jueves, 15 de junio de 2017

DÍA DEL SEÑOR

Entonces te deleitarás en el SEÑOR... (Isaías 58:14)

Deleitemonos en guardar el “día del reposo” de Dios, así también Dios hará que nos deleitemos en Él. Y el SEÑOR promete reunirnos y recrearnos.  Dice Isaías 56:7  Yo los traeré a mi santo monte, y los alegraré en mi casa de oración.

El primer día de la semana es un bendito recuerdo para nosotros de varias cosas de los que somos como creyentes por su Gracia mediante la fe en Jesucristo. Y podemos decir como el Salmista:  Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él (Salmo 118:24).

Una meditación para un corazón regenerado en el Nuevo Pacto, Cada semana me recuerdan que tengo un Creador.

El Sábado está arraigado en los hechos de la Creación.

Cada semana me recuerdan que tengo un Legislador.

El Sábado, aunque es un gran regalo para el hombre, es una obligación moral del Rey de la Creación.

Cada semana me recuerda la debilidad de mi carne.

La venida del Nuevo Pacto no reescribió el ADN de nuestra humanidad. Somos criaturas débiles que necesitan (y al parecer que necesitan ser dichas) para tomar un descanso semanal.

Así como me recuerda mi descanso en Jesús, me recuerdo la necesidad de que mi cuerpo descansara de mis trabajos.

Cada semana me recuerdan que soy el hombre redimido.

¿Por qué me complace tomar un día para estar en la casa de Dios y entre el pueblo de Dios y refrescarme en descanso, adoración, servicio, reflexión y compañerismo? Una razón: Jesús se apoderó de mí y cambió mi corazón.

Cada semana me recuerdan que soy parte de una comunidad.

Amo la reunión del pueblo de Dios. Me alegro cuando se dice, vamos a ir a la casa del Señor.

Cada semana recuerdo la naturaleza de este mundo y la incomparable gloria del mundo por venir.

Necesito tiempo lejos del mundo y de las cosas del mundo (incluso aquellas cosas inocentes, aceptables y necesarias) para que no tomen constantemente mi corazón y mi atención.

Cada semana me recuerdo la promesa de un descanso sabático mejor y eterno para el pueblo de Dios.

Cada semana me recuerda la realidad del Espíritu Santo en la vida de la iglesia y la belleza de lo que es la iglesia.

Fue en el primer día de la semana que el Espíritu vino con poder en el día de Pentecostés.

Cada semana me recuerdo que Jesús resucitó de entre los muertos. Es por eso que la iglesia se ha reunido todos los domingos durante dos mil años. Ningún acontecimiento en la historia humana es tan célebre. De una manera enfocada cuando tomo las decisiones que hago de lo que voy a hacer y lo que no haré, donde iré y no iré, lo que voy a decir, lo hago no sólo bajo la sombra de la Cruz, sino de la gloriosa luz de la tumba vacía.

¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! (Salmo 133:1)

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Soli Deo Gloria