jueves, 30 de junio de 2016

¿Qué es el Evangelio?

AHORA OS HAGO SABER, HERMANOS, EL EVANGELIO QUE OS PREDIQUÉ, EL CUAL TAMBIÉN RECIBISTEIS, EN EL CUAL TAMBIÉN ESTÁIS FIRMES (1CORINTIOS 15:1)

En los últimos años, varias obras y conferencias han sido publicadas y organizadas, tratando de definir lo que es el evangelio. Es interesante que una buena parte de las mismas estén orientadas al liderazgo de la Iglesia. Creo que vale la pena preguntar a qué se debe que dos mil años después de la muerte de nuestro Señor Jesucristo, se haga necesario volver a definir el evangelio.

¿Es posible que XX siglos de predicación acerca de la obra redentora de Cristo no hayan sido suficientes para esclarecer y fortalecer el concepto de lo que es el evangelio? Creo que la respuesta radica en que en la medida en que las generaciones se han centrado cada vez más en el hombre, en esa misma medida, han ido perdiendo de vista que el evangelio no es acerca del hombre en primer lugar, sino acerca de la obra de Dios en la persona de Jesús, la cual trae de manera secundaria beneficio a la humanidad.

El apóstol Pablo claramente establece lo central del Evangelio en 1 Corintios, en 15:1-4 “Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes, por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano. Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”.

Los dos eventos centrales del evangelio están enunciados aquí en este texto:
La cruz de Cristo: “que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras”

La resurrección de Cristo: “…que resucitó al tercer día conforme a las Escrituras”
Esos dos grandes eventos actúan como dos portalibros que encierran todo el mensaje del evangelio.

No podemos olvidar que la palabra evangelio, en su sentido original, supone un mensaje de buenas nuevas, buenas noticias, que produce gozo y que tenía un sentido de victoria, según las mejores fuentes del léxico griego. Veamos, entonces, la muerte de Cristo, y hagámonos la pregunta: ¿De qué manera la muerte del Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad, resulta en buenas nuevas para mí?

LAS BUENAS NOTICIAS DE LA MUERTE DE JESÚS

Hasta la venida de Cristo, la gran mayoría del pueblo hebreo había entendido que la forma de obtener salvación era vía el cumplimiento de las obras de la ley. Por cientos de años, el judío había vivido tratando, infructuosamente, de cumplir esa ley para sentir su alma apaciguada y su culpa removida, sin poder lograrlo. Esta era la mala noticia para el hombre, que después de cientos de años, y de millones de personas tratar de complacer a Dios, aún no habían podido lograrlo.

Romanos3:20-26 nos da una idea de cómo el mensaje de Cristo comienza a cambiar esa realidad, resultando en una buena noticia. El v. 21 nos dice que “…ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas”. ¿Por qué ahora y no antes? Ahora que Cristo ha venido, algo distinto ha ocurrido. La palabra ahí traducida como justicia implica, entre otras cosas, un estatus delante de Dios, alcanzado después de haber sido declarado justo, sin serlo, simplemente porque el juez me ha declarado sin culpa. Al mismo tiempo, la palabra justicia tiene que ver con la rectitud moral y perfecta de Dios. Esa revelación no vino por medio de la ley, sino por medio de la persona de Jesucristo, y eso es lo que este mensaje del evangelio proclama. Que esa rectitud moral perfecta, necesaria para entrar al reino de los cielos, y que no estaba disponible, o que no era alcanzable por medio de la ley, es ahora alcanzable, aparte de la ley, a través de la persona de Jesús. Para entrar al reino de los cielos, Dios requiere una santidad perfecta, absoluta, la cual el hombre jamás podría obtener por sus propios esfuerzos, ya que aún sus mejores obras son como trapos de inmundicia (Is. 64:6)

Ahora el hombre puede alcanzar la justicia (santidad absoluta) de Dios, no a través de su propio esfuerzo, ni a través de las obras de la ley, sino a través de la fe puesta en Jesucristo. De tal forma que el evangelio me brinda esperanza y una esperanza que no depende de mí y de mi obrar, sino de la obra del mismo Dios en la persona de Su Hijo, para mi beneficio. La realidad es que nuestras obras finitas y manchadas continuamente por el pecado, jamás pueden satisfacer la justicia divina de Dios. De tal forma que las buenas nuevas del mensaje de Dios tienen que ver en gran medida con la forma como nosotros hemos sido justificados ante Dios de una manera gratuita… por la gracia de Dios dada a nosotros en la persona de Jesús. Jesús tomó mis pecados y me dio su santidad perfecta que me permite entrar a la presencia de Dios.

LAS BUENAS NOTICIAS DE LA RESURRECCIÓN DEL HIJO

Decíamos al principio que Pablo en 1 Corintios 15 nos resume los dos eventos centrales del evangelio: la crucifixión de Cristo y su resurrección. Ya vimos parte de lo que significa para nosotros la cruz de Cristo. Siguiendo a esto, la resurrección de Cristo es el amén del Padre al sacrificio perfecto que Cristo llevó a cabo tres días antes, y es lo que sella toda la obra redentora de nuestro Señor; la resurrección es nuestro grito de victoria. Y eso es lo que a nosotros nos termina de completar realmente el gozo que el mensaje del evangelio trae a nosotros.

