

Pero hay otra escena en ese día que merece la atención. Pero  será diferente será el carácter de ese día para los redimidos por la sangre del Cordero. Porque ese día cuando Él venga pronto será un día de gozo y deleite para el creyente. Oh, ustedes que son los creyentes, "levante sus cabezas para que su redención se acerque" ... porque He aquí, Él viene rápidamente! ¡Lo veremos con ojos inmortales e incorruptibles en ese día! El que es el resplandor de la gloria de su Padre y la imagen expresa de su persona, lo veremos con nuestros propios ojos. Incluso Moisés no pudo soportar la visión de la gloria de Dios en la tierra, pero en el día que el Señor Jesús viene rápidamente, se cambiarán nuestros cuerpos viles, y que deberá contemplarle los santos de Dios, "ahora nuestra salvación está más cerca que cuando creímos" (Romanos 13:11) y en ese día cuando Él venga pronto, nuestra salvación será completa. Habrá plenitud de gozo y placeres para siempre en su mano derecha. En aquel día todos los redimidos serán como él, porque lo veremos cómo es, y que puede concebir hasta la menor parte de él, porque no ha visto oído, ni oído, ni ha entrado en el corazón del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman.

El Rey en su belleza. ¿Quién puede saber lo que será esa vista con simples palabras humanas? Veremos a los ojos de Aquel que nos vio en la eternidad pasada, que nos amó con un amor eterno y que nos atrajo en amor hacia sí mismo. Sus ojos brillarán con deleite cuando vea a su esposa, la iglesia, adornada de blanco, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, y nosotros, a su vez, lo miraremos con una admiración sin mancha y sin mancha por el pecado y la fragilidad más tiempo. Pecador, teme y tiembla porque "¡He aquí, vengo pronto!" Huid a Cristo como Salvador mientras tenéis este momento en el tiempo. Y hermano, regocíjate por esta palabra: "¡Ciertamente, vengo pronto!"

Veremos Su gloria, sí, y veremos sus heridas. Esas heridas que recibió en el Calvario, ahora se hicieron aún más gloriosas por la plenitud de esa gloria que tuvo con el Padre antes de que el mundo comenzara. Veremos sus manos traspasadas y sus pies heridos y su lado destrozado, y adoraremos al Cordero de Dios para siempre y cantaremos "un cántico nuevo, diciendo... que fuiste muerto, y nos has redimido a Dios por tu sangre de toda parentela, lengua, pueblo y nación; Y nos has hecho a nuestro Dios reyes y sacerdotes "(Apocalipsis 5: 9-10a).

Veremos su gloria y veremos sus heridas, pero también veremos su rostro. Por primera vez, innumerables multitudes de redimidos mirarán el rostro de su querido Redentor con ojos hechos capaces de llevar la gloria. ¿No nos hemos preguntado de vez en cuando cómo será? ¡En ese día, cuando Él venga pronto, lo sabremos! Veremos los ojos de Aquel que nos vio en la eternidad pasada, que nos amó con un amor eterno y que nos atrajo en amor hacia sí mismo.

Entonces veremos su sonrisa mientras Él se regocija sobre nosotros con alegría, y escucharemos su voz por primera vez con nuestros oídos, y hará que nuestros corazones salten dentro de nosotros mientras Él habla esas palabras maravillosas: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde antes de la fundación del mundo." 
EN PRESENCIA ESTAR DE CRISTO 

En presencia estar de Cristo,
ver su rostro, ¿Que será
Cuando al fin en pleno gozo
mi alma le contemplará?

CORO:
Cara a cara espero verle,
más allá del cielo azul;
Cara a cara en plena gloria
he de ver a mi Jesús.

Sólo tras oscuro velo,
hoy lo puedo aquí mirar,
Más ya pronto viene el día
que su gloria ha de mostrar.

Cuanto gozo habrá con Cristo 
cuando no haya más dolor,
Cuando cesen los peligros
y ya estemos en su amor

Cara a cara, ¡cuán glorioso
ha de ser así vivir,
Ver el rostro de quien quiso 

nuestras almas redimir.
Soli Deo Gloria


viernes, 15 de septiembre de 2017

Gracia Soberana

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. (Hebreos 4:16)

La gracia soberana no es una denominación religiosa ni un movimiento teológico. Es una expresión concisa de la clara enseñanza de las Escrituras que describe quién es Dios y cómo salva a un pecador. Dios es soberano. Él es el Dios más alto (Génesis 14:22), supremo y elevado en autoridad, carácter, dignidad y valor sobre todas sus criaturas. Él no es responsable ante nadie (Job 33:13). Él hace lo que quiere, cuando quiere, con quien le agrada (Is. 46:10). Él no es dictado ni influenciado en grado alguno por nadie o cualquier cosa y no puede ser cuestionado u obstaculizado en nada de lo que Él hace (Daniel 4:35; Romanos 11:34).
"¡Haz una pausa, alma mía! ¡Adora y asómbrate!
Pregunta: oh, ¿por qué tanto amor por mí?
La Gracia me ha contado entre el número
De los miembros de la familia del Salvador:
¡Aleluya!
Gracias, eternamente gracias, sean dadas a Ti."

La gracia es el eterno favor y bendición de Dios sobre un pecador que ni lo merece ni lo busca. La gracia es salvación. La gracia es Cristo y todos los beneficios de su vida meritoria y de la muerte expiatoria del pecado otorgada al desgraciado que es merecedor de sólo condenación y castigo. La gracia soberana es el Dios soberano que se propuso y prometió ser amable con quien Él tendría misericordia, y luego llevar a cabo ese propósito y cumplir con esa promesa al poner aquellos objetos de gracia en Cristo y Cristo en ellos (1 Corintios 1:30; Col 1:27).

