viernes, 16 de junio de 2017

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¿Ama Dios a todo ser humano?

Una de las creencias más populares en la actualidad es que Dios ama a todos, y el hecho de que sea tan popular entre todas las clases debería ser suficiente para levantar las sospechas de aquellos que están sujetos a la Palabra de Verdad. El amor de Dios para todas sus criaturas es el postulado fundamental y favorito de los universalistas, unitarios, teósofos, científicos cristianos, espiritualistas, ruselitas, etc. No importa cómo viva un hombre, aun sea en abierto desafío al cielo, sin interesarse en lo absoluto en los intereses eternos de su alma, y mucho menos aún en la gloria de Dios, muriendo tal vez con una maldición en sus labios, a pesar de todo, se nos dice que Dios lo ama. Este dogma se ha proclamado tan ampliamente, y es tan consolador para el corazón que está en enemistad con Dios, que tenemos poca esperanza de convencer a muchos de su error. Podemos afirmar que la creencia de que Dios ama a todos es bastante moderna. Creemos que buscaríamos en vano en los escritos de los padres de la iglesia, de los reformadores o de los puritanos para encontrar ese concepto. Quizá el finado D. L. Moody, cautivado por «La cosa más grande del mundo» de Drummond, hizo más que cualquier otro en el siglo pasado para popularizar este concepto.

Se ha convertido en costumbre afirmar que Dios ama al pecador pero que odia su pecado. Pero tal distinción no tiene sentido. ¿Qué hay en un pecador sino pecado? ¿No es cierto que «toda cabeza está enferma» y «todo corazón doliente» y que «desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana»? (Is 1:5, 6). ¿Es cierto que Dios ama a aquel que desprecia y rechaza a su bendito Hijo? Dios es luz y amor a la vez, por lo tanto, su amor debe ser un amor santo. Decir al que rechaza a Cristo que Dios lo ama es cauterizar su conciencia y proporcionarle un sentido de seguridad en sus pecados. El hecho es que el amor de Dios es una verdad solo para los santos y presentarlo a los enemigos de Dios es tomar el pan de los hijos y echárselo a los perros. Con la excepción de Juan 3:16, ¡ni una sola vez en los cuatro Evangelios leemos que el Señor Jesús, el Maestro perfecto, dijera a los pecadores que Dios los ama! ¡El libro de Hechos, que registra los esfuerzos y mensajes evangelísticos de los apóstoles, ni siquiera hace referencia al amor de Dios! Pero cuando llegamos a las Epístolas, que están dirigidas a los santos, tenemos una presentación completa de esta preciosa verdad: el amor de Dios por los suyos. Busquemos trazar correctamente la Palabra de Dios para que después no nos encontremos tomando verdades que están dirigidas a los creyentes y las apliquemos mal a los incrédulos. Lo que los pecadores tienen que poner ante ellos es la santidad inefable de Dios, la ira exigente de Dios. Digamos, arriesgándonos al peligro de ser malentendidos (y desearíamos poder decirlo a todos los evangelistas y predicadores del país) que a los pecadores hoy se les presenta demasiado a Cristo (por aquellos que son sanos en la fe) y se les muestra muy poco a los pecadores su necesidad de Cristo, es decir, su condición absolutamente arruinada y perdida, su peligro inminente y terrible de sufrir la ira venidera, la culpa espantosa que reposa sobre ellos ante los ojos de Dios. Presentar a Cristo a quienes nunca se les ha mostrado su necesidad de Él, nos parece que es ser culpables de echarles las perlas a los cerdos.

Si fuera verdad que Dios ama a cada miembro de la familia humana, ¿entonces por qué el Señor dijo a sus discípulos: «El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre… El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará» (Jn 14:21, 23)? ¿Por qué decir: «El que me ama, mi Padre le amará», si el Padre ama a todos? La misma limitación se encuentra en Proverbios 8:17: «Yo amo a los que me aman». Otra vez leemos: «Aborreces a todos los que hacen iniquidad», no únicamente las obras de iniquidad. He aquí pues un repudio rotundo a la enseñanza actual de que Dios odia el pecado pero ama al pecador. La Escritura dice: ¡«Aborreces a todos los que hacen iniquidad» (Sal 5:5)! «Dios está airado contra el impío todos los días» (Sal 7:11). «El que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él»; no dice «estará», sino que incluso ahora «está sobre él» (Jn 3:36). ¿Puede Dios ‘amar’ a aquel sobre quien está su ‘ira’? Una vez más, ¿no es evidente que las palabras, el «amor de Dios, que es en Cristo Jesús» (Ro 8:39) marca una limitación tanto en la esfera como en los objetos de su amor? Una vez más, ¿no queda claro que Dios no ama a todos en las palabras «A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí» (Ro 9:13)? También está escrito: «Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo» (Heb 12:6). ¿No enseña este versículo que el amor de Dios está restringido a los miembros de su propia familia? Si ama a todos los hombres sin excepción, entonces la distinción y limitación aquí mencionada no tiene mucho sentido. Por último, preguntamos: ¿es concebible que Dios ame a aquellos que serán condenados al lago de fuego? Porque si los ama ahora, también lo hará después, ya que sabemos que su amor no cambia. ¡En Él «no hay mudanza, ni sombra de variación»!