La resurrección es lo que hace todo posible; tanto es así que Pablo dice en 1 Corintios 15:17-19 que “…si Cristo no ha resucitado, nuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados entonces también los que han dormido en Cristo han perecido. Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los mas dignos de lástima”. Sin resurrección, la cruz pierde todo su sentido, su valor y su significado. El día que Cristo resucitó, en ese domingo en la mañana, hubo gozo en el cielo y hubo gozo en la tierra. En la cruz cuando Cristo pronuncia sus últimas palabras TETELESTAI, “consumado es”, con esto, estaba diciendo: “mi obra redentora ha quedado cumplida al dedillo, a cabalidad, perfectamente; no hay nada más que hacer; los poderes de las tinieblas han sido desarmados (Col.2:14-15). El domingo de resurrección, el grito de victoria fue lanzado. Y el Padre dijo desde los cielos: ¡AMEN!

Este es el evangelio: el mensaje de redención, llevado a cabo en la cruz. Donde Dios Padre crucificó a su Hijo, y este derramó su sangre, para el perdón eterno de nuestros pecados, con lo cual el Hijo satisfacía completamente, de una vez y para siempre, la justicia perfecta de Dios. Aplacando así Su ira contra el pecador, y poniendo fin a la enemistad entre Dios y el hombre. Dios hizo esto imputando mis pecados a su Hijo y cargando a mi cuenta la santidad de Cristo, lo cual aseguró mi estatus de no culpable ante el Padre. Todo esto acompañado de las garantías absolutas de las promesas de Dios, incluyendo vida eterna y la herencia de su reino.

Para terminar, vale notar que Pablo es muy cuidadoso al certificar que el evangelio que él ha estado pasando a otros en nada difiere del evangelio que él recibió. Y esto es de particular importancia si recordamos que Pablo recibió ese evangelio por medio de una revelación (Gá. 1:11-12). Esto es un buen recordatorio, para todos nosotros, porque de la misma manera que Pablo fue fiel en pasar a sus seguidores la verdad recibida por el Señor, de esa misma manera nosotros debemos ser fieles en pasar a las demás generaciones el mensaje que nos ha sido dejado. Es un mensaje al cual no podemos quitarle, ni ponerle. El evangelio es único; fue el mismo ayer y debe ser el mismo hoy, mañana y dentro de mil años. De hecho es llamado el evangelio eterno en Apocalipsis (Ap. 14:6) porque no es un mensaje que está supuesto a cambiar, ni durante este tiempo, ni cuando entremos en gloria.
Soli Deo Gloria



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Los Cinco Puntos de las Iglesias Bautista Reformadas

"Las doctrinas de la gracia humillan al hombre  sin degradarlo, y lo exaltan  sin inflarlo" - Charles Hodge
Convicciones distintivas historicas

I  Reformadas

1.    Sola Scriptura – La Biblia es la autoridad completa, definitiva y clara en todos los asuntos de la fe.
2.   Solus Christus – Nuestra confianza está en Jesucristo para la salvación.
3.    Sola Gratia – La gracia asegura la redención sin necesidad de obras.
4.    Sola Fide – Somos declarados justo por Dios mediante la fe (1).
5.    Soli Deo Gloria – El objetivo de la creación y la redención es la alabanza de Dios.

II Calvinistas

1.   Depravación Total  – La caída de Adán afectó a la totalidad de la persona humana (2).

2.    Elección Incondicional – La elección no se basa en la fe o las obras previstas (3).

3.   Expiación Limitada – La redención se ha cumplido por Cristo para los elegidos (4).

4.  Gracia Irresistible – Regeneración por el Espíritu Santo es eficaz para los elegidos.

5.    La perseverancia de los Santos – Dios, por gracia, completará lo que empezó en la regeneración de los elegidos.

III Puritanas

1. Piedad en la adoración – principio regulativo de la adoración (5), el Día del Señor como día de reposo cristiano.

2. La piedad en la predicación – La primacía de la predicación.  Exposición y aplicación enfatizada.

3.   Piedad en la Instrucción – Confesional y universal. Declaración de lo que creemos que la Biblia enseña (6).

4.  Piedad en la familia – Los padres deben instruir (catequizar) y disciplinar a sus hijos en el Señor.

5.  La piedad en el comportamiento – El mantenimiento de una buena conciencia delante de Dios y el hombre.

IV del pacto

1.    Unidad de la Biblia – Muchas partes pero un solo mensaje.

2.    Interpretación Centrada en Cristo – La persona de Jesús, sus obras y su reino es el tema de la Biblia.

3. Distinción Ley / Evangelio  – Los mandamientos de la Ley (7) condenan. El Evangelio salva (8).

4.  Una forma de la salvación – Cristo ha salvado a todos los elegidos a través de todas las edades.

5.  Vista optimista de la historia – Jesucristo es ahora Rey y gobierna sobre todos. Pronto vendrá otra vez.

V. Bautistas

1.   Prácticas de la Iglesia Bíblica – Ordenanzas sólo para los creyentes (9). Disciplina de la Iglesia ejercida con amor.

