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martes, 24 de octubre de 2017

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Cómo recordar los pasajes de la Biblia que memorizaste

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. (Josue 1:8) 

Una de las razones por las que Martín Lutero llegó a su gran descubrimiento de la justificación sólo por la fe en la Biblia fue que desde temprana edad en el monasterio Agustino recíbió la influencia de Johann Staupitz, de quien aprendió a amar las Escrituras. Lutero se devoró la Biblia en una época cuando otras personas estaban obteniendo doctorados en teología incluso sin haberla leído. Lutero dijo que su colega y profesor, Andreas Karlstadt, ni siquiera poseía una Biblia cuando obtuvo su doctorado en teología, y el mismo tampoco la poseía hasta muchos años después (Bucher, Richard. "Martin Luther's Love for the Bible"). Lutero conocía tanto la Biblia de memoria que cuando el Señor le abrió sus ojos para ver la verdad de la justificación en Romanos 1:17, dijo: “inmediatamente después, recorrí las Escrituras de memoria,” a fin de confirmar lo que había hallado.

La disciplina de memorizar los versículos de la Biblia arroja grandes dividendos en la vida de un cristiano. Tener las Escrituras almacenadas en nuestros corazones nos ayuda a recordar las promesas de Dios en tiempos difíciles, huir del pecado en momentos de tentación, tener mayor confianza en compartir el Evangelio y dar nuevas palabras de aliento a los cristianos que luchan.

El problema para nosotros es que, aunque memorizar un versículo presenta un desafío, recordarlo en meses es una gran dificultad. A menudo nos encontramos queriendo citar algo que pasamos dos días memorizando, pero no podemos recordar la redacción exacta del versículo o la referencia precisa para salvar nuestras vidas.
¿Cómo podemos recordar los versículos de la Biblia que memorizamos una semana, un mes o un año atrás?

MEMORIZANDO EN DÍAS

A menudo no aprendemos los versículos de la Biblia bien la primera vez que los memorizamos. No podemos recordarlos un mes después porque nunca los pusimos en nuestras mentes y corazones.

Cuando memorizas un versículo de la Biblia, asegúrate de estar aprendiendo la redacción precisa del versículo y la referencia exacta. No se contente con olvidar si el versículo dice "así que" o "con el fin de". Los eruditos que trabajaron en la traducción  tomaron las decisiones que tomaron por buenas razones, así que aprenda como está impreso en la página.

Además, piense en memorizar los versículos de la Biblia como una tarea de varios días. Con demasiada frecuencia, cuando memorizamos un versículo de la Biblia, trabajamos en él por un día, lo decimos de manera tanto correcto, y luego pasamos al siguiente versículo. Si le cuesta recordar un versículo un mes después de memorizarlo, trabaje en memorizarlo durante tres días en lugar de solo un día. El primer día, léelo repetidamente hasta que tengas el flujo del versículo. En el segundo día, lea el versículo en voz alta varias veces nuevamente, luego cubra el versículo y dígalo al menos cinco veces, solo mirándolo para asegurarse de haberlo dicho correctamente. Use el último día para leer el versículo en voz alta nuevamente. Luego di el verso varias veces sin mirarlo. Si lo memorizó correctamente, continúe con el siguiente versículo que desea aprender. Si no, trabaje en eso un día más para asegurarse de que lo tiene abajo.

MEMORIZAR EN CONTEXTO

A menudo, nuestra memoria de las Escrituras consiste en versículos individuales que aprendimos de muchos libros diferentes de la Biblia. Luchamos por recordar lo que dicen porque los sacamos de su contexto y no tenemos un marco de referencia para recordar lo que dice el versículo.

Una táctica que te ayudará en el camino es memorizar todo el párrafo donde se encuentra el versículo que deseas memorizar. Por ejemplo, digamos que quieres memorizar Romanos 3:23. "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios". Parece bastante fácil de recordar, pero nuestras mentes están llenas de mucha información. Entonces, para recordar mejor el versículo en el futuro, memorice Romanos 3: 21-26 en lugar de solo Romanos 3:23.

Este enfoque tiene ventajas prácticas y teológicas. Prácticamente, te metes en el flujo de cómo Pablo escribió la carta y esto siempre ayuda a recordar el movimiento más suave. Comienzas con las primeras palabras de un párrafo y el resto tiene una forma de volver a ti a medida que tomas impulso. Teológicamente, este método te ayuda a mantener los versículos de la Biblia en su contexto teológico apropiado. No citará Filipenses 4:13 para poner a su equipo preparado para el partido de béisbol cuando recuerde que Pablo estaba hablando inicialmente de su aprendizaje de estar contento en cualquier posición que se encontrara a sí mismo.