Soli Deo Gloria



jueves, 14 de septiembre de 2017

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El Bautismo y la Unidad de la Iglesia (CBL 1689)

¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? (Ro. 6:3).

Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu. (1 Cor. 12:13.)

El apóstol Pablo plantea una pregunta acerca de nuestra santificación: ¿No saben ustedes que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús fue bautizado en su muerte? Romanos 6: 3 La pregunta de Pablo en este pasaje apela tanto a la realidad del bautismo como al significado fundamental del bautismo en la vida cristiana. Debido a que hemos sido "bautizados en Cristo Jesús", este pasaje simboliza lo que se ha hecho por nosotros. En un nivel fundamental, el bautismo apunta a Jesucristo y a nuestra unión con Él por la fe. Y Dios nos concede en  herencia todos los recursos en gracia que necesitaremos para  ser llevados del pecado a la salvación, de la muerte a la vida, y de la tierra al cielo. De esta manera, estamos llamados a enfocarnos y ver lo que significa el bautismo. El bautismo es un signo visible de nuestra unión con Cristo en su muerte y resurrección. Es una imagen de nuestro "injerto en Cristo, de la remisión de los pecados, y de su entrega a Dios, por Jesucristo, para caminar en novedad de la vida.

Confesión Bautista de Fe de Londres, Cap. 29 Parr. 1
El bautismo es una ordenanza del Nuevo Testamento instituida por Jesucristo, con el fin de ser para la persona bautizada una señal de su comunión con él en su muerte y resurrección, de estar injertado en él, de la remisión de pecados  y de su entrega a Dios por medio de Jesucristo para vivir y andar en novedad de vida.

A medida que la fe se aferra a esta verdad del evangelio, estamos llamados a recordar lo que nos dice acerca de quiénes somos en Cristo. Esta es la razón por la cual muchos catecismos Reformados nos enseñan a recordar o "mejorar" nuestro.

El bautismo no crea una nueva identidad que exista junto con otras identidades terrenales; más bien el bautismo dice que "tú has muerto y tu vida está escondida con Cristo en Dios" (Colosenses 3: 3). En otras palabras, el bautismo cristiano no crea una crisis de identidad; el bautismo proclama que la vieja vida en Adán se ha ido y la nueva vida en Cristo ha comenzado. Para muchos, la dinámica hombre viejo / hombre nuevo es usualmente interpretada únicamente en el contexto del pecado dentro de los cristianos individuales. Sin embargo, la dinámica hombre viejo / hombre nuevo tiene un contexto más amplio. La muerte del viejo hombre ocurre dentro del contexto de ser separada de nuestra unión con Adán (Romanos 5: 12-21) y de ser liberada de este presente siglo malo (Gálatas 1: 4). De la misma manera, nuestra nueva vida en Cristo ocurre dentro del contexto de estar unidos a Cristo (Romanos 6: 1-3) y de ser entregados al Reino de Cristo (Colosenses 1:13). Así, cuando uno está en Cristo, es una "nueva creación" (2 Corintios 5:17). Nuestro bautismo cristiano testifica que la nueva naturaleza ha dado inicio ha entrado. Esto implica que  este mundo ha terminado. ¿Cómo se aplica esto a la identidad? Para muchos si somos honestos con nosotros mismos, hemos sido entrenados para vernos a nosotros mismos, no a la luz de nuestro bautismo, sino a la luz de todas estas otras identidades. El bautismo cristiano testifica que estamos unidos a Cristo y que estamos unidos el uno al otro. El bautismo da testimonio de que todos hemos sido vestidos en Cristo. Esta no es una declaración de aspiración, pero es un hecho debido a lo que Cristo ha hecho. Dentro del ámbito de nuestra unión con Cristo, no hay judíos ni griegos, ni esclavos ni libres (es decir, distinciones de clase), ni hombres ni mujeres (es decir, distinciones de género / sexo), es decir ninguna distinción étnica / nacionales [cf. Colosenses 3:11, Gálatas 3:28]. Los lentes que nuestra sociedad nos ha enseñado a vernos y este mundo no son válidos para aquellos en unión con Cristo. Debido al evangelio, la Iglesia es el lugar donde los que formalmente eran enemigos (ya sea por razones sociales, históricas o políticas) se aman realmente genuinamente. Este punto no puede enfatizarse lo suficiente porque la historia humana es verdaderamente una historia de conflicto. Lo vemos en la narración bíblica a partir de Génesis 4 y estos diversos conflictos permanecen en el fondo a través de la historia del Antiguo Testamento. A la luz de la historia humana, la verdadera pregunta NO es por qué las naciones y las sociedades tienen conflictos; más bien, la verdadera pregunta es ¿cómo las naciones y las sociedades tienen paz entre sí? En el evangelio, Cristo no sólo ha eliminado la hostilidad de larga data entre judíos y gentiles; Cristo ha derribado la hostilidad entre grupos de personas y ha formado un nuevo pueblo - la Iglesia (Efesios 2: 11-22). Es por eso que es notable que la Iglesia sea conocida por su amor unos a otros, independientemente de su historia (ver Juan 13:35). El Bautismo apunta a todas estas maravillosas realidades que forman nuestra identidad y nos unen, pero es cierto que los cristianos viven en medio de dos edades ("la edad presente del mal" y "la era venidera"). Los poderes de estas dos edades siguen siendo competidores para nuestro estilo de vida como cristianos y nuestra comunión unos con otros en la Iglesia. Por eso debemos recordar constantemente nuestro bautismo. Se sabe que cuando Martín Lutero luchaba contra la tentación, se recordaba a sí mismo: "Yo soy bautizado". Creo que la misma exhortación es necesaria hoy. Cuando somos tentados a cuestionar nuestra identidad en Cristo o a juzgar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo basados ​​en criterios no cristianos, debemos recordarnos constantemente que hemos sido bautizados en Cristo. Cuando estamos tentados de ser absorbidos por las conversaciones de raza / etnia y de vernos a nosotros mismos y a los demás a través de la lente de la identidad étnica y la cultura, debemos recordar constantemente que hemos sido bautizados en Cristo. Así, somos y pertenecemos a un pueblo diferente. 