2. La libertad de Iglesia Bíblica – El punto es no inmiscuirse en asuntos de conciencia.

3.  Gobierno de la Iglesia Bíblica – Los ancianos y diáconos. La congregación local elige a sus líderes (10).

4. Crecimiento de la Iglesia Bíblica – el anuncio del Evangelio al mundo. El arrepentimiento y fe demandados a todos.

5.    Ministerio de la Iglesia Bíblica – Sacerdocio de todos los creyentes (11).

Notas:
(1) Esta es una justicia imputada. La justificación es perfecta, ni creciente, ni menguante.
(2) Estamos de acuerdo con Martín Lutero del estado del hombre “viene del diablo y de Adán.”
(3) Un entendimiento calvinista de la salvación: Rechazamos la comprensión de la salvación centrada en el hombre .
(4) “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” Mat. 01:21 Juan 10:11,14-18,24-29, Hechos 20:28; Isa. 53
(5) A diferencia del “principio normativo” que establece que lo que no está prohibido está permitido. Nuestro servicio de adoración se basa en leer las Escrituras, predicar y cantar.
(6) Tenemos a la Segunda Confesión de Fe Bautista de Londres 1689. Además de los Apóstoles, los credos de Nicea, Calcedonia Atanasio y expresar nuestra comprensión de la ortodoxia.
(7) Somos conscientes de los “tres usos de la ley.” En primer lugar, la ley sirve como una guía para la sociedad en la promoción de la justicia cívica. En segundo lugar, la ley convence a los pecadores y los conduce a Cristo. En tercer lugar, la ley ordena los cristianos en la vida santa.
(8) Ley y el Evangelio son el Antiguo y Nuevo Testamentos. El evangelio es la promesa de Dios a sus elegidos.
(9) El bautismo de infantes es ajeno a la práctica del Nuevo Testamento. Del mismo modo, la inmersión es el modo correcto del bautismo.
(10) “Una iglesia local, reunida y completamente organizada de acuerdo a la mente de Cristo, se compone de funcionarios y miembros, y los oficiales designados por Cristo para ser escogidos y apartados por la iglesia. “Excepto Dios y su Palabra, no reconocemos ninguna autoridad superior a la de la iglesia local”
(11) La iglesia local es una familia espiritual, donde las relaciones deben ser abiertos y honestos. Todos los asuntos que se manejan en la caridad y la paciencia. Sólo a través de todos los miembros, la participación de las personas pueden crecer en la gracia y el amor.

Adaptada y desarrollada por el Pastor David Charles
Soli Deo Gloria



martes, 28 de junio de 2016

Doctrinas que Unen y Dividen

Te encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino: Predica la palabra... (2 Ti 4:1-2).

Los creyentes creemos que la doctrina es fundamental para el cristianismo, o por lo menos aquellos que defendemos la idea de que el cristianismo es mucho más que sentimientos, y con esto me refiero a conocimientos. La palabra doctrina quiere decir enseñanza. Para el creyente esto, es decir, la doctrina, es fundamental. Sin ella no puede vivir. Sin embargo sabemos que hay doctrinas más importantes que otras.

Tan importante es para el creyente que esto fue lo que Cristo hizo…enseñar! El Señor les enseñó muchas cosas a sus discípulos y les advirtió que el que le amaba era aquel que guardaba sus palabras (Juan 14: 21-25). Todo lo que Cristo quiso enseñarnos nos fue escrito en la Biblia por los apóstoles siendo llevados por el Espíritu Santo. Esta es la razón por la que la doctrina es de suma importancia para el creyente. No estamos aquí porque sintamos lo mismo, sino porque creemos doctrinas que nos fueron reveladas en la Escritura por medio de la regeneración del Espíritu Santo.

Sin embargo, no todos los creyentes creen lo mismo. Es aquí donde la doctrina cumple un papel importante, pues de acuerdo a como uno interprete las enseñanzas bíblicas, así va a poder convivir o congregarse con otros hermanos. Por ejemplo, en mi país existen escasas iglesias reformadas, entre las cuales la mayor parte son presbiterianas. Los líderes de mi iglesia nos reunimos algunas ocasiones al año para tener comunión unos con otros y evaluar las distintas cosas que podemos hacer para llevar la reforma a otras iglesias. Alguien podría preguntar: “Debería un bautista reformado reunirse con presbiterianos?” Mi respuesta: Por supuesto que sí! Y la razón es la siguiente: Existen, según ha sido definido en teología, tres niveles de doctrina. Estos niveles son los que nos unen o dividen.

Doctrinas de Primer Orden

Estas doctrinas son las bases para que una persona pueda llamarse cristiano o no. Dentro de estas está la deidad y humanidad de Jesucristo, la Trinidad, la inspiración de la Biblia, la salvación por medio de la justificación por la fe, etc. Aquel que niegue alguna de estas doctrinas no es, ni puede llamarse un cristiano.
Es con estas personas con las que no debemos mantener ningún contacto en el ámbito religioso. Por supuesto que podemos mantener conversaciones doctrinales con ellos, pero nunca debemos asociarnos con ellos como si fuesen hermanos, pues no lo son.

