Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu, porque el
Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios. Porque entre
los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del
hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el
Espíritu de Dios. (1 Cor. 2:10 - 11)
A
medida que la iglesia desarrolló su comprensión de Dios durante sus primeros
siglos, otros términos entraron en uso, incluyendo esencia, existencia, y
subsistencia de la divinidad eterna.
Frecuentemente
se da por supuesto que la doctrina de la Trinidad apareció después de haber
sido escrito el Nuevo Testamento, y se da por supuesto también que esta
doctrina es meramente especulativa, no esencial al mensaje cristiano. El
problema de la Trinidad surgió y tuvo respuesta en tiempos del Nuevo
Testamento; sus raíces se encuentran en el culto, la vivencia personal y el
pensamiento del cristianismo del primer siglo. Se ha preferido la palabra
«problema» a la palabra «doctrina» porque no hay una declaración formal de la
doctrina de la Trinidad en el Nuevo Testamento; pero así como una doctrina es
respuesta a un problema, del mismo modo aparece la doctrina sobre la Trinidad
en el Nuevo Testamento. El problema de la Trinidad se presentó allí y se
intentó darle solución. Y al hablar del trinitarianismo es la enseñanza
que dice que Dios es Trino, que Él se ha revelado en tres Personas co-iguales y
co-eternas. El propósito de este artículo es considerar la importancia del
trinitarianismo en relación a la salvación y la vida cristiana.
Se nos
hace la pregunta muy a menudo, ¿Tengo que creer en la Trinidad para ser
salvo? La respuesta es – sí y no. ¿Necesita una persona
comprender completamente y estar de acuerdo con todo aspecto del
trinitarianismo para ser salvo? No. ¿Hay algunos aspectos del
trinitarianismo que jueguen papeles importantes en la salvación? Sí. Por
ejemplo, la deidad de Cristo es crucialmente importante en la doctrina de la
salvación. Si Jesús no era Dios, Su muerte no podría haber pagado la pena
infinita del pecado. Sólo Dios es infinito – Él no tuvo principio y
Él no tiene fin. Todas sus criaturas, incluyendo a los ángeles, son finitas – fueron
creadas en algún momento. Sólo la muerte de un Ser infinito pudo expiar el
pecado de la humanidad a través de toda la eternidad. Si Jesús no era Dios, Él
no podría ser el Salvador, el Mesías, el Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo (Juan 1:29). Un punto de vista no bíblico de la naturaleza divina de
Jesús resulta en un concepto errado de la salvación. Toda secta “cristiana” que
niega la verdadera deidad de Cristo enseña también que debiéramos añadir
nuestras obras a la muerte de Cristo para poder ser salvo. La completa y
verdadera deidad de Cristo, un aspecto del trinitarianismo, refuta este
concepto.
Al
mismo tiempo, reconocemos que hay algunos cristianos genuinos que no sostienen
un trinitarianismo completo. Mientras rechazamos el Modalismo, no negamos que
una persona pueda ser salva sin creer que Dios sea Tres Personas, sino más bien
que se reveló simplemente en tres “modos”. La Trinidad es un misterio que
ningún ser humano pueda comprender completa o perfectamente. Para que una
persona reciba la salvación, Dios le exige confiar en Jesucristo, Dios
manifestado en carne, como el Salvador. Para que una persona reciba la
salvación, Dios no exige una completa adherencia a cada precepto de una
teología bíblica sana. No, un acuerdo completo con todos los aspectos del
trinitarianismo no es requerido para experimentar la salvación.
Sostenemos
firmemente que el trinitarianismo sea una doctrina fundamentada en la Biblia.
Proclamamos dogmáticamente que una comprensión y una creencia en un
trinitarianismo bíblico sea crucialmente importante para comprender a Dios, la
salvación, y la obra en operación en las vidas de los creyentes. Al mismo
tiempo, ha habido hombres santos, seguidores genuinos de Cristo, los cuales han
estado en desacuerdo con algunos aspectos del trinitarianismo. Es importante
recordar que no somos salvos por tener una doctrina perfecta. Somos salvos por
confiar en nuestro Salvador perfecto (Juan 3:16). ¿Necesitamos creer en
algunas áreas del trinitarianismo para ser salvos? ¡Sí! ¿Necesitamos
estar en acuerdo absoluto en todos los aspectos del trinitarianismo para ser
salvos? No.
Confesión Bautista de Fe de 1689
De Dios
y de la Santa Trinidad (Cap. # 2, Párr. 1-3)
¿Cómo
es Dios?
•Los
atributos de Dios.
•La
relación de Dios con sus criaturas.
•La
doctrina de la Trinidad.
Dos
doctrinas esenciales sin las cuales no hay verdadero cristianismo:
La
inspiración plenaria y verbal de la Escrituras
La
doctrina de la Trinidad.
