martes, 28 de junio de 2016

Doctrinas que Unen y Dividen

Te encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino: Predica la palabra... (2 Ti 4:1-2).

Los creyentes creemos que la doctrina es fundamental para el cristianismo, o por lo menos aquellos que defendemos la idea de que el cristianismo es mucho más que sentimientos, y con esto me refiero a conocimientos. La palabra doctrina quiere decir enseñanza. Para el creyente esto, es decir, la doctrina, es fundamental. Sin ella no puede vivir. Sin embargo sabemos que hay doctrinas más importantes que otras.

Tan importante es para el creyente que esto fue lo que Cristo hizo…enseñar! El Señor les enseñó muchas cosas a sus discípulos y les advirtió que el que le amaba era aquel que guardaba sus palabras (Juan 14: 21-25). Todo lo que Cristo quiso enseñarnos nos fue escrito en la Biblia por los apóstoles siendo llevados por el Espíritu Santo. Esta es la razón por la que la doctrina es de suma importancia para el creyente. No estamos aquí porque sintamos lo mismo, sino porque creemos doctrinas que nos fueron reveladas en la Escritura por medio de la regeneración del Espíritu Santo.

Sin embargo, no todos los creyentes creen lo mismo. Es aquí donde la doctrina cumple un papel importante, pues de acuerdo a como uno interprete las enseñanzas bíblicas, así va a poder convivir o congregarse con otros hermanos. Por ejemplo, en mi país existen escasas iglesias reformadas, entre las cuales la mayor parte son presbiterianas. Los líderes de mi iglesia nos reunimos algunas ocasiones al año para tener comunión unos con otros y evaluar las distintas cosas que podemos hacer para llevar la reforma a otras iglesias. Alguien podría preguntar: “Debería un bautista reformado reunirse con presbiterianos?” Mi respuesta: Por supuesto que sí! Y la razón es la siguiente: Existen, según ha sido definido en teología, tres niveles de doctrina. Estos niveles son los que nos unen o dividen.

Doctrinas de Primer Orden

Estas doctrinas son las bases para que una persona pueda llamarse cristiano o no. Dentro de estas está la deidad y humanidad de Jesucristo, la Trinidad, la inspiración de la Biblia, la salvación por medio de la justificación por la fe, etc. Aquel que niegue alguna de estas doctrinas no es, ni puede llamarse un cristiano.
Es con estas personas con las que no debemos mantener ningún contacto en el ámbito religioso. Por supuesto que podemos mantener conversaciones doctrinales con ellos, pero nunca debemos asociarnos con ellos como si fuesen hermanos, pues no lo son.

Doctrinas de Segundo Orden

Es en estas doctrinas en donde los creyentes pueden estar en desacuerdo y esto traerá división doctrinal entre los hermanos en la fe. Entre estas doctrinas está el Bautismo. Como bautista el bautismo de infantes me parece inconcebible, pero para los presbiterianos, esto es de suma importancia en la forma de entender el pacto divino.

A pesar de que no estoy de acuerdo con el pedobautismo, considero a los presbiterianos reformados como hermanos en la fe y esto me permite poder tener comunión con ellos. Esto no significa que vaya a ser miembro de alguna de sus iglesias, pues no podría someterme a sus confesiones, ni ellos a las mías, sin embargo, por la fe que nos une, y las doctrinas de prima importancia que compartimos, puedo y debo amarles como hermanos y luchar por expandir el evangelio verdadero a través de todo el mundo. Esta es la razón por la cual puedo reunirme con mis hermanos presbiterianos para estudiar la Biblia.

Doctrinas de Tercer Orden

Dentro de estas se encuentra la escatología o el estudio de los últimos días. Estas doctrinas no impiden que los creyentes tengan comunión como miembros de una misma congregación. Es decir, el que una persona sea premilenialista, amilenialista, postminealista no le impide a ambos ser miembros de una misma iglesia.

Ahora, quiere decir esto que los creyentes no deben discutir en cuestión de las diferencias doctrinales? No! Como miembros del cuerpo de Cristo estamos llamados a estudiar y someternos a las verdades reveladas en las Escrituras. Esto nos lleva a que cuando hay desacuerdos entre hermanos, con amor, debemos discutir y buscar esa verdad que Dios quiere que conozcamos. Por qué? Porque la adquisición del conocimiento de las verdades enseñadas por Cristo en su palabra le glorifica.

Los creyentes no debemos quedarnos estáticos en nuestro conocimiento, sino que día a día, conforme vamos madurando en la fe y conforme estudiamos la palabra de Dios, debemos someternos a esas nuevas verdades que el Espíritu Santo no va mostrando en nuestro andar cristiano. Y esto nos debe llevar a querer ser cada vez más bíblicos con el fin de que Cristo sea glorificado.

Los debates  respecto a la escatología son sanos y deben servir para edificar a los creyentes, para que estos crezcan en el conocimiento de la verdad de Dios. Por ejemplo, los presbiterianos y los bautistas no podemos estar en lo correcto con respecto al bautismo. Alguna de las dos posiciones debe ser la verdadera. Entonces, si queremos crecer en conocimiento y humildad debemos debatir el tema para que si alguien deba cambiar de posición así lo haga sabiendo que el reconocimiento de la verdad bíblica por el creyente trae gloria y gozo a Dios.

Con esto quise mostrar que debemos saber diferenciar con quien nos asociamos. La Biblia nos dice que debemos asociarnos con hermanos en la fe, mientras que debemos separarnos de los impíos en lo que respecta al culto cristiano. No debemos tener comunión con aquellos que dicen ser creyentes pero que con sus actos niegan a Cristo (Tito 1: 16; 1 Corintios 5: 11). Pero sabiendo que debemos, siempre, contender por la verdad.
Fuente: https://sujetosalaroca.org
Soli Deo Gloria