Volviendo ahora a Juan 3:16, debe ser evidente por los pasajes que se acaban de citar, que este versículo no resistirá el sentido que le suelen dar, «Porque de tal manera amó Dios al mundo». Muchos suponen que esto quiere decir toda la raza humana. Pero ‘toda la raza humana’ incluye a toda la humanidad desde Adán hasta el fin de la historia de la tierra; ¡tiene un alcance anterior y posterior! Considera, entonces, la historia de la humanidad antes del nacimiento de Cristo. Innumerables millones vivieron y murieron antes de que el Salvador viniera a la tierra, vivieron aquí «sin esperanza y sin Dios en el mundo» y, por lo tanto, pasaron a una eternidad de dolor. Si Dios los ‘amó’, ¿dónde se encuentra la menor prueba de ello? La Escritura declara que «en las edades pasadas (desde la torre de Babel hasta después de Pentecostés), Él (Dios) ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos» (Hch 14:16). La Escritura declara que «como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen» (Ro 1:28). Dios dijo a Israel: «A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra» (Am 3:2). A la luz de estos sencillos pasajes, ¿quién sería tan necio como para insistir que Dios en el pasado amó a toda la humanidad? Lo mismo aplica con igual fuerza al futuro. Lee el libro de Apocalipsis, poniendo especial interés en los capítulos 8 al 19, donde se describen los juicios que se derramarán desde el cielo sobre esta tierra. Lee los terribles males, las espantosas plagas, las copas de la ira de Dios que serán derramadas completas sobre los malvados. Por último, lee el capítulo veinte de Apocalipsis, el juicio del gran trono blanco, y observa si puedes descubrir allí el más mínimo rastro de amor.

Pero el opositor regresa a Juan 3:16 y dice, ‘mundo significa mundo’. Cierto, pero hemos demostrado que ‘el mundo’ no quiere decir toda la familia humana. El hecho es que ‘el mundo’ se usa de una forma general. Cuando los hermanos de Cristo dijeron: «Muéstrate al mundo» (Jn 7:4), ¿lo que quisieron decir fue «Muéstrate a toda la humanidad»? Cuando los fariseos dijeron: «Mirad, el mundo se va tras él» (Jn 12:19), ¿lo que quisieron decir fue que ‘toda la familia humana’ acudía en masa a él? Cuando el apóstol escribió: «Vuestra fe se divulga por todo el mundo» (Ro 1:8), ¿lo que quiso decir fue que la fe de los santos de Roma era el tema de conversación de todo hombre, mujer y niño en la tierra? Cuando Apocalipsis 13:3 nos dice: «se maravilló toda la tierra en pos de la bestia», ¿debemos entender que no va a haber excepciones? Estos y otros pasajes que se podrían citar muestran que el término ‘el mundo’ muchas veces tiene una fuerza relativa más que una absoluta.

Ahora, lo primero que debemos tener en cuenta en relación a Juan 3:16 es que nuestro Señor estaba hablando a Nicodemo, un hombre que creía que las misericordias de Dios estaban confinadas a su propia nación. Cristo estaba anunciando que el amor de Dios, al dar a su Hijo, tenía a la vista un objetivo más grande y que fluía más allá de la frontera de Palestina y llegaba a ‘regiones más allá’. En otras palabras, este fue el anuncio de Cristo de que Dios tenía un propósito de gracia tanto para judíos como para gentiles. «De tal manera amó Dios al mundo», entonces, significa que el amor de Dios es internacional en su alcance. Pero, ¿quiere esto decir que Dios ama a todos los individuos entre los gentiles? No necesariamente, porque, como hemos visto, el término ‘mundo’ es general más que específico, relativo más que absoluto. El término ‘mundo’ en sí mismo no es concluyente. Para determinar quiénes son los objetos del amor de Dios debemos consultar otros pasajes en los que se menciona su amor.

En 2 Pedro 2:5 leemos del ‘mundo de los impíos’. Entonces, si hay un mundo de los impíos, debe haber también un mundo de los piadosos. Son estos últimos los que están a la vista en los pasajes que ahora vamos a considerar brevemente. «Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo» (Jn 6:33). Ahora fíjate bien, Cristo no dijo, «ofrece vida al mundo», sino ‘da’. ¿Cuál es la diferencia entre estos dos términos? Esta: algo que se ‘ofrece’ se puede rechazar, pero algo que se ‘da’ necesariamente implica su aceptación. Si no se acepta, no se ‘da’ y simplemente se ofreció. Aquí, entonces, hay un texto bíblico que de una forma positiva declara que Cristo da vida (espiritual, vida eterna) ‘al mundo’. Ahora, Él no da vida eterna al ‘mundo de los impíos’ porque no la tendrán, porque no la quieren. Por lo tanto, estamos obligados a entender la referencia que se hace en Juan 6:33 como el ‘mundo de los piadosos’, es decir, el pueblo de Dios.
Uno más. En 2 Corintios 5:19 leemos: «Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo». Lo que se quiere decir con esto claramente lo definen las palabras que siguen inmediatamente después: «no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados». Aquí otra vez ‘el mundo’ no puede significar el ‘mundo de los impíos’ porque sus ‘pecados’ les serán ‘imputados’ como lo mostrará el juicio del Gran Trono Blanco. Pero 2 Corintios 5:19 claramente enseña que hay un ‘mundo’ que ha sido ‘reconciliado’, reconciliado con Dios porque sus pecados no les han sido tomados en cuenta porque los sobrellevó su Sustituto. ¿Quiénes son ellos? Solo hay una respuesta posible: ¡el mundo del pueblo de Dios!

