martes, 28 de junio de 2016

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¿Credobautismo o Pedobautismo?


“Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” (Mateo 28:19) 

Este tema ha generado en los últimos años mucha discusión dentro de la Iglesia cristiana. De manera especial este aspecto de la doctrina ha impedido la completa unión entre presbiterianos y bautistas reformados. 

Uno de los temas más candentes de debate entre los que se adhieren a la Teología Reformada, hablando en términos generales, se refiere al tema del bautismo. Los participantes de cada lado del debate calibran y refinan sus argumentos que servirán en su defensa.  Algunos irán tan lejos como para decir que si usted no cree en el bautismo de los niños de creyentes no puede ser Reformado. Estos que sostienen esta posición, dirán que es imposible considerar la Teología del Pacto y no adherirse al bautismo infantil. En la comprensión que ellos tienen de esto, los argumentos que surgen a favor del bautismo de infantes parten exclusivamente de una perspectiva bíblica de los pactos que excluye automáticamente cualquier entendimiento de la Teología del Pacto que no sea paidobautista. Hermanos que sostienen este punto de vista, a menudo, categorizan a todos los que no son Paidobautistas como Dispensacionalistas o, a lo menos, como Dispensacionalistas incipientes. 

¿Es esta caracterización precisa y es este punto de vista sobre la Teología del Pacto la única opinión en el campo teológico que vale la pena escuchar? 

Es triste decirlo, pero muchos en nuestro tiempo y a través de la historia dirían que sí. Es hora de que esto termine.

Cuando se habla de la Teología del Pacto, inmediatamente nos sumergimos en la comprensión en las Escrituras que está centrado en torno al desarrollo de los diversos pactos dentro de la historia de la Redención. Este enfoque de las Escrituras toma en cuenta los pactos históricos de forma individual y trata de unirlos en un todo sistemático. Históricamente, la Teología del Pacto ha sido reconocida como la fuente del bautismo de infantes. El presente artículo buscará que una adecuada comprensión de la naturaleza progresiva de los pactos bíblicos y la sustitución del Antiguo Pacto por el Nuevo Pacto, objete seriamente la historicidad Teológica del Pacto, sin el riesgo de conllevar a un Dispensacionalismo o al Antinomianismo.


Entonces en este artículo se mostrara que es imposible sostener la Teología del Pacto sin adherirse a la práctica del bautismo infantil. Por el contrario, se argumentará que la adhesión coherente a la Teología del Pacto refuta el bautismo de niños e, incluso, ratifica y demanda el bautismo del creyente dentro de la estructura del pacto en la Biblia.

Al hablar ahora directamente sobre el tema del bautismo, el modo y su significancia nos llama la atención  la fuente de las escrituras para su entendimiendo correcto y su propia aplicación correcta.  

Entonces primeramente veamos el significado de términos utilizados. El credobautismo se refiere a aquella doctrina que cree que el bautismo es exclusivamente para los creyentes. Este término viene del latín credo que significa «yo creo.» Por otro lado, el pedobautismo se refiere a aquella doctrina que cree que el bautismo debe hacerse a los infantes. El término viene del latín paedo que significa «infante.»

Deseo responder y ayudar a algunos comentarios que recibe en un grupo de estudio con unos amigos y hermanos presbiterianos, donde se nos ve a los bautistas  reformados con los anabautistas del pasado. Para cualquiera que haya estudiado la historia, y especialmente la historia de la iglesia de los siglos XVI y XVII, sabrá que esto es una falacia.

No voy a hablar ahora acerca de los anabautistas, pero es claro que no por nada se les llamó «Radicales,» pues muchas de sus doctrinas no estaban de acuerdo con las doctrinas que habían salido de la Reforma Protestante. Muchos de estos hombres eran anti-trinitarios, como el mismo Miguel Serveto, en su mayoría habían adoptado una doctrina del libre albedrío, en oposición a los reformadores, etc. Es obvio, entonces, al estudiar este movimiento, que su teología en la modernidad está más apegada a la visión menonita que a la teología bautista. En fin, eran muy pocos los anabautistas que podían ser considerados bíblicos.

El proposito aquí es presentar el punto de vista bautista reformado con respecto al credobautismo, proveyendo los argumentos bíblicos del porqué esta doctrina es más bíblica que la del pedobautismo. Es notorio saber que han habido grandes disputas a través de la historia con respecto a este tema y aquí un ejemplo en defensa al tema.