Debemos recordar los que hemos sido bautizados en su santísimo nombre y que hemos sido "renombrados" en Cristo como miembros del cuerpo de Cristo. A medida que recordamos cada vez más nuestro bautismo, desarrollaremos una reacción visceral y ante cualquier cosa que intente socavar la verdad de nuestro bautismo e introducir el cisma y la división dentro de la Iglesia. Cuando recordamos nuestro bautismo, somos estimulados a tener nuestras relaciones humanas definidas por la santidad y la justicia, como es propio de aquellos que han entregado sus nombres a Cristo, y caminar unos con otros en amor fraternal, como es apropiado para aquellos bautizados por el mismo Espíritu en un solo cuerpo.
Soli Deo Gloria



miércoles, 13 de septiembre de 2017

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La Teología de la Cruz de Lutero

Nadie podría haber esperado que la Reforma fuera lanzada por los Noventa y Cinco Tesis contra Indulgencias de Martín Lutero el 31 de octubre de 1517.  El documento mismo simplemente propuso el marco para un debate universitario.  Lutero estaba arguyendo solamente por una revisión de la práctica de indulgencias, no su abolición.  Es seguro que no estaba ofreciendo una agenda para amplia reforma teológica y eclesiástica.

De verdad ya había dicho cosas mucho más controversiales en su Disputación en contra a Teología Escolástica del 4 de septiembre de 1517, en que hizo una crítica de toda la manera en que se había hecho teología medieval por siglos.  Esa Disputación, sin embargo, pasó sin ninguna murmuración.  Hablando humanamente solamente era la única combinación de factores externos.- social, económico y político.- que hizo la disputación de más tarde la chispa que prendió la mecha de la Reforma.

La Disputación de Heidelbergo

Una vez que la mecha se había prendido, sin embargo, la Iglesia hizo un error fatal: permitió el Orden Agustino, a que Lutero pertenecía, a tratar el problema como si fuera una dificultad menor local.  Tenía que haber una reunión del Orden en Heidelbergo en abril 1518, y Lutero fue pedido presentar una serie de tesis bosquejando su teología, para que pudiera ser asesorado por sus hermanos.  Fue aquí, entonces, que los relativamente blandos Noventa y Cinco Tesis dieron a Lutero una oportunidad importante a articular la teología que había expresado en su Disputación de Septiembre.    

La Disputación de Heidelbergo es significante por dos cosas.  Primero, había por lo menos un otro futuro gigante de la Reforma presente.  Este fue Martín Bucero, el Reformador de Estrasburgo, quien terminaría sus días como catedrático de teología en Cambridge.  Un hombre de vasto intelecto y amplia visión ecuménica, Bucero tendría una influencia profunda sobre una generación de Reformadores, no menos a Juan Calvino. Y su primera experiencia del pensar de la Reforma fue provista por Lutero en Heidelbergo en 1518.  Sin embargo, mientras Bucero salió de la Disputación maravillando sobre como Lutero había atacado lo que la Iglesia había llegado a ser, perdió el corazón teológico de lo que Lutero estaba diciendo.  Este es el segundo punto de importancia: la teología de la Cruz.

La Teología de la Cruz

Hacia el fin de la Disputación, Lutero ofreció algunas tesis que parecen (de manera típica de Lutero) sin sentido, o por lo menos oscuros:

19.       Aquella persona no merece ser llamado un teólogo que mira las cosas invisibles de Dios como si fueran claramente perceptibles en aquellas cosas que han ocurrido actualmente [Rom 1:20].

20.       Merece ser llamado un teólogo, sin embargo, quien comprende las cosas visibles y manifiestas de Dios vistas por sufrimiento y la cruz.

21.       Un teólogo de gloria llama el mal bien y el bien mal.  Un teólogo de la Cruz llama la cosa lo que en realidad es.

22.       Aquella sabiduría que ve las cosas invisibles de Dios en obras como percibidas por el hombre es completamente vanidoso, cegado y endurecido.

Estos dichos en realidad encapsulan el corazón de la teología de Lutero, y un buen entendimiento de lo que quiere decir por los términos y frases oscuros que contienen arroja luz no solamente sobre el contenido doctrinal de su teología, pero también sobre la manera misma que él creyó que teólogos debían pensar.  De verdad está tomando el argumento explosivo de de I Corintios y desarrollándole a una agenda teológica total.

Al corazón de su argumento es su idea que los seres humanos no deben especular acerca de quien es Dios o como actúa de antemano antes de ver quien se ha revelado ser.  Así Lutero ve la auto-revelación como axiomática a toda teología.  Ahora, probablemente no hay ningún hereje en la historia que no estaría de acuerdo con eso, porque toda teología presupone la revelación de Dios, o sea en la naturaleza, razón humana, cultura o cualquier.

Lutero, sin embargo, tuvo una vista dramáticamente restrictiva de revelación.  Dios se reveló como misericordioso a la humanidad en la encarnación, cuando se manifestó en carne humana, y el momento supremo de esta revelación fue en la cruz en el Calvario.  De verdad, Lutero a veces se refería enigmáticamente a Cristo crucificado como “el lado atrás de Dios”, el punto en que Dios aparecía estar la contradicción misma de todo lo que uno podría razonablemente haber anticipado que estaría.