De manera similar, el ‘mundo’ en Juan 3:16 debe, en su análisis final, referirse al mundo del pueblo de Dios. Decimos ‘debe’ porque suponemos que no existe otra solución alternativa. No puede significar toda la raza humana, porque la mitad de la raza ya estaba en el infierno cuando Cristo vino a la tierra. Es injusto insistir en que quiere decir todos los seres humanos que ahora viven porque cualquier otro pasaje del Nuevo Testamento donde se menciona el amor de Dios, lo limita a su propio pueblo. ¡Busca y ve! Los objetos del amor de Dios en Juan 3:16 son precisamente los mismos objetos del amor de Cristo en Juan 13:1: «Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin». Podemos admitir que nuestra interpretación de Juan 3:16 no es novedosa e inventada por nosotros, sino que es una que los reformadores y puritanos y muchos otros desde entonces dieron de un modo casi uniforme.

Es extraño, y sin embargo es verdad, que muchos que reconocen el gobierno soberano de Dios sobre las cosas materiales, pongan peros y discutan por nimiedades cuando insistimos en que Dios también es soberano en el ámbito espiritual. Pero su pelea es con Dios y no con nosotros. Hemos proporcionado la evidencia bíblica para apoyar todo lo presentado en estas páginas, y si eso no satisface a nuestros lectores, es inútil para nosotros tratar de convencerlos. Lo que nosotros escribimos está diseñado para los que sí se inclinan hacia la autoridad de la Santa Escritura, y es para su beneficio que nos proponemos examinar otros pasajes bíblicos que han sido reservados a propósito para este capítulo.

Pink, A. W.  La soberanía de Dios: Respuestas a objeciones comunes. (Extracto)
Soli Deo Gloria



jueves, 15 de junio de 2017

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¿Es la adoración a Dios sólo música?

La antigua Confesión Bautista de Fe 1689 cita en su capítulo 22 respecto a la “adoración”:

La lectura de las Escrituras,1 la predicación y la audición de la Palabra de Dios,2 la instrucción y la amonestación los unos a los otros por medio de salmos, himnos y cantos espirituales, el cantar con gracia en el corazón al Señor,3 como también la administración del bautismo4 y la Cena del Señor:5 son parte de la adoración religiosa a Dios que ha de realizarse en obediencia a él, con entendimiento, fe, reverencia y temor piadoso; además, la humillación solemne,6 con ayunos, y las acciones de gracia en ocasiones especiales, han de usarse de una manera santa y piadosa.7

1. Hch. 15:21; 1 Ti. 4:13; Ap. 1:3. 2. 2 Ti. 4:2; Lc. 8:18.
3. Col. 3:16; Ef. 5:19. 4. Mt. 28:19,20. 5. 1 Co. 11:26.
6. Est. 4:16; Jl. 2:12; Mt. 9:15; Hch. 13:2,3; 1 Co. 7:5. 7. Ex. 15:1-19; Sal. 107.

Hay una idea errónea, popularizada especialmente en el siglo XX, respecto a limitar la adoración al canto congregacional. Canto congregacional, en el mejor de los casos, ya que hubo un desdoblamiento de la música, incluso como expresión de la iglesia. Ese desdoblamiento del que hablamos, es el surgimiento de conjuntos musicales, también llamados “grupos de adoración”, donde la música para Dios se da como una expresión independiente de otros aspectos bíblicos de igual importancia. Así como el mundo tiene sus recitales y artistas, la iglesia copió un poco esa forma, sólo que bajo el matiz de la “adoración a Dios”, y potenció por medio de los instrumentos y los adelantos de la tecnología tanto la música que, si se permite la expresión, la arrancó a tirones del seno de la iglesia.

No vemos en la iglesia primitiva que su culto se divida en cultos de adoración (de música exclusiva, recitales) y por otro lado estén los cultos regulares (predicación de la Palabra y oración). También es errado pensar que cuando tenemos  nuestro culto, la parte de los cantos son la adoración, y que luego se pasa a otra sección “totalmente distinta”, como por ejemplo la predicación de la Palabra.

De acuerdo a los texto mencionados al principio, podemos enumerar las siguientes cosas como actos de la misma adoración a Dios:

LECTURA DE LAS ESCRITURAS

No es dar un mensaje, es simplemente leer la Biblia y dejar que esta hable por sí misma al corazón de la congregación. Tenemos casos en el Antiguo Testamento donde se leía la ley al pueblo de Israel, tanto a pequeños como a grandes . Por ejemplo en Nehemías 9:3 se nos dice que hicieron una lectura que les llevó la cuarta parte del día. Lamentablemente en muchos de nuestros cultos, la lectura de la Biblia no ocupa ni la décima parte de su tiempo. Leer las Escrituras es un acto de adoración a Dios.

LA PREDICACIÓN Y LA AUDICIÓN DE LA PALABRA

Rara vez los predicadores nos damos cuenta que mientras predicamos, adoramos a Dios. Pero también los oyentes olvidan que, escuchar la predicación de la Biblia, es una acto de adoración. Aquella iglesia que es muy viva en la música, pero que a la hora del sermón se suscitan bostezos y actitudes de desgano (como la parte aburrida de la reunión);  ha confundido adoración por mera emoción carnal. Cantar con indiferencia a Dios es tan condenable como escuchar con poca atención. Debemos amar y adorar a Dios con todas nuestras fuerzas, mente y corazón. Son las mismas fuerzas activas de nuestro ser que tendrían que estar por igual de presentes al escuchar la predicación.

