martes, 26 de septiembre de 2017

¿Seguiremos en Pecado?


“¿Quédiremos, entonces?¿Continuaremos enpecado para que la gracia abunde? ¡De ningún modo!Nosotros, que hemos muerto alpecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6: 1-2)

Para los próximos dos capítulos, el Apóstol trata este asunto del pecado en la vida de los creyentes y cómo debe relacionarse con él y es interesante porque no nos da una fórmula de cómo no pecar sin antes darnos una imagen de los creyentes de su relación con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. En otras palabras, él nos está diciendo que a menos que estemos primero muertos con Cristo y resucitados a una nueva vida, toda nuestra lucha contra el pecado es inútil. El creyente es finalmente liberado del pecado por su identificación con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Hemos muerto con Cristo (Romanos 6: 6) “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado.” Y estamos muriendo con Cristo (Romanos 6: 11). “Así también vosotros, consideraos muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.”

El cristiano es justificado por la fe en Jesucristo y lo que ha hecho El en la cruz y al salir de la tumba y en ese momento está unido con Cristo y su obra en la redención y luego en la santificación el trabajo continúa y se desarrolla en su vida. La vida cristiana se caracteriza por dos aspectos primordiales primero (positivo) Que él siempre encontrara en el Señor Jesús su esperanza, confianza, perdón, justicia, sabiduría y cualquier otro beneficio positivo en la persona y obra del Señor Jesucristo y segundo (negativo) él estará en esta continua batalla contra el pecado. Oh!  Amigos, por favor, no se mientan a sí mismos, si su pecado no le molesta y usted no está tomando medidas para deshacerse de usted no es un cristiano. Romanos 3:23 “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”

Nuestro pecado es nuestra mayor carga porque es lo que puso a nuestro Señor en la cruz y ahora tenemos la victoria porque nuestras vidas ya no son nuestras porque hemos sido crucificados con Él. Pecamos porque recuperamos nuestras vidas y pensamos que hay algo más que Cristo y obediencia a la voluntad de Dios que nos traerá plenitud. Sin embargo, para el cristiano continuamente reconocemos que hemos sido crucificados con Cristo, “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gal. 2:20)

Pero ahora… (en Cristo)

A fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. (Romanos 6:4)

Esta es la maravillosa verdad de nuestra identificación con Cristo. No sólo que Cristo murió por nosotros, sino que nosotros morimos con Él. Cuando el Espíritu nos bautizó en el cuerpo de Cristo, fuimos sepultado con Él y resucitados a una vida nueva.
Soli Deo Gloria