Los “teólogos de Gloria”, entonces, son los que construyen su teología a la luz de lo que esperan que Dios estará; y sorpresa, sorpresa, hacen a Dios parecer algo como ellos mismos.  Los “teólogos de la cruz”, sin embargo, son los que construyen su teología a la luz de la revelación por Dios de si mismo en Cristo colgado en la cruz.

Implicaciones

Las implicaciones de esta posición son revolucionarias.  Para comenzar, Lutero está exigiendo que todo el vocabulario teológico sea revisado a la luz de la cruz.  Tomar por ejemplo la palabra poder.  Cuando teólogos de gloria lean acerca del poder divino en la Biblia o usen el término en su propia teología, suponen que es análogo al poder humano. Suponen que puedan llegar a un entendimiento del poder divino por magnificar a un grado infinito la cosa más poderosa de que pueden pensar.  A la luz de la cruz, sin embargo, este entendimiento del poder divino es el opuesto directo de lo que se trata del poder divino.  Poder divino se revela en la debilidad de la cruz, porque es en su aparente derroto a manos de poderes malos y autoridades terrenales corruptos que Jesús muestra su poder divina en la conquista de la muerte y de todos los poderes del mal.  Entonces, cuando un cristiano habla acerca del poder divino, o aún acerca de poder de la iglesia o poder cristiano, se le debe concebir en términos de la cruz; poder escondido en forma de debilidad.

Para Lutero el mismo procedimiento se debe aplicar a otros términos teológicos.  Por ejemplo, la sabiduría de Dios se muestra en la necedad de la cruz.  Quien hubiera pensado de la idea necia de Dios tomando carne humana para morir una muerte horrenda por parte de pecadores quienes le habían desafiado a propósito, o Dios haciendo a los pecadores puros por medio de él mismo llegando a ser pecado por ellos, o Dios mismo levantando a un pueblo a novedad de vida por medio de él mismo sometiéndose a muerte? Podríamos seguir, examinando tales términos como vida, bendición, santidad, y justicia.  Cada una de ser reconcebido a la luz de la cruz.  Todos son conceptos teológicos importantes; todos son susceptibles a los seres humanos moldeándoles a su propia imagen; y todos deben ser remoldados a la luz de la cruz.

Este entendimiento es uno de los factores en el pensar de Lutero que da su teología una lógica y coherencia internas.  Tomen, por ejemplo, su entendimiento de justificación, por la cual Dios declara al creyente estar justo a su vista, no por virtud de ninguna justicia intrínseca (cualquiera cosa que el creyente ha hecho o adquirido), sino a base de una justicia ajena, la justicia de Cristo que se queda externa al creyente.  ¡No es esto típico de la lógica rara pero maravillosa del Dios de la Cruz?  ¡La persona que de verdad está injusta, realmente enlodada en pecado, está verdaderamente declarado por Dios estar puro y justo!  Tal verdad es incomprensible a la lógica humana, pero hace perfecto sentido a la luz de la lógica de la cruz.

Y qué de la idea de un Dios quien baja y ama al no amable y al injusto antes de que los objetos de su amor tienen cualquier inclinación a amarle o hacer bien? Tal cosa es incomprensible a los teólogos de gloria, quienes suponen que Dios es como ellos, como otros seres humanos, y así solamente responde a los quienes están intrínsecamente atractivos o buenos, o que primero ganan su favor de alguna manera.  Pero la cruz muestra que Dios no es así; contra cada suposición que los seres humanos podían hacer acerca de quién es Dios y como actúa, él no requiere ninguna amabilidad anterior en los objetos de su amor; más bien, su amor anterior cree esta amabilidad sin poner precondiciones.  Tal Dios se revela con ternura y hermosura sorprendentes e inesperadas en el drama feo y violento de la cruz.

La Clave a Ética y Experiencia Cristianas

Lutero no restringe la teología de la cruz a una revelación objetiva de Dios.  También la ve como la clave de entender la ética y experiencia cristianas.  Fundamental a ambas es el papel de fe: a los ojos de incredulidad, la cruz es tontería; es lo que parece ser; la muerte aplastante y sucia de un hombre maldito por Dios.  Esto es como la mente incrédula interpreta la cruz,  tontería a griegos y una ofensa a judíos, dependiente de si tu pecado escogido sea arrogancia intelectual o auto-justicia moral.  A los ojos abiertos por fe, sin embargo, la cruz se ve como de verdad es.  Dios es revelado en lo escondido de la forma externa.  Y fe se entiende ser un don de Dios, no un poder inherente en la mente humana misma.

Este principio de fe entonces permite al creyente entender como él o ella debe comportarse.  Unido a Cristo, el Gran Rey y Sacerdote, el creyente también es tanto un rey como un sacerdote.  Pero estos oficios no son excusas por enseñorear sobre otros.  En realidad, reinado y sacerdocio se deben desarrollar en el creyente como están en Cristo, por sufrimiento y auto-sacrificio en el servicio de otros.  El creyente es rey de todo por ser un siervo de todos; el creyente está completamente libre por estar sujeto a todos.  Como Cristo mostró su reinado y poder por muerte en la cruz, así el creyente lo hace por darse a si mismo incondicionalmente a la ayuda de otros.  Debemos estar, como Lutero lo dice, pequeños Cristos a nuestros vecinos, porque al hacerlo encontramos nuestra verdadera identidad como hijos de Dios.