LA CENA DEL SEÑOR Y EL BAUTISMO

Quizá no se den bautismos todas las semanas, pero sí la Cena del Señor con mayor periodicidad. Otra cosa que en cierta forma se ha menospreciado en las últimas décadas, es la Cena del Señor como expresión integral de la adoración. A muchas iglesias les parecería una locura si se les pidiera que dejaran de cantar en uno sus cultos, por una semana, pero a la Cena del Señor le dan un tratamiento secundario, como si fuera algo “no apropiado”, y por eso se celebra de forma muy temporal, y casi a escondidas. Vemos que la iglesia primitiva perseveraba en el “partimiento del pan” (Hechos 2:42), y que la Cena del Señor era un acto público de la iglesia (me refiero a sus miembros bautizados). ¡Es difícil concebir cómo el mayor  medio de gracia para la iglesia, donde se anuncia la muerte, resurrección y segunda venida de Cristo, en considerado como un acto que no tiene que ver con la adoración a Dios en nuestros días! Por el contrario, las Escrituras nos muestras que la Cena del Señor, es el acto por excelencia de adoración de la iglesia. La comunión con Cristo implica adoración (1Corintio 10:16).

LA AMONESTACIÓN DE UNOS POR OTROS Y LA EDIFICACIÓN

Nos damos cuenta por 1Corintios 14:26 que la iglesia primitiva era una iglesia participativa y plural. No era tan rígido como: uno “preside los cantos” y “el otro predica”. Con esto, aclaro, que no estoy a favor de aquellos grupos que son “tan espirituales”… que nadie trae preparado un sermón principal, o preside la alabanza. Los dos extremos son malos; una liturgia cerrada que reduce la participación individual de la iglesia a su mínina expresión, tanto como una improvisación desfachatada donde todos son predicadores (y déjenme recordar que para eso el Señor da dones específicos). No todo el cuerpo puede ser “boca” (Comp. 1Co 12:17). Pero lo cierto es que, cuando un hermano trae un testimonio, un motivo para agradecer a Dios, así como una petición, y lo expresa en medio de la congregación, ¡eso es también parte de la adoración!

LA ORACIÓN

Por supuesto, la oración casi siempre la relacionamos con adoración. Pero puede pasar que a veces, en las oraciones públicas, que las personas están más preocupadas en lo que pensarán los oyentes, más que prestar atención que “es a Dios a quién se están dirigiendo”. Muchas veces es fácil darse cuenta cuando una oración realizada por alguien es un mero discurso, o cuándo se trata de un acto real de adoración. Según Efesios 6:18, entendemos que la oración es un acto profundo de súplica en el Espíritu. Ni más ni menos que una adoración en Espíritu y en verdad.

 LA ADORACIÓN POR MEDIO DE LA MÚSICA EN SI MISMA

Esto ha sido una gran bendición para la iglesia pero también un motivo de grandes desvíos. Creo que no cabrían los foros, blog, libros y sitios de Internet del mundo para discutir asuntos de qué cantar, cómo cantar, que instrumentos (o no) usar. Creo que considerando los aspectos anteriores, la música es una perla más que se une al precioso collar de la adoración. Una iglesia que prioriza la lectura de las Escrituras, donde se predica una sana doctrina, un buen entendimiento de las ordenanzas, un orden tanto en la expresión individual como en las oraciones, creo que por ende tendrá una música, tanto en letra como en melodía, acorde a sus estándares espirituales.  La adoración como expresión congregacional, tendría que verse, repito, como un collar de perlas, ¡todas son iguales y bonitas! Así como todos los aspectos de la adoración están en equilibrio. Otra cosa es un “collar de caracoles” donde todos son diferentes en tamaños formas y colores. Así son muchas iglesias cuando empiezan a fragmentar los aspectos de la adoración, o priorizan algunos aspectos que otros. Para las muchachitas de las costas será muy simpático usar un collar de caracoles, pero la “esposa del Cordero” que tiene que asistir a la boda, es un honor usar un collar de perlas. Con este ejemplo digo, que no podemos adorar a Dios de cualquier forma y menos mezclando costumbres de este mundo.

La iglesia fue redimida por la sangre de Cristo para llevarla a Dios, y su fin es adorarlo de todo su corazón, de toda su mente y sus fuerzas.

Todos los aspectos de la adoración deben ser hechos con temor y reverencia. ¡Por lo tanto, el aspecto congregacional de la adoración debe ser muy cuidado!

Y yo en la multitud de tu misericordia entraré en tu casa: adoraré hacia el templo de tu santidad en tu temor. (Salmo 5:7)
Soli Deo Gloria



Volviendo a la Reforma

Hablando Fundamentalmente han pasado casi quinientos años desde que Martín Lutero encendió la Reforma Protestante, ese movimiento fundamental que provocó el cambio exaltante de Dios en la iglesia. Un medio milenio eliminado, la iglesia se encuentra hoy en una coyuntura crítica similar. La oscuridad de esta edad requiere una nueva reforma. Si un tal despertar espiritual está por venir, debe haber una nueva generación de heraldos, hombres como Martín Lutero, que son audaces y bíblicos en su proclamación del púlpito. Deben tener una visión elevada de la Escritura, una vista elevada de Dios y una vista elevada del púlpito. Cada uno de estos compromisos fundamentales es indispensable.