Doctrinas de Segundo Orden

Es en estas doctrinas en donde los creyentes pueden estar en desacuerdo y esto traerá división doctrinal entre los hermanos en la fe. Entre estas doctrinas está el Bautismo. Como bautista el bautismo de infantes me parece inconcebible, pero para los presbiterianos, esto es de suma importancia en la forma de entender el pacto divino.

A pesar de que no estoy de acuerdo con el pedobautismo, considero a los presbiterianos reformados como hermanos en la fe y esto me permite poder tener comunión con ellos. Esto no significa que vaya a ser miembro de alguna de sus iglesias, pues no podría someterme a sus confesiones, ni ellos a las mías, sin embargo, por la fe que nos une, y las doctrinas de prima importancia que compartimos, puedo y debo amarles como hermanos y luchar por expandir el evangelio verdadero a través de todo el mundo. Esta es la razón por la cual puedo reunirme con mis hermanos presbiterianos para estudiar la Biblia.

Doctrinas de Tercer Orden

Dentro de estas se encuentra la escatología o el estudio de los últimos días. Estas doctrinas no impiden que los creyentes tengan comunión como miembros de una misma congregación. Es decir, el que una persona sea premilenialista, amilenialista, postminealista no le impide a ambos ser miembros de una misma iglesia.

Ahora, quiere decir esto que los creyentes no deben discutir en cuestión de las diferencias doctrinales? No! Como miembros del cuerpo de Cristo estamos llamados a estudiar y someternos a las verdades reveladas en las Escrituras. Esto nos lleva a que cuando hay desacuerdos entre hermanos, con amor, debemos discutir y buscar esa verdad que Dios quiere que conozcamos. Por qué? Porque la adquisición del conocimiento de las verdades enseñadas por Cristo en su palabra le glorifica.

Los creyentes no debemos quedarnos estáticos en nuestro conocimiento, sino que día a día, conforme vamos madurando en la fe y conforme estudiamos la palabra de Dios, debemos someternos a esas nuevas verdades que el Espíritu Santo no va mostrando en nuestro andar cristiano. Y esto nos debe llevar a querer ser cada vez más bíblicos con el fin de que Cristo sea glorificado.

Los debates  respecto a la escatología son sanos y deben servir para edificar a los creyentes, para que estos crezcan en el conocimiento de la verdad de Dios. Por ejemplo, los presbiterianos y los bautistas no podemos estar en lo correcto con respecto al bautismo. Alguna de las dos posiciones debe ser la verdadera. Entonces, si queremos crecer en conocimiento y humildad debemos debatir el tema para que si alguien deba cambiar de posición así lo haga sabiendo que el reconocimiento de la verdad bíblica por el creyente trae gloria y gozo a Dios.

Con esto quise mostrar que debemos saber diferenciar con quien nos asociamos. La Biblia nos dice que debemos asociarnos con hermanos en la fe, mientras que debemos separarnos de los impíos en lo que respecta al culto cristiano. No debemos tener comunión con aquellos que dicen ser creyentes pero que con sus actos niegan a Cristo (Tito 1: 16; 1 Corintios 5: 11). Pero sabiendo que debemos, siempre, contender por la verdad.
Fuente: https://sujetosalaroca.org
Soli Deo Gloria



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¿Credobautismo o Pedobautismo?


“Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” (Mateo 28:19) 

Este tema ha generado en los últimos años mucha discusión dentro de la Iglesia cristiana. De manera especial este aspecto de la doctrina ha impedido la completa unión entre presbiterianos y bautistas reformados. 

Uno de los temas más candentes de debate entre los que se adhieren a la Teología Reformada, hablando en términos generales, se refiere al tema del bautismo. Los participantes de cada lado del debate calibran y refinan sus argumentos que servirán en su defensa.  Algunos irán tan lejos como para decir que si usted no cree en el bautismo de los niños de creyentes no puede ser Reformado. Estos que sostienen esta posición, dirán que es imposible considerar la Teología del Pacto y no adherirse al bautismo infantil. En la comprensión que ellos tienen de esto, los argumentos que surgen a favor del bautismo de infantes parten exclusivamente de una perspectiva bíblica de los pactos que excluye automáticamente cualquier entendimiento de la Teología del Pacto que no sea paidobautista. Hermanos que sostienen este punto de vista, a menudo, categorizan a todos los que no son Paidobautistas como Dispensacionalistas o, a lo menos, como Dispensacionalistas incipientes. 

¿Es esta caracterización precisa y es este punto de vista sobre la Teología del Pacto la única opinión en el campo teológico que vale la pena escuchar? 

Es triste decirlo, pero muchos en nuestro tiempo y a través de la historia dirían que sí. Es hora de que esto termine.