Este argumento es explosivo, dando todo un Nuevo entendimiento de autoridad cristiana.  Ancianos, por ejemplo, no deben ser los renombrados por ejercer su peso, por dar la lata a otros y por usar su posición o riqueza o credenciales para hacer respetar sus propias opiniones.  No, el anciano verdaderamente Cristiano es el que devota toda su vida al servicio doloroso, inconveniente y humillante de otros, porque al hacerlo muestra autoridad como Cristo, el tipo de autoridad que Cristo mismo mostró durante su vida encarnada y supremamente en la cruz en el Calvario.    

Grandes Bendiciones mediante Grandes Sufrimientos

Las implicaciones de la teología de la cruz para el creyente no se paran allí.  La cruz es paradigmática por como Dios tratará con creyentes quienes están unidos a Cristo por fe.  En breve, grande bendición vendrá por medio de gran sufrimiento.

Este punto es difícil para los de nosotros en el oeste afluente aceptar.  Por ejemplo, hacia algunos años atrás dicté clases en una reunión de una iglesia sobre este tema e indicó que la cruz no fue simplemente una expiación, sino una revelación de cómo Dios trata con los a quienes ama.  Fui desafiado después por un individuo quien dijo que la teología de la cruz de Lutero no dio suficiente peso al hecho que la cruz y la resurrección marcaron el comienzo del revés de la maldición, y que así se debe esperar grandes bendiciones; enfocarse en el sufrimiento y debilidad era entonces perder el significado escatológico del ministerio de Cristo.    

Por supuesto, este individuo había fallado en aplicar la teología de la cruz de Lutero tan rigurosamente como debía haber hecho.  Todo lo que dijo era verdad, pero falló en entender lo que estaba diciendo a la luz de la cruz.  Si, Lutero estaría de acuerdo, la maldición está siendo reducida, pero esta reducción se muestra por el hecho que, gracias a la cruz, el mal ahora está totalmente subvertido en la causa del bien.  Si la cruz de Cristo, el hecho más mal en la historia humana, puede estar en línea con la voluntad de Dios y ser la fuente de la derrota decisiva del mal mismo que la causó, entonces cualquier otro mal también puede ser subvertido a la causa del bien. 

Más que eso, si la muerte de Cristo es misteriosamente una bendición, entonces cualquier mal que el creyente experimenta puede ser una bendición también.  Si, la maldición está puesto al revés; si, bendiciones fluirán; pero quien declaró que estas bendiciones tienen que estar de acuerdo con las aspiraciones y expectaciones de América afluente?  La lección de la cruz para Lutero es que la persona más bendita sobre la tierra, Jesucristo mismo, fue revelado como bendecido precisamente en su sufrimiento y muerte.  Y si esa es la manera que Dios trata con su Hijo amado, tienen los que están unidos a él por fe algún derecho de esperar algo diferente?

Esto pone el problema del mal a diferente luz para Lutero que para, digamos para Harold Kushner, el rabino quien escribió Cuando Cosas Malas Ocurren a Buenas Personas.  Ocurren, diría Lutero, porque eso es como Dios les bendice.  Dios realiza su trabajo en el creyente por hacer su obra ajena (el opuesto de lo que esperamos); de verdad bendice por aparentemente maldecir.

De veras, cuando se le entiende que la muerte de Cristo, el crimen más grande en la historia, fue en si deseado de una manera profunda y misteriosa por el Dios trino, sin embargo, sin involucrar a Dios en cualquier tipo de culpa moral, vemos la solución al problema añejo de absolver a un Dios todopoderoso de responsabilidad por el mal.  La respuesta al problema del mal no está en tratar de establecer su punto de origen, porque ese es simplemente no revelado a nosotros.  Más bien, en el momento de la cruz, llega a estar claro que el mal está totalmente subvertido por el bien.  Romanos 8:28 es verdad por causa de la cruz de Cristo; si Dios puede tomar el más grande de males y cambiarle al más grande de bienes, entonces cuanto más puede tomar los malos menores que disparen la historia humana, desde tragedias individuales hasta desastres internacionales, y voltearles a sus buenos propósitos también. 
   
La teología de la cruz de Lutero está demasiado bueno a tratarse adecuadamente en un solo artículo, pero yo espero que mi breve bosquejo arriba indicará la rica vena de reflexión teológica que se puede minar por los que reflejan en I Corintios 1 y en las dramáticas antitesis entre apariencia y realidad que están dispersadas por las Escrituras y reunidas con tanta fuerza por Martín Lutero.  Un antídoto a sentímentalidad, doctrinas de prosperidad, y una escatología excesivamente mundana, este es polvo de oro teológico.  La cruz no es simplemente el punto en que Dios expía el pecado; también es una revelación profunda de quien es Dios y como él actúa hacia su creación.

Acerca del Autor

Carl Trueman es Catedrático de Historia de la Iglesia y Teología Histórica en el Seminario teológico de Westminster en Filadelphia. Es el autor de Luther's Legacy: Salvation and English Reformers 1525–1556 (La Herencia de Lutero: Salvación y los Reformadores Ingleses 1525-1556).  Este artículo está imprimado de New Horizons, October 2005 (Nuevos Horizontes Octubre 2005) con el gentil permiso del autor y del editor.
Soli Deo Gloria


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¿Qué es la verdad? - Cristo es la Verdad

Comprala verdad y no la vendas, adquiere sabiduría, instrucción e inteligencia. (Proverbios 23:23)

Hoy en medio de la era del postmodernismo se ha dado muchas concesiones  debido a la relatividad de la verdad. Dentro de la teología se está cayendo una vez más en el liberalismo y no se esta dando el testimonio de la verdad en muchos círculos y nos preguntamos una vez más ¿Qué es la verdad? o no hay ninguna verdad.