1. Una vista elevada de la Escritura.

La reforma no ocurrirá en la iglesia hasta que la Escritura regrese a su lugar preeminente. La Palabra de Dios debe ser restaurada a su legítima posición, gobernando toda la vida de la iglesia. Los predicadores deben entender de nuevo correctamente la supremacía de la Biblia, no sólo su inerrancia verbal, sino también su autoridad primaria y absoluta suficiencia. Debe haber un retorno decisivo y radical al principio de la Reforma de la Sola Scriptura.

2. Una alta visión de Dios.

También debe haber un reconocimiento apropiado del carácter santo y trascendente de Dios. Una nueva reforma vendrá sólo cuando el pueblo de Dios recobre una visión sublime de Él como el Soberano soberano de todos. El estado insalubre de la iglesia en este momento se debe en gran parte a una baja visión de Dios. Esto, a su vez, ha conducido a una elevada visión del hombre. No hasta que haya la restauración de una vista elevada de Dios así la iglesia sera restaurada a su gloria anterior y tenga un efecto sobre el mundo otra vez.

3. Una vista elevada del púlpito.

Hay también una gran necesidad de una reforma del púlpito evangélico. Reformar el púlpito es reformar la iglesia. Lo que se necesita no es simplemente predicar más, sino predicar a Dios, cautivado por Cristo, magnificar y potenciar el Espíritu. Si esto ocurre, la iglesia debe recuperar una vista elevada del púlpito. Como era frecuente durante la Reforma, la predicación de la Palabra debe ser central en el culto de la iglesia en esta generación.

Nunca ha sido mayor la necesidad de tal reforma. Nuestros púlpitos hambrientos de palabras piden a los incondicionales de la fe que traigan el Libro a sus congregaciones. Sin embargo, sólo Dios puede dar a tales hombres a la iglesia. Escribiendo hace más de cien años, Charles H. Spurgeon declaró Una Reforma es tan necesaria ahora como en los días de Lutero, y por la gracia de Dios la tendremos, si confiamos en Él y publicamos Su verdad. El grito es: "Vuelve, revuelve, revienta, hasta que venga, de quien es el derecho".

Pero, señale esto, si la gracia de Dios vuelve a ser restaurada a la iglesia en toda su plenitud, y el Espíritu de Dios derramado desde lo alto, en toda Su energía santificante, llegará tan tembloroso como nunca se ha visto en nuestros días. Queremos que alguien como Martín Lutero se levante de su tumba. Si Martín Lutero visitara ahora a las llamadas iglesias reformadas, él diría con toda su santa audacia: "Yo no era un reformista cuando estaba vivo antes, ahora haré un trabajo minucioso".

En esta hora crítica de la historia de la iglesia, los pastores deben recuperar la gloria de la predicación bíblica, como en los días de la Reforma. Los predicadores deben retornar a la verdadera exposición que es impulsada por la Palabra, glorificadora de Dios y exaltadora de Cristo. Que el Señor de la Iglesia levante una nueva generación de expositores, hombres armados con la espada del Espíritu, para predicar una vez más la Palabra. El motivo de Spurgeon, que fue testigo del declive de la predicación dinámica en su vida, debe ser escuchado y contestado en este día: Queremos nuevamente Luteros, Calvinoss, Bunyans, Whitefields, hombres aptos para marcar eras, cuyos nombres respiran terror en los oídos de nuestros enemigos. Tenemos la necesidad de tal. ¿De dónde vendrán a nosotros? Son los dones de Jesucristo para la Iglesia, y vendrán a su debido tiempo. Él tiene poder para devolvernos una edad de oro de los predicadores, y cuando la buena vieja verdad es una vez más predicada por hombres cuyos labios se tocan como con un carbón vivo del altar, este será el instrumento en la mano del Espíritu para lograr un gran y profundo resurgimiento de la religión en la tierra .... No busco ningún otro medio de convertir a los hombres más allá de la simple predicación del evangelio y la apertura de los oídos de los hombres para escucharla. En el momento en que la Iglesia de Dios despreciará el púlpito, Dios la despreciará. Ha sido a través del ministerio que el Señor siempre se ha complacido en revivir y bendecir a Sus Iglesias.

Que Dios le dé a su iglesia los Luteros en el  día de hoy para llevar a cabo una nueva Reforma en este tiempo.

Por, Steve Lawson
Soli Deo Gloria



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La Superioridad de la Adoración Pública

Yo me alegré cuando me dijeron: Vamos a la casa del SEÑOR (Salmo 122:1).

Si tuvieras la opción entre la lectura privada de la Biblia y la oración, o ir a la iglesia, ¿qué elegirías? Los puritanos elegirían la iglesia. Todos conocemos el énfasis de los Puritanos en la devoción privada y la piedad personal. Pero en realidad clasificaron al culto público aún más alto. Por ejemplo, David Clarkson, colega y sucesor de John Owen, predicó un sermón sobre el Salmo 87: 2  El SEÑOR ama las puertas de Sion más que todas las otras moradas de Jacob. Titulado Adoración pública antes de ser privado, y dio 12 razones por las cuales:

1. El Señor es más glorificado por el culto público que privado. Dios es glorificado por nosotros cuando reconocemos que Él es glorioso, y Él es más glorificado cuando este reconocimiento es más público.