UN HORARIO

Para recordar los versículos de la Biblia que usted memoriza, debe obtener un cronograma de revisión. Idealmente, pasaría unos días memorizando un versículo y luego el siguiente par de días repasándolo. Luego, déjalo reposar durante un par de días y revísalo nuevamente. Después de eso, revísela la próxima semana, en dos semanas y luego en un mes. Determine la cantidad máxima de tiempo que puede permitir entre revisiones para mantener el verso fresco en su mente. (Para mí, son tres meses. Y, sinceramente, esto puede ser demasiado largo. Repasé algunos versículos que no había revisado en tres meses y luché con ellos poderosamente).

Aquí hay un área donde nuestros teléfonos inteligentes pueden ser una ayuda para nuestras vidas devocionales, ya que hay varias aplicaciones útiles de memoria de las Escrituras en el mercado.  Mi favorito personal, sin embargo, es  ScriptureTyper. Para mí, ScritptureTyper me permite guardar los versículos en las colecciones de la manera que prefiero y poner los versículos en un cronograma de repaso. Puede establecer manualmente el tiempo máximo permitido entre revisiones.

USO DE TARJETAS

El uso de un cronograma de revisión para mantener fresca nuestra memoria de las Escrituras revelará los versículos que se salieron de su alcance. Puede tropezar a través de partes del versículo o haberlo olvidado por completo. Cuando esto sucede, necesitas sacar este versículo y tratarlo como si lo estuvieras memorizando por primera vez. Piense en pegar en tarjetas o cuadros.

El primer día que coloque el versículo en una tarjeta, léalo en voz alta varias veces y luego cúbralo para tratar de decirlo de memoria. En el segundo día, léalo en voz alta varias veces y repítelo de memoria. El último día debe consistir en asegurarse de que lo tenga completamente memorizado. Después de haber hecho esto, revísela una vez por semana durante el próximo mes para asegurarse de que la tiene baja antes de ponerla en un cronograma de revisión menos consistente.

Sé que esto suena como un gran esfuerzo. Lo es, y vale la pena cada segundo tener la palabra de Dios almacenada en nuestros corazones.

SÉ QUE ESTO PUEDE SONAR COMO UN GRAN ESFUERZO, PERO VALE LA PENA CADA SEGUNDO TENER LA PALABRA DE DIOS ALMACENADA EN NUESTROS CORAZONES.

Existen otras razones para memorizar las Escrituras. Espero que las encuentres en la práctica real.
Soli Deo Gloria



miércoles, 4 de octubre de 2017

¿Creced? - IGLESIA

"Antes bien creced en la gracia, y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo." (2 Pedro 3:18)

El cristiano es una persona con una vida en desarrollo. La inflexibilidad de la vida cristiana no es la rigidez de la muerte. El cristiano tiene que experimentar diariamente la maravilla de la gracia, y crecer diariamente en los dones que esa gracia puede producir; y debe penetrar diariamente más y más en la maravilla que es Jesucristo. Un gran edificio tiene que tener un fundamento firme y sólido para elevarse en el aire; y sólo cuando tiene raíces profundas puede un gran árbol remontarse con sus ramas hacia el cielo. La vida cristiana es al mismo tiempo una vida con un fundamento firme y con un crecimiento constante hacia fuera y hacia arriba.

Todos recordamos haber escuchado esas palabras en algún momento de nuestra infancia, “tienes que crecer” ¿no? Hemos superado a los años la edad y nuestra infancia quedo atrás y hemos llegado a ser maduros, adultos responsables.

Hoy llevando esta advertencia a la vida espiritual de crecer ha sido singularmente descuidada en lugar de seguir "creciendo" esto debe ser tanto el enfoque supremo como el resultado natural de nuestra participación en la iglesia donde congrego.

La iglesia moderna ha hecho la infancia perpetua en cosas espirituales, no sólo una realidad trágica, sino que ha abrazado y exaltado positivamente la condición a un lugar de honor. La mayoría de las iglesias (para usar el término en su contexto social en lugar de estrictamente bíblico) en nuestros días ya no buscan el crecimiento en fe de aquellos a quienes están bajo su cuidado, sino que se contentan con ofrecer una desconcertante gama de programas y actividades diseñadas para mantener a sus miembros en movimientos o actividades seguidas (teatros, títeres, mimos, coreografías de danza mezclada con  música “cristiana”, vestirse de cualquier otra con tal de tener a la gente ocupada).

En este tipo (modelo) de iglesia, la doctrina y la verdad se vuelven secundarias y, en algunos casos, directamente en desacuerdo en la vida de la iglesia de nuestros días modernos. Consideremos algunos ejemplos ...

Presunción dentro contextos se ve "programas" dentro de la comunidad. Un poco de investigación muestra por ejemplo programas tales como entretenimiento musical, una cafetería en el sitio, un programa de deportes integral, y una página web para adultos jóvenes que incluye una variedad de videojuegos en línea para la diversión, espectáculo de luces … y la pregunta para ellos es simplemente donde quedo  predicarles las demandas Evangelio para una madurez de los creyentes.