Cuando se habla de la Teología del Pacto, inmediatamente nos sumergimos en la comprensión en las Escrituras que está centrado en torno al desarrollo de los diversos pactos dentro de la historia de la Redención. Este enfoque de las Escrituras toma en cuenta los pactos históricos de forma individual y trata de unirlos en un todo sistemático. Históricamente, la Teología del Pacto ha sido reconocida como la fuente del bautismo de infantes. El presente artículo buscará que una adecuada comprensión de la naturaleza progresiva de los pactos bíblicos y la sustitución del Antiguo Pacto por el Nuevo Pacto, objete seriamente la historicidad Teológica del Pacto, sin el riesgo de conllevar a un Dispensacionalismo o al Antinomianismo.


Entonces en este artículo se mostrara que es imposible sostener la Teología del Pacto sin adherirse a la práctica del bautismo infantil. Por el contrario, se argumentará que la adhesión coherente a la Teología del Pacto refuta el bautismo de niños e, incluso, ratifica y demanda el bautismo del creyente dentro de la estructura del pacto en la Biblia.

Al hablar ahora directamente sobre el tema del bautismo, el modo y su significancia nos llama la atención  la fuente de las escrituras para su entendimiendo correcto y su propia aplicación correcta.  

Entonces primeramente veamos el significado de términos utilizados. El credobautismo se refiere a aquella doctrina que cree que el bautismo es exclusivamente para los creyentes. Este término viene del latín credo que significa «yo creo.» Por otro lado, el pedobautismo se refiere a aquella doctrina que cree que el bautismo debe hacerse a los infantes. El término viene del latín paedo que significa «infante.»

Deseo responder y ayudar a algunos comentarios que recibe en un grupo de estudio con unos amigos y hermanos presbiterianos, donde se nos ve a los bautistas  reformados con los anabautistas del pasado. Para cualquiera que haya estudiado la historia, y especialmente la historia de la iglesia de los siglos XVI y XVII, sabrá que esto es una falacia.

No voy a hablar ahora acerca de los anabautistas, pero es claro que no por nada se les llamó «Radicales,» pues muchas de sus doctrinas no estaban de acuerdo con las doctrinas que habían salido de la Reforma Protestante. Muchos de estos hombres eran anti-trinitarios, como el mismo Miguel Serveto, en su mayoría habían adoptado una doctrina del libre albedrío, en oposición a los reformadores, etc. Es obvio, entonces, al estudiar este movimiento, que su teología en la modernidad está más apegada a la visión menonita que a la teología bautista. En fin, eran muy pocos los anabautistas que podían ser considerados bíblicos.

El proposito aquí es presentar el punto de vista bautista reformado con respecto al credobautismo, proveyendo los argumentos bíblicos del porqué esta doctrina es más bíblica que la del pedobautismo. Es notorio saber que han habido grandes disputas a través de la historia con respecto a este tema y aquí un ejemplo en defensa al tema.

Charles H. Spurgeon fue uno de los que debatió este tema y dijo cosas bastante fuertes que creo son necesarias conocer para empezar esta entrada. En un sermón dado el 24 de Julio de 1864 dijo lo siguiente,

La fuente es una burla y una imposición si se pone antes que a Cristo. Si se bautiza luego de haber venido a Cristo, bien, pero decirle a usted que es como Cristo, o como estando inevitablemente conectado con Cristo, o como siendo el lugar para encontrar a Cristo, no es mejor que volver atrás a los pobres elementos de la vieja prostituta Romana, en lugar de permanecer en la «libertad que Cristo logró por nosotros,» y haciendo que el pecador venga como pecador a Jesucristo, y sólo a Cristo.»

Además, en otra de sus publicaciones, dice enérgicamente lo siguiente en contra del bautismo Católico Romano,

Hay algunos que pretenden salvar almas con trucos curiosos, maniobras complicadas, y posturas diestras! Una pileta de agua, media docena de gotas, ciertas sílabas, presto- el infante es hecho un hijo de Dios, un miembro de Cristo, y heredero del reino de los cielos! Esta acuosa regeneración sobrepasa mi creencia; es un truco que no comprendo: el iniciado sólo puede realizar el bello truco de magia, que excede cualquier cosa que haya sido intentada por el Mago del Norte. Hay una manera también, de ganar almas poniendo las manos sobre sus cabezas, sólo los codos de esas manos deben ser encajadas en césped, y luego la maquinaria actúa, y hay gracia conferida por los benditos dedos! Debo confesar que no comprendo la ciencia oculta, pero de esto no me debo sorprender, pues la profesión de salvar almas por medio de tales malabares sólo puede ser llevado a cabo por ciertas personas favorecidas que han recibido sucesión apostólica directamente de Judas Iscariote. Esta confirmación episcopal, cuando los hombres pretenden que confiere gracia, es un infame malabar. Todo es una abominación. Sólo pensar que, en este siglo diecinueve, hay hombres que predican salvación de labios por sacramentos, y salvación sólo por ellos, ciertamente!
Ciertamente, señores, es seguramente muy tarde en el día para venir a nosotros con esta estupidez! Estas obras de sacerdotes, son un anacronismo, y la teoría sacramental está fuera de moda.  Estas cosas podrán haber hecho para aquellos que no podían leer, y en los días cuando los libros faltaban; pero desde el día cuando el glorioso Lutero fue ayudado por Dios para proclamar con aplausos de trueno la verdad emancipadora, «Por Gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros: es el don de Dios,» ha habido mucha luz para estos buhós papales. Déjenlos regresar a sus torres cubiertas de hiedra, y quejarse con la luna de aquellos que echaron a perder su reino de tinieblas. Permitan que las coronas rapadas vuelvan a Bedlam, y los sombreros de prostituta a la prostituta escarlata, pero no permitan que ningún inglés los respete. El moderno Tractarianismo es el papado bastardo, demasiado malo, demasiado furtivo, de doble trato para engañar a hombres de mentes honestas. Si ganamos almas, será por otras artes a las de los jesuitas. No confíen en ningún hombre que pretende ser sacerdote. Los sacerdotes son mentirosos por oficio, y engañadores por profesión. No podemos salvar almas de esta manera teatral, y no queremos hacerlo, pues sabemos que tales malabares como esos, serán mantenidos por Satanás, y se reirá de los sacerdotes mientras vuelva las cartas en su contra al final.»