Definiendo Teológicamente, se entiende por verdad la revelación de Dios que culmina en Jesucristo y que se transmite hasta nuestros días.

Entonces aferrarse a la verdad hoy dicen que no importa lo que creamos (Confesiones de Fe); que todos debemos unirnos y ser una gran familia feliz (ecumenismo). Para hacer esto debes sacrificar algo. Nunca has visto el error comprometido? Siempre es la verdad. Alguien tiene que estar equivocado. ¿Somos nosotros? ¿Qué pasa si no nos aferramos a la verdad? No todos tenemos razón. ¿Es la salvación del Señor, o no? ¿Está el hombre muerto en pecado, o no? ¿Elige Dios a aquellos sobre los que mostrara misericordia, o no? ¿Redimió Cristo, o no? ¿El Espíritu nos trae a Cristo, o no? ¿Dios nos mantiene a salvo, o no? Esto es lo que se reduce a. O Cristo es todo o no lo es. O Cristo vino a salvar a los pecadores, o no lo hizo.

La verdad debe comprarse o tenerlo en cualquier caso cualquiera fuera el gasto que sea: "comprar" supone que una persona tiene algún conocimiento de ella, de la excelencia, utilidad e importancia de ella; y demuestra que él pone un valor en él, y tiene una alta estima para él: debe ser entendido de su uso de todos los medios y teniendo grandes esfuerzos para adquirirlo; tales como leer la palabra, meditar sobre ella, asistir al ministerio público, oración ferviente y frecuente por ello, y un mayor grado de conocimiento de ella; sí, significa la separación de una persona con todo para ello que se requiere; con su buen nombre y reputación, estando dispuesto a ser considerado un loco y un entusiasta, o cualquier cosa por el bien de ella; e incluso con la vida misma, cuando se le pide; y tal hombre se esforzará y contenderá por ello, permanecerá firme en él, y lo mantendrá para no dejarlo ir, lo que se entiende por "venderlo"; la verdad no es para ser vendida; no debe ser despreciado y descuidado.

La verdad evangélica es la palabra de la verdad del evangelio glorioso de Dios en la salvación, que esta verdad viene de Dios; y tiene a Cristo, que es la verdad, para sostenerla; los hombres son dirigidos y conducidos por el Espíritu de verdad; todo esto es verdad; en la verdad  no hay mentira. Hay varias doctrinas particulares del Evangelio que se llaman así; aquellos que respetan el conocimiento de un Dios en tres Personas en la Deidad; la divinidad y filiación de Cristo, su encarnación y mesianidad, la salvación sola por él, la justificación de un pecador por su justicia y la resurrección de los muertos como es tan real el retorno de Cristo, el juicio y la gloria venidera para los suyos. Dios sigue trayendo la verdad a los corazones de los escogidos en medio de esta generación adultera y perdida.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. (Juan 14:6)

Los creyentes, por tanto, viven en una verdad que es la de la revelación de Dios dada en Jesucristo y confiada a la Iglesia, pero en camino hacia un descubrimiento y una formulación que permita un conocimiento cada vez más adecuado de la misma y única verdad.
Muchos de los que profesan ser cristianos intentan presionarnos para que seamos más tolerantes con la falsa doctrina y no seamos tan divisivos. Pero por la gracia de Dios, su remanente siempre se niega a inclinarse ante los ídolos del mundo.

La manera de matar la falsedad es con la verdad, presentando doctrinas bíblicas.
Soli Deo Gloria



martes, 12 de septiembre de 2017

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La Infalibilidad e Inerrancia de las Sagradas Escrituras (CBL 1689)

La doctrina de la suficiencia e inerrancia de las sagradas escrituras afirma que la Biblia contiene toda información suficiente para alguien, no solamente para encontrar la salvación en Cristo, sino para, subsecuentemente, recibir instrucción y dirección en todos los aspectos de su vida y sus pensamientos, sea por declaraciones explícitas de la Escritura, o por inferencias sacadas de ella directamente.

Cito la CBL 1689 Cap. 1 Parr.1,6

Las Sagradas Escrituras constituyen la única regla suficiente, segura e infalible de todo conocimiento, fe y obediencia salvadores.

Todo el consejo de Dios tocante a todas las cosas necesarias para su propia gloria, la salvación del hombre, la fe y la vida, está expresamente expuesto o necesariamente contenido en las Sagradas Escrituras; a las cuales nada, en ningún momento, ha de añadirse, ni por nueva revelación del Espíritu ni por las tradiciones de los hombres

Diez razones por las que creo en la infalibilidad e inerrancia de las Escrituras.

1.- La veracidad de Dios

Antes que nada, creo en la inerrancia de la Biblia porque creo en la veracidad de Dios. La pregunta sobre la inerrancia bíblica no es tanto una cuestión de bibliología sino de teología propia. La Biblia testifica de la veracidad de Dios (Juan 3:3; Romanos 3:4). Si la Escritura es de Dios, es “inconcebible que contenga errores”.

El Antiguo Testamento recalca que “Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta” (Números 23:19). Y el Nuevo Testamento confirma este testimonio aseverando que Dios no miente (Tito 1:2) porque es imposible que engañe (Hebreos 6:18).

En última instancia, dudar de la Palabra de Dios es dudar del carácter de Dios. “La autoridad de la Biblia quiere decir que todas las palabras de la Biblia son palabras de Dios de una manera tal que no creer o desobedecer alguna de ellas es no creer o desobedecer a Dios”.