Hoy se ha sustituido la diversión por la enseñanza y el entretenimiento por declarar todo el consejo de Dios. ¿Es de extrañar que los miembros de estas "organizaciones religiosas" estén sufriendo de hambre espiritual? Como lo dijo un pastor (y esto fue hace más de treinta años), las iglesias se han convertido en el club campesino del pobre, donde por una cuota de membresía extremadamente nominal puede disfrutar de todo tipo de agradables pasatiempos y recreaciones.

No debemos sorprendernos, pues, de que la mayoría de los miembros de la iglesia de nuestros días no puedan definir ni siquiera las doctrinas básicas de la fe ni defenderlas en presencia de la oposición. Tampoco debemos rascarnos la cabeza cuando grandes multitudes dejan a estas "iglesias" para afiliarse con una herejía flagrante en forma de Testigo de Jehová, Mormón, o un sinnúmero de otros falsos profetas. No se les ha enseñado la verdad, se han dejado infantes espirituales, no es de extrañar entonces que tantos pronto se marchitan como la planta que fue quemada por el sol en la parábola del sembrador que nuestro Señor enseño.

Cuán diferente es esto de la descripción de los creyentes, y de la iglesia como un cuerpo, dada a nosotros en la Escritura. Mientras todos entramos en el reino como niños, naciendo de nuevo (para usar la descripción de nuestro Señor de Juan capítulo tres), no hay elogio en la Palabra de Dios por permanecer inmaduros en asuntos espirituales. La constante exhortación de la Escritura a los creyentes es, para usar nuestras palabras iniciales, "¡Crecer!". Así como manifestamos la vida natural por la salud física y el crecimiento, mostramos la vida espiritual mediante un crecimiento sano en las cosas de Dios.

¿Qué dice la Escritura?

“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de sino que hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo " Efesios 4: 13-15.

"Antes bien creced en la gracia, y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo." 2 Pedro 3:18

E incluso el apóstol Pedro, hablando de los creyentes usando la metáfora de la infancia, nos instruye que debemos "Como bebés recién nacidos, desear la leche sincera de la palabra ..." ¿Pero por qué? Por esta misma razón - "para que crezcáis por medio de ello" 1 Pedro 2: 2. El crecimiento espiritual y la madurez son esperados y requerido de aquellos a quienes Dios ha dado nuevo nacimiento.

Esto no es más que una pequeña muestra de todo lo que la Palabra de Dios tiene que decir sobre el tema de que los cristianos lleguen a madurar en la fe. Usted ve, la Biblia no sabe nada de los santos en una condición de infancia interminable. O estamos creciendo  en nuestro entendimiento, nuestros afectos, y nuestro deseo de cosas espirituales  o la alternativa ineludible es que estamos muriendo. Y esa es la triste descripción de un gran número de personas que son alimentadas con una dieta constante de la "comida para bebés" que son actividades y entretenimientos de nuestros días. Tales cosas hacen a los cristianos débiles, enfermizos, infantiles (si son realmente cristianos en absoluto) y bien podemos preguntar cuál será la condena pronunciada por el Señor en ese día sobre los promotores y proveedores de estas cosas cuando Él haga el juicio sobre todas las obras de los hombres.

Nos podemos preguntar y temblar con razón ...

Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados… (Apocalipsis 18:4)
Soli Deo Gloria



martes, 26 de septiembre de 2017

¿Seguiremos en Pecado?


“¿Quédiremos, entonces?¿Continuaremos enpecado para que la gracia abunde? ¡De ningún modo!Nosotros, que hemos muerto alpecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6: 1-2)

Para los próximos dos capítulos, el Apóstol trata este asunto del pecado en la vida de los creyentes y cómo debe relacionarse con él y es interesante porque no nos da una fórmula de cómo no pecar sin antes darnos una imagen de los creyentes de su relación con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. En otras palabras, él nos está diciendo que a menos que estemos primero muertos con Cristo y resucitados a una nueva vida, toda nuestra lucha contra el pecado es inútil. El creyente es finalmente liberado del pecado por su identificación con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Hemos muerto con Cristo (Romanos 6: 6) “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado.” Y estamos muriendo con Cristo (Romanos 6: 11). “Así también vosotros, consideraos muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.”

El cristiano es justificado por la fe en Jesucristo y lo que ha hecho El en la cruz y al salir de la tumba y en ese momento está unido con Cristo y su obra en la redención y luego en la santificación el trabajo continúa y se desarrolla en su vida. La vida cristiana se caracteriza por dos aspectos primordiales primero (positivo) Que él siempre encontrara en el Señor Jesús su esperanza, confianza, perdón, justicia, sabiduría y cualquier otro beneficio positivo en la persona y obra del Señor Jesucristo y segundo (negativo) él estará en esta continua batalla contra el pecado. Oh!  Amigos, por favor, no se mientan a sí mismos, si su pecado no le molesta y usted no está tomando medidas para deshacerse de usted no es un cristiano. Romanos 3:23 “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”