Charles H. Spurgeon fue uno de los que debatió este tema y dijo cosas bastante fuertes que creo son necesarias conocer para empezar esta entrada. En un sermón dado el 24 de Julio de 1864 dijo lo siguiente,

La fuente es una burla y una imposición si se pone antes que a Cristo. Si se bautiza luego de haber venido a Cristo, bien, pero decirle a usted que es como Cristo, o como estando inevitablemente conectado con Cristo, o como siendo el lugar para encontrar a Cristo, no es mejor que volver atrás a los pobres elementos de la vieja prostituta Romana, en lugar de permanecer en la «libertad que Cristo logró por nosotros,» y haciendo que el pecador venga como pecador a Jesucristo, y sólo a Cristo.»

Además, en otra de sus publicaciones, dice enérgicamente lo siguiente en contra del bautismo Católico Romano,

Hay algunos que pretenden salvar almas con trucos curiosos, maniobras complicadas, y posturas diestras! Una pileta de agua, media docena de gotas, ciertas sílabas, presto- el infante es hecho un hijo de Dios, un miembro de Cristo, y heredero del reino de los cielos! Esta acuosa regeneración sobrepasa mi creencia; es un truco que no comprendo: el iniciado sólo puede realizar el bello truco de magia, que excede cualquier cosa que haya sido intentada por el Mago del Norte. Hay una manera también, de ganar almas poniendo las manos sobre sus cabezas, sólo los codos de esas manos deben ser encajadas en césped, y luego la maquinaria actúa, y hay gracia conferida por los benditos dedos! Debo confesar que no comprendo la ciencia oculta, pero de esto no me debo sorprender, pues la profesión de salvar almas por medio de tales malabares sólo puede ser llevado a cabo por ciertas personas favorecidas que han recibido sucesión apostólica directamente de Judas Iscariote. Esta confirmación episcopal, cuando los hombres pretenden que confiere gracia, es un infame malabar. Todo es una abominación. Sólo pensar que, en este siglo diecinueve, hay hombres que predican salvación de labios por sacramentos, y salvación sólo por ellos, ciertamente!
Ciertamente, señores, es seguramente muy tarde en el día para venir a nosotros con esta estupidez! Estas obras de sacerdotes, son un anacronismo, y la teoría sacramental está fuera de moda.  Estas cosas podrán haber hecho para aquellos que no podían leer, y en los días cuando los libros faltaban; pero desde el día cuando el glorioso Lutero fue ayudado por Dios para proclamar con aplausos de trueno la verdad emancipadora, «Por Gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros: es el don de Dios,» ha habido mucha luz para estos buhós papales. Déjenlos regresar a sus torres cubiertas de hiedra, y quejarse con la luna de aquellos que echaron a perder su reino de tinieblas. Permitan que las coronas rapadas vuelvan a Bedlam, y los sombreros de prostituta a la prostituta escarlata, pero no permitan que ningún inglés los respete. El moderno Tractarianismo es el papado bastardo, demasiado malo, demasiado furtivo, de doble trato para engañar a hombres de mentes honestas. Si ganamos almas, será por otras artes a las de los jesuitas. No confíen en ningún hombre que pretende ser sacerdote. Los sacerdotes son mentirosos por oficio, y engañadores por profesión. No podemos salvar almas de esta manera teatral, y no queremos hacerlo, pues sabemos que tales malabares como esos, serán mantenidos por Satanás, y se reirá de los sacerdotes mientras vuelva las cartas en su contra al final.»

Pedobautismo

Para comprender de donde viene la creencia de bautizar niños en su infancia, debemos saber que la razón principal estea en su entendimiento de la relación entre la circuncisión en el Antiguo Testamento y el bautismo del Nuevo Testamento. Y con esto estoy dejando claro que me voy a referir a la doctrina pedobautista como ha sido definida del lado protestante, pues claramente la versión católico romana es en sí misma una agresión al evangelio.

En el Antiguo Testamento los varones eran circuncidados al octavo día de nacidos como un signo externo de pertenecer a la comunidad pactal de Israel. Este signo no era garantía de que esos niños serían salvos, sino que les permitía ser parte de las bendiciones que venía a esa comunidad debido a el pacto de Dios.