2.- El testimonio de la Biblia

Las Escrituras nos aseguran de que han sido inspiradas por Dios. Aunque Pablo tenía el Antiguo Testamento en mente cuando comentó que “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16), ahora que tenemos el canon completo podemos aplicar el mismo principio apostólico a los libros del Nuevo Testamento.

Pablo, por ejemplo, escribió 2 Timoteo siendo guiado por el Espíritu. El apóstol Pedro ya reconoció que los escritos de Pablo eran “escrituras” (2 Pedro 3:16). Además, Pablo cita el texto de Lucas 10:7 en 1 Timoteo 5:18 como un pasaje inspirado.

A la hora de formar el canon del Nuevo Testamento, la iglesia no confirió ninguna autoridad a los veintisiete libros. Simplemente reconoció la autoridad que los libros ya tenían como inspirados por el soplo del Altísimo. Fueron todos libros escritos por un apóstol (o alguien cercano al grupo apostólico), ya aceptados y reverenciados por la iglesia universal y doctrinalmente congruentes con el Evangelio cristiano.

3.- El testimonio de Cristo

Jesucristo es perfecto e inmaculado en todos los sentidos. Es Dios, la segunda persona de la bendita Trinidad, por lo tanto es más inteligente y sabio que nosotros. Como si esto fuera poco, es nuestro Señor en todo y somos llamados a seguirle fielmente.

Ahora bien, ¿qué creía Jesús acerca de la Biblia? Jesús estaba totalmente convencido de la veracidad de las Escrituras (y no solamente los pasajes mesiánicos). De hecho, llegó a decir que, “De cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:18). La palabra ‘jota’ en griego corresponde a ‘yodh’ en hebreo (la letra más pequeña del alfabeto arameo). Es como una especie de coma. Se estima que hay unos 66.000 yodhs en el Antiguo Testamento. Según Jesús, ¡cada yodh importa! “Jesús no podría afirmar su creencia en las Escrituras de una manera más contundente”.  

Jesús comía, bebía y respirada las Escrituras mientras ministraba en la tierra. Destaca en Juan 10:35 que, “la Escritura no puede ser quebrantada”. Y el Mesías estuvo consciente de que algún día sus seguidores iban a registrar sus palabras para cumplir lo dicho en Mateo 24:35, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.

De hecho Jesús prometió que el Espíritu Santo vendría para que los discípulos hiciesen precisamente eso: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26).

Y de nuevo, “Cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:14).

El apóstol Juan escribió su Evangelio con este fin, esto es, dar a conocer lo que Jesús había hecho y enseñado: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31). Jesús no solamente creyó en la inspiración del Antiguo Testamento sino que se encargó de que el Nuevo fuese redactado también por la obra inspiradora del Espíritu Santo.

4.- El testimonio de los apóstoles

Como ya hemos visto, 2 Timoteo 3:16 profesa fe en la inspiración de la Biblia: “Toda la Escritura es inspirada por Dios”. La palabra ‘inspirar’ proviene del griego ‘Theopneustos’ que quiere decir ‘exhalada por Dios’.

A veces si sales por la noche cuando hace frío y está oscuro, soplas y puedes llegar a ver tu aliento. De la misma forma, cuando Dios sopla, el resultado es Escritura.   Los escritos apostólicos hablan sobre la autoridad de las Escrituras. 2 Pedro 1:21 es otro pasaje poderoso que resalta que, “nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.

Si leemos los escritos de cualquier autor bíblico del Nuevo Pacto, aceptan la autoridad absoluta de la Escritura. Las dos epístolas de Pedro sirven como un buen recordatorio. En cuestión de ocho capítulos (cinco en 1 Pedro y tres en 2 Pedro), Pedro cita libremente de cada uno de los cinco libros de Moisés, Salmos, Proverbios, Isaías y Oseas.

Ningún apóstol dudaba de la veracidad, infalibilidad o inerrancia de las Escrituras. Si la iglesia está edificada sobre el fundamento de los profetas y apóstoles (Efesios 2:20), hacemos bien en aceptar su autoridad apostólica en este asunto también.

5.- El testimonio de la iglesia primitiva

Contrariamente a lo que proponen algunos evangélicos confundidos en nuestros días, el concepto de inerrancia no es nuevo ni fruto del siglo XIX. Es cierto que el vocablo ‘inerrancia’ no existía tal cual antes de la época moderna, sin embargo, el concepto es omnipresente a lo largo de la historia de la Iglesia.

En el primer siglo Clemente de Roma (¿?-100) ya había escrito a los corintios diciendo que, “Habéis escudriñado las Escrituras, que son verdaderas, las cuales os fueron dadas por el Espíritu Santo y sabéis que no hay nada falso o fraudulento en ellas” (1 Clemente 45).

En el segundo siglo tanto Justino Mártir como Ireneo y Tertuliano aceptaron la inerrancia bíblica. En el tercero podemos apelar a Orígenes y Dionisio de Alejandría. En el cuarto están Cirilo de Jerusalén, Basilio, Gregorio de Nisa y el famoso trío de Ambrosio, Juan Crisóstomo y Agustín de Hipona.

Si estudiamos los escritos de los padres de la iglesia podemos llegar a las siguientes conclusiones: que las Escrituras no se contradicen, son fiables, autoritativas, perfectas, inspiradas por Dios, congruentes, unidas, no contienen nada falso, no mienten, son suficientes para declarar la verdad, son santas, veraces e irreprensibles. La iglesia del siglo XXI haría bien en avivar este legado doctrinal tan rico.

6.- Las profecías cumplidas

No hace falta mencionar todas las profecías cumplidas que contiene la Biblia, no obstante, tales profecías son otra muestra más de la inerrancia bíblica. ¿Cómo pudo Isaías profetizar con exactitud acerca de la vida del Mesías setecientos años antes de que éste naciera? ¡Sólo por el poder del Espíritu de Dios! Cada profecía cumplida demuestra que la Palabra es inerrante e infalible.