Nuestro pecado es nuestra mayor carga porque es lo que puso a nuestro Señor en la cruz y ahora tenemos la victoria porque nuestras vidas ya no son nuestras porque hemos sido crucificados con Él. Pecamos porque recuperamos nuestras vidas y pensamos que hay algo más que Cristo y obediencia a la voluntad de Dios que nos traerá plenitud. Sin embargo, para el cristiano continuamente reconocemos que hemos sido crucificados con Cristo, “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gal. 2:20)

Pero ahora… (en Cristo)

A fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. (Romanos 6:4)

Esta es la maravillosa verdad de nuestra identificación con Cristo. No sólo que Cristo murió por nosotros, sino que nosotros morimos con Él. Cuando el Espíritu nos bautizó en el cuerpo de Cristo, fuimos sepultado con Él y resucitados a una vida nueva.
Soli Deo Gloria



miércoles, 13 de septiembre de 2017

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¿Qué es la verdad? - Cristo es la Verdad

Comprala verdad y no la vendas, adquiere sabiduría, instrucción e inteligencia. (Proverbios 23:23)

Hoy en medio de la era del postmodernismo se ha dado muchas concesiones  debido a la relatividad de la verdad. Dentro de la teología se está cayendo una vez más en el liberalismo y no se esta dando el testimonio de la verdad en muchos círculos y nos preguntamos una vez más ¿Qué es la verdad? o no hay ninguna verdad.

Definiendo Teológicamente, se entiende por verdad la revelación de Dios que culmina en Jesucristo y que se transmite hasta nuestros días.

Entonces aferrarse a la verdad hoy dicen que no importa lo que creamos (Confesiones de Fe); que todos debemos unirnos y ser una gran familia feliz (ecumenismo). Para hacer esto debes sacrificar algo. Nunca has visto el error comprometido? Siempre es la verdad. Alguien tiene que estar equivocado. ¿Somos nosotros? ¿Qué pasa si no nos aferramos a la verdad? No todos tenemos razón. ¿Es la salvación del Señor, o no? ¿Está el hombre muerto en pecado, o no? ¿Elige Dios a aquellos sobre los que mostrara misericordia, o no? ¿Redimió Cristo, o no? ¿El Espíritu nos trae a Cristo, o no? ¿Dios nos mantiene a salvo, o no? Esto es lo que se reduce a. O Cristo es todo o no lo es. O Cristo vino a salvar a los pecadores, o no lo hizo.

La verdad debe comprarse o tenerlo en cualquier caso cualquiera fuera el gasto que sea: "comprar" supone que una persona tiene algún conocimiento de ella, de la excelencia, utilidad e importancia de ella; y demuestra que él pone un valor en él, y tiene una alta estima para él: debe ser entendido de su uso de todos los medios y teniendo grandes esfuerzos para adquirirlo; tales como leer la palabra, meditar sobre ella, asistir al ministerio público, oración ferviente y frecuente por ello, y un mayor grado de conocimiento de ella; sí, significa la separación de una persona con todo para ello que se requiere; con su buen nombre y reputación, estando dispuesto a ser considerado un loco y un entusiasta, o cualquier cosa por el bien de ella; e incluso con la vida misma, cuando se le pide; y tal hombre se esforzará y contenderá por ello, permanecerá firme en él, y lo mantendrá para no dejarlo ir, lo que se entiende por "venderlo"; la verdad no es para ser vendida; no debe ser despreciado y descuidado.

La verdad evangélica es la palabra de la verdad del evangelio glorioso de Dios en la salvación, que esta verdad viene de Dios; y tiene a Cristo, que es la verdad, para sostenerla; los hombres son dirigidos y conducidos por el Espíritu de verdad; todo esto es verdad; en la verdad  no hay mentira. Hay varias doctrinas particulares del Evangelio que se llaman así; aquellos que respetan el conocimiento de un Dios en tres Personas en la Deidad; la divinidad y filiación de Cristo, su encarnación y mesianidad, la salvación sola por él, la justificación de un pecador por su justicia y la resurrección de los muertos como es tan real el retorno de Cristo, el juicio y la gloria venidera para los suyos. Dios sigue trayendo la verdad a los corazones de los escogidos en medio de esta generación adultera y perdida.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. (Juan 14:6)

Los creyentes, por tanto, viven en una verdad que es la de la revelación de Dios dada en Jesucristo y confiada a la Iglesia, pero en camino hacia un descubrimiento y una formulación que permita un conocimiento cada vez más adecuado de la misma y única verdad.
Muchos de los que profesan ser cristianos intentan presionarnos para que seamos más tolerantes con la falsa doctrina y no seamos tan divisivos. Pero por la gracia de Dios, su remanente siempre se niega a inclinarse ante los ídolos del mundo.

La manera de matar la falsedad es con la verdad, presentando doctrinas bíblicas.
Soli Deo Gloria



martes, 12 de septiembre de 2017

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La Infalibilidad e Inerrancia de las Sagradas Escrituras (CBL 1689)

La doctrina de la suficiencia e inerrancia de las sagradas escrituras afirma que la Biblia contiene toda información suficiente para alguien, no solamente para encontrar la salvación en Cristo, sino para, subsecuentemente, recibir instrucción y dirección en todos los aspectos de su vida y sus pensamientos, sea por declaraciones explícitas de la Escritura, o por inferencias sacadas de ella directamente.