Para ellos, el bautismo del Nuevo Testamento es la contraparte de la circuncisión del Antiguo Testamento. Este bautismo no garantiza la salvación del niño, pero les separa como hijos de padres que se encuentran bajo ese pacto divino y por lo tanto están incluídos en las bendiciones externas y responsabilidades de la iglesia. Estos infantes están bajo la sombra de las bendiciones del nuevo pacto de Dios. Los padres de estos niños esperan y le piden a Dios que sus hijos sean salvos en Cristo, algo que representa el bautismo. Ellos esperan que ese bautismo en la infancia sea una sombra de lo que ocurrirá cuando su hijo abrace a Cristo como su Salvador. Esto, obviamente, porque el pedobautismo nace de la idea que Dios no trata sólo con individuos, sino con una entidad corporal basándose en la promesa.

Es claro, entocnes, que los pedobautistas ven en el bautismo del Nuevo Testamento, lo que fue la circuncisión en el Antiguo Testamento.

Credobautistas

Ahora, es obvio que tanto pedobautistas como los credobautistas, creemos que el bautismo es un mandato bíblico. La diferencia está en la manera y en el tiempo en el que se realiza. Esto es dependiente de la interpretación de la palabra novotestamentaria baptizo. Los bautistas creemos que el Nuevo Testamento enseña sin lugar a dudas el bautismo de creyentes, y que este bautismo, como veremos, se hace sumergiendo al creyente bajo agua.

En el Nuevo Testamento existen dos verbos en relación al bautismo: bapto y baptizo. La primera es una palabra que ocurre raramente y sólo en cuatro ocasiones en el Nuevo Testamento-y la segunda aparece muchas veces. La palabra bapto quiere decir «sumergir, meter en algo.» De hecho, se utilizaba para describir el acto que se hacía al teñir telas sumergiéndolas en tinta.

Por otro lado, la palabra baptizo significa «sumergir completamente» y es utilizada en el griego para describir el acto de ahogar. El sustantivo baptismas es siempre utilizado en el libro de Hechos para referirse a un cristiano siendo sumergido en agua.

Los griegos tenían otra palabra para «rociar.» Esta palabra era rhantisanti, utilizada para describir rociar algo con agua. Este acto no es descrito en ningún lugar en el Nuevo Testamento. Es más, Calvino reconoció que baptizo quiere decir sumergir y que esta era la práctica común de la Iglesia Primitiva. De hecho, y sólo como ejemplo, vemos en los escritos de Tertuliano, Ireneo, la Didache, y del mismo Cipriano, el primer apologista de rociar con agua, que sumergir era la práctica común de la iglesia. Cipriano describió el bautismo rociando agua únicamente para los enfermos.
Algo importante de notar es que estos verbos, bapto y baptizo, nunca se encuentran en el Nuevo Testamento en el pasivo, sino que siempre transmiten la idea de una persona siendo sumergida en agua. Por ejemplo, leemos lo siguiente,

Y eran bautizados por él [Juan] en el Jordán, confesando sus pecados.» Mateo 3: 6

A Juan se le llama «el Bautista» precisamente por lo que hacía, es decir sumergir a hombres bajo el agua. En este texto queda claro que la palabra quiere decir sumergir, pues Juan  los sumergía en el río Jordan.

Otro ejemplo claro que nos puede demostrar este significado de bapto y baptizo la encontramos en los escritos de un poeta y médico griego que vivió 200 años antes de Cristo y quien en una receta sobre pepinillos utiliza ambas palabras. Nicander escribe que el pepinillo debe ser metido (bapto) en agua caliente y luego sumergido (baptizo) en vinagre. Ambas palabras son utilizadas para describir la acción de sumergir algo en un líquido.

Entonces, los bautistas, creemos que el bautismo enseñado en el Nuevo Testamento se refiere a sumergir a un creyente en agua, esto ya que no hay evidencia que el Nuevo Testamento enseñe el rociar a un hombre con agua como método bautismal.

Los Argumentos

Es claro que la Biblia, más específicamente el Nuevo Testamento, no enseñan el pedobautismo. El mismo Robert Reymond, en su excelente Teología Sistemática escribe que «los pedobautistas reformados deben admitir que en ningún lugar en el Nuevo Testamento se puede encontrar un mandamiento directo de: ‘Bautizar infantes y niños pequeños de padres creyentes y tratarlos como miembros de la iglesia.» 