2. Hay más de la presencia del Señor en el culto público que en el privado. Él está presente con su pueblo en el  culto público de una manera especial: más eficazmente, constantemente, e íntimamente.

3. Dios se manifiesta más claramente en el culto público que en el privado. Por ejemplo, en Apocalipsis, Cristo se manifiesta "en medio de las iglesias".

4. Hay más ventaja espiritual en el uso del culto público. Cualquiera que sea el beneficio espiritual que se encuentra en los deberes privados, eso, y mucho más se puede esperar del culto público cuando se utiliza correctamente.

5. El culto público es más edificante que privado. En privado usted provee para su propio bien, pero en público usted hace el bien a ambos y a otros.

6. El culto público es una mejor seguridad contra la apostasía que privada. El que carece o rechaza el culto público, cualesquiera que sean los medios privados de que disfrute, está en peligro de apostasía.

7. El Señor obra sus obras más grandes en el culto público. Conversión, regeneración, etc., se realizan generalmente a través de medios públicos.

8. El culto público es el parecido más cercano del cielo. En las representaciones bíblicas del cielo, no hay nada hecho en privado, nada en secreto; Todo el culto de esa gloriosa compañía es público.

9. Los servidores más renombrados de Dios han preferido el culto público antes de privado. El Señor no se retiró de las ordenanzas públicas, aunque eran corruptos. El culto público era más valioso para los apóstoles que su seguridad, libertad y vidas.

10. El culto público es el mejor medio para obtener las misericordias más grandes, y prevenir y eliminar los juicios más grandes.

11. La sangre preciosa de Cristo está más interesada en el culto público. La adoración privada era requerida y realizada por Adán y su posteridad, incluso en un estado sin pecado, pero la predicación pública del Evangelio y la administración de los sacramentos tienen una dependencia necesaria de la muerte de Cristo.

12. Las promesas de Dios se dan más al culto público que al privado. Hay más promesas al culto público que el culto privado, e incluso las promesas que parecen ser hechas a los deberes privados son aplicables y más poderosas para el culto público.

Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración (Hechos 2:42).
Soli Deo Gloria



¿Qué Enseña la Biblia Sobre el Aborto?

Como no sabes cuál es el camino del viento, o cómo se forman  los huesos en el vientre de la mujer encinta, tampoco conoces la obra de Dios que hace todas las cosas (Eclesiastes 11:5).

Aquí hay ocho verdades bíblicas sobre el aborto:

1. La Biblia enseña que un bebé en el vientre está vivo, y es una persona que Dios está haciendo. Aquellos que conozco que han tenido un aborto dicen que este es el problema más crítico para ellos. Si pensaran que su feto era una persona real que un aborto mataría, entonces no lo habrían hecho. Pero todos creían que en ese punto de desarrollo, lo que estaba dentro de ellos no califica como una persona por su estándar arbitrario.

En primer lugar, es importante señalar que un feto es una vida humana. Está vivo, y es humano, así que realmente no hay otra manera aquí hay un gráfico e información sobre un feto a las 12 semanas de un sitio web secular, y obviamente es una persona). A las 12 semanas, un bebé tiene brazos, dedos, ojos y dedos de los pies. Hace puños, caras, y todos sus órganos están trabajando, aunque todavía se están desarrollando. Pero la Biblia dice que antes de ese punto un feto es una persona. Por ejemplo, el rey David declaró: No estaba oculto de ti mi cuerpo, cuando en secreto fui formado, y entretejido en las profundidades de la tierra. Tus ojos vieron mi embrión, y en tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo de ellos (Salmo 139:15-16).

Antes de los ultrasonidos, David miró dentro del útero y vio a Dios actuando. Antes de que su esqueleto estuviera terminado, Dios estaba actuando, formándole. Dios consideró a David como una persona, con sus días contados, antes de que viera la luz del día. Esta verdad no se limita a David. Cuando Dios se presentó a Moisés, quien escribió el primer libro de la Biblia, Dios preguntó: “¿Quién ha hecho la boca del hombre? ¿O quién hace al hombre mudo o sordo, con vista o ciego? ¿No soy yo, el Señor?” (Éxodo 4:11). La boca, por cierto, se forma en la semana 6 de la vida de un bebé.

2. La Biblia enseña que un bebé en el vientre tiene un alma. Job 3:16-17 declara que los niños que mueren antes de nacer tienen almas humanas, y que esas almas son preciosas para Dios. Esto no es una excusa para matar a un bebé en el útero, como tampoco sería una excusa para matar a los cristianos simplemente porque creen en el cielo, pero sí demuestra que la Biblia enseña que un bebé no nacido tiene un alma.

3. La Biblia enseña que estas pequeñas personas son preciosas para Dios. De nuevo, David dice a Dios: Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien. (Salmo 139:13-14). El Salmo 72:3-4 dice que las personas pequeñas que son incapaces de defenderse son realmente "preciosas a Su vista." El Salmo continúa diciendo que Dios tiene piedad de ellos. Job encontró consuelo en el hecho de que Dios "nos formó en el vientre" (Job 31:15 ). A pesar de las pruebas que estaba pasando, Job sabía que su propia existencia es una prueba de la verdad de que Dios existe y tiene algún plan para su vida.