Cito la CBL 1689 Cap. 1 Parr.1,6

Las Sagradas Escrituras constituyen la única regla suficiente, segura e infalible de todo conocimiento, fe y obediencia salvadores.

Todo el consejo de Dios tocante a todas las cosas necesarias para su propia gloria, la salvación del hombre, la fe y la vida, está expresamente expuesto o necesariamente contenido en las Sagradas Escrituras; a las cuales nada, en ningún momento, ha de añadirse, ni por nueva revelación del Espíritu ni por las tradiciones de los hombres

Diez razones por las que creo en la infalibilidad e inerrancia de las Escrituras.

1.- La veracidad de Dios

Antes que nada, creo en la inerrancia de la Biblia porque creo en la veracidad de Dios. La pregunta sobre la inerrancia bíblica no es tanto una cuestión de bibliología sino de teología propia. La Biblia testifica de la veracidad de Dios (Juan 3:3; Romanos 3:4). Si la Escritura es de Dios, es “inconcebible que contenga errores”.

El Antiguo Testamento recalca que “Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta” (Números 23:19). Y el Nuevo Testamento confirma este testimonio aseverando que Dios no miente (Tito 1:2) porque es imposible que engañe (Hebreos 6:18).

En última instancia, dudar de la Palabra de Dios es dudar del carácter de Dios. “La autoridad de la Biblia quiere decir que todas las palabras de la Biblia son palabras de Dios de una manera tal que no creer o desobedecer alguna de ellas es no creer o desobedecer a Dios”.

2.- El testimonio de la Biblia

Las Escrituras nos aseguran de que han sido inspiradas por Dios. Aunque Pablo tenía el Antiguo Testamento en mente cuando comentó que “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16), ahora que tenemos el canon completo podemos aplicar el mismo principio apostólico a los libros del Nuevo Testamento.

Pablo, por ejemplo, escribió 2 Timoteo siendo guiado por el Espíritu. El apóstol Pedro ya reconoció que los escritos de Pablo eran “escrituras” (2 Pedro 3:16). Además, Pablo cita el texto de Lucas 10:7 en 1 Timoteo 5:18 como un pasaje inspirado.

A la hora de formar el canon del Nuevo Testamento, la iglesia no confirió ninguna autoridad a los veintisiete libros. Simplemente reconoció la autoridad que los libros ya tenían como inspirados por el soplo del Altísimo. Fueron todos libros escritos por un apóstol (o alguien cercano al grupo apostólico), ya aceptados y reverenciados por la iglesia universal y doctrinalmente congruentes con el Evangelio cristiano.

3.- El testimonio de Cristo

Jesucristo es perfecto e inmaculado en todos los sentidos. Es Dios, la segunda persona de la bendita Trinidad, por lo tanto es más inteligente y sabio que nosotros. Como si esto fuera poco, es nuestro Señor en todo y somos llamados a seguirle fielmente.

Ahora bien, ¿qué creía Jesús acerca de la Biblia? Jesús estaba totalmente convencido de la veracidad de las Escrituras (y no solamente los pasajes mesiánicos). De hecho, llegó a decir que, “De cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:18). La palabra ‘jota’ en griego corresponde a ‘yodh’ en hebreo (la letra más pequeña del alfabeto arameo). Es como una especie de coma. Se estima que hay unos 66.000 yodhs en el Antiguo Testamento. Según Jesús, ¡cada yodh importa! “Jesús no podría afirmar su creencia en las Escrituras de una manera más contundente”.  

Jesús comía, bebía y respirada las Escrituras mientras ministraba en la tierra. Destaca en Juan 10:35 que, “la Escritura no puede ser quebrantada”. Y el Mesías estuvo consciente de que algún día sus seguidores iban a registrar sus palabras para cumplir lo dicho en Mateo 24:35, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.

De hecho Jesús prometió que el Espíritu Santo vendría para que los discípulos hiciesen precisamente eso: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26).

Y de nuevo, “Cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:14).

El apóstol Juan escribió su Evangelio con este fin, esto es, dar a conocer lo que Jesús había hecho y enseñado: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31). Jesús no solamente creyó en la inspiración del Antiguo Testamento sino que se encargó de que el Nuevo fuese redactado también por la obra inspiradora del Espíritu Santo.

4.- El testimonio de los apóstoles

Como ya hemos visto, 2 Timoteo 3:16 profesa fe en la inspiración de la Biblia: “Toda la Escritura es inspirada por Dios”. La palabra ‘inspirar’ proviene del griego ‘Theopneustos’ que quiere decir ‘exhalada por Dios’.

A veces si sales por la noche cuando hace frío y está oscuro, soplas y puedes llegar a ver tu aliento. De la misma forma, cuando Dios sopla, el resultado es Escritura.   Los escritos apostólicos hablan sobre la autoridad de las Escrituras. 2 Pedro 1:21 es otro pasaje poderoso que resalta que, “nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.