Pedobautismo

Para comprender de donde viene la creencia de bautizar niños en su infancia, debemos saber que la razón principal estea en su entendimiento de la relación entre la circuncisión en el Antiguo Testamento y el bautismo del Nuevo Testamento. Y con esto estoy dejando claro que me voy a referir a la doctrina pedobautista como ha sido definida del lado protestante, pues claramente la versión católico romana es en sí misma una agresión al evangelio.

En el Antiguo Testamento los varones eran circuncidados al octavo día de nacidos como un signo externo de pertenecer a la comunidad pactal de Israel. Este signo no era garantía de que esos niños serían salvos, sino que les permitía ser parte de las bendiciones que venía a esa comunidad debido a el pacto de Dios.

Para ellos, el bautismo del Nuevo Testamento es la contraparte de la circuncisión del Antiguo Testamento. Este bautismo no garantiza la salvación del niño, pero les separa como hijos de padres que se encuentran bajo ese pacto divino y por lo tanto están incluídos en las bendiciones externas y responsabilidades de la iglesia. Estos infantes están bajo la sombra de las bendiciones del nuevo pacto de Dios. Los padres de estos niños esperan y le piden a Dios que sus hijos sean salvos en Cristo, algo que representa el bautismo. Ellos esperan que ese bautismo en la infancia sea una sombra de lo que ocurrirá cuando su hijo abrace a Cristo como su Salvador. Esto, obviamente, porque el pedobautismo nace de la idea que Dios no trata sólo con individuos, sino con una entidad corporal basándose en la promesa.

Es claro, entocnes, que los pedobautistas ven en el bautismo del Nuevo Testamento, lo que fue la circuncisión en el Antiguo Testamento.

Credobautistas

Ahora, es obvio que tanto pedobautistas como los credobautistas, creemos que el bautismo es un mandato bíblico. La diferencia está en la manera y en el tiempo en el que se realiza. Esto es dependiente de la interpretación de la palabra novotestamentaria baptizo. Los bautistas creemos que el Nuevo Testamento enseña sin lugar a dudas el bautismo de creyentes, y que este bautismo, como veremos, se hace sumergiendo al creyente bajo agua.

En el Nuevo Testamento existen dos verbos en relación al bautismo: bapto y baptizo. La primera es una palabra que ocurre raramente y sólo en cuatro ocasiones en el Nuevo Testamento-y la segunda aparece muchas veces. La palabra bapto quiere decir «sumergir, meter en algo.» De hecho, se utilizaba para describir el acto que se hacía al teñir telas sumergiéndolas en tinta.

Por otro lado, la palabra baptizo significa «sumergir completamente» y es utilizada en el griego para describir el acto de ahogar. El sustantivo baptismas es siempre utilizado en el libro de Hechos para referirse a un cristiano siendo sumergido en agua.

Los griegos tenían otra palabra para «rociar.» Esta palabra era rhantisanti, utilizada para describir rociar algo con agua. Este acto no es descrito en ningún lugar en el Nuevo Testamento. Es más, Calvino reconoció que baptizo quiere decir sumergir y que esta era la práctica común de la Iglesia Primitiva. De hecho, y sólo como ejemplo, vemos en los escritos de Tertuliano, Ireneo, la Didache, y del mismo Cipriano, el primer apologista de rociar con agua, que sumergir era la práctica común de la iglesia. Cipriano describió el bautismo rociando agua únicamente para los enfermos.
Algo importante de notar es que estos verbos, bapto y baptizo, nunca se encuentran en el Nuevo Testamento en el pasivo, sino que siempre transmiten la idea de una persona siendo sumergida en agua. Por ejemplo, leemos lo siguiente,

Y eran bautizados por él [Juan] en el Jordán, confesando sus pecados.» Mateo 3: 6

A Juan se le llama «el Bautista» precisamente por lo que hacía, es decir sumergir a hombres bajo el agua. En este texto queda claro que la palabra quiere decir sumergir, pues Juan  los sumergía en el río Jordan.