Para apoyar sus argumentos los pedobautistas, además de relacionar la circuncisión con el bautismo cristiano, buscan apoyarse en lo que se conoce como «bautismos caseros» descritos en el Nuevo Testamento (Hechos 16: 15,33; 1 Corintios 1: 16), para aducir que aunque no se puede afirmar que el pedobautismo se hacía, tampoco se puede negar. Pero, porqué esto es un error? Primero, porque en el Nuevo Testamento vemos claramente que el bautismo se administraba únicamente a los creyentes, por le método de la sumersión, como hemos explicado antes. Dice el evangelio de Marcos.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado.» Marcos 16: 16

Es claro de este pasaje que Jesús les está enseñando a sus discípulos que su comisión era ir a todo el mundo a predicar el evangelio, y que bautizaran a todos aquellos que creyeran las buenas nuevas. El bautismo no precede a la fe, como pretenden los pedobautistas. Es claro de este pasaje que el bautismo es algo que se da en respuesta a la fe recibida de Dios. Además, el mismo Señor dijo en el evangelio de Mateo.

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” Mateo 28: 19

Lo primero que debía ocurrir es que una persona fuera hecha un discípulo de Cristo. Cómo ocurría esto? Predicándole el evangelio y que Dios le otorgara la fe para creer el mensaje predicado. Sólo así se podía ser discípulo de Cristo. Qué debía ocurrir luego de que estos hombres fuesen discípulos? Se les debía bautizar.

Otro ejemplo de este bautismo de creyentes lo vemos después del primer sermón de Pedro luego de la ascención de Jesucristo. Dice el evangelista Lucas...,

"Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas." Hechos 2: 41

Noten que dice, «los que recibieron su palabra.» Cuál palabra? El evangelio que les acababa de predicar Pedro. Los que recibieron esa verdad, fueron bautizados. Un último ejemplo de que el bautismo del Nuevo Testamento es un bautismo de creyentes ocurre en el pasaje de Felipe y el eunuco. Felipe encuentra al eunuco leyendo Isaías 53 y le pregunta si entiende lo que está leyendo, pero el hombre le pide que le explique de quien está hablando la Escritura. Luego leemos que...

“Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.  Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino.” Hechos 8:35-39

Veamos que el hombre le dice a Felipe que lo bautice, pero el requisito que el apóstol le exige es que debe creer de todo corazón el evangelio. Una vez que el eunuco afirma que es un creyente, entonces Felipe lo lleva al río y lo sumerge en agua (ver también Hechos 8: 12).  Una cita interesante de Spurgeon dice lo siguiente,

Primero...
Permítanme recordarles que las palabras de nuestro Salvador nos enseñan que el bautismo sigue a la fe: «El que creyere y fuere bautizado.» Nunca descuide el orden de las cosas en la Biblia. Si Dios las pones uno, dos y tres, no las ponga tres, dos, uno. Nunca tuviste un siervo, espero, que torciera tus ordenes fuera de orden…Ahora, hay muchos en la Iglesia Cristiana en el presente que lo han puesto así: «El que sea bautizado y creyere.» Yo no soy de esos siervos; no me atrevo a volcar las órdenes de mi Amo. No tienes el derecho de bautizar hombres hasta que hayan creído en Cristo como su Salvador.

Segundo, el bautismo es enseñado en el Nuevo Testamento como algo que está en íntima relación con la fe y el arrepentimiento. Esto es obvio de pasajes como los que vimos. Por ejemplo, en la epístola a los Colosenses Pablo le escribió lo siguiente,

Sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos» Colosenses 2: 12

Aquí es claro que el bautismo es algo que representa nuestra unión con Cristo, la cual ocurre, como dice el apóstol, mediante la fe. Cito un comentario acerca de este pasaje lo siguiente,

Si el bautismo fuera meramente el paralelo del rito de la circuncisión en el Antiguo Testamento, no ocurriría mediante la fe, pues los infantes no tomaban la circuncisión mediante la fe. La razón por la que la ordenanza del Nuevo Testamento con respecto al bautismo deba ser mediante la fe es porque representa no el rito externo del Antiguo Testamento, sino la experiencia interna y espiritual del Nuevo Testamento de la circuncisión que se hace sin manos. Estas tres palabras, «mediante la fe,» en el verso 12 son decisivas, definiendo la explicación de cómo somos sepultados con Cristo en el bautismo y como fuimos resucitados con Él en el bautismo: es a través de la fe. Y esto no es algo que los infantes experimentan. La fe es una experiencia consiente del corazón sometiéndose a la obra de Dios. Los infantes no son capaces de esto, y por lo tanto los infantes no son sujetos adecuados para el bautismo, el cual es «mediante la fe.» 