Si leemos los escritos de cualquier autor bíblico del Nuevo Pacto, aceptan la autoridad absoluta de la Escritura. Las dos epístolas de Pedro sirven como un buen recordatorio. En cuestión de ocho capítulos (cinco en 1 Pedro y tres en 2 Pedro), Pedro cita libremente de cada uno de los cinco libros de Moisés, Salmos, Proverbios, Isaías y Oseas.

Ningún apóstol dudaba de la veracidad, infalibilidad o inerrancia de las Escrituras. Si la iglesia está edificada sobre el fundamento de los profetas y apóstoles (Efesios 2:20), hacemos bien en aceptar su autoridad apostólica en este asunto también.

5.- El testimonio de la iglesia primitiva

Contrariamente a lo que proponen algunos evangélicos confundidos en nuestros días, el concepto de inerrancia no es nuevo ni fruto del siglo XIX. Es cierto que el vocablo ‘inerrancia’ no existía tal cual antes de la época moderna, sin embargo, el concepto es omnipresente a lo largo de la historia de la Iglesia.

En el primer siglo Clemente de Roma (¿?-100) ya había escrito a los corintios diciendo que, “Habéis escudriñado las Escrituras, que son verdaderas, las cuales os fueron dadas por el Espíritu Santo y sabéis que no hay nada falso o fraudulento en ellas” (1 Clemente 45).

En el segundo siglo tanto Justino Mártir como Ireneo y Tertuliano aceptaron la inerrancia bíblica. En el tercero podemos apelar a Orígenes y Dionisio de Alejandría. En el cuarto están Cirilo de Jerusalén, Basilio, Gregorio de Nisa y el famoso trío de Ambrosio, Juan Crisóstomo y Agustín de Hipona.

Si estudiamos los escritos de los padres de la iglesia podemos llegar a las siguientes conclusiones: que las Escrituras no se contradicen, son fiables, autoritativas, perfectas, inspiradas por Dios, congruentes, unidas, no contienen nada falso, no mienten, son suficientes para declarar la verdad, son santas, veraces e irreprensibles. La iglesia del siglo XXI haría bien en avivar este legado doctrinal tan rico.

6.- Las profecías cumplidas

No hace falta mencionar todas las profecías cumplidas que contiene la Biblia, no obstante, tales profecías son otra muestra más de la inerrancia bíblica. ¿Cómo pudo Isaías profetizar con exactitud acerca de la vida del Mesías setecientos años antes de que éste naciera? ¡Sólo por el poder del Espíritu de Dios! Cada profecía cumplida demuestra que la Palabra es inerrante e infalible.

7.- La salud de la iglesia  

El príncipe de los predicadores, Charles Spurgeon (1834-92) En su lucha con el liberalismo teológico en el siglo XIX, Charles Spurgeon afirmó que el calvinismo tiene “una fuerza conservadora”. Se dio cuenta de que muchos de los que estaban negando las doctrinas fundamentales de la fe cristiana en Inglaterra habían sido criados en iglesias con un fuerte énfasis en la voluntad humana. Fueron las iglesias calvinistas del Reino Unido las que dieron más importancia a la veracidad de la doctrina bíblica.

Creo que si Spurgeon estuviera vivo en nuestros días añadiría que la doctrina de la inerrancia posee “una fuerza conservadora”.

A primera vista, uno podría decir que poco importa si decimos que la Biblia “es” la Palabra de Dios o si simplemente “contiene” la Palabra, pero los efectos a nivel pastoral son bien dañinos y evidentes. Pienso en la gloriosa Iglesia de Escocia que revolucionó el norte del Reino Unido en el siglo XVI con el poder de la Palabra de Dios. Ahora aquella Iglesia se ha apostado de la Escrituras porque ha permitido que líderes liberales modifiquen su confesión de fe sobre la inspiración de la Biblia. John Knox estará dando vueltas en su tumba. Cuando los líderes de una denominación empiezan a coquetear con una bibliología liberal, los resultados son desastrosos. Además, a nivel personal, ¿cómo aconsejas a uno de tus feligreses si crees que la Biblia está plagada de errores, contradicciones, mitos y leyendas? ¿Cómo puede el creyente común y corriente saber qué partes de la Biblia son Palabra de Dios y qué partes no lo son? ¿Cuáles salmos canta en su tiempo devocional si están todos contaminados por el error humano?

8.- La autoridad del púlpito

Cuando uno ya no cree en la inerrancia ni la infalibilidad de la Palabra, desaparece la predicación expositiva. En vez de enseñar a partir de una determinada carta o libro de la Biblia versículo por versículo, capítulo por capítulo con el fin de oír la voz de Dios, se empieza a predicar de forma puramente temática, ética, sensacionalista y finalmente, se elimina la Palabra por completo del púlpito. El protestantismo no puede sobrevivir sin la predicación de la Palabra.