Otro ejemplo claro que nos puede demostrar este significado de bapto y baptizo la encontramos en los escritos de un poeta y médico griego que vivió 200 años antes de Cristo y quien en una receta sobre pepinillos utiliza ambas palabras. Nicander escribe que el pepinillo debe ser metido (bapto) en agua caliente y luego sumergido (baptizo) en vinagre. Ambas palabras son utilizadas para describir la acción de sumergir algo en un líquido.

Entonces, los bautistas, creemos que el bautismo enseñado en el Nuevo Testamento se refiere a sumergir a un creyente en agua, esto ya que no hay evidencia que el Nuevo Testamento enseñe el rociar a un hombre con agua como método bautismal.

Los Argumentos

Es claro que la Biblia, más específicamente el Nuevo Testamento, no enseñan el pedobautismo. El mismo Robert Reymond, en su excelente Teología Sistemática escribe que «los pedobautistas reformados deben admitir que en ningún lugar en el Nuevo Testamento se puede encontrar un mandamiento directo de: ‘Bautizar infantes y niños pequeños de padres creyentes y tratarlos como miembros de la iglesia.» 

Para apoyar sus argumentos los pedobautistas, además de relacionar la circuncisión con el bautismo cristiano, buscan apoyarse en lo que se conoce como «bautismos caseros» descritos en el Nuevo Testamento (Hechos 16: 15,33; 1 Corintios 1: 16), para aducir que aunque no se puede afirmar que el pedobautismo se hacía, tampoco se puede negar. Pero, porqué esto es un error? Primero, porque en el Nuevo Testamento vemos claramente que el bautismo se administraba únicamente a los creyentes, por le método de la sumersión, como hemos explicado antes. Dice el evangelio de Marcos.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado.» Marcos 16: 16

Es claro de este pasaje que Jesús les está enseñando a sus discípulos que su comisión era ir a todo el mundo a predicar el evangelio, y que bautizaran a todos aquellos que creyeran las buenas nuevas. El bautismo no precede a la fe, como pretenden los pedobautistas. Es claro de este pasaje que el bautismo es algo que se da en respuesta a la fe recibida de Dios. Además, el mismo Señor dijo en el evangelio de Mateo.

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” Mateo 28: 19

Lo primero que debía ocurrir es que una persona fuera hecha un discípulo de Cristo. Cómo ocurría esto? Predicándole el evangelio y que Dios le otorgara la fe para creer el mensaje predicado. Sólo así se podía ser discípulo de Cristo. Qué debía ocurrir luego de que estos hombres fuesen discípulos? Se les debía bautizar.

Otro ejemplo de este bautismo de creyentes lo vemos después del primer sermón de Pedro luego de la ascención de Jesucristo. Dice el evangelista Lucas...,

"Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas." Hechos 2: 41

Noten que dice, «los que recibieron su palabra.» Cuál palabra? El evangelio que les acababa de predicar Pedro. Los que recibieron esa verdad, fueron bautizados. Un último ejemplo de que el bautismo del Nuevo Testamento es un bautismo de creyentes ocurre en el pasaje de Felipe y el eunuco. Felipe encuentra al eunuco leyendo Isaías 53 y le pregunta si entiende lo que está leyendo, pero el hombre le pide que le explique de quien está hablando la Escritura. Luego leemos que...

“Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.  Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino.” Hechos 8:35-39

Veamos que el hombre le dice a Felipe que lo bautice, pero el requisito que el apóstol le exige es que debe creer de todo corazón el evangelio. Una vez que el eunuco afirma que es un creyente, entonces Felipe lo lleva al río y lo sumerge en agua (ver también Hechos 8: 12).  Una cita interesante de Spurgeon dice lo siguiente,

Primero...
Permítanme recordarles que las palabras de nuestro Salvador nos enseñan que el bautismo sigue a la fe: «El que creyere y fuere bautizado.» Nunca descuide el orden de las cosas en la Biblia. Si Dios las pones uno, dos y tres, no las ponga tres, dos, uno. Nunca tuviste un siervo, espero, que torciera tus ordenes fuera de orden…Ahora, hay muchos en la Iglesia Cristiana en el presente que lo han puesto así: «El que sea bautizado y creyere.» Yo no soy de esos siervos; no me atrevo a volcar las órdenes de mi Amo. No tienes el derecho de bautizar hombres hasta que hayan creído en Cristo como su Salvador.