Tercero, en todos los ejemplos de «bautismos caseros» el contexto deja claro que solamente los creyentes eran bautizados. Por ejemplo, en el libro de Hechos leemos lo siguiente con respecto a la conversión de Lidia,

“Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.” Hechos 16: 15

Luego, en el mismo capítulo, leemos acerca de la conversión del carcelero en Filipos, y en el versículo 33 dice, «Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos» (Hechos 16: 33). Lo que vemos en estos dos pasajes, una vez habiéndo leído el contexto en el que se encuentran estos pasajes, es que fueron bautizados aquellos que tenían la capacidad de comprender el mensaje predicado por los apóstoles. Esto es claro de los versículos 32 y 34, en donde leemos que Pablo, Timoteo, y Silas «le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.» Y en el versículo 34 vemos que ellos se regocijaron «con toda su casa por haber creído a Dios.»

Esto demuestra que todos aquellos que fueron bautizados en estas casas tenían la capacidad de comprender el mensaje predicado. Es lo mismo que dice  Hechos 2: 39 
“Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”

Estos niños de los que habla Lucas, viendo el contexto, son lo suficientemente grandes como para haber sido llamados por el Señor. Es por ello que el médico registra dos versos después lo siguiente,

“Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”
Pedro habla de la promesa que se le hace a todos aquellos que puedan recibir la palabra del evangelio. No sólo es para los adultos, sino que para los niños que estén en esa misma capacidad. No hay evidencia en este pasaje que aquellos infantes que no podían responder al llamado del Señor o que no podían comprender la palabra predicada fueran bautizados.

Cuarto, no hay ningun evidencia en el Nuevo Testamento de que algún infante haya sido bautizado, como es claro para el pedobautista Robert Reymond.

¿Circuncisión igual a Bautismo?

Creo que el error pedobautista es igualar el rito de la circuncisión del Antiguo Testamento con el bautismo del Nuevo Testamento. El paralelo de la circuncisión no es el bautismo, sino la regeneración hecha por el Espíritu Santo. El nuevo nacimiento es la contraparte novotestamentaria de la circuncisión, ya que este representa la circuncisión espiritual del corazón, que era lo que Dios quería que Israel aprendiera. Él no quería un mero ritual externo, sino que comprendieran la necesidad de cortar la carne y circuncidar su corazón. Otro argumento a favor de este razonamiento es que no podemos igualar al bautismo con la circuncisión debido a que el primero se basaba en la fe de la persona que la recibe, mientras que el último no.

El bautismo mdiante agua es un signo de la circuncisión del corazón y de la nueva vida y lavamiento de pecados que ha recibido un creyente. El signo del Nuevo Pacto no es el bautismo, sino la regeneración, o la presencia del Espíritu Santo en el corazón del creyente, con quien son sellados todos los que creen en Cristo. Esta regeneración representa, como dije antes, la circuncisión del corazón de carne.

La Representación

En dónde podemos ver esta representación de la que hablamos? 
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“¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” Romanos 6: 3-4 

El bautismo representa la unión del creyente en la obra de Cristo. A través de Cristo el creyente sufrió la ira de Dios, representada en el hecho de estar bajo las aguas del juicio-relacionado siempre en el Antiguo Testamento con juicio, como en los tiempos de Noé-y así sepultados en su muerte. Pero además a través de Cristo somos resucitados y creados en nuevas criaturas para andar en «vida nueva.»
El bautismo, entonces, representa la muerte al pecado y su castigo en Cristo, y la nueva vida que logramos por medio de la fe en Él. Esto es algo que no pueden hacer los infantes, y es por ello que no vemos ningún indicio del bautismo de infantes en el Nuevo Testamento. 

Notas:
Charles H. Spurgeon. «Children Brought to Christ, And Not to The Font.» 1864.
Charles H. Spurgeon. The Soul Winner.
Ante Nicene Fathers III, 94 y 678; ANF V, 377 y 400-401; ANF VII, 379, 431, y 469.
James Montgomery Boice. Bible Study Magazine,  Mayo 1989.
Robert L. Reymond. A New Systematic Theology of the Christian Faith. Página 936.
Charles H. Spurgeon. Baptism Essential to Obedience. Octubre, 1889.
Citas Ps. Eduardo Flores

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