En las grandes iglesias liberales, ya no se habla sobre la Biblia sino sobre las vacaciones, la importancia de contratar un seguro de vida, la mascota del predicador, politiqueo evangélico y otras estupideces indignas del nombre del Señor. Ya que no se predica desde la Escritura, la iglesia pierde el tono de autoridad que es característico en tiempos de avivamiento espiritual y acepta todo lo que dice la cultura del momento.

9.- El testimonio del Espíritu Santo

En última instancia, la creencia de que la Biblia es la Palabra de Dios no depende de ningún argumento humano. Tanto Lutero como Calvino reconocieron que es el Espíritu Santo el que da testimonio de la veracidad de las aserciones de la Biblia.   El gran campeón de la Reforma protestante, Martín Lutero (1483-1546)

En términos de Lutero: “El Espíritu Santo no es un escéptico; tampoco son dudas o meras opiniones lo que Él escribió en nuestros corazones, sino aserciones, más ciertas e inconmovibles que la vida misma y cualquier experiencia”.

Y de nuevo, “Si vamos a la claridad interior [de la Palabra], ningún hombre entiende siquiera una jota de las Escrituras, a no ser que tenga el Espíritu de Dios […] Es, pues, imprescindible el Espíritu para poder entender las Escrituras enteras o cualquiera de sus partes”.

En cuanto a Calvino, el reformador de Ginebra explicó que, “No hay hombre alguno, a no ser que el Espíritu Santo le haya instruido interiormente, que descanse de veras en las Escrituras”. Y de nuevo, “El testimonio que da el Espíritu Santo es mucho más excelente que cualquier otra razón.

Porque, aunque Dios solo es testigo suficiente de sí mismo en su Palabra, con todo a esta Palabra nunca se la dará crédito en el corazón de los hombres mientras no sea sellada con el testimonio interior del Espíritu.

Así que es menester que el mismo Espíritu que habló por boca de los profetas, penetre dentro de nuestros corazones y los toque eficazmente para persuadirles de que los profetas han dicho fielmente lo que les era mandado por el Espíritu Santo”. El Espíritu Santo es el testimonio de testimonios en cuanto a la inerrancia, infalibilidad y veracidad de la Palabra.

10.- La falta de contradicciones

Un décimo argumento a favor de la inerrancia bíblica es que no hay tal cosa como una contradicción bíblica. Las típicas acusaciones lanzadas por los escépticos carecen de peso. Es cierto que hay textos difíciles en las Escrituras; sin embargo, casi todos los pasajes en cuestión tienen posibles soluciones.

Conclusión
La teología cristiana debe afirmar, sin reservas, la inerrancia de la Escrituras como una fuente completa de información, instrucción y dirección. La Biblia contiene toda la voluntad divina, incluyendo la información que alguien necesite para su salvación, desarrollo espiritual y dirección personal. Ella contiene información suficiente, de forma que, si alguien la obedece completamente, estará cumpliendo la voluntad de Dios en cada detalle de su vida. Pero siempre que él comete pecado es porque falla en obedecerla completamente. Aunque nuestra obediencia nunca alcance perfección en esta vida, eso no significa que en la Biblia no exista toda la información que necesitamos para vivir una vida cristiana perfecta.
Soli Deo Gloria



martes, 15 de agosto de 2017

Viviendo bajo la Gracia

En El tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia. (Efesios 1:7)

Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios , a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. (1 Pedro 2:9) 
Uno de los conceptos bíblicos más significativos como cristiano es entender la diferencia entre los indicativos e imperativos del Evangelio. Los "indicativos" del Evangelio son aquellas declaraciones que nos dicen lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo, y lo que nos ha sucedido como resultado. Por ejemplo, en 2 Corintios 5:17 y 21, se nos dice: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es ; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas. ... Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El." En cada una de estas declaraciones se nos da los hechos de lo que Dios ha hecho para salvarnos en Cristo, y la consecuencia de esa obra salvadora en nuestras vidas. Estos son los indicativos del Evangelio. 

Los "Imperativos" del Evangelio, sin embargo, son las órdenes que nos dicen qué hacer ahora que somos salvos. Por lo tanto, en Colosenses 3: 12-13, se nos ordena a "Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros." Ahora bien, lo que es de vital importancia para entender acerca de los indicativos e imperativos del Evangelio, es el orden en el que están colocados en la Escritura. Es por eso que, por ejemplo, vemos en la carta de Pablo a los Efesios que él dedica los tres primeros capítulos a lo que Dios ha hecho para salvarlos (indicativos) y luego los últimos tres capítulos sobre cómo deben vivir desde que son salvos (Imperativos). Un punto crucial de mantener los indicativos antes de los imperativos nos ayuda a ver cómo es posible que podamos vivir de la manera que Dios ha establecido. Sólo es debido al hecho de que Dios nos ha redimido por Cristo, dándonos una nueva naturaleza, y ha enviado al Espíritu Santo a habitar en nosotros para que vivamos vidas santas que glorifican a Dios.  
En Romanos 6:14, tenemos un indicativo del Evangelio que tiene el propósito de alentarnos en nuestra lucha contra el pecado y el servicio a Dios (Romanos 6: 12-13).