4. La Biblia enseña que Dios está en control de cuando alguien concibe a un niño. Con Dios, no hay accidentes. Cada niño concebido está de acuerdo con su plan. Es una enseñanza común del Antiguo Testamento (Gen 29:32, 30:22 ; 1 Sam 1:5-6 , Salmo 17:14, etc.). Dios es soberano cuando las personas son hechas, porque él es quien las hace.

5. La Biblia enseña que terminar una vida humana es incorrecto. La Biblia condena el asesinato, por supuesto (Éxodo 20:13, Romanos 13:9). Pero la Biblia también identifica específicamente el tomar una vida en el útero como pecado. Éxodo 21:22 dice que si una persona golpea a una mujer embarazada, y su bebé muere, entonces la persona debe ser condenada a muerte como un asesino. En otras palabras, tomar la vida, incluso la vida en el vientre, es un pecado que merece la muerte.

6. La Biblia enseña que las personas asesinan porque quieren algo en la vida. La gente es pecadora, y nace predispuesta a rebelarse contra Dios. Pero no todos los pecados se manifiestan en todo momento. ¿Qué hace que alguien considere el pecado de asesinato? La Biblia dice que las personas asesinan porque “Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio.” (Santiago 4:2). Este temor de perder algo, si es lo suficientemente fuerte, puede obligar a alguien a asesinar. ¿Por qué algunas personas hacen abortos aunque la Biblia lo describe claramente como un asesinato? Bueno, cada situación es diferente, pero Santiago enseña que en términos generales es el miedo al futuro, la vergüenza del pasado, y una desconfianza en el tiempo de Dios. Las personas tienen una visión de lo que quieren que sea su futuro, y si algo amenaza su visión, lo atacan. A veces, como en el caso del aborto, el azote es letal.

7. La Biblia enseña que el aborto es un pecado por el cual Jesús murió y que perdona por medio de la fe en él. Jesús no murió por personas perfectas, ni siquiera por gente buena. Jesús murió para llevar la ira de Dios hacia personas imperfectas, incluso asesinos (Lucas 23:40-43). Para aquellos que ponen su fe en Jesús, sus pecados pueden ser perdonados porque Jesús toma el castigo que ellos merecen. Y esto es cierto incluso para aquellos que se llevaron la vida de sus hijos.

8. La Biblia enseña que la adopción es una realidad preciosa, y una metáfora para la salvación. La adopción de un niño “no deseado” es quizás la mejor analogía de lo que Dios hace cuando salva a alguien. En la salvación, Dios toma a una persona que fue su enemigo y lo trae a su familia. Dios hace de ese enemigo un hijo, y luego un heredero. Una persona que era indeseable en el mundo es deseada en Cristo. Una persona sin futuro, sin esperanza, sin hogar en este mundo en Cristo, esa persona encuentra más que un hogar, una esperanza y un futuro.

Esta analogía habla de una verdad que los niños que son criados por sus padres biológicos nunca pueden apreciar plenamente. Pero para aquellos niños afortunados de ser traídos a este mundo luego adoptados, siempre tendrán una imagen alrededor de ellos del poderoso amor de Dios a través de Cristo. La Biblia condena el aborto como un asesinato, pero celebra la adopción como un cuadro de la vida eterna.

Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre.  Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien (Sal 139:13-14).

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La Suficiencia de la Escritura

Cuando se acompaña por el ministerio del Espíritu Santo, la Biblia es totalmente capaz de lograr todo lo que Dios desea hacer en la tierra (Is. 55: 10-11). 

Se ve claramente en el Salmo 19:7-9, donde encontramos seis descripciones de Su Palabra – "perfecta", "seguro", "rectos", "puro", "limpio", "verdaderos" – junto con el efectos producidos en el que la recibe – "restaura", "hace sabio", "alegran", "alumbra", y creando el "temor del Señor" Estos versículos describen la naturaleza polifacética de la toda suficiente Sagrada Escritura.

1. Restauración del Alma

La Escritura es "perfecta" – es decir, entero, completa, y suficiente. El efecto de la Palabra, cuando se explica y se lleva sobre la vida de uno, se ve en su habilidad sobrenatural “que convierte el alma” (Salmo 19: 7a). La Escritura es tan poderosa, David escribe, que convierte y transforma toda la persona interior. Este cambio radical trabaja de adentro hacia fuera, restaurando el hombre en lo más profundo de su existencia.

2. Instruye al Simple

Las Escrituras se representan como el "testimonio del Señor" (Sal 19: 7b), lo que significa que contiene el testimonio abierto de Dios al hombre. La Biblia habla francamente, abiertamente, y directamente. La Palabra es "segura", lo que indica que es absolutamente fiable, confiable, constante, e inamovible. La Escritura siempre "hace sabio al sencillo." En otras palabras, se proporciona una visión dada por Dios para aquellos cuya comprensión y juicio aún no han madurado: “Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos, porque son míos para siempre. Tengo más discernimiento que todos mis maestros, porque tus testimonios son mi meditación. Entiendo más que los ancianos, porque tus preceptos he guardado” (Salmo 119: 98-100).

3. Alegran el Corazón

La Palabra es "correcto", lo que significa que da a conocer lo correcto y el camino correcto a tomar en la vida. Su efecto es que "alegran el corazón", produciendo gran alegría (Salmo 19: 8a). La verdad bíblica es tan todo suficiente que incluso hace que el corazón temeroso o deprimido se alegre. Proporciona la verdadera felicidad y satisfacción duradera, que sólo Dios puede dar.