7.- La salud de la iglesia  

El príncipe de los predicadores, Charles Spurgeon (1834-92) En su lucha con el liberalismo teológico en el siglo XIX, Charles Spurgeon afirmó que el calvinismo tiene “una fuerza conservadora”. Se dio cuenta de que muchos de los que estaban negando las doctrinas fundamentales de la fe cristiana en Inglaterra habían sido criados en iglesias con un fuerte énfasis en la voluntad humana. Fueron las iglesias calvinistas del Reino Unido las que dieron más importancia a la veracidad de la doctrina bíblica.

Creo que si Spurgeon estuviera vivo en nuestros días añadiría que la doctrina de la inerrancia posee “una fuerza conservadora”.

A primera vista, uno podría decir que poco importa si decimos que la Biblia “es” la Palabra de Dios o si simplemente “contiene” la Palabra, pero los efectos a nivel pastoral son bien dañinos y evidentes. Pienso en la gloriosa Iglesia de Escocia que revolucionó el norte del Reino Unido en el siglo XVI con el poder de la Palabra de Dios. Ahora aquella Iglesia se ha apostado de la Escrituras porque ha permitido que líderes liberales modifiquen su confesión de fe sobre la inspiración de la Biblia. John Knox estará dando vueltas en su tumba. Cuando los líderes de una denominación empiezan a coquetear con una bibliología liberal, los resultados son desastrosos. Además, a nivel personal, ¿cómo aconsejas a uno de tus feligreses si crees que la Biblia está plagada de errores, contradicciones, mitos y leyendas? ¿Cómo puede el creyente común y corriente saber qué partes de la Biblia son Palabra de Dios y qué partes no lo son? ¿Cuáles salmos canta en su tiempo devocional si están todos contaminados por el error humano?

8.- La autoridad del púlpito

Cuando uno ya no cree en la inerrancia ni la infalibilidad de la Palabra, desaparece la predicación expositiva. En vez de enseñar a partir de una determinada carta o libro de la Biblia versículo por versículo, capítulo por capítulo con el fin de oír la voz de Dios, se empieza a predicar de forma puramente temática, ética, sensacionalista y finalmente, se elimina la Palabra por completo del púlpito. El protestantismo no puede sobrevivir sin la predicación de la Palabra.

En las grandes iglesias liberales, ya no se habla sobre la Biblia sino sobre las vacaciones, la importancia de contratar un seguro de vida, la mascota del predicador, politiqueo evangélico y otras estupideces indignas del nombre del Señor. Ya que no se predica desde la Escritura, la iglesia pierde el tono de autoridad que es característico en tiempos de avivamiento espiritual y acepta todo lo que dice la cultura del momento.

9.- El testimonio del Espíritu Santo

En última instancia, la creencia de que la Biblia es la Palabra de Dios no depende de ningún argumento humano. Tanto Lutero como Calvino reconocieron que es el Espíritu Santo el que da testimonio de la veracidad de las aserciones de la Biblia.   El gran campeón de la Reforma protestante, Martín Lutero (1483-1546)

En términos de Lutero: “El Espíritu Santo no es un escéptico; tampoco son dudas o meras opiniones lo que Él escribió en nuestros corazones, sino aserciones, más ciertas e inconmovibles que la vida misma y cualquier experiencia”.

Y de nuevo, “Si vamos a la claridad interior [de la Palabra], ningún hombre entiende siquiera una jota de las Escrituras, a no ser que tenga el Espíritu de Dios […] Es, pues, imprescindible el Espíritu para poder entender las Escrituras enteras o cualquiera de sus partes”.

En cuanto a Calvino, el reformador de Ginebra explicó que, “No hay hombre alguno, a no ser que el Espíritu Santo le haya instruido interiormente, que descanse de veras en las Escrituras”. Y de nuevo, “El testimonio que da el Espíritu Santo es mucho más excelente que cualquier otra razón.

Porque, aunque Dios solo es testigo suficiente de sí mismo en su Palabra, con todo a esta Palabra nunca se la dará crédito en el corazón de los hombres mientras no sea sellada con el testimonio interior del Espíritu.

Así que es menester que el mismo Espíritu que habló por boca de los profetas, penetre dentro de nuestros corazones y los toque eficazmente para persuadirles de que los profetas han dicho fielmente lo que les era mandado por el Espíritu Santo”. El Espíritu Santo es el testimonio de testimonios en cuanto a la inerrancia, infalibilidad y veracidad de la Palabra.

10.- La falta de contradicciones

Un décimo argumento a favor de la inerrancia bíblica es que no hay tal cosa como una contradicción bíblica. Las típicas acusaciones lanzadas por los escépticos carecen de peso. Es cierto que hay textos difíciles en las Escrituras; sin embargo, casi todos los pasajes en cuestión tienen posibles soluciones.

Conclusión
La teología cristiana debe afirmar, sin reservas, la inerrancia de la Escrituras como una fuente completa de información, instrucción y dirección. La Biblia contiene toda la voluntad divina, incluyendo la información que alguien necesite para su salvación, desarrollo espiritual y dirección personal. Ella contiene información suficiente, de forma que, si alguien la obedece completamente, estará cumpliendo la voluntad de Dios en cada detalle de su vida. Pero siempre que él comete pecado es porque falla en obedecerla completamente. Aunque nuestra obediencia nunca alcance perfección en esta vida, eso no significa que en la Biblia no exista toda la información que necesitamos para vivir una vida cristiana perfecta.
Soli Deo Gloria