PrimeroRomanos 6:14 "Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia."  Establece nuestra seguridad para perseverar en la santificación. Esta garantía se afirma proclamando que "el pecado no tendrá dominio sobre vosotros". ¡Aquí está un hecho glorioso del Evangelio! La regla y el reino del pecado ha sido roto para siempre sobre el creyente en Cristo. Esta verdad promete a un cristiano que perseverará hasta el fin. 

La segunda verdad fundamental de la vida cristiana en Romanos 6:14, es donde continuamos sobre nuestra posición permanente para la perseverancia. "... puesto que no estás bajo la ley, sino bajo la gracia". Como vivimos la vida cristiana de día en día con el hecho masivo de que el dominio del pecado ha dejado de esclavizarnos; Lo hacemos con el entendimiento de que nuestra posición ya no está bajo la ley sino bajo la gracia. Al no estar bajo la ley, no estamos bajo la maldición y la condenación de la ley. Cuando éramos esclavos del pecado, toda la ley podía hacer era confirmar esa esclavitud y juzgarnos en consecuencia. Mientras que la ley nos muestra lo que Dios requiere para una vida justa, no puede darnos el poder de vivirla ni salvarnos de nuestro pecado que nos mantiene alejados de tal vida. 


Pero gracias a Dios que ya no estamos bajo la ley de esta manera. Más bien, por el poder redentor de Dios en Cristo, la posición permanente de todo su pueblo está bajo la gracia. ¿Qué significa esto? La respuesta a esta pregunta es en realidad una suma de todo lo que el apóstol Pablo había escrito desde Romanos 3 hasta la primera mitad de Romanos 6. En primer lugar, estar bajo la gracia es estar en una posición delante de Dios donde Él nos justificó de lo que Cristo ha hecho para salvarnos y llevarnos a Dios (3: 21-5: 1). Ahora también estamos en el favor de Dios, en paz con Dios, y reconciliados con Él (5: 2-11). Además, para estar bajo la gracia, es estar en una posición en la que ya no estamos en Adán, pero ahora estamos en Cristo.  Así, ya no estamos clasificados como pecadores, sino que ahora estamos clasificados como santos (5: 12-19). Además, puesto que estamos bajo la gracia, hemos muerto a nuestra antigua vida en Adán, habiendo sido esclavizados al poder del pecado (6: 1-7). Bajo la gracia también nos ha colocado a todos en unión espiritual con Cristo (6: 3-5, 8-11). Entonces, tenemos una nueva vida para vivir bajo la gracia que se opone al pecado y sirve a Dios (6: 12-13). Todos estos hechos evangélicos nos confirman como bajo la gracia. 
Soli Deo Gloria



miércoles, 9 de agosto de 2017

Devocional diario

¡Oh, cuánto amo yo tu ley!  Todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, Porque siempre están conmigo. Más que todos mis enseñadores he entendido, porque tus testimonios son mi meditación. Más que los viejos he entendido, porque he guardado tus mandamientos; De todo mal camino contuve mis pies, para guardar tu palabra. No me aparté de tus juicios, porque tú me enseñaste. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia;  Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira (Salmo 119:97-104).

El devocional es necesario para el crecimiento espiritual. Todos reconocemos que es importante pasar tiempo a solas con Dios, meditando en su palabra, y orando. Hoy, muchos de nosotros lucha en tener un tiempo devocional provechoso cada día. 

Cosas a considerar para una vida devocional diaria.

1.    Usted debe tener un tiempo apropiado.
2.    Usted debe estar físicamente alerta - despierto.
3.    Usted debe estar moralmente puro.
4.   Usted debe tener las herramientas apropiadas 
ü  Una Biblia Apropiada 
ü  Un  cuaderno y lápiz. 
5.    Un procedimiento apropiado.
ü  Guardar silencio, enfoque su mente solamente en Dios.
ü  Respire profundamente en privado con Dios, alabe, adore delante de EL.
ü Lea su Palabra y haga estas preguntas respectivas al texto para su entendimiento y aplicación.

1)  ¿Qué es lo que dice el texto?  
2) ¿Qué significa el texto? 
3) ¿Cómo se aplica el texto el día de hoy?

ü  Ore usando lo leído y retenido de la Palabra. ¿Hay ejemplos a seguir?, ¿Hay mandatos que obedecer?, ¿Hay errores que evitar?, ¿Hay pecados que abandonar?, ¿Hay promesas que reclamar?, ¿Hay pensamientos nuevos acerca de Dios?, ¿Hay principios de acuerdo a los cuales hay que vivir?
ü  Medite durante el día.
ü  Obedezca lo aprendido.
ü  Comparte con otros su devocional.

RECURSO PDF: El valle de la visión - Oraciones Puritanas
Soli Deo Gloria