4. Alumbra los Ojos

Estos mandamientos del Señor son "puros", lo que significa que son esclarecedores. Hacen que las cosas oscuras de la vida vengan a la luz, trayendo realidades eternas en atención. La Escritura da luz a los que están en la oscuridad acerca de los caminos de Dios. El salmista escribe: " lámpara es a mis pies Tu palabra y lumbrera a mi camino" (Salmo 119:105).  “He escogido el camino de la verdad; he puesto tus ordenanzas delante de mí.” (Salmo 119: 30). Dios guía a Su pueblo por medio de Su Palabra que da luz.

5. Permanece Para Siempre

La ley es "limpio", sin ningún tipo de impureza, desprovisto de cualquier defecto. Cada faceta de la Escritura “permanece para siempre,” lo que significa que es permanente y eterno, perdurable en el tiempo y las épocas por venir. “Para siempre, oh Señor, tu palabra está firme en los cielos.” (Salmo 119: 89). “Desde hace tiempo he sabido de tus testimonios, que para siempre los has fundado.” (Salmo 119: 152). “La suma de tu palabra es verdad, y cada una de tus justas ordenanzas es eterna.” (Sal 119: 160).

6. Todos Justos

La Escritura es "todos justos", que contiene la revelación de la justicia divina para el hombre y la justicia a producir en los que la obedecen: “Tu justicia es justicia eterna, y tu ley verdad.” (Salmo 119: 142). La Escritura es justa, habla lo que es justo, y produce lo que es justo.

El Salmo 19 es una imagen clara de la realidad de la suficiencia de las Escrituras. Mostrándonos que es suficiente para todo lo que necesitamos en esta vida mientras somos conformes a la imagen de Cristo y crecemos en santidad. En este nuevo año, tome la Palabra de Dios en su mente y corazón y permita que le transforme desde dentro hacia fuera.

Steven J. Lawson
Soli Deo Gloria



La Suficiencia de la Escritura

Muchos cristianos dicen afirmar la suficiencia de la Escritura, pero en su real pensamiento y práctica la niegan. La doctrina afirma que la Biblia contiene información suficiente para alguien, no solamente para encontrar la salvación en Cristo, sino para, subsecuentemente, recibir instrucción y dirección en todos los aspectos de su vida y sus pensamientos, sea por declaraciones explícitas de la Escritura, o por inferencias sacadas de ella directamente.

La Biblia contiene todo lo que es necesario para construir una verdadera y comprensiva cosmovisión cristiana que nos capacite para tener una verdadera visión de la realidad. La Escritura nos transmite, no solamente la voluntad de Dios en los aspectos generales de la fe y conducta cristiana, pero, al aplicar preceptos bíblicos, podemos también conocer su voluntad en nuestras decisiones específicas y personales. Todo lo que necesitamos saber como cristianos es encontrado en la Biblia, sea en el ámbito familiar, del trabajo o de la iglesia.

Pablo escribe que la Escritura no es solamente divina en su origen, sino que también lo es en su objetivo:

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3.16-17).

La implicación necesaria es que los medios de instrucción extra bíblicos, tales como visiones y profecías, son innecesarias, aunque Dios pueda aún proveerlos, cuando fuera de su agrado.

Los problemas ocurren cuando los cristianos sustentan una posición que equivale a negar la suficiencia de la Escritura en entregar instrucción y dirección comprensivas. Algunos se quejan que en la Biblia falta información específica que alguien necesita para tomar decisiones personales; en tanto, a la luz de las palabras de Pablo, se debe entender que la falta reside en esos individuos, y no en el hecho de que la Biblia sea insuficiente.

Aquellos que niegan la suficiencia de la Escritura carecen de la información que necesitan, por causa de su inmadurez espiritual y su negligencia. La Biblia es de veras suficiente para dirigirlos, pero son negligentes en el estudio de ella. Algunos también exhiben fuerte rebelión e impiedad. Aunque la Biblia se dirija a sus situaciones , se niegan a someterse a sus mandamientos e instrucciones. Ellos rechazan aceptar el método de recibir dirección de la Escritura pero exigen que Dios los dirija a través de visiones, sueños y profecías, cuando Él les dio todo lo que necesitan a través de la Biblia.

Cuando Dios no atiende sus demandas ilegítimas de dirección extra bíblica, algunos incluso deciden buscarla a través de métodos prohibidos tales como astrología, adivinación y otras prácticas ocultas. La rebelión de ellos es tal que, si Dios no provee la información deseada en los moldes prescritos por ellos, se obstinan a obtenerla del diablo.

El conocimiento de la voluntad de Dios no viene de la orientación extra bíblica sino de una comprensión intelectual y de la aplicación de la Escritura. El apóstol Pablo escribe:

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).

La teología cristiana debe afirmar, sin reservas, la suficiencia de la Escritura como una fuente completa de información, instrucción y dirección. La Biblia contiene toda la voluntad divina, incluyendo la información que alguien necesite para su salvación, desarrollo espiritual y dirección personal. Ella contiene información suficiente, de forma que, si alguien la obedece completamente, estará cumpliendo la voluntad de Dios en cada detalle de su vida. Pero siempre que él comete pecado es porque falla en obedecerla completamente. Aunque nuestra obediencia nunca alcance perfección en esta vida, eso no significa que en la Biblia no exista toda la información que necesitamos para vivir una vida cristiana perfecta.
Soli Deo Gloria