Segundo, el bautismo es enseñado en el Nuevo Testamento como algo que está en íntima relación con la fe y el arrepentimiento. Esto es obvio de pasajes como los que vimos. Por ejemplo, en la epístola a los Colosenses Pablo le escribió lo siguiente,

Sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos» Colosenses 2: 12

Aquí es claro que el bautismo es algo que representa nuestra unión con Cristo, la cual ocurre, como dice el apóstol, mediante la fe. Cito un comentario acerca de este pasaje lo siguiente,

Si el bautismo fuera meramente el paralelo del rito de la circuncisión en el Antiguo Testamento, no ocurriría mediante la fe, pues los infantes no tomaban la circuncisión mediante la fe. La razón por la que la ordenanza del Nuevo Testamento con respecto al bautismo deba ser mediante la fe es porque representa no el rito externo del Antiguo Testamento, sino la experiencia interna y espiritual del Nuevo Testamento de la circuncisión que se hace sin manos. Estas tres palabras, «mediante la fe,» en el verso 12 son decisivas, definiendo la explicación de cómo somos sepultados con Cristo en el bautismo y como fuimos resucitados con Él en el bautismo: es a través de la fe. Y esto no es algo que los infantes experimentan. La fe es una experiencia consiente del corazón sometiéndose a la obra de Dios. Los infantes no son capaces de esto, y por lo tanto los infantes no son sujetos adecuados para el bautismo, el cual es «mediante la fe.» 

Tercero, en todos los ejemplos de «bautismos caseros» el contexto deja claro que solamente los creyentes eran bautizados. Por ejemplo, en el libro de Hechos leemos lo siguiente con respecto a la conversión de Lidia,

“Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.” Hechos 16: 15

Luego, en el mismo capítulo, leemos acerca de la conversión del carcelero en Filipos, y en el versículo 33 dice, «Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos» (Hechos 16: 33). Lo que vemos en estos dos pasajes, una vez habiéndo leído el contexto en el que se encuentran estos pasajes, es que fueron bautizados aquellos que tenían la capacidad de comprender el mensaje predicado por los apóstoles. Esto es claro de los versículos 32 y 34, en donde leemos que Pablo, Timoteo, y Silas «le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.» Y en el versículo 34 vemos que ellos se regocijaron «con toda su casa por haber creído a Dios.»

Esto demuestra que todos aquellos que fueron bautizados en estas casas tenían la capacidad de comprender el mensaje predicado. Es lo mismo que dice  Hechos 2: 39 
“Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”

Estos niños de los que habla Lucas, viendo el contexto, son lo suficientemente grandes como para haber sido llamados por el Señor. Es por ello que el médico registra dos versos después lo siguiente,

“Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”
Pedro habla de la promesa que se le hace a todos aquellos que puedan recibir la palabra del evangelio. No sólo es para los adultos, sino que para los niños que estén en esa misma capacidad. No hay evidencia en este pasaje que aquellos infantes que no podían responder al llamado del Señor o que no podían comprender la palabra predicada fueran bautizados.

Cuarto, no hay ningun evidencia en el Nuevo Testamento de que algún infante haya sido bautizado, como es claro para el pedobautista Robert Reymond.

¿Circuncisión igual a Bautismo?

Creo que el error pedobautista es igualar el rito de la circuncisión del Antiguo Testamento con el bautismo del Nuevo Testamento. El paralelo de la circuncisión no es el bautismo, sino la regeneración hecha por el Espíritu Santo. El nuevo nacimiento es la contraparte novotestamentaria de la circuncisión, ya que este representa la circuncisión espiritual del corazón, que era lo que Dios quería que Israel aprendiera. Él no quería un mero ritual externo, sino que comprendieran la necesidad de cortar la carne y circuncidar su corazón. Otro argumento a favor de este razonamiento es que no podemos igualar al bautismo con la circuncisión debido a que el primero se basaba en la fe de la persona que la recibe, mientras que el último no.

El bautismo mdiante agua es un signo de la circuncisión del corazón y de la nueva vida y lavamiento de pecados que ha recibido un creyente. El signo del Nuevo Pacto no es el bautismo, sino la regeneración, o la presencia del Espíritu Santo en el corazón del creyente, con quien son sellados todos los que creen en Cristo. Esta regeneración representa, como dije antes, la circuncisión del corazón de carne.

La Representación

En dónde podemos ver esta representación de la que hablamos? 
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“¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” Romanos 6: 3-4 

El bautismo representa la unión del creyente en la obra de Cristo. A través de Cristo el creyente sufrió la ira de Dios, representada en el hecho de estar bajo las aguas del juicio-relacionado siempre en el Antiguo Testamento con juicio, como en los tiempos de Noé-y así sepultados en su muerte. Pero además a través de Cristo somos resucitados y creados en nuevas criaturas para andar en «vida nueva.»
El bautismo, entonces, representa la muerte al pecado y su castigo en Cristo, y la nueva vida que logramos por medio de la fe en Él. Esto es algo que no pueden hacer los infantes, y es por ello que no vemos ningún indicio del bautismo de infantes en el Nuevo Testamento. 

Notas:
Charles H. Spurgeon. «Children Brought to Christ, And Not to The Font.» 1864.
Charles H. Spurgeon. The Soul Winner.
Ante Nicene Fathers III, 94 y 678; ANF V, 377 y 400-401; ANF VII, 379, 431, y 469.
James Montgomery Boice. Bible Study Magazine,  Mayo 1989.
Robert L. Reymond. A New Systematic Theology of the Christian Faith. Página 936.
Charles H. Spurgeon. Baptism Essential to Obedience. Octubre, 1889.
Citas Ps. Eduardo Flores

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