1. El
Señor nuestro Dios es un Dios único, vivo y verdadero;1 cuya subsistencia está
en él mismo y es de él mismo, infinito en su ser y perfección;2 cuya esencia no
puede ser comprendida por nadie sino por él mismo;3 es espíritu purísimo,
invisible, sin cuerpo, miembros o pasiones, el único que tiene inmortalidad y
que habita en luz inaccesible;4 es inmutable, inmenso, eterno, inescrutable,
todopoderoso, infinito en todos los sentidos, santísimo, sapientísimo,
libérrimo, absoluto;5 que hace todas las cosas según el consejo de su inmutable
y justísima voluntad, para su propia gloria;6 es amantísimo, benigno,
misericordioso, longánimo, abundante en bondad y verdad, perdonando la
iniquidad, la transgresión y el pecado;7 galardonador de los que le buscan con
diligencia, y sobre todo, justísimo y terrible en sus juicios, que odia todo
pecado y que de ninguna manera dará por inocente al culpable.8
1. Dt.
6:4; Jer. 10:10; 1 Co. 8:4,6; 1 Ts. 1:9. 2. Is. 48:12. 3. Ex.
3:14; Job 11:7,8; 26:14; Sal. 145:3; Ro. 11:33,34. 4. Jn.
4:24; 1 Ti. 1:17; Dt. 4:15,16; Lc. 24:39; Hch. 14:11,15; Stg. 5:17. 5. Mal.
3:6; Stg. 1:17; 1 R. 8:27; Jer.23:23,24; Sal. 90:2; 1 Ti. 1:17; Gn. 17:1; Ap.
4:8; Is. 6:3; Ro. 16:27; Sal. 115:3; Ex. 3:14. 6. Ef. 1:11;
Is. 46:10; Pr. 16:4; Ro. 11:36. 7. Ex. 34:6,7; 1 Jn.
4:8. 8. He. 11:6; Neh. 9:32,33; Sal. 5:5,6; Nah. 1:2,3; Ex.
34:7.
2. Teniendo
Dios en sí mismo y por sí mismo toda vida, gloria, bondad y bienaventuranza, es
todo suficiente en sí mismo y respecto a sí mismo, no teniendo necesidad de
ninguna de las criaturas que ha hecho, ni derivando ninguna gloria de ellas,
sino que solamente manifiesta su propia gloria en ellas, por ellas, hacia ellas
y sobre ellas;1 él es la única fuente de todo ser, de quien, por quien y para
quien son todas las cosas, teniendo sobre todas las criaturas el más soberano
dominio para hacer mediante ellas, para ellas y sobre ellas todo lo que le
agrade;2 todas las cosas están desnudas y abiertas a sus ojos; su conocimiento
es infinito, infalible e independiente de la criatura, de modo que para él no
hay ninguna cosa contingente o incierta.3 Es santísimo en todos sus consejos,
en todas sus obras y en todos sus mandatos;4 a él se le debe, por parte de los
ángeles y los hombres, toda adoración, todo servicio u obediencia que como
criaturas deben al Creador, y cualquier cosa adicional que a él le placiera
demandar de ellos.5
1. Jn.
5:26; Hch. 7:2; Sal. 148:13; 119:68; 1 Ti. 6:15; Job 22:2,3; Hch.
17:24,25. 2. Ap. 4:11; 1 Ti. 6:15; Ro. 11:34-36; Dn.
4:25,34,35. 3. He. 4:13; Ro. 11:33,34; Sal. 147:5; Hch. 15:18;
Ez. 11:5. 4. Sal. 145:17; Ro. 7:12. 5. Ap. 5:12-14
3. En
este Ser divino e infinito hay tres subsistencias, el Padre, el Verbo o Hijo y
el Espíritu Santo,1 de una sustancia, un poder y una eternidad, teniendo cada
uno toda la esencia divina, pero la esencia indivisa:2 el Padre no es de nadie,
ni por generación ni por procesión; el Hijo es engendrado eternamente del
Padre, y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo;3 todos ellos son
infinitos, sin principio y, por tanto, son un solo Dios, que no ha de ser
dividido en naturaleza y ser, sino distinguido por varias propiedades relativas
peculiares y relaciones personales; dicha doctrina de la Trinidad es el
fundamento de toda nuestra comunión con Dios y nuestra consoladora dependencia
de él.
1. Mt.
3:16,17; 28:19; 2 Co. 13:14. 2. Ex. 3:14; Jn.14:11; 1 Co.
8:6. 3. Pr. 8:22-31; Jn. 1:1-3,14,18; 3:16; 10:36; 15:26;
16:28; He. 1:2; 1 Jn. 4:14; Gá. 4:4-6.
"La
gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo
sean con todos vosotros. Amén" (2 Corintios 13:14).
Soli